Partida Rol por web

Mut comienza a caminar, pero pronto sus compañeros lo detienen para atenderle. Angainor ofrece una de sus vendas y uno de sus torniquetes para ayudar al hobbit. Lorgan trata de ayudarle lo mejor que puede mientras Angainor y Eadar se tratan de cubrir la posición.

Pero… Nada sucede. Silencio. Algo les dice que el enemigo podría moverse veloz por la espesura. Pero de momento nada ni nadie les sorprende por ninguna parte. Al menos por el momento. Mientras, los dos heridos se van recuperando.

Cubriendo a ambos heridos Eadar espera que aparezcan por detrás sus perseguidores, pero nada sucede. Esperaba poder resarcirse de su huida precipitada, pero pensándolo bien así era mejor. Ya sabían que pasaba y la opción más lógica era volver al campamento. Así que el montaraz comentó:

-Si estamos listos deberíamos movernos y volver al campamento. Tenéis que recuperaros.

-Avancemos despacio.

No era bueno precipitarse y que las heridas de sus compañeros se abriesen de nuevo.

-Nosotros os cubrimos.

Miro para todos lados, la calma me pone cada vez más nervioso e inseguro de la posición en la que nos encontramos. Debemos movernos ahora si queremos evitar cualquier tipo de emboscada. Escucho lo que dice Eadar y asiento.

"- Así es, lo mejor será emprender la marcha y volver al campamento para recuperarnos de esto- sumo a lo dicho por Eadar y agrego-. Sin embargo, lo mejor va a ser movernos lo más rápido que podamos... la voz que oímos allí nos avisó que intentarían atraparnos sea como sea por haber visto ese lugar".

Comienzo a caminar hacia el frente del grupo, dejando a Eadar en la retaguardia. "- Eadar, cubriré el frente por las dudas- le comento".

- Volvamos al campamento. Con descanso y un plato caliente estaré como nuevo en menos que un Bolger se come una tarta... - digo de mejor humor que hace un momento al ver que mis heridas ya no sangran profusamente. - Además creo que hemos descubierto el motivo por el que tantos trabajadores han desaparecido, seguramente acabaron en ese sitio...

Dicho esto espero a que el grupo se encamine hacia el campamento para alertar al resto y para descansar de mis heridas.

-Perfecto. Yo me ocupo de Mut -dije yo, cogiendo la tela de Eadar y presionándola sobre las heridas del hobbit, para detener en parte la hemorragia. No hace tanto que lo hice conmigo mismo, y me sentía identificado con el sufrimiento de mi amigo. Mi propia herida aún me martirizaba en parte, pero podía caminar al menos.

-Vamos, valiente.. presiona la herida y apóyate en mí al caminar. Intentemos llegar lo antes posible al campamento. Una noche de descanso y una buena cena antes seguro que te curan todos los males.

Revisaba su herida sin apenas retirar la tela, para no reabrirla. Seguro que el hobbit necesitaba descanso, y yo también, pero el campamento me parecía la opción más sensata. Los cuatro necesitábamos recuperar fuerzas, y dos estábamos heridos. Parapetarse en un terreno desconocido a merced del enemigo, y sin poder hacerle frente en condiciones me parecía una locura. Dos guerreros diestros apenas sobrevivieron al ataque anterior.. Ahora que sabemos lo que hay, podremos prepararnos mejor en lo que venga.

Había un problema, si se apretaba el paso las heridas no cerraban si si se iba lento el peligro era que los enemigos os alcanzaran. Así que se optó por una solución intermedia. Primero despacio y permaneciendo muy alerta y cuando las heridas estuvieron algo mejor se apretó el paso. No solo por lo enemigos sino porque se os podía echar la noche encima.

Finalmente ningún enemigo salió a vuestro paso. Y conseguisteis salir del maldito bosque con una enorme sensación de alivio, con la noche casi pisándoos los talones.

En el campamento nada había cambiado. Los pequeños cachorros unca aún estaban allí, así como los dos hombres. Eran visibles vuestras heridas aunque ya estabais bastante mejor. - ¿Qué ha ocurrido? Parece que os hayáis peleado con un Troll – Pregunta preocupado el capataz del campamento.

Los animales se alegraron, y aún cachorritos, saltaron a nuestras piernas al vernos llegar. Para mí, la visión del campamento fue lo más parecido a volver al hogar. Por fin podría descansar a salvo, y reponer fuerzas. Extendí la mano y acaricié sus cabezas, agradecido.

-Hemos sufrido un percance, no ha sido un troll, pero no hemos salido bien parados. Necesitamos asistencia y cura. Y también comida, para reponer fuerzas. Ha sido un día muy duro.. Ya os contaremos.-le dije al capataz.

No veía la hora de poder descansar a salvo.

El llegar al campamento hizo que Eadar se relajase. Después de los últimos acontecimientos ningún lugar era seguro dentro de ese bosque.

Cuando Groan preguntó por lo ocurrido, Lorgan contestó lo suficiente para no tener que dar más explicaciones por el momento hasta que sus amigos estuviesen recuperados del todo.

Ayudó a sus compañeros a tumbarse y a cambiarse los vendajes para que se recuperasen lo mejor posible. Les trajo algo de comida. Comer caliente siempre ayuda a recuperarse mejor.

- No era un troll pero al menos eran tan peligrosos como uno... - digo mientras me encamino hacia la tienda a descansar y curar mis heridas - ...creo que tendré que cambiar el vendaje y beber agua para reponer la sangre que he perdido... - digo notando cierta debilidad.

Ni bien ponemos los pies de nuevo en el campamento, al igual que Lorgan mis ánimos se abocan hacia los pequeños unca que se acercan: "- Hola compañeritos, buena contienda hemos tenido hoy- les digo mientras les acaricio". Miro hacia atrás y me sorprende no haber recibido más ataques por parte de los cazadores. Mis ojos escrutan la espesura, no confío en la tranquilidad regalada, pero el cansancio y las heridas de mis compañeros me hacen olvidar el asunto por el momento.

El capataz se acerca y entre Mut y Lorgan se encargan de decirle lo necesario por el momento, pues más importante es un poco de agua para limpiar las heridas, unas vendas nuevas y comida que permitan ayudar la cura. Acompaño, entonces, a Eadar y le ayudo a traer alimento y bebida para facilitar la comodidad de los muchachos. "Si Min Oturna quería saber qué sucedía con sus jornaleros, la pila de huesos en aquellas construcciones pueden atestiguarlo... pobre hombres, no sabían a qué se enfrentaban", cavilo y mis ojos se vuelven nuevamente hacia el camino y luego hacia el bosque.

Los cachorros son tan jóvenes que se muestran juguetones y contentos por las caricias y por que les hagan un poco de caso. El capataz se muestra preocupado por vuestras explicaciones.

- Hay que volver y acabar con esto – Os dice decidido – Yo os acompañaré, mis manos aún recuerdan como se puede usar una buena espada – Y en verdad al capataz se le vé robusto y fuerte - Recuperad fuerzas, mañana por la mañana partiremos.

Dicho esto llamó al vigía y lo puso en alerta, por lo demás se afanó en terminar la preparación de carne asada y especiada que olía tremendamente bien

Antes de nada más, tras beber largamente agua, pues ya la sed me acuciaba y empezaba a ser molesta, quería tumbarme y descansar. Más tarde revisaría mi herida, y ya con material y gente ducha en artes médicas la mejoraría, pero ahora sólo soñaba con descansar, y dormir largamente en paz, incluso sin cena. Ya comería en frío cuando me hubiera recuperado.

Mi cachorro me siguió. Debía pensar para él un nombre, lo merecía sin duda.

-Amigos, no quisiera parecer esquivo, pero necesito descanso más que otra cosa, ahora mismo. Guardadme algo de carne, que daré buena cuenta de ella más tarde, y también quiero saber qué ha ocurrido en el campamento. Pero si no descanso no recuperaré fuerzas, y lo necesito, por la herida y por mi mente..¡Nos vemos más tarde!

-Descansa, Lorgan. Lo necesitas. Dijo Eadar disculpando a su compañero.

El montaraz cenó un poco antes de ir a dormir. El día había sido largo y duro y lo mejor era descansar. Cenó con ganas y se quedó un rato junto al calor de la hoguera. Cuando quedó a solas con Angainor y Mut quiso disculparse con ellos por haberlos dejado atrás.

-Lamento lo ocurrido en el interior del bosque. No sé que me pasó. Mi cabeza sólo tenía en mente salvaguardar a Lorgan. Estaba muy confundido. Pero me alegro que salieseis vivos de ahí. Contadme que pasó, por favor.

- No te preocupes, la verdad es que nos vimos superados y solo la suerte y la gracia de los valar nos ha permitido salir con vida de tremenda refriega...

No tengo nada que objetar, había algo raro en el ambiente e incluso yo lo noté aunque por suerte no me vi afectado.

"- Si así lo quieres, pero debemos advertirte que el camino estaba repleto de trampas que se activaban mediante las raíces y ramas de los árboles... si otros pudiesen acompañarnos sería mucho más favorable todavía, más aún teniendo en cuenta que a parte de los tres que quedaron no sabemos que otros cazadores más puedan haber en la zona- le comento al capataz y agrego-. Sin embargo, lo mejor ahora será descansar y mañana veremos los pormenores del asunto".

Como los demás, tomo ahora un poco de comida y algo de beber y me siento con el cachorro al lado mío, llevándome un poco del estofado a la boca y dándole algo de carne de a momentos. "- Dime, pequeño, ¿qué será de ti, qué haré contigo?- le digo al unca mientras ambos masticamos nuestros bocados-. ¿Tú me acompañarás en la batalla... algún día crecerás y me acompañarás a mí y mi maza, verdad?... así te llamaré, Samman, hermano de armas- expreso sonriente y le acaricio la cabeza".

Despido a Lorgan que decide acostarse para reponerse y me acerco a los otros compañeros. Tomo asiento y mis ojos se vuelven repetidas veces a la oscuridad del bosque, hasta que escucho las palabras de Eadar y Mut.

"- No tienes que preocuparte por nada, compañero... no fue culpa tuya lo que pasó. Tal vez sea que mi cabeza y mi cuerpo son como la roca de donde vengo, tal vez sea gracia de los Valar como bien dice nuestro amigo hobbit, pero cierto es que allí había un hechicero y a él puedes culparlo de ese extraño sentir- le contesto a Eadar sonriendo afablemente y asintiendo con la cabeza-. No me siento cómodo volviendo allí, es como estar a ciegas. Trampas por doquier, terreno complicado y ni siquiera sabemos si hay más además del hechicero, el cazador y el que parecía el jefe. Por otra parte, ¿fui el único que escucho la voz de uno de ellos en mi cabeza?- le pregunto a los demás".

Tras una charla con calma al final todos os retirasteis a dormir. Un sueño en verdad reparador. Todos os conseguisteis recuperar de vuestras heridas. Pero el descanso dio a su fin cuando os despertó Groan al alba, ya pertrechado con sus armas.

- Vamos arriba, el señor Oturna pierde dinero por cada día que este camino no se explota…

Os preparáis, sin demasiadas ganas de volver a aquel infierno verde, pero es lo que hay. Como os comentó el capataz en esta ocasión él también os acompaña. Pero este día resulta distinto, no es que no sea desagradable avanzar por el angosto sendero, pero no hay trampas. Con todas las precauciones llegáis a aquellas ruinas. Aparentemente no hay nadie. Parece desierto.

- ¿Cuántos decís que quedaban? – Os pregunta Groan con su espada desenvainada.

- Conté a tres por lo menos, pero podría haber más...en los bosques son casi invisibles y sus trampas peligrosas si no sabes qué buscar... - le comento a Groan - ...debemos estar atentos, querrán venganza tras haber matado a algunos de los suyos...

Saco una flecha y con el arco en la otra mano la coloco en la cuerda pero sin tensarla. Busco signos de la "batalla" y la sangre derramada en el suelo.

"- Así es, tres hasta el momento en que nos retiramos con Mut. Es más, justamente los cazadores de los que hablamos salieron de allí- digo haciendo señales hacia las construcciones-, dos de esa casa al frente y uno desde aquel lugar, donde sale el árbol- agrego".

Camino junto a los demás e inmediatamente saco tanto mi escudo como la maza, caminando despacio y mirando para todos lados, intentando divisar en la zona la presencia de alguno de los hombres que ayer se asentaban aquí.

El sueño había sido reparador, y mi herida parecía ya bastante menos seria. Con los cuidados médicos adecuados, la sanación y el restablecimiento total eran casi perfectos.

Seguí a los demás al campamento donde aquellos extraños seres nos agredieron, porque de humanos no sé si tenían algo. Al menos les faltaba la conciencia.

No podía dar yo mucha información sobre la batalla, así que me mantuve en silencio y alerta por lo que pudiera pasar. Los últimos recuerdos que yo tenía de aquel lugar no eran muy alagüeños.

Al día siguiente el grupo junto con el capataz del campamento avanzan de nuevo hacia el lugar en el que el día anterior habían tenido el desagradable encuentro. Una vez cerca del lugar, Eadar sacó el arco y con la tensión propia del que sabe que se está acercando a un lugar del que mejor alejarse avanzó junto a sus compañeros observando todo a su alrededor.

-¿Pudiese ser que estén fuera? Susurró.