Partida Rol por web

La mujer parece confundida un momento por la súbita intervención de Liza, pero sin perder su sonrisa contesta:

- Perdone un momento. En seguida estoy con usted, señora.

Se vuelve hacia Adriana. El carné sigue en manos de la secretaria:

- El señor O'Rourke no ha venido esta mañana. Ahora mismo no sé donde puedo localizarlo pero si prefiere devolvérselo usted,- dice tendiendo el carné a Adriana - dígame un número donde pueda localizarle y le pediré que le llame. Me imagino que no se habrá dado todavía cuenta de que lo ha perdido.

-Claro, si me deja un papel y un boligrafo le apuntare mi número de telefono y si de paso me deja una tarjeta asi podre localizarles -Adriana se tomaba su tiempo, queria que la chica se viera en la necesidad de llamar a alguien parta que le echara una mano, pero sin que se notara demasaido

Liza se revuelve ligeramente, como si estuviese incómoda. Interrumpe de nuevo, esta vez a Adriana cuando acaba su comentario. No es impertinente, simplemente parece tener prisa.

-Mire, señorita, no sé si se ha dado cuenta, pero soy una mujer tullida. ¿Podría avisar a alguien para que pudiera atenderme mientras le da esos datos a esta chica, por favor...?

- Eh... Lo siento pero estoy sola en estos momentos...- dice la mujer realmente azorada ante la intervención de Liza - Puede sentarse un momento...- señala hacia una de las sillas que hay delante del mostrador, después se vuelve hacia Adriana de nuevo, como si no supiera a quien atender - Yo... Sí, esta es la tarjeta del gimnasio y aquí tiene boli y papel para que pueda dejarme su teléfono.

Como si no tuviera bastante con vosotras dos la puerta del gimnasio se abre y entran otros dos individuos. Van vestidos con traje negro, corbata y gafas de sol. Son el estereotipo clásico de agentes del FBI, si no fuera por su tamaño. Ninguno de los dos mide menos de 1,90 y ambos son un saco de músculos. Casi parece que sus trajes los llevan pintados sobre la piel.

Los tipos se quedan en silencio esperando detrás de Liza y Adriana, sin decir nada.

La secretaria está realmente agobiada. Está claro que si hay alguien más en el gimnasio no vendrá a ayudarla, porque aunque lanza miradas hacia Adriana, Liza y los dos tipos no hace ademán de usar el intercomunicador en ningún momento.

Me voy hacia atrás, a la pared, detrás de los hombres que han entrado, para apoyarme en ella, mientras hago que no con la cabeza a la oferta de la silla.

Les tengo pues delante.

Los tipos quedan entre Adriana y Liza. Uno de ellos se gira algo extrañado mirando como cojea Liza pero luego ya no le presta más atención.

Mientras tanto la secretaria le tiende el bolígrafo a Adriana.

- Déjeme aquí sus datos y el señor O'Rourke le llamará en cuanto llegue.

Uno de los tipos interviene ante la mención de O'Rourke:

- ¿El señor O'Rourke no está?

- Vaya, hoy parece que todo el mundo quiere hablar con mr. O'Rourke. Pues no ha llegado. Normalmente suele venir por la mañana para revisar la maquinaria del gimnasio pero hoy todavía no ha llegado.

Los tipos parecen un tanto contrariados. Se miran uno al otro mientras la secretaria continúa con el boli en alto, esperando a que Adriana lo coja para dejar sus datos...

Desde donde estoy apoyada, en la pared.

-¡Vaya! ¿Así que no está? ¡El director del centro, y no está! Menuda responsabilidad se debe gastar entonces...

Sigo mascullando palabras de desagrado, refunfuñando, y salgo, sin esperar a que me atiendan.
Me voy renqueando a la camioneta.

-Doc, ¿sabes si Fredric ha entrado? Has visto a esos dos tipos, voy a esperar a que salgan, o a que hagan algo. Si salen, les seguiré con la camioneta. Dile a Fredric que Adriana está sola, y que, teóricamente O'Rourke no está. Pero tendríamos que asegurarnos. No sé si ella lo hará en cuanto se quede sola con la recepcionista, espero que sí... Y que se entere del domicilio del tipo. Deberíamos buscarle.

Adriana coge el boligrafo y apunta su telefono en el papel que le tiende la chica- y ahora si fuera tan amable de darme su numero se lo agradeceria, quizas le llame para hacerselo entender, asi estara mas tranquilo, ya me entiende

- Sí, claro.- la mujer te tiende una tarjeta con el nombre de O'Rourke en el membrete y el teléfono del gimnasio.

Mientras Adriana coge la tarjeta que le tiende la secretaria los dos tipos de traje salen del local sin decir palabra. Desde la furgoneta Liza ve como se dirigen a un coche negro que han dejado aparcado un poco más adelante.

- No tengo ni rastro de Fredric, Liza. Me preocupa que ande sin control por ahí... No contesta al intercomunicador.

Muchas gracias, hasta luego- dice Adriana despidiendose de la chica

Arranco mi furgoneta y me coloco de modo que pueda seguir al coche negro sin estar encima, para que no se note. Si Adriana sale a tiempo la recojo, si no, no la esperaré.

De Fredric no me preocupo.

-Voy a ir tras esos hombres, Doc.