Partida Rol por web

¿Efri?, pensó el interpelado. La forma cariñosa de llamarle hizo que se pusiera de nuevo en alerta, no porque no fuera habitual en ella (como había dicho, habían tenido sus momentos), sino por lo último que habían vivido juntos hacía unos minutos. Era un cambio radical, más incluso de a lo que tenía acostumbrado al caballero.

- Sí, pase milady. He mandado a la señorita Laureena a buscar al resto de la tripulación interesada en la reunión.

Se levantó de su asiento y se acercó a la puerta para cederle el paso a la dama como dictaban las costumbres caballerescas y aprovecho para examinarla con profusión: se encontraba tan bella como siempre, sin rastro de lo acontecido en la sala de guerra.

- ¿Se encuentra mejor? Me tuvo preocupado por unos instantes en la sala…

-ja!- rió gentilmente. -Todavía no me acostumbro a que me llames milady- Mikeala entró y se sentó en el escritorio de Efraín.
-Estoy bien, gracias, solo necesitaba un poco de aire-mientras tanto, analizaba el aspecto de Efraín- Tu te ves muy bien. Mientras hablaba con ... bueno con Hamleen... B.B. parecía estar dándote una paliza, pero te has apañado para ocultar las marcas. Hubiera jurado que tendrías la cara más magullada jaja-

-Venía para que me cuentes el plan, ya que no he estado en la sala de guerra, pero si has convocado a todos supongo que es mejor que esperemos a que lleguen para que no tengas que hablar dos veces-

-Mientras tanto, buen combate, aunque me asombré cuando hiciste aparecer la lanza solar en un combate a puño limpio. No hubiera esperado una acción así viniendo del honorable caballero del zodíaco. Jajaja -La risa de Mikeala esta vez era jovial en lugar de burlona- No recordaba que la lanza tuviera esa propiedad de aparecer de la nada. Supongo que después de 10 años la mente borra algunos detalles, aunque por desgracia, conserva otros que quisieran ser olvidados

- Me alegra ver que el aire fresco de montaña te sienta tan bien- rió suavemente.

- ¿Eso de ahí fuera? No era una pelea sino una conversación… diferente. En cuanto a las armas, él tenía sus escamas y garras, yo una armadura y un "palo" sin punta ni filo. A cada cuál, lo suyo- explicó.- Además, hay un dicho común entre luchadores: "No te metas en una pelea que no estés dispuesto a ganar". Él pudo haberse rendido o haberse quejado de mis armas y no lo hizo, así que todos contentos.

- ¿La lanza? Bueno, cuando la encontramos, como bien sabes, era una espada solar. Tuve que encontrar a un buen armero para que le realizara las oportunas modificaciones y, entre tanto, yo aprendí algunos trucos útiles… aunque parece que no he sido el único, ¿verdad? Te noto cambiada… en ocasiones como la de la sala mucho más cambiada que antes. Sin embargo no te sermonearé ni te intentaré convencer para que me cuentes tu secreto: seguramente no lo entendería, sabes que nunca se me dio bien la magia arcana- se encogió de hombros, sonriendo ante sus limitaciones.

 - Respecto a la reunión, no es tanto que tenga un plan como que haya algo que me escame. Desde el principio he estado barajando la opción de que los gigantes no sean los perpretadores de esto y, por tanto, puedan ser persuadidos para que nos devuelvan a la princesa. Sin embargo, tras tus palabras en la sala de guerra estoy más que convencido. ¿Qué fue lo que dijiste? "Nuestros enemigos pueden ser nuestros aliados" o algo así. ¿Y si… y si realmente lo fueran? Me refiero a los gigantes. ¿Y si pudiéramos negociar la liberación de la princesa? ¿Querrían unirse a nosotros para derrotar al titiritero que maneja realmente los hilos?… Dime, ¿qué opinas de esto?

que no he sido el único, ¿verdad? Te noto cambiada… en ocasiones como la de la sala mucho más cambiada que antes. Sin embargo no te sermonearé ni te intentaré convencer para que me cuentes tu secreto

-La expresión de Mikeala se tornó mas seriá pero no dejo de ser amistosa- "No te metas en una pelea que no estés dispuesto a ganar". digamos que al salir de Barovia,mis peleas han sido cruces de intrigas con otros nobles para escalar posiciones. Sabes que siempre estuve dispuesta a ganar y me di cuenta que la adivinacion es útil para descubrír ciertos secretillos de algunos señores que luego puedan ser usados en su contra. De la misma forma que hiciste con ... Bambi... jajajaja!. Así que si, he cambiado, me he adaptado a las nuevas circunstancias que me rodean.

-Todos tenemos secretos Efrain Autumshield, incluso tu. Si hubieramos sido buenos contando nuestros secretos el uno al otro, probablemente aún estariamos juntos. Hasta quizas, hoy sería Lady Autumshield -Mikeala esperaba aflojarle las defensas al paladín con esa última afirmación, pero no sabía si resultaría, por lo que redobló la apuesta -Ya es agua pasada, quizas, ¿pero es suficiente agua para apagar las brasas?

Me refiero a los gigantes. ¿Y si pudiéramos negociar la liberación de la princesa? ¿Querrían unirse a nosotros para derrotar al titiritero que maneja realmente los hilos?… Dime, ¿qué opinas de esto?

Más adelante aguardan dos elementos que pueden cambiar el curso de los acontecimientos. Parecerán hostiles, pero no lo son y podrán convertirse en valiosos aliados. Desconozco la naturaleza de tales aliados, solo que parecerán hostiles en un principio.

El chasqueo de los dedos de Comadreja devolvió a Hamleen a la realidad.

-Reconozco que no todos los días presencias un suicidio doble, pero... ¿¡Te importaría reaccionar, Hamleen?

Se estaba acostumbrando rápidamente a usar el nuevo nombre.

Comadreja, nombre ¿artístico? de Arlith, la joven cazadora de oscuro pasado, dio un brinco desde el trinquete, cayó sobre cubierta y se acercó a toda velocidad a echar una ojeada por la borda.

-¡Por Selune! ¿¡Qué es esa estela de luz!?-.

La pregunta tenía su legitimidad, pues con un fogonazo blanquiazul un rayo de luz surcaba a toda velocidad el cielo antes de perderse abajo, tras el denso velo que tejían las nubes en el firmamento bajo el casco de la Serendipia.

-¡Voy a avisar al Capitán!-, exclamó Comadreja con visible nerviosismo en la voz. Aún seguía procesando lo que había ocurrido. Se detuvo un instante antes de perderse en la escalinata que descendía al interior de la nave. -¡Eh! ¡Hamleen! ¿Vienes?-. Sus pupilas se dilataron considerablemente al tiempo que su rostro adoptaba una mueca de terror. -¿¡No estarás pensando en...!?-.

El súbito cambio de humor de Lady Edevane había dejado a Laureena atónita hasta el punto de que una pequeña perla de sudor había resbalado por su sien mientras sus ojos glaucos se entornaban tratando de discernir si la hechicera había sufrido un episodio de bipolaridad emocional.

Según se retiraba a buscar al resto de la tripulación su oído captó algo que le heló la sangre...

-¿¡EFRI!?-, repitió en sus pensamientos mientras sentía un escalofrío que precedió a una lividez cutánea seguida de un ataque de vergüenza ajena. -Alabado sea Tyr... Es un caballero juramentado, no un teletubbie...-. La Leona puso los ojos en blanco y se dirigió a la bodega para convocar a Zev, Chafee y al profesor.

No tenía idea de hasta qué punto la hechicera aún estaba vinculada con el paladín, pero de lo que estaba segura es que aquella mujer era o bien una artista excepcional en el arte de la manipulación; o bien sufría una terrible perturbación mental. Habría de mantenerla vigilada por el bien de la misión. Y por el bien de Ser Autumnshield... Al paladín no le convenía sufrir distracciones.

Al alcanzar la bodega, un escándalo llegó a oídos de la guerrera. La siempre disciplinada, estricta y metódica militar no estaba preparada para lo que se encontró allí abajo.

No estaba claro de dónde lo había sacado, pero Zevran estaba equipado con un raro yelmo rojo muy brillante y hacía un baile psicodélico mientras Chafee hacía labores de percusión y el profesor reía a carcajadas mientras degustaba lo que parecía un brandy de una añada muy vieja.

Al advertir a Laureena, Zevran la señaló a cuatro manos y exclamó a su selecto público, llamando su atención.

-Guys, hottie in da house. Let's turn up the heat... Chafee... Bring me some water, man... I'm burrrrrrrning!

El alien empezó su show.

Hey, now, huh-huh
Hey, hey, hey, no, (Ow, now)
Hey, now, huh-huh
Hey, hey, hey, no

Fire (Uh) (Uh)
Fire (It's all about) (Uh, uh)
Fire (Woo, woo, woo)
Fire

The way you walk and talk really sets me off
To a fuller love, child, yes, it does, uh
The way you squeeze and tease, knocks to me my knees
'Cause I'm smokin', baby, baby

El canalla de Zev se movía con garbo con andares insinuantes y salvaje soltura pélvica para escándalo de la joven Laureena, que se ruborizó adoptando el color del rubí en cuanto el bailarín alienígena se le acercó haciendo gala de un body control a prueba de proyectiles mágicos y un descaro a todas luces no igualable en Faerûn.

The way you swerve and curve, really wrecks my nerves
And I'm so excited, child (Yeah), woo, woo
The way you push, push let's me know that you're good
(You're gonna get your wish) Oh, yeah

Fire (What I said, child, ow)
Fire (Uh-huh)
Got me burnin', burnin', burnin'
Got me burnin', burnin', burnin' (Yeah)
Got me burnin', burnin', burnin' (Yeah)

Laureena ya no sabía dónde meterse y Zevran parecía estar en todos lados girando sobre sí mismo y haciendo aquellos movimientos que excedían de la calificación +18 en una partida en Umbría. Cerró los ojos la Leona y extendió una mano tratando de recobrar su espacio personal.

-Zevran... ¡POR TYR! ¡Deja de hacer eso! ¡Seguro que ofendes a algún dios de todo el panteón de Faerûn! ¡Te lo pido por favor! ¡Deja de moverte así! Pareces de... gelatina... 

El alien, claro está, hizo oídos sordos.

-Va en mi naturaleza, baby. Soy un peregrino en tierra de infieles. Además... Since I met you, baby, I'm a believer. HU-HAH!

Woo... hoo... hoo... baby
Start burnin, burnin' baby
Ooh. Ooh, ooh, ooh
Burnin, burnin' baby
Oh, baby

When you shake what you got, and girl, you've got a lot
You're really somethin', child, yes, you are
When you're hot you're hot, you really shoot your shot
You're dyn-o-might, child, yeah

Well, I can tell by your game, you're gonna start a flame
Love, baby, baby
I'm not gon' choke from the smoke, got me tightenin' up my stroke
Do you feel it, girl, yeah

Chafee intercedió para salvar a la joven guerrera.

-Perdónale. Cuando empieza a escuchar música se vuelve tonto. En su planeta todo lo resuelven bailando. True story.

El roedor se acercó a Laureena dejando los útiles de percusión a un lado y señaló a Zevran.

-¡Vaish! ¡Vaish! ¡Venga, que ya la has acosado bastante con tu zarandeo de caderas, impúdico cuatribrazos danzarín! 

>> ¿Qué pasa? ¿Vienes a unirte a la fiesta? Porque, sinceramente, lo dudo mucho.

Laureena sacudió la cabeza, aún sonrojada.

-No... El Capitán quiere vernos en su camarote. Creo que quiere exponernos algo importante. Por favor, venid conmigo.

Dijo aquello con sus ojos clavados en Chafee, tratando de evitar contacto visual con el poseído Zevran.

Chafee cruzó los brazos y echó un vistazo a su espalda, donde Zev empezaba a tramar algo susurrando al oído del profesor Zigresky. El brillante entusiasmo que traslucía en los ojos del gnomo daba a entender que algo estaba a punto de pasar.

-No te lo tomes a mal, pero si esta es mi última noche con vida, prefiero pasarla de farra con mi colega y con el gnomo. Está pirado, de verdad. Ahora vendrán Comadreja, Billy y Big B. Le recomendaría lo mismo al jefe, pero supongo que a él las fiestas con la tripulación no le van-. Como siempre, Chafee no daba puntada sin hilo.

-Dile que tenemos claro qué hay que hacer. Zev y yo somos profesionales-, dijo con claro orgullo mientras se daba la vuelta y se acercaba al taburete en el que estaba sentado. Alargó a la guerrera un trago de algún licor a buen seguro destilado por él o peor, por Zevran. -Si me aceptas un consejo, relájate. Bebe un poco. No es grog, pero casi, casi-. Chafee sonrió con maldad, sin desvelar exactamente la naturaleza de la bebida.

Con evidente miedo a que Zev le impidiese retirarse en paz y sabiendo que aquel alien la sumía en un raro desconcierto, la Leona hizo un esfuerzo por endurecer la mirada.

-Bien. Así sea. Os informaré al concluir la reunión-, dijo con cierta sequedad. El roedor era uno de los eslabones más díscolos del equipo, pero parecía indefectiblemente unido a Zevran. La camaradería de esos dos hacía que Chafee no fuese un elemento impredecible para la misión, pero... ¿Y si le ocurría algo al pistolero?

Laureena se dirigió al pasillo, dispuesta a dirigirse a cubierta. Se giró en el último momento.

-Espero que seas la mitad de bueno de lo que dice tu informe, Chafee-, dijo con mirada incisiva. -Disfrutad de la noche-.

Alzando sus anteojos y sonriendo con satisfacción, Chafee no tardó en replicar a Laureena.

-Si has leído el informe, puedo confirmarte una cosa, chata. No. Me. Conoces-, dijo mientras se atusaba los bigotes con soberbia.

Al verla marchar, Chafee chasqueó la lengua y frunció el ceño.

-Todos subestiman a Chafee McCheese. Mejor. Así no me verán llegar.

A su espalda, Zevran proseguía la fiesta.

-Aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaalright, Z.! A esto lo llamamos en mi planeta Sooooooooooooooul Traaaaaaaain. C'mon, lil' boy! SHOW ME WHAT YOU'VE GOT!

Y allá que siguieron a lo suyo, ajenos a todo lo que estaba sucediendo en la Serendipia en aquel momento.