Partida Rol por web

Parece enfadada cuando le preguntas.

-Oh, por favor.- exclama entornando los ojos -Sir Françciose es despreciable. Va por ahi con su séquito, como si fuese el dueño de todo. Me ofende su mera presencia. Me asquea cuando me mira, y parece disfrutar con ello. No odia a los montaigneses, lo desprecio a el y todo lo que le rodea.-

Sonríe cuando le ofreces tu ayuda. -Muchas gracias Sir John, puede que os tome la palabra.-

Beso su mano para sellar el "pacto", sujetando su mano en la mía, de forma "casual" más de lo necesario.

-Si me disculpáis, mi señora, he de atender algunos asuntos. Espero me desveléis el por que de su animadversión hacia Françoise uno de estos días.-

Con una reverencia, me alejo, para ir al burdel de Jonh.

Antes de marchar, paro a un criado.

-Chico, busca a Taylor, decidle que sir Agathon necesita la ropa que le encargó en una hora.-

En cuanto entras, John empieza a recitarte informes.

-Bien, bien, siéntate chico, parece que tienes buen ojo. El tal Françoise es joven noble montaignes, destinado aquí como diplomático, o eso dicen. Hemos descubierto que se educó en las academias militares de Eisen. Curiosa formación para un diplomático. Además parece que pretende a tu otra amiguita Lady Anna Delacroix. Su padre prefiere a un avalones, pero la oferta de montaignes es muy buena. Puede que acepte. Y, teniendo en cuentas las inclinaciones pro-avalonesas de la dama, sería un muy buen movimiento. Si sir Anna se casase con uno de los nuestros, con el dinero de su padre, sería una fuerza a tener en cuenta.-

Sigue mirando papeles, hasta que llega a los últimos.

-De la criada, Lady Taylor, poca cosa, la verdad. Es hija de una familia noble venida a menos, sus padres murieron y Lady Isabelle Mantell la acogió a su servicio.-

-Siempre ella....-

Mantengo la compostur ante el nombre, pero no lo olvidaré.

-Gracias Jonh, todo me es útil, como siempre. Nos vemos.-

De camnio a las cortes le doy vueltas a la cabeza.

-Françoise es así de gallito por que me habrá visto cerca de Anna, y ella le odia tanto por que la pretende...todo se va aclarando. Taylor es criada de Isabelle...eso me puede ser muy útil, o quizá ella ya la está usando. Debo meditar que hacer.-

Antes de que te marches, John añade una última cosa.

- Vamos a intentar impedir ese matrimonio, evalúalos a los dos, a ver cuales son sus intenciones.- te ordena.

Cuando llegas a tu cuarto, Taylor te está esperando ya dentro. Aún lleva el uniforme. -He traido lo que  me ordenasteis, mi señor.- dice mirándote con picardía -¿deseais algo más?.-

-El nombre de tu señora para felicitarla por tan atenta doncella.- río.

Mientras la tumbo, quitándo su ropa, le pregunto si ha averiguado lo que le pedí.

Muerdo su cuello mintras contesta.

-Lady Isabella de Martell.- dice mientras se recrea en tus manos.

Te duele el "de", porque significa que era de el, no tuya. Que te dejó sin ninguna explicación para pertenecer a otro. Ignoras el comentario, centrándote en las informaciones de Taylor.

-He estado pensando el nobles que pudiesen valerte.- dice gimiendo suavemente al contacto de tus labios - Lady Merced, es castellana. Tiene fama de ser muy religiosa, pero algunas noches se desliza a camas que no debería. Lady Mary, avalonesa, tiene una pequeña casa a las afueras que usa a veces para "visitas". Y lady Alileen. Lleva sangre shide en sus venas, por eso dicen que  su corazón es tan frío. Toma pocos amantes, pero muy selectos, sólo escoge entre los más bellos de la corte.-

-Hagamos una pequeña jugada ahora.-

Me separo de ella con u nsuspiro, sentandome en la cama.

-Tu señora...¿No te ha hablado de mi verdad? Yo...estuve un tiempo enamorado de ella. Pero me abandonó sin explicaciones. Me..me hizo daño. Y ahora me acusa de asesinar a su marido, sin prueba alguna. Me odia y no sé por qué lo hace. No..no sé si puedo fiarme de ti Taylor ¿Y si te manda para poder hacerme daño cuando menos lo espere?- Me giro para mirarla, acariciando dulcemente su rostro enmarcado de rizos. -¿Puedo fiarme de ti?- Procuro que a mi mirada acuda la justa medida de dolor y esperanza.

No separo mi mirada de sus ojos, para, al mismo tiempo que permitirle atisbar las emociones que me embargan, atisbar las suyas.

Te mira con desesperación cuando te alejas de ella.

-Mi señora no ha hablado sobre ti, no me ha dicho nada. La fama en la corte os persigue, nada más.- Taylor parece un poco confusa -No sabía nada de vuestra historia, lo que es tanto extraño, debió de ser la comidilla de la corte durante bastante tiempo.-

Empieza a morderte el cuello sensualmente. -Y podeis confiar en mi, John.-

-¿Cómo puedo saber eso? Sois la tentación hecha carne- devuelvo sus besos, tumbándola de nuevo y descenciendo hasta su vientre entre besos. -Harías conmigo lo que quisieras...- la desnudo por completo ara poder morder su sexo. -Y tu señora me desea mal, si te ordena que me mates, ¿Cómo sé que no la obedecerás?- hundo mis dedos en sus entrañas, mientras mi lengua juega con su clítoris.

-Hazme creer en ti, Taylor, de alguna manera, por favor.- de nuevo mi tuno es esperanzado, pero triste.

Se incorpora para mirarte a los ojos, con una de miradas más apasionadas que has visto nunca. Sabes que te desea, y mucho.

-No haré nada en vuestra contra, pero tampoco en contra de mi señora.- dice con sinceridad. Se gira hasta que empieza a estimular tu sexo con su boca, mientras deja que tu sigas haciendo lo mismo.

-Ya es algo...si dice la verdad-

No dejo de hacerla gemir en ningún momento, provocando que apenas se pueda concentrar en mi miembro, para así aguantar más.

Cuando falte poco para mi clímax, la levanto para ponerla contra la pared, y penetrarla desde detrás, mientras disfruto de sus pechos.

-No te pediría algo así. Pese a lo que oigas, no soy mala persona.-

-Quiero a Taylor de mi lado, para eso voy a tener que ser cruel...-

Aumentando el ritmo, acabo en su interior.

-Eres la perdición de cualquier hombre.-

Taylor está exausta. No es la primera vez que lo haceis hoy, y ella tiene menos aguante que tu. Se apoya en la pared, con la respiración agitada.

-Eso, es algo que se escucha mucho por aqui. Debo irme, mañana sirvo el desayuno y debería asearme.-dice recuperando su ropa con rapidez.

-Id al salón después de desayunar, os indicaré cuales son las damas.- dice antes de irse.

-Espera, no es necesario. Esta noche abrá un baile, durante él le diré mi decisión a Françoise. Mi puerta está abierta para ti cuando lo desees.- le robo un último beso, alargándolo para "demostrarle" mi necesidad de ella, todo calculado por supuesto.

Tras asearme y vestirme, acudo al salón, a disfrutar del espectáculo.

-No estaré en el baile, trendrás que buscarlas tu mismo.- dice saboreando tu último beso.

Cuando llegas, al obra está a punto de empezar. hay un pequeño escenario montado en el salón en el que se desarroya la obra. En ella, se cuenta una curiosa historia. Es la historia de un hombre mujeriego, que se enamora. La mujer cae a sus pies, y se comprometen. Pero el hombre sale de viaje, y le es infiel. La mujer, despechada, se casa con su peor enemigo, para hacerlo sufrir.

Todos los personajes están interpretados con mujeres, que llevan máscaras de animales. El enemigo es un zorro, el infiel, un cerdo, la mujer despechada, un gato... ninguno se quitan las máscaras al acabar la función, pero el maestre os avisa de que , en breve empezará el baile.

-Si la obra la ha organizado Isabella, me extraña que no me ofreciera el papel. Debo dejar de torturarme por ella.- pienso con algo de amargura -A ser crueles, pueden jugar dos.-

Me acerco a alguna dama, casada, si es posible que esté en compañia de su marido.

Encuentras a un matrimonio madura, hablando entre ellos. La mujer va vestida con ropas elegantes, aunque un poco anticuadas, mientras que el marido lleva el uniforme de gala del ejercito avalones.

-Buenas noches, mis señores. ¿Me permite una preguntas a su señora? Acabo de regresar, y ando un poco perdido.-

Completo mi saludo con una reverencia.

La mujer te mira sonriente, feliz de que un apuesto joven se acerque a hablar con ella en una fiesta llena de chicas bonitas.

-Digame joven, lo ayudaremos en lo que podamos.-

-Verá, un buen amigo, me ha confiado una carta, pues él no ha podido acudir, para Lady Merced, pero me temo que no me dió tiempo a decirle que no se quién es ella, y menos aún con las máscaras. Ojalá pueda ayudarme. Y si sabe quién ha organizado tan bella obra, me gustaría saberlo, si no es molestia.-