Partida Rol por web

"- Pues algo que ya sabemos que podemos encontrar son esas avispas gigantes que hace tiempo encontramos en nuestros viajes con Eadar- comento al hobbit al momento que habla de los olifantes-. Debo decir que no son algo para tomarse a la ligera... doy fe de ello".

Escucho las palabras de Eadar y ni bien termina, le digo: "- Como dije antes, si hemos de quedarnos en algún lado preferiría que no sea en el bosque. Ya lo ha dicho Min Oturna, de noche hay peligros que uno no debería ver aunque de día los riesgos son asumibles".

Oturna atendió las pocas preguntas que ya os quedaban – No, nada, ha habido algunos accidentes, pero el terreno es peligroso y eso es normal. Pero no, simplemente los trabajadores partieron por la mañana y ya no regresaron. O eso es lo que me dicen y quiero que averigüéis

El hombre ya dobló el plano, os entregó el plano – Si no hay nada más tengo asuntos que atender. Si os es posible partid mañana por la mañana en dirección al campamento, cada día que pasa y el sendero no se finaliza pierdo dinero

- Ah, faltaba esto. Os acredita como trabajadores - A cada uno le da un papel con un cuño de cera, previamente ya había escrito vuestros nombres.

-Entonces deseadnos suerte, pues partiremos cuando mis amigos estén listos -dije a Min Oturna, mientras recogía mi pergamino acreditativo y lo guardaba en mi bolsa, protegido.

Esperé a ver si alguno más tenía algo que añadir, pero estaba deseando salir ya de la tienda y ponerme en camino. Había mirado tanto tiempo el mostrador del herborista y la entrada a la trastienda que podría dibujar todas las vetas de la madera que lo conformaban.

Necesitaba aire fresco, y, en realidad.. estaba deseando comenzar la aventura.

- Yo ya estoy listo, en mi pequeño zurrón llevo todo lo necesario...raciones incluidas así que en cuanto prestéis podemos partir... - digo para indicar mi deseo de moverme y ver algo de esta tierra peligrosa.

Repaso mentalmente todo lo que llevo encima. La manta a la espalda, la daga, el carcaj y las flechas y luego los útiles del zurrón. Sí llevo todo lo necesario aunque al llegar allí será bueno forrajear algo en busca de cosas útiles.

"- Lo mismo digo... lo mejor sería que descansemos bien y así poder salir temprano y frescos mañana- comento a los demás y empiezo a caminar hacia la puerta".

Ni bien me acerco a la entrada, miro a cada uno de los compañeros. Luego miro a Min Oturna y asiento con mi cabeza.

"- Y... muchas gracias de nuevo- expreso al finalizar el gesto".

Eadar asintió a las palabras de sus compañeros y se encaminó hacia la salida junto con ellos:

-Tan pronto tengamos noticias se las haremos saber. Se despidió del herborista.

La pequeña comitiva se despidió del canoso hombre. Las principales preocupaciones eran si se dispondría de todo lo necesario. Zurrones, comida, parecía haber suficiente. El viaje no era largo y apretando un poco el paso se podría llegar antes de la caída de la noche. Y aunque aún no había que internarse en el bosque, vistas las advertencias mejor no arriesgarse.

Así que en esta ocasión, las cervezas no se alargaron hasta altas horas de la noche para poder madrugar y partir con las primeras luces del día. Tras pagar la noche en la posada todo estaba apunto para comenzar. Alguno hasta parecía un poco impaciente.

Hoy el día había mejorado bastante. Apenas había nubes en el cielo, aunque seguía soplando algo de viento procedente del Mar. Os dirigisteis hacía la salida Sur. Se trataba de la salida principal por tierra de la ciudad de Bozisha-Dar. Una vez en el exterior de los muros las vistas eran preciosas. A la izquierda un extenso palmeral, cientos de palmeras cuyas hojas se mecían suavemente. A la derecha el desierto, una extensión enorme de arena amarilla que no tenía fin en dirección Sur. De frente el camino que partía primero hacia el Sur y a poco más de un kilómetro se dividía en dos. Una simple mirada al mapa de Oturna bastaba para saber que había que tomar el de la izquierda.

Un ojo primero, luego el otro. Los abro de a poco y comienzo a recorrer el camino que las vetas de la madera del techo dibujan. Unos tenues rayos de luz se cuelan por la ventana y me desperezo un poco, con buen ánimo dado que el día para estar bastante bien como para emprender la caminata.

Me calzo los pertrechos y me dirijo hacia el recibidor de la posada. Una muy pequeña hogaza de pan que baja por mi garganta ayudada por un poco de agua me parece suficiente como para darle algo con que lidiar a mi estómago. Y, mientras tanto, me relajo hasta tanto llegan los demás para partir.

Una vez todos juntos, saludo a cada uno y me dispongo a partir lo antes posible. Las callejuelas, el bazar y los coloridos vestidos van quedando atrás para dar lugar a un arenoso paisaje que todo lo cubre al sur. Incluso el hecho de tener la arboleda hacia el otro lado no es suficiente como para paliar la nada que la totalidad de arena me genera.

Giro mi rostro y me entretengo al ver las palmeras. Graciosas, casi diría simpáticas plantas... no poseen la abundancia de follaje que poseen los árboles de los bosques en el norte, de donde venimos, pero aún así se mantienen firmes ante este clima extraño e inclusive podría decir que tienen su parte linda.

Cuando llegamos a la bifurcación nos detenemos un momento, pero el mapa es suficiente ayuda como para seguir camino al instante. "- Mutfast, imagino que queda poco para llegar... ¿verdad?- le pregunto con un deje de fastidio-. Entre el viento y este suelo arenoso que cansa más de lo normal los pasos... bueno, es que uno se acostumbra a viajar embarcado o sobre un animal- agrega dando un bufido".

La luz de los primeros rayos de sol entrando por la ventana despertaron al dunadan. Con pereza se levantó y se aseó. Quince minutos después se encontraba desayunando con sus compañeros y preparado para comenzar una nueva aventura junto a sus antiguos compañeros y un nuevo integrante del cual esperaba llevarse igual de bien que con Lorgan y Angainor.

Los compañeros salieron de la ciudad charlando animadamente y observando como un turista todos los rincones que aquel lugar ofrecía a sus visitantes. El contraste con su lugar natal era tan evidente que incluso sus compañeros tuvieron que llamarle la atención cuando se retrasaba de forma inconsciente. Una pequeña carrera y volvían a estar todos juntos.

Incluso una vez abandonada la ciudad Eadar no podia dejar de maravillarse con aquellos árboles cuyo nombre desconocía y la fina arena. 

Llegados a la bifurcación se colocó detrás del enano y mirando de un lado a otro como un niño en la feria avanzó junto a sus compañeros dispuesto a llegar al bosque cuanto antes.

- Aún queda un trecho... - le respondo al maestro enano.

Avanzo unos pasos por delante de Angainor intentando comprobar si hay pisadas o huellas de animales en el arenoso camino. La verdad es difícil seguir un rastro en estas tierras aunque poco a poco voy conociendo la forma que adaptan nuestras huellas en el camino para poder conocerlas en caso de extravío.

Llegamos a la bifurcación y avanzamos por el camino de la izquierda que es lo que indica el mapa que el herborista nos ha dado. Me paro y reviso si hay huellas recientes, mi sentido hobbit me dice que es un buen punto para que unos salteadores hagan su día.

Bajo el tono de voz y les digo:

- Estaros muy atentos...

No tardo en reunirme con mis amigos, y comenzamos el viaje. Al principio, charlando relajadamente, pues siempre es un motivo de alegría el pasear bajo un estupendo día, como era este. Caminábamos sin prisa, pero sin pausa, y poco a poco acercándonos al lugar donde nuestra aventura realmente comenzaría.

La bifurcación se apareció ante nosotros, y Mut nos previene para estar atentos. Es buen consejo, dado lo que puede venir.

Echo mano a mi espada, y las charlas cesan. Concentro mis sentidos en escuchar o captar algún sonido, o algo que eleve la más mínima sospecha a certeza. Camino detrás del hobbit, y me permito mirar a lo lejos, frente a nosotros. Comento con leve voz:

-El camino parece despejado, pero no nos confiemos. Aquí pueden comenzar problemas.

Me dispuse a seguir avanzando.

Después de tres horas de viaje por lo que ni siquiera aún es el medio día. Al margen derecho del camino y a unos 30 metros veis movimiento. Lorgan ve algo que se mueve, pero no consigue identificar de que se trata. Pero Angainor y Eadar no tienen duda de que se trata de una serpiente de tamaño medio que culebrea en diagonal alejándose del camino. Lo más seguro es que el animal no se haya percatado de vuestra presencia.

Avanzando por el camino y observando todo como si fuese nuevo para él, el montaraz descubre movimiento a cierta distancia de ellos. Frena unos segundos mientras agudiza la vista para descubrir una serpiente. Avisó a sus compañero no fuese que alguno de ellos se acercase lo suficiente para se mordido:

-A vuestra izquierda hay una serpiente, tened cuidado. No me gustaría tener que volver por envenenamiento de alguno de los integrantes del grupo.

Me alejo de la serpiente unos pasos ya que sin duda soy el que paso más corto tiene y aunque soy duro no quiero correr el riesgo de una mordedura.

- Bueno dejemos la serpiente atrás y apuremos un poco el paso...a ver si llegamos antes del anochecer... - añado