Partida Rol por web

- Si, están asustadas y creen que las vamos a matar. No creo que sean una amenaza, pero yo no me confiaría. - dice sin mucho interés.

Duncan abre la puerta al lado de la celda y se encuentra lo que debe de ser el dormitorio de Jerkis ya que ve una gran cama con unas pieles sobre ella, una mesa a un lado con una urna de bronce y un tazon de cobre esmaltado con restos de comida dentro de el y esparcidos por la mesa tambien. Pero lo que te llama la atención realmente es un cofre cerrado con un gran candado a los pies de la cama.

En ese momento se le acerca Ataulfo a pedirle las llaves para abrir la puerta de donde salen los gritos en lengua orca.

- Bueno, qué, ¿van esas lla...? - corta su petición al ver el gran cofre a los pies de la cama del que fuera líder orco - busca la llave que abre ese arcón, Duncan. Ya estás tardando - dijo, dejando a un lado los maquinaciones sobre el futuro de aquellas hembras orcas.

-Tranquilo todo a su tiempo-.El ladrón se acerca al cofre observando si hay alguna trampa por el camino o en el cofre. 

Espero pacientemente a una cierta distancia -no creo que un orco ponga trampas en su dormitorio siendo que sin duda retozaba ahi con las hembras, que no son demasiado listas-

Ríe levemente ante el comentario de Raangar y espera tranquilo a que abran el cofre.

-Si bueno, conocí a un hombre que puso una en la alacena para que no le robaran el vino asique...-.-Bueno aquí no hay trampas, vamos a ver si alguna llave abre el cofre.-

Duncan mira las llaves y quedan dos sin usar. Introduce una de ellas y aunque se escucha un pequeño chasquido el cofre se abre sin problemas mostrando su preciado contenido. Dentro hay tres sacos llenos de monedas de oro (100 cada uno),una pequeña barra de platino, y tambien un vial de cristal con un liquido de color verde claro.

Un buen tesoro para un jefezuelo orco pensais todos.

-parece que a Jerkins le iban bien las cosas- digo con una sonrisa a la vista de tanta riqueza

-creo que aquí ya no tenemos nada que hacer, recojamos esto y larguémonos-

Alaric un poco mas recuperado reacciona ante las palabras del mago - Antes de iros deberiais de saber que hay una puerta oculta en la pared detras del trono. Lo se porque los orcos la abrieron para enseñarme unas escaleras que descedian y de ahi abajo venia un olor terrible a podredumbre y corrución. Note un gran mal que anidaba en las profundidades y los orcos tenian miedo de lo que sea que hay abajo. Pero si quereis bajar primero llevadme al pueblo que tengo que oficiar los actos en honor a los dioses y alli os podre proporcionar curación, y por supuesto recibireis una recompensa por mi rescate. Y una mencion especial para ti mi buen Vasily. -

Y empieza a caminar cojeando

- Por cierto, ¿que me habias dicho de otro prisionero?-

Escucho con mucho interés lo de el tunel secreto a las profundidades

-creo que merecerá la pena investigarlo, pero necesitaremos descansar, Druen esta herido y hemos de estudiar nuestros hechizos, aparte del otro prisionero, estaban torturándolo en otra habitación-

Mientras hablo ya voy dirigiéndome a la salida, va siendo hora de salir de alli para poder repartir el botin

Duncan agarra a Druen por el brazo.-Espera un momento elfo necesito hablar con las hembras orco mientras curan al herido-.-El ladrón se rasca la barbilla mientras mira el trono y después hacia la habitación donde están estas últimas.-Es posible que nos digan a cambio de su libertad algo que nos de ventaja ahí abajo-.

Ataulfo escuchó curioso al clérigo - sí, aquí al lado lo hemos dejado. Si eres tan amable - luego, dirigiéndose a sus compañeros añadió - ¿a cambio de su libertad? O hablan y mueren sin sufrir, o no hablan y me quedo a solas con ellas en esa celda. Ellas deciden - una sonrisa malévola apareció en la boca del guerrero.

Duncan abre la puerta de la sala donde se escuchan las voces y se encuentra con una pequña habitación con el suelo lleno de paja seca y un grupo de 5 hembras orco y dos cachorros que se pegan contra la pared contraria a la pared y empieza a gritar asustadas.

Una de ellas un poco mas grande que el resto y tambien parece que de mas edad se pone delante de las otras y levanta las manos - No lastimar, nosotras no peligrosas, ser inofensivas.

Apoyado en mi bastón simplemente espero a que acaben de "interrogar" a las hembras orco -no creo que sepan nada util, las hembras no son muy listas y ademas se las deja fuera de la toma de decisiones, mas incluso que a las mujeres humanas, pero haced lo que querais-

-Que bruto el guerrero-. Piensa Duncan mientras comienza ha hablar.-Sabeis que se esconde detrás del trono de Jerkis?-.-Para que utilizaba vuestro jefe esa puerta oculta y que hay abajo en las escaleras?-.

De nuevo habla la que parece la matriarca (y seguramente la unica que conoce el dioma humano) mientras el resto de hembras se pegan asustadas a la pared.

- No saber. Jerkis mandar guerreros abajo y solo volver uno moribundo. El decir que muerte que camina estar abajo, que haber devoradores de muertos alli. Malo, muy malo. Si nosotros portar mal el amenazar con tirarnos alli, Jerkis malo, muy malo. y se queda pensando - ¿Quien ser nuestro amo ahora, quien matar al gran Jerkis?. Costumbre orca es que aquel que venza al amo se queda con sus posesiones, y nosotras haren de Jerkis, ¡muy bellas y fertiles! -

Druen señala a Raangar disimuladamente.

Mi cara pierde rápidamente la sonrisa y el color ante semejante perspectiva, y encima el maldito elfo va y me señala

me incorporo y ahora mi tono muestra algo de enfado -bueno ya esta bien, estas no nos van a decir nada mas, volvamos antes de que les de algo a Alaric o al otro prisionero-

- Muerte que camina... - las palabras de la orca le hicieron reflexionar - Yo maté a Jerkis, así que me pertenecéis - dijo rotundamente el guerrero lanzando una mirada dura a sus compañeros suponiendo que ninguno osaría cuestionar su palabra.

- De momento, os quedáis aquí. Sed buenas y no os pasará nada. Que una tome algo de comida antes de que os vuelva a encerrar, de momento - dicho esto, pidió la llave a Duncan y esperó a que se abastecieran para volverlas a encerrar. ¿Quizás la sumisión mostrada había calado en el fiero Ataulfo?

- Bien, vayamos al pueblo a recuperarnos y volvamos raudos a ver que hay allí abajo. No olvidaros del agua bendita, por lo que pueda pasar - dijo mirando al clérigo - ¿ves? tampoco soy tan malvado. Se han prtado bien y seguirán vivas... hasta que volvamos - una sonrisa bondadosa hacia Vasily, que más parecía una mueca fingida, acompañó sus pensamientos.