Partida Rol por web

-Tenía que hablar con un viejo amigo. Y volverme el blanco de los puñales por evitar que corra la sangre. Como sin duda ya sabes.-

-¿Me haces un resumen de lo que ha pasado aquí en estos años?-

-¿Haciendo amigos?.- dice con una sonrisa. Te sirve una copa de vino, en un caliz de metal ocre. -La Reina a muerto, sin herederos. Eso ha provocado un vacío de poder, y siempre hay alguien dispuesto a llenarlo. Pero estamos buscando a la otra hija del difunto rey, Elaine. Hasta ahora no ha habido forma.-

Se queda pensativo unos instante antes de seguir.

-¿Y tu?. Dice que las mujeres de la corte de Montaigne son expertas en recibir bien a los extrangeros.

-Cierto, y como buen huesped, obedecí sus deseos. Lo que en alguna ocasión resultó en una boca Montaignesa menos que alimentar para su país. Los maridos debían defender el honor de sus mujeres "asaltadas" por mi.- río. -Al menos murieron sin enterarse de que el "homor" de sus mujeres lo conocía bastante gente.-

-¿Alguna idea de por dónde buscar? ¿O si no es para eso ¿Para qué me necesitas?-

-Tendré que decirle a la madamme que me traiga una de esas. Te necesito en la corte, quiero que observes a los montaigneses, que te mezcles con ellos. No te costará, me consta que  han recibido buenos informes de tí. Y puede que te mandemos a la corte de Piram, a ver como planea hacerse con el trono. De momento, tu misión como diplomático es calmar los ánimos de los nobles extrangeros.- ordena.

-Qué se el va a hacer. Avalon me odiará. Bueno, pues si no quieres nada más, me pondré a ello. Empezaré por "las" nobles.-

Le saludo con la cabeza y me marcho, si no me dice nada más.

-Avalon no, sola la mitad de la corte, no te quejes.- dice despidiéndose.

Cuando regresas al castillo, te diriges al salón de baile. Como siempre, los montaigneses están haciendo juegos. Esta vez es la gallinita ciega. Cuando estás a punto de entrar, te corta el paso la doncella a la que habias ayudado antes.

-Mi señor.- susurra mientras hace una ligera reverencia que no hace más que dejar sus pecho muy a la vista -Me gustaría agradecerle su ayuda, esta noche.- dice levantándose, mirándote con unos preciosos ojos azules. Unos bucles rubios enmarcan un dulce rostro.

-Oh vamos, no me trates de señor. No es necesario.- paso la yema de mis dedos por su cara, por dónde la golpeó el bruto. -¿Estás bien?-

-Es preciosa...si ha venido a buscarme ella, no hay ningún mal en ser cortés, acabaremos en la cama de todos modos.-

-Oye...¿Cómo te llamas?..No tienes que hacer nada que no quieras hacer. con que estés bien me es suficiente. no me gusta que peguen a una mujer. Y menos aún a una hermosa dama que solo hacía su trabajo.-

Sonría mientras te mira a los ojos.

-Me llamo Taylor. No haré nada que usted no quiera que haga, mi señor. Iré esta noche a sus aposentos.- dice antes de hacer una nueva reverecia. Se levanta muy despacio, pasando a tu lado rozándote ligeramente la mano con una piel suavísima. Sin duda, va a ser una noche muy entretenida.

-En fin....antes de nada un poco de trabajo.-

Me acerco al grupo de damas más numeroso, espero el momento indicado para intervenir con algún comentario ingenioso y meterme en la conversación, tras presentarme y recordar el nombre de cada una, trato de ser lo más encantador posible, sin flirtear aún. Trato sutilmente de llevar la conversación a un terreno más comprometido, pero nada serio de momento, solo para calarlas.

Es como tu puesta de largo entre las mujeres de la segunda corte más numerosa de todo Theah. Te fijas en que la mayoría de ellas siguen el dictado de la moda de Montaigne, pero tambien aportan elementos propios de Avalon. Llevan los pequeños libros de cuento colgados de la muñeca pero,a diferencia de su pais de origen en el que las historias giran alrededor del Rey, aquí hablan de os shide.

Exceptuando una mujer rubia y una morena, que parecen tener un poco más de luces, el resto se limita a hablar de ropa o peinados, obviando tus intentos por llevar la conversación un poco más allá.

Me zafo de las conversaciones triviales, asegurandoles un baile a todas "en otro momento".

Me acerco a las lúcidas.

-¿Están ustedes dos, bellas señoritas, tan hartos de peinados y moda como yo? ¿Gustarían de un paseo por el jardín y una buena charla?-

La mujer rubia se disculpa, alegando que debe irse. Pero la morena se coge de tu brazo.

-Si es tan bien acompañada, y usted promete no hablar de moda, lo seguiré hasta los jardines.- dice sonriendo.

Es una mujer con un aire peligroso. Sus ojos azules, combinados con una tez muy blanca y una espesa y cuidada melena negra le dan una aire felino, como si pudiese saltar y atacar en cualquier momento. Te guía hasta el laberinto formado por setos.

-Jonh Agathon, a su disposición. ¿Con quién tengo el placer, bella dama?-

Trato de sonsacarle, sin que parezca que lo hago, sus inclinaciones políticas. Con preguntas más o menos "triviales", entremezcladas con otras más picantes y atrevidas.

-Lady Ana.- dice con un tono de voz que podría poner los pelos de punta a cualquiera -Encantado de conocerla, John. ¿Es nuevo en la corte?. Creo que no lo había visto antes.-

Mientras caminais, acaricia los setos con tal delicadeza que te hace preguntarte como acariciará todo lo demás.

-No, pero he estado tres años en Montaigne. Soy oriundo de Avalon. ¿Qué os parece Avalon señora?-

Paseamos lentamente, permitiendo que el ambiente tranquilo de la sombra de los setos nos invada.

-Es precioso este jardín ¿Verdad? De niño jugaba aquí a menudo.-

-Y de no tan niño, aunque con otro tipo de compañías.-

-Avalon es una tierra curiosa, llena de encanto y de leyendas. Es como una daga, es hermosa, pero guarda un gran peligro en su interior.-

Caminais hasta en centro del laberinto, en el que hay un enorme árbol con columpios colgados. Anna se sube divertida a uno de ellos.

-Y usted, ¿qué piensa de mi pais?. Despues de tres años en la corte, debe conocernos muy bien.-

La forma que tiene de mover su cuerpo para empujar el columpio es lascivia pura. No sabes que tiene esa mujer, pero sería capaz de excitar al más casto de los monjes.

-Es imposible que no haya notado ya cómo la miro, quizá está acostumbrada...Hagámonos el duro.-

Con no poco esfuerzo ignoro su cuerpo para mirarla a los ojos, y a la belleza de las plantas de nuestro alrededor.

-Montaigne es...bella en esencia, pero, demasiado recargada..quizá no sea la palabra...demasiado artificial, creo que sería más adecuado. Claro que no la conozco toda, es muy grande, pero aquí en Avalon, se puede notar la naturaleza, el salvajismo y la libertad de la naturaleza incluso en la capital. Cosa que no sucede en Montaigne.-

-¿Por qué está en Avalon, señora? Es peligroso, usted misma lo ha dicho. el pueblo no les quiere aquí, y el comportamiento de la mayoría de ustedes, hombres en su mayoría, eso es cierto, su belicosidad, no ayuda en absoluto.-

Empieza a balancearse alto, sin dejar de hablar. El viento hace que el pesado vestido que lleva se mueva, dejando al aire unas firmes pantorrillas.

-Mi padre tiene tierras y muchos negocios aquí. Quiere casarme lo antes posible con un noble avalones. Para afinanzar la posición y todo eso.-

Para bajarse del columpio, no lo frena suavemente, si no que, cuando está más alto, salta del asiento. Es un salto agil, felino, perfecto. Se queda a unos pasos de tí, sonriendo. El ejercicio ha hecho que la respiración se le agite y sus pechos parecen querer huir del apretado consé con cada inspiración.

-Y me gusta Avalon, es peligroso y salvaje, pero tambien claro y libre. Siempre sabes a que atenerte.-

-Fuera de la corte, si. O al menos hasta que he vuelto yo.- Río.

Me cuesta mucho trabajo no mirarla de una forma sugerente, o seductora.

-¿Y quién es el afortunado elegido?-

Se encoge de hombros cuando profundizas en el tema.

-No la hay aún, creo que mi padre está reuniendo nombres de pretendientes. Ganará el mejor postor, me imagino.- dice mientras le da una patada a una pequeña piedra, con un mohín en la cara.

Ahora su encanto es diferente, parece más una niña a la que le han quitado su juguete favorito.

-Al menos podré divertirme hasta entonces, a saber a que castillo perdido de la mano de Dios soy enviada.-