Partida Rol por web

Sin la cabeza para discutir me dirijo a seguir el plan de Ian, mientras respondo a la preocupación de Bobby y Sue.

-¡Que va, hombrecito! Es que no estoy acostumbrado a correr tanto, y ahora me esta viniendo de golpe todo el sudor y el cansancio. Esto me pasa por haber hecho como el jefe Wiggun y comer donuts todo el dia. ¡Omnomnomnom! -hago un gesto de devorar un donut invisible.

Sin embargo, cuando Bobby no este mirando o cuando pueda bloquearle la vista con el cuerpo, giro la cara a Sue y le hago un gesto con la mano indicandole que más tarde mire mi espalda, acompañandolo con un gesto de dolor mudo.

Desenfundo el arma y me preparo para abrir la puerta trasera y encontrarme con Ian.

Nada interesante en el armario, nada que pueda usarse de arma. Se sigue escuchando el ruido desde abajo, pero en la planta de arriba no se oye nada.

No se escucha ningún ruido desde dentro más allá del ruido monótono de la entrada, del toc toc, pero de Ian nada, lo cual os parece buena señal.

Os colocáis en la parte trasera de la casa, una bombilla ilumina el patio trasero ahora que es prácticamente de noche. Walter se coloca frente a la puerta de madera cerrada con el arma lista.

Para tu sorpresa, cuando tocas el tirados de la puerta, ésta está abierta, no está cerrada. Puedes abrirla y entrar dentro en la planta baja , Ian entró al primer piso, arriba.

Decidí ir a la segunda habitación, la siguiente. Finalmente no las inspeccionaría todas, pues Walter seguro que estaba a punto de colarse por la puerta trasera. Miraría en la segunda y luego... Bajaría por las escaleras...

Otro dormitorio. Esta vez de matrimonio. Una cama desvencijada, con cabecero metálico y otra colcha de flores hortera. Un par de cuadros de paisajes en ambos lados y un armario doble. Te llaman la atención dos batas, rosa y azul. Un matrimonio. Encuentras un abrecartas sobre la única mesita auxiliar que hay en la habitación.

Eso mejor que nada. Al comprender que el abrecartas podría serme de ayuda, andé con cuidado para cogerlo. Lo llevaría en la mano constantemente, por lo que pudiera pasar. Decidí que era hora de volver al pasillo, y andando con cuidado, salí de la habitación y traté de bajar de las habitaciones. Entonces me di cuenta de que la familia no debía estar en casa, pero la camioneta estaba fuera. Eso pintaba bien, y a la vez mal. ¿Porqué siempre tienes que analizarlo todo, Ian-cabeza-de-chorlito? -pensé-. Abrecartas en mano, estaba preparado para descender.

Las escaleras descendían directamente al hall principal, en realidad más que un hall era un pequeño pasillo que conducía desde la entrada hasta la otra parte de la casa, la parte trasera, por la que supuestamente, habría un salón o sala de estar y la puerta trasera que iba a abrir Walter de un momento a otro.

Frente a ti, al final de las escaleras, pegado a la puerta delantera principal, había un hombre enorme, de más de cien kilos  y casi dos metros, vestido con un peto vaquero, camisa blanca y botas altas. Calvo como una bola de billar. El hombre se está dando cabezazos contra la puerta, ése es el toc toc toc que suena.

Aunque no haces prácticamente ruido, parece que las personas, que crees que son zombies enfermos, que de alguna manera se han visto afectadas, tienen una percepción que no logras comprender, que de alguna manera, huelen o detectan o sienten, a las personas sanas, porque se da la vuelta según bajas

El horror que sientes es indescriptible, te quedas parado un momento y eso pese a que ya has visto unos cuantos, has luchado con ellos y por ello, te sientes ya medianamente preparado y quizás hasta inmunizado. Por lo que no te vuelves loco, simplemente te paras un momento para luego reaccionar*

El ser extiende los brazos y  se mueve hacia ti

Al bajar vi a aquel tipo. Su cabeza afeitada y brillante, llena de sangre, era el causante de los continuos golpe. Cuando se dio la vuelta abrí la boca acongojado, pero luego tomé aire, recordé que ya había visto alguno de ellos, apreté el abrecartas entre mis nudillos y ... Me meé encima. Bueno, sentí cómo se me escapaban unas gotas. Ese tío era enorme, no era una viejecita como las de la gasolinera, cuyo cuerpo no ocupaba más que el mío. Éste sujeto era gigante, y yo sólo era un scout, aparcacoches como mucho. Joder, tendría una buena historia que contar y fanfarronear si salía de ésta pero... había que salir de ella primero.

¡¡WALTEEEEERRR!! ¡¡ZOOMMMBIIIEEEE!! -grité entonces mientras me giraba a mitad de escalera-. ¡¡AYUDAAAAAAAAAAAA!! -supuse que me escucharían si gritaba con todas mis fuerzas, como hice-. Los siguiente fue subir corriendo a una de las dos habitaciones que me faltaba por indagar. No es que esa fuera mi principal preocupación pero, siendo una granja, tal vez la familia tuviera guardada una escopeta por ahí. Además, no iba a quedarme en los escalones ni tampoco enfrentarme a él. Quizá Walter y yo contra esa masa de carne seca sí...

Sue aprieta los labios en un gesto de máxima tensión y concentración, esperando muy tensa cualquier movimiento o ruido procedente del interior y al no recibir nada más que el incesante golpeteo, empieza a ponerse nerviosa:

-¿Deberiamos entrar ya? Quizás se haya tropezado...o algo...-no sabia como decir que podía estar pasando algo malo sin asustar a Bobby con lo que pudiera decir en el proceso de manera que lo dejó un poco en el aire.

Cuando Walter está apunto de abrir la puerta trasera, escucháis un grito que viene del interior de la casa:

¡¡WALTEEEEERRR!! ¡¡ZOOMMMBIIIEEEE!! - y seguido de un clarísimo grito de : ¡¡AYUDAAAAAAAAAAAA!!

A ninguno de los tres os cabe la menor duda de que es Ian avisando de que hay uno de aquellos enfermos dentro de la granja.

Subes las escaleras corriendo, por fortuna tus anteriores visiones te han hecho ahora casi inmune al verlos y no te has quedado paralizado, de lo contrario habrías muerto.

Al abrir la puerta de la tercera habitación empezando por la ventana (habías registrado las dos primeras) te encuentras de frente con una señora enferma que se abalanza sobre ti, casi sin darte tiempo a reaccionar.

Habías cometido un error garrafal, no asegurar el total de las habitaciones antes de descender al piso inferior. Pero... ¿qué demonios sabías tú? si sólo eras un aparcacoches y monitor de tiempo libre. No eras un puto comando de los Seals...durante una fracción de segundo pensaste que tu vida se acababa allí.

Bobby se lanza contra la ventana e intenta trepar para entrar, nervioso, en busca de Ian. Nuevamente, Superbobby.

- ¡Ya vamos! ¡Te salvaremos! -grita el joven con un tono inusualmente seguro. Es la adrenalina hablando por él.

Nada más abrir la puerta la vi.

La abuelita de la familia, o tal vez la mujer del matrimonio que a buen seguro debía haber vivido allí hasta hacía poco.

¡¡¡¡¡¡¡¡¡AAAAAAAAAAAAHHHHHH!!!!!!!!! -grité justo cuando se abalanzó contra mí-. La mujer tenía el rostro cubierto de sangre, sus ojos en blancos y los carrillos hinchados. La muy funesta tenía una agilidad asombrosa y una fuerza admirable como para tener cierta edad. Debía ser esa transformación zombie... ¡Suelta ya, maldita! Las fuerzas me vencían, estaba cansado, asustado y ahora soprendido... ¡¡¡Aaahhhhh!!! Ni las malditas lecciones de Scout conseguirían salvarme de esta... ¡¡Quieta viejaa!! -le grité desesperado-.

Sue corre a alcanzar a Bobby antes de que haga ninguna tontería e intenta cogerle por la cintura cuando éste intenta auparse a la ventana:

-Quieto Bobby, somos un equipo, ¿recuerdas? Debemos permanecer unidos. ya mismo entramos a por Ian, pero no puedes entrar solo.

Le dice, si es que consigue alcanzarle a tiempo de que entre en la casa.

-Shh, quedate detras de Sue, Bobby -reacciono, imperativamente y en voz baja al grito de mi hermano.

Asalto la casa, revisando los flancos como manda el protocolo policiaco, y corro hacia los gritos de Ian, pistola en mano.

Bobby trata de trepar a la ventana lateral, pero no logra más que encaramarse a la pared antes de que Susan le haga bajar. Es muy difícil que Bobby por sí solo llegue hasta tan alto para trepar. A su izquierda está Walter, que en ese momento viendo ya que Sue ha ido a por Bobby, abre la puerta trasera de la casa y entra.

La vieja se te echa encima y te agarra, te mueves pero no consigues zafarte del todo y ella cae hacia delante encima tuya y te tira al suelo. La mujer consigue morderte en la pierna izquierda, a la altura de la pantorrilla. Notas un dolor agudo y ves cómo el pantalón se vuelve rojo. Por supuesto el abrecartas sale volando con la caída y lo más que puedes hacer ahora es intentar quitártela de encima.

- ¡Jopé, Sue, que no ya no soy un niño! -se revuelve Bobby enfurruñado-. Venga, vamos.

Haciéndose el digno y siendo un pre-adolescente (cada vez llega antes esta horrible etapa en los chiquillos), se pega a la espalda de su hermano y agarra muy fuerte su camiseta, intentando no mostrar miedo. Le da la otra mano a Sue, agarrándola también con fuerza.

Es evidente que la mujer se da cuenta de que Bobby solo intenta ser mayor y guardar las formas, pero está muy preocupado por Ian ahora mismo.

Walter abre la puerta trasera y se encuentra en la cocina, la luz de fuera ilumina la estancia. Tiene en la parte izquierda la encimera, con armarios blancos y un horno, también en blanco. En la parte derecha hay una mesita redonda y en frente una puerta cerrada.

Escucháis pasos que vienen desde detrás de la puerta, en vuestro mismo piso y luego escucháis golpes sobre vuestras cabezas, en el piso de arriba.