Partida Rol por web

Miro a Jeanette y alzo los hombros mientras susurro.- Dejemos trabajar al experto...- Refiriéndome a 51.

Si por mi fuera, tiraria la puerta abajo y entraba a pegarle de ostias al tio...si es el que nos ha encerrado aqui por supuesto...y si no, también, por no abrirme la puerta.

frank decide convencer al tio con buenas palabras, haciendo uso de su supuesto título de psiquiatra. será un logro si lo convence. incertepto la mirada de 57 y su expresión, no me aptecete asistir a una sesión de terapia solo para abrir una puñetera puerta, aunque finalmente chasqueo mi lengua en señal de aprovación y me apoyo en la pared, a la espera de ver qué sucede...

Pasan los segundos tan lentamente que parece que sean minutos pero el tipo no os responde y escucháis más ruidos procedentes del interior. Sin embargo reconocéis el sonido que produce un sillón cuando alguien se siente sobre él. El crujido del respaldo y el sonido característico del peso muerto al caer sobre la silla.

Parece que el tipo no tiene ganas de hablar con vosotros

Los comentarios y gestos de sus compañeros le pasan totalmente inadvertidos. Sölo piensa en quién puede estar ahi dentro. Tal vez un chico joven, de unos treinta años -por la voz-. Alguien tan desesperado, tan falto de esperanza, había tenido que sufrir lo indecible. ¿Cuánto tiempo llevaría ahi dentro? Por su forma de actuar, diría que el suficiente como para saber de qué hablaba.

-Hey, amigo, no nos dejes solos. Tal vez podamos ayudarnos mutuamente -dice, con una voz clara y serena, tratando de infundir calma en aquel extraño.

el habitante misterioso parece poco dispuesto a nada, presumiblemente se acomoda en su fortaleza, diga lo que diga frank. me da que esto va para largo..., tio! que el abuelo es psiquiatra o una movida de estas, si tardas mucho en abrir la puerta tu madre tendrá que meterse a puta para pagar la factura!! me acerco a frank y me cruzo de brazos a su lado, mirándolo desde mi altura. no me pienso pasar la vida aquí si no le convences pronto, le pego una patada a la puerta. le digo en voz baja antes de volver a la pared.

Espero a que el hombre diga algo, para una vez que encontramos alguien que parece "normal" y nos manda a la mierda. Será posible...

El tipo no parece dispuesto a colaborar con vosotros. Escucháis el sonido característico que hace una cerilla al encenderse y a continuación una especie de soplido. ¿Puede ser que el tipo ese este fumando?

De fuera os llegan ruidos de movimiento por parte de vuestros compañeros parece que están moviendo parte del mobiliario ya que los escucháis arrastrar cosas. Por cierto, vuestros estómagos tienen hambre y se oye algún que otro sonidillo de vez en cuando. ¿Cuanto tiempo hace que no coméis algo?

Los ruidos que escucha le hacen fruncir el ceño. -No parece estar en peligro, sino todo lo contrario -susurra, incorporándose. -Mi opinión es dejarle aquí dentro, donde está bien, sin duda; pero sin quitarle el ojo a la puerta... pudiera salir cuando estemos lejos. Su reacción no es coherente con la situación... Deberíamos volver con los demás. Desde esa habitación se ve la puerta...

Esta oscuro pero la puerta parece conservar su aspecto regio y resistente. Sin embargo al tratarse de una puerta interior supones que no debería ser un gran problema.

Al ver la consistencia de la puerta, susurro a los demás.

- ¿Me ayudáis a tirarla abajo?

Quizá cometamos una locura, pero no puedo quedarme de brazos cruzados...

me inclino hacia adelante, para volver a ponerme de pie. fantástica sesión de psiquiatría para aficionados, eso también lo se hacer yo, abuelo. me mofo, al pasar al lado de frank, dirección a la puerta, para intentar echarla abajo con 57. vamos nene, démosle caña a la puerta. digo parándome al lado de el.

Mira con desdén a Jeanette... Tendrías que haber caído tú, y no el otro compañero.

Y entonces se queda petrificado ante semejante pensamiento. Blanco. Estático. Con los ojos muy abiertos, y el corazón latiendo demasiado pausadamente.

¿En qué coño se estaba convirtiendo, si le pasaba eso por la cabeza?

¿Y los demás, pensarían como él?

¿Ya eran basura, o aun quedaban escalones por bajar?

Sale del aturdimiento pasándose la mano por los ojos, tratando de despejar un poco su mente. -Es una locura abrir la puerta. No puedo permitíroslo -dice, plantándose delante de la puerta, y con la mirada clavada en los ojos de 57, que parece más sereno que la compañera. -¡Puede que la muerte nos esté esperando aqui detrás, y de lo que se trata es de cerrarle las puertas, no de abrírselas, por el amor de Dios!

la reacción de frank me deja perpleja, miro a 57 con el ceño fruncido. confío que no se deje llevar por el ataque de pánico de el abuelo. lo que nos faltaba! tu no eres psiquiatra, vives en un loquero, que no es lo mismo, y a saber como coño te has escapado de ahí. digo entre risas. doy un par de pasos para apartarme de el. venga, no interrumpas, que no queremos que te hagas daño, no por nada, sino porque después me toca curarte!

- ¡Aparta!- Le digo a 51 para que se quite de la puerta.- Jeanette, a la de tres...uno, dos...¡tres!

Me lanzo como un bisonte sobre la puerta, para con la ayuda de Jeanette, tirarla abajo con mi hombro...

ahora nos entendemos. me planto delante de la puerta, dejando suficiente espacio para actuar los dos, y espero a que embista para pegarle una patada a la puerta al mismo momento que el.

La puerta se abre violentamente cuando 57 choca contra ella ayudado por jeanette. Tras el sonido de la cerradura al romperse sucede otro similar cuando la puerta se estrella contra la pared.
La oscuridad del lugar no os permite ver bien pero una persona se pone en pie sobresaltada y asustada y a continuación escucháis su voz de nuevo, esta vez el sonido de su voz os llega quebrado y carente de vitalidad.

- ¿Que hacéis insensatos? Este era el único lugar seguro...

Al acercar vuestra fuente de luz divisáis a un tipo vestido con vaqueros y una camisa que algún día fue blanca. Tiene el pelo largo, le cae hasta la altura de los hombros, y su rostro esta sucio. Sus ojos apenas se pueden ver ya que el pelo los cubre pero la mugre y la suciedad cubren lo poco de su cara que os resulta visible, al igual que en sus ropas.

al arremeter contra la puerta esta se abre al instante. el tío se levanta sobresaltado, desde luego, no esperaba que entráramos. perdona nuestra brusca manera de entrar, pero es que el mayordomo no ha venido a abrirnos la puerta. digo, adentrándome en la habitación, pero sin acercarme mucho al tío este. y ahora que ya nos hemos presentado, dime, quién eres, quien soy y que coño hago yo aquí?