Partida Rol por web

Un triste 8

-¡Tanukimeee! ¡Gretteeeel! ¿Están bien?-

Preguntaría desde la ventana, a los gritos, con un tono de preocupación en mi voz y una expresión acorde en mi rostro. No sabía qué es lo que había ocurrido para que Grettel soltase semejantes gritos, pero claramente no me estaba esperando nada bueno de aquello. 

-¡Ahora bajaremos! Juliette se está poniendo su armadura y...-

Ver a Sebastien me hizo guardarme el resto de mis palabras y simplemente clavar mi mirada en él, con el ceño fruncido. ¡De seguro algo tenía que ver con todo eso! Y claramente debía de ser algo malo. No me agradaba ni un poco ese hombre y estaba claro que de él no me esperaba absolutamente nada.

Mi mirada no tardó en ensombrecerse de golpe al oírle hablar de ropa interior robada, con evidente molestia y... Desprecio. Infinito desprecio. Si ya antes no parecía tener cariño alguno por él, ahora mismo le estaba mirando como quien miraba a una rata. ¡Y sí, era un rata! Aunque tal vez era muy bajo insultar a los animales...

-... Es un hombre sucio y despreciable.-

Acabé diciendo, tajante, clavándole mil cuchillos con tan solo una mirada que bordeaba lo diabólico. Acabaría cerrando la ventana con... Bastante fuerza, como quien da un portazo, y la verdad es que parecía ser una suerte que no se rompiesen los cristales. Miraría entonces a Juliette con una expresión más que molesta en mi rostro, los brazos cruzados y finalmente soltando un resoplido.

-¡No me gusta nada! Vamos abajo antes de que le haga algo pervertido a Grettel...-

Me apresuraría a ir a la puerta, pero allí me quedaría para esperar que Juliette bajase conmigo.

Por un momento Sebastien podría ver al mismísimo demonio encarnado en la mirada de Uzumi, si es que levantaba la vista al menos. Ojos rojos, largos cuernos... La verdad es que suele haber mucha verdad detrás de la frase "no hay nada peor que la ira de una mujer" y... Su pequeña jugarreta había conseguido precisamente eso. Pero debía de ser solo su imaginación, ¿No?

-Oh, Uzumi mi preciosa fl...

Dijo el tipo, al girarse y levantar la mirada para ver a la chica, asomada a la ventana, por un momento le pareció ver a un diablo de las montañas, sus cuernos, su mirada de ojos rojos ¿Es que acaso esa mujer guardaba algún secreto? Y sin embargo, tras esos segundos un tanto descolocado, volvió a sonreir, quitándole importancia.

-¡Uzumi, no...no es lo que pensáis no había pedido vuestra...!

¡Plaf! el portazo (más bien, ventanazo) que dio Uzumi le hizo cerrar la boca.

-Oh oh

—¡¿Que qué...?!

¿Había escuchado bien? ¡¿Ropa interior?!

No me hizo falta ni una milésima de segundo para mirar si, entre la ropa que había dejado sobre la cama, seguían estando mis bragas. Si estaban, suspiraría aliviada... si no, juraría por encima de todo que se las haría pagar a ese maldito cretino.

—¡¡¡¡Maldito pervertido!!!! —exclamé, lo suficientemente fuerte como para que, incluso sin estar asomada por la ventana, el imbécil de Sebastien pudiera escucharme—. ¡¡¡¡Te vas a enterar!!!!

Me terminé de vestir, sin ponerme ni siquiera la armadura... ¡había prisas y no pensaba dejar que Sebastien se escapara! Tampoco Tanukime, que seguro que era él el encargado de robar la ropa interior... ¡Malditos canallas! Además, también estaba la advertencia de Grettel... A parte del trajín que tuvieran aquellos dos atontados, también ocurría algo más que preocupaba a la enana...

Quizás por eso, cuando Uzumi dijo de ir rápido, asentí con la cabeza.

—Vamos ya, sí.

-”Tira el arma y ríndete; estas rodeado.” tras una espera dramática,-”Sera peor para ti, si no lo haces.”, intentado que mi voz reverberada por los arcos del puente, para apoyar a las palabras de Tanukime*. Y con la esperanza de que tanto Juliette o Uzumi pudieran oírnos nuestras voces o el vacío anhelo que al menos Sebastien nos escuchara y pudiera indicar por donde nos hemos ido.

Sin perder de vista al malhechor, ni a la chica tirada en el suelo, sobre todo si es palpable la intención de una acto hostil.

El individuo agachó levemente la cabeza cuando Tanukime alzó aquel dedo ajusticiador, aunque claramente, no era arrepentimiento, sino como si un animal se pusiera en guardia. Luego, levantó el mentón y miró hacia la parte superior, por si hubiese algún aliado escondido, pero ambos sonaban verdaderamente convincentes. Mejor no arriesgarse, debió pensar, porque dio un paso atrás. En el suelo sonó un "toc" pesado, como de un calzado de tacón grueso, aunque nadie en su sano juicio iría a pelear con tacones ¿no?

La mano siniestra, la que tenía escondida en la capa, por fin se dio a conocer y la extendió, dejando caer cerca de los héroes una canica. Un segundo después hubo una pequeña explosión y una pantalla de humo putrefacto empezó a llenar la zona. La explosión hizo que el semibestia cayera al canal, por suerte, la corriente no era fuerte, pero aún así, le arrastró un poco.

Cuando el humo se disipó, no estaba la chica y mucho menos aquel individuo, pero la puerta de la boca de alcantarilla, situada en la pared, estaba abierta, pues el viento hacía golpear el metal contra el marco de metal.

Tanukime podía subir con algo de ayuda de vuelta, siempre y cuando no dejara de nadar contracorriente.

Tapandome de la explosión y colocándome el brazo en la nariz para no respiras aquel humo,#)/:#maldición porque al final se ha escapado, cuando oigo chapotear en el agua a mi compañero.

Olvidandome del tipo, voy sin pensarlo a socorrer y ayudarle a salir del canal.

Fue solo un segundo, algo fugaz, pero Grettel juraría por las Fortunas que entre la poca visibilidad de la pantalla de humo, pudo ver como aquella figura oscura, cogía a la muchacha, echándosela al hombro y luego empezó a correr, ayudándose tanto de sus patas, que acababan en pezuñas, como de ambas manos, como una horrible bestia humanoide. Luego no pudo ver nada más, pues se vio obligada a apartarse para evitar tragar humo.

Al despejarse parte de humo, quede paralizada por lo que había visto, hasta que me saca de mi ensimismamiento, Tanukime, que apresurada voy a ayudarle a salir del canal.

-“Vamos Tanukime, debemos avisar al resto de compañeros de lo que ha pasado y de lo que nos podemos encontrarnos, ahí abajo” Con voz temblorosa y preocupada, salgo a todo meter, hacia la posada.

-"Vamos Tanukime." vuelvo a vocearle con voz agitada.

Olvidandoseme que tan solo voy con la camisola y la capa, la cual al correr y una ligera brisa se me vuela ligeramente, dejando entrever mi figura debajo de la camisola.

Voy directamente por el salón, paso como una exhalación hacia arriba.

Por el pasillo del piso superior, voy llamando a mis compañeras:

-"Juliette", recobrando el aliento "Uzumi" llamando a la puerta, esperando con claros signos de sofoco, apoyada en la pared.

A medio camino de vuelta a la taberna,  Grettel y un Tanukime pasado por agua, se encuentran a Juliette y Uzumi, que volvían corriendo prestas a apoyar a sus compañeros. Sebastien había desaparecido para atender la petición del semibestia, asi que todo lo que tenían que decirle, tendría que esperar.

La calle, salvo uno o dos sujetos a los que era mejor no dirigirles la palabra, estaba completamente vacía y parcialmente iluminadas por farolillos, con zonas pequeñas con mucha luz y otras en total penumbra. 

Lo he clavado. Tono perfecto, pose perfecta... Seguro que se caga encima. Todo pintaba bien hasta que la suela gastada de unas botas viejas decidió abrazar al resbaladizo musgo haciendo que el semibestia se precipitase al agua helada.

- Mierda, está helada. - Me acerco nadando a Grettel - No ha salido como esperaba.

Para cuando el humo se disipó la criatura ya se había ido, y lo que es peor, con la joven.

- Lamento haber intentado esa maniobra. A vosotros los guerreros os enseñan a pelear, a nosotros a evitarlos - cuando me incorporo chorreante y empapado. La cojo suavemente de la cadera y la miro a los ojos para evitar mirarle el canalillo - Gracias por sacarme del agua.

Me apresuro detrás de ella cuando parte hacia la posada, preguntándome como de hirientes serán los comentarios de las otras dos señoritas del grupo.

Al cruzarnos con nuestros compañeros, suspiré aliviada. Grettel parecía estar bien, y Tanukime... algo mojado. En cualquier caso, y aunque podía atar algunos cabos, no entendía mucho aún.. así que les pregunté directamente.

—¿Qué ha ocurrido? Escuchamos tus gritos, Grettel...

Pero no sólo tenía preguntas para Grettel, sino también para Tanukime... preguntas que podían equiparar en importancia a la que le había hecho a la enana. De hecho, cuando le miré, fruncí el ceño y clavé en él mi mirada...

—Y tú... ¿a qué se refería Sabastien con: ¡idiota, te pedí solo su ropa interior...!? —pregunté, citando palabra por palabra lo que había escuchado mientras me vestía—. Has entrado en nuestra habitación sin permiso... te vimos las orejas cuando entramos... ¿Nos has robado también? ¿Ropa interior para alguno de tus... negocios?

Más le valía ser sincero. Su vida dependía de ello...

Genial. Juliette en pie de guerra y encima el ridículo de Sebastien no sabe tener la boca cerrada. Bueno, no iba a tener esta conversación aquí pero es un sitio tan bueno como otro cualquiera. Además, ver a Grettel en paños menores con mi poncho seguramente acortase la ya escasa mecha de Juliette. En fin, allá vamos.

- Bien, te contaré todo lo que sé, pero vas a dar por hecho que es mentira, así que... - Busco una caja de madera que no esté demasiado sucia y me dejo caer pesadamente - ¿Por donde empiezo? ¿Por las braguitas? ¿Por la cena? ¿Por qué estaba en vuestra habitación? ¿Por qué estoy empapado? ...No, eso seguramente te dé igual - Hago una breve pausa mientras me aprieto inconscientemente el costado izquierdo que lentamente se va tornando de color carmesí - ¿Os acordáis de cuando os dije que tenía algo importante que deciros y me indicasteis que os esperara en el cuarto? Era por las braguitas. Sebastien me quería contratar, de forma muy insistente debo añadir, para conseguir vuestras braguitas - miro a Juliette y Grettel -  Uzumi, las tuyas no las pidió porque dice que contigo se quiere casar. Lo creas o no mi intención nunca ha sido robároslas. Mi intención era que las entregarais de forma libre y consciente y usar los fondos conseguidos hasta ahora para comprar algo de equipo que no se caiga a cachos. Por cierto, que sepas que me siento profundamente dolido por acusarme de robaros de esa manera. Lo de vuestra habitación es más fácil de explicar, me aburría de esperar y fui a buscaros. Fue en ese momento cuando oí a Grettel pedir ayuda y corrí en su auxilio.

Hago una pequeña pausa mientras me froto un poco para entrar en calor - Después saltamos por la ventana persiguiendo a un malhechor que había secuestrado una joven, pero esa parte dejaré que os la cuente Grettel, aunque seguro que agradece que la permitáis vestirse antes.

Miro directamente a Juliette a los ojos sin rastro alguno de animosidad - ¿Alguna pregunta más? Pensad lo que queráis de mi, pero nunca os he mentido ni os he robado. Ni tengo intención de hacerlo.

¡Estaba fúrica! Cejas fruncidas, labios apretados, puños cerrados... Defintivamente no iba a aceptar que Sebastien hiciese cosas esas, y parecía en todo gesto y expresión que estaba dispuesta a regañarlo hasta la muerte, o tal vez incluso golpearlo. Por suerte fue Grettel la primer persona con la que nos topamos y, si bien mi enojo perduró varios segundos, acabé respirando profundamente y suavizando mi expresión al verla, reemplazándola por una mucho más preocupada. Asentí de inmediato a las palabras de Juliette.

-¿Estás bien? ¿Necesitas que te ayude a sanar?- Me rasqué la mejilla al decir eso. -¡Aunque no puede ser aquí!-

Y entonces levanté mi mirada a Tanukime. No tenía molestia para él, o al menos no lo parecía, pero ciertamente también debería haberse llevado parte de las culpas que de momento solo parecían recaer sobre Sebastien. Aún así acabé mirándolo con cierta duda y esperando una explicación.

-¡Es cierto! También estabas ahí... No colaboraste con ese hombre vil, ¿Verdad?-

Mi mirada se mantuvo sobre Tanukime y cuando este comenzó con su explicación simplemente aguardé, en silencio, escuchando detenidamente sus palabras. En mi mirada se mezclaron varias cosas, primero cierta confusión, que pasó a ser molestia, luego una confusión y desconcierto (y horror) aún mayores al oír que Sebastien quería casarse conmigo... Y finalmente alivio. Me acerqué a Tanukime y, sin dudar ni un poco de sus palabras, hice una pequeña reverencia ante este, agradecida.

-Sabía que un enviado de Rakkinansebun no podía haber hecho algo así. Muchas gracias por no caer en sus fechorías... ¡Perdón por haber dudado!-

Miré entonces a Juliette de manera similar a como una madre mira a su hijo, esperando que este se disculpe. Definitivamente debía de pedir perdón luego de haberlo acusado de semejante manera... Y no tenía pinta de que la fuese a dejar escaparse sin dicha disculpa en absoluto. También... Vale mencionar que tenía gran parte de mi ropa empapada, pegada a mi cuerpo, dando una imagen un poquito más sugerente de la que daba normalmente mi túnica.

-“No es momento de lamentaciones, se nos ha escapado” con tono disgustada y temblorosa por lo que acaba de ver o por lo que cree haber distinguido entre los girones de humo.

Mi cuerpo se estremece al sentir sus manos mojadas sobre mi cadera, al sentir las manos de un hombre, originando que mis pechos empezaran a latir visiblemente, haciendo que se me marquen, lo que rápidamente viro dándole la espalda, y apartando mi mirada de la suya para que no me viera sonrojarme por el contacto y por el movimiento involuntario de mis pechos.

. . . . . . . .

Cuando salgo apresuradamente, y nada más empezar a correr, me viene a la mente:

-“Cierra los ojos y oculta los pies.”

-“Que viene el coco.”

-“La luna escondida ya no la ves.”

Grettel va murmurando por mitad de la calle, con expresión alarmada y desasosiego.

-“Gime el anciano y las. . . .” La enana se enmudece al reparar en sus compañeras; y una trémula enana se medio gira señalando con un dedo temblón –“El coco ya está aquí” hacia el puente de donde venían.

La enana haciendo un esfuerzo de voluntad, va recuperando el aliento, tras oír a sus compañeras interesándose por mi, pero con el rostro aun con zozobra de lo que acaba de ver. Tras una dramática tardanza, que parece una eternidad, empieza a fluir palabras temblorosas y tenuemente audibles, mirando con ojos como platos, y pasando de uno a otro de mis compañeros.

-”Al salir de baño, y una vez en nuestra habitación, apoyada en el alféizar de la ventana, contemplando la luna reflejada sobre el canal, me percate de lo que parecía ser una joven sirvienta de vuelta a su casa” cogiendo resuello. De pronto distinguí, a la salvaguarda de la oscuridad y en una calle retirada, lo que principio solo aparentemente ser un bulto negro, alguien que pasaba desapercibido, mezclándose con la oscuridad de la calle.”

-“La lóbrega sombra avanzo pausadamente hacia la joven, agazapada, cuando se abalanzó sobre la muchacha, la envolvió con su túnica, emitiendo un grito fugaz antes de ser acallada. La doncella estaba siendo arrastrada hacia al canal.”

-“Avisando a gritos a Tanukime, por si podía oírme, me descolgué por la ventana, sin esperar respuesta. Persiguiéndole, hasta darle alcance, una figura jorobada y corpulenta, se giró, con el rostro aún en sombras, solo podía verse un pérfido ojo rojo; se nos revelo; Soltando a la muchacha y metió su mano bajo la capa, cuando volvió a mostrarla, un segundo después, pudimos ver que iba sacando una garra de estibador, y su otra mano estaba oculta en la capa. Esperando su reacción, saco de repente la mano escondida en la capa y la extendió, lanzando cerca de nosotros una bola. Un segundo después hubo una pequeña detonación seguida de una cortina de humo rancio empezó a invadir la zona."

-Cuando el humo se disipó, no estaba la chica y mucho menos aquel oni, pero la boca de alcantarilla, situada en la pared, estaba abierta, pues el viento hacía golpear el metal contra la moldura de metal.”

Volviendo a hacer una pausa para tomar aliento y atemperando la voz,comento

-“Tras un fogonazo y entre la cortina de humo, pude distinguir, gracias a las Fortunas el tiempo suficiente, alcancé a observar al siniestro sujeto, salir corriendo con la chica al hombro, ayudándose tanto de sus patas, que acababan en pezuñas, como de sendas manos, como una horrible bestia humanoide.”

. . . . . . . . .

Una vez mas calmada, tapándome con la túnica de Tanukime, y mirando tanto a Uzumi como a Juliette.

-"En cuanto a lo que entro a nuestra habitación, es como lo ha contado. Que con tan mala fortuna, que su ímpetu, hiciera que no se agarrase correctamente a la cuerda y fuera ha encontrarse prematuramente con el suelo, con una leve sonrisa en mi rostrocon tan mala fortuna que en su vuelo, me dio un manotazo en mi armadura e hiciera que se me soltase y le cayera al bribón ese."

-"Gracias chicas; necesito cambiarme. ¿Vamos?, Grettel en compañía de sus camaradas, le vuelve su semblante jovial y se siente segura entre ellas.

Escuchaba a Tanukime atentamente, analizando sus gestos y sus palabras con la intención de que, si mentía, su lenguaje corporal le delatase y yo fuese consciente de ello. Y... no le hubiese creído, no... de no ser porque estaba Grettel para corroborarlo.

—Maldito pervertido...

Dije, claramente refiriéndome a Sebastien...

En cuanto a disculparme... ¡Ni hablar! Uzumi podía mirarme todo lo que quisiera, pero yo no había hecho nada malo. No pensaba disculparme simplemente por haber preguntado qué hacía en nuestra habitación...

Eso sí... su gesto de dolor, y la sangre que manaba de su costado, hizo que relajase el rostro y que, durante una milésima de segundo, pasará a la sorpresa y preocupación...

Sin embargo, no fue más que un instante antes de que intentará aparentar indiferencia...​​​​​​

—Vayamos a la habitación a curar eso. 

​​​​​​... 

Respecto a lo ocurrido con el secuestro... Sentí un escalofrío recorrer mi piel.

Saber que no habíamos podido hacer nada para salvar a aquella joven hizo que me sintiera culpable por haber tardado tanto en vestirme. Quizás, si hubiera sido más rápida...

—Es... terrible... Deberíamos avisar a los guardias de la ciudad... 

Desde luego, lo era. Tanto como saber que aquella bestia seguía deambulando por los alrededores. Tal vez lejos ya, pero... ¿quién garantizaba que no fuera a cometer otro acto similar pronto? Y, ¿sería aquella joven la primera de sus víctimas? Por cómo lo había descrito Grettel, parecía ser hábil y eso denotaba que probablemente tuviera experiencia haciendo aquello...

De vuelta a la habitación, abrigando una visión externa del grupo, tenía la impresión nada buena de unos reservistas; dos de nosotras en indumentarias dando una imagen más que sugerente, el joven con una clara herida; que se había absorbida y extendida por su ropa y claramente empapado, como si se hubiera tirado o caído al canal.

—"Crees necesario avisar a los guardias de la ciudad..., ¿nos harán caso?"

-"Pienso que por eso nos contrato el Patricio; nadie en su sano juicio, bajaría a las cloacas infestadas de esas inhumanas y brutales bestias."

-"Ya sabemos a lo que nos enfrentamos, ya conocemos una de sus entradas, con suerte aun podemos encontrar posibles huellas y rastrearlas."

Voy observando a mis compañeros, con el animo de entrar en acción y probar para lo que nos habían preparado y esperando ansiosa su opinión sobre los pasos a seguir.

-"Vamos compis, que opináis, cual debería ser nuestro siguiente paso

La historia de Grettel definitiiivamente pareció marearme en cierto momento. ¡Prestaba atención y la escuchaba! Pero una parte en mí estaba teniendo dificultades en procesar toda la historia del secuestro de la muchacha; era demasiada información, demasiadas cosas preocupantes al mismo tiempo y a las que atender, pero...

-El Yokai.-

Dije con completa certeza, al fin. Definitivamente no podía ser una criatura normal, ¡Debía ser un espíritu maligno! Sobretodo con todas las cosas que parecían estar mal en esa ciudad, no resultaba algo taaan raro.

-¡Debemos ir de inmediato! El posadero nos contó sobre esa criatura. Dijo que nunca volvían a aparecer las personas que se llevaba...-

Tragué saliva. ¿Nerviosa? Sí, un poco. Era mi trabajo lidiar con esa clase de apariciones, acabar con espíritus malignos o detener la ira de los ancestros, pero una cosa es el dicho... Y otra muy distinta es el hecho. Sin embargo había otra cosa para la que estaba mucho más preparada, y eso me ayudó a centrarme de vuelta. Fue Juliette, específicamente cuando mencionó la herida de Tanukime que en un principio se me había pasado por alto. No pude evitar abrir mucho los ojos.

-¡Grettel y Juliette! Vayan a alistarse rápido, tenemos que ir... Yo me encargaré de él.-

Las insté a ir a la habitación. Una para que derechamente se vistiera, y la otra para que terminase de colocarse su armadura. Luego mi atención absoluta se centraría en Tanukime, a quien acabaría por tomar de la mano y tironear de este... Para sacarlo de la taberna. Estaba siendo un poco brusca eso sí, y lo ayudaría a comprobar que... No era precisamente débil tampoco, aunque mi cuerpo no lo aparentase.

-¡Por... Aquí! ¡Ah! Traigan mis cosas también, por favor.-