Partida Rol por web

Bajo las luces de New York

Electrosand

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18/12/2012, 18:11
David Stanford [Superviviente]

 

David estiró la mano y se hizo un gesto en el cuello, como si se pegase un golpe seco, pero sin llegar a hacerlo. Bien podía ser una guillotina, o un simple gesto con aire marcial. No importaba, el caso era que implicaba violencia, y a eso se refería. Desde luego, como mínimo, si todo estaba de parte del escritor, que lo dudaba mucho, se llevaría una buena ostia. Se lo había ganado, y temía que tendría que acabar zurrándose más.

- ¿Recuerdas al ex-novio de Becca?- preguntó con cierto aire de duda, como si realmente no supiese si se iba a acordar o no, dado el carácter del médico-, pues lo mismo, pero voy a tener que hacerlo yo.

El ex-novio de Becca se lió con otro delante de David, y no lo ocultó. Acabó, gracias, al productor ya mentado, y sin que David lo pidiera, en el hospital. Pero luego el novelista bien que le tuvo que chantajear para que dejase a su hija definitivamente. Si hubiese sido un buen chico le hubiese dejado hacer, pero no lo era, y eso era algo que ya se sabía por la portada del primer libro del hombre. Los hombres buenos son dinosaurios.

El caso era que ahora esto aún si cabe más grave, y el padre tenía que encargarse personalmente. Se lo debía a su hija. Por otro lado, el capullo no apareció, mejor. Casi se alegraba de no tener que discutir con nadie aquella noche. Bastante tendría al día siguiente.

- ¿Tiene fotos o algo así? Se me olvidó mirarlo, la verdad. Estaba demasiado cabreado- reconoció el hombre con entereza, pues no le avergonzaba lo más mínimo. Era padre, y todo el mundo sabía que no era perfecto precisamente-. Entonces qué, ¿te largas o nos marcamos un baile para la prensa?- añadió con cierta sonrisa, muy propia del vividor cuando no se cortaba de cara a los demás. Más de lo normal, quiero decir.

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20/12/2012, 01:10
Director

Antes de llegar a los reservados había unos gorilas de traje y corbata, que estuvieron a punto de frenar a Edward y Linda hasta que vieron que iban acompañados de la buena de Violet. Como si fuera una domadora de leones, ambos tipos sonrieron a la vez, antes de levantar el cordón y hacer paso a los tres sin pregunta alguna. Si la jefa lo decía, era bueno.

Detrás suyo algunos jóvenes les miraron con envidia, deseando su suerte, pero no había tiempo para regodearse.

Ahora estaban en el mismo cielo, al menos si el cielo esta sacado de una lujosa revista de diseño de interiores. Un buen grupo de sillones y sofas ergonómicos decoraban la entrada junto con un enorme cuadro abstracto, que luego daba a un pasillo conformado por las cabinas. Los cristales de estas, tintados de blanco, tenían decoraciones en vinilo que ocultaban muy bien lo que sucedía detrás. Y a juzgar por el silencio (si es que puedes llamar silencio a la charla de cuatro personas allí congregadas con los potentes bajos de la música electrónica de fondo), estaba claro que estaban muy bien insonorizados.

Siguiendo los decididos pasos de la bailarina, que arrancaban miradas allá por donde iban, siguieron a ese erótico conejo blanco hasta el País de las Maravillas.

La zona de reservados era francamente grande. Un pasillo enorme se estiraba hacía el fondo, dejando a cada lado alrededor de una veintena de compartimentos. Sin embargo, y pese a ser tan espaciosa, tenía una parte ligeramente chirriante. El diseño orgánico de la boveda y las puertas le daba, junto con su enorme longitud y color, un aspecto demasiado parecido al de aquella galería eterna que uno recorre cuando huye de alguien en una pesadilla. Aislado de la música, solo el suelo vibraba ligeramente, como si se hubiese teletransportado a un lugar aparte al cruzar aquel umbral.

Y al fondo, como si se cumpliese cada vez más el estereotipo, había otra puerta. Pero esta era negra y parecía estar algo deformada, como afectada por la perspectiva del lugar. O algún extraño concepto filosófico de un arquitecto zen. Su pequeña puerta de acceso. Quizás les hiciera falta comer o beber algo para entrar.

Según se acercaron la cosa cambió, sin embargo. La pequeña puerta se convirtió en un enorme portón de madera negra, detrás de la cual apenas se oía un rumor de conversación. O se hubiera oído, si Violet se hubiese parado a escuchar, ajena como esta en sus fantasiosas y eróticas aventuras mentales.

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20/12/2012, 01:13
Asthon Garcia

 

La imagen del David cincelado en mármol pronto se convirtió en la de un furibundo Moisés en plena terribilitá. Sentado en su trono en lo que parecía ser un templo dedicado a la ostentación sin el menor criterio estético, Asthon había sido interrumpido en medio de una reunión. Delante suyo estaba un hombre trajeado y con cara molesta, al que solo el tremendo despacho de mármol protegía del dueño de la discoteca, que había apoyado las manos con fuerza en él. Poco parecía impresionarle al hombre la más que imponente presencia de Asthon: un morlaco latino de dos metros.

Si por poderoso o por imbécil, era difícil de saber, pues el hombre no parecía tener  posibilidad alguna en combate singular. Delgado y trajeado, sus finos brazos estaban cubiertos por la tela de la chaqueta, sin dejar intuir la más mínima masa muscular, mientras que los músculos en tensión del camorrista dueño de ElectroSand hacían las delicias de Violet e instaban a Edward a correr muy lejos.

Muy muy lejos.

Con un gruñido más propio de un animal a punto de despezar a alguien, los ojos asesinos de Asthon se posaron en los recién llegados. Por primera vez en mucho tiempo, Edward tuvo miedo de alguien, como si de verdad ese hombre fuese a saltar de detrás de la mesa y arrancarle la cabeza de cuajo. Linda, directamente, había pasado a agarrar su brazo con tal fuerza que le estaba cortando la circulación. Desde luego, Asthon era incluso peor de lo que la búsqueda del abogado le había informado.

Su boca ya estaba abierta para soltar una larga retahíla de improperios, cuando la visión de la candidez de la bailarina le detuvo en seco, y aquel brillo homicida desapareció de sus ojos. Desde luego, Violet se estaba ganando la fama de encantadora de fieras con rapidez. 

- ¿¡No te he dicho que llames a la puerta?!- grito tras unos segundos de reacción con un torrente de voz, segundos en los que el otro hombre ya se había girado para mirar a los recién llegados con estoicismo y algo de asco.

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20/12/2012, 01:18
Richard Vankoffer

- No importa. Añadió el otro interlocutor con voz fría y algo aguda, que se clavó en los oídos del abogado. Yo ya me iba.

Con un gesto estirado el hombre se levantó, colocándose la chaqueta en el proceso con un metodismo que solo puede tener alguien que ha hecho ese gesto mil veces, completamente automatizado. Durante el proceso ignoró completamente a los recién llegados, su atención fija en los chirriantes detalles de la decoración del despacho. 

- Hemos aclarado lo importante. añadió, más para si mismo que para el dueño de la discoteca que, aunque era su claro interlocutor, le miraba con una ceja enarcada por su repentino cambio de maneras. Estaremos en contacto.

Y sin más, ni siquiera despedida mediante, se lanzó con andar rápido hacia la puerta. Solo a la salida dedicó una mirada al abogado, cediéndole el privilegio de la existencia. Una mirada completamente analítica, desagradable y fija, antes de esbozar algo que hubiera sido una sonrisa si no fuese tan artificial.

- Buenas noches. concluyó, antes de salir escopetado. Lo último que pudo ver Bradley antes de que se cerrase la puerta fue como el hombre prácticamente arrollaba a una pareja que salía de uno de los reservados.

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20/12/2012, 01:27
Linda Charlmers

Algo aturullada por la incómoda situación que acababa de vivir, Linda por fin se soltó del brazo del abogado al ver como Asthon volvía a su sitio, tan sorprendido como ellos. Estaba claro que no se había esperado esa salida por peteneras de aquel  hombre tan raro.

Era su oportunidad. Quizás la única de pillar desprevenido a un hombre que jugaba en su terreno, que era claramente intimidante y claramente maleducado. Todo un reto para el primer trabajo de campo para alguien criado entre algodones. 

- Buenas noches. se atrevió a pronunciar Linda, atrayendo la atención de Asthon, que giró la cabeza como un toro a punto de cargar. Soy Linda Charlmers, venía por la cuestión de la entrevista del periódico The Day of New York.

La mirada del hombre se suavizó un poco al oir la palabra entrevista, pero un aire pensativo apareció en su rostro, hasta que sus ojos se abrieron y una sonrisa apareció en su rostro. Si esa era su velocidad de reacción, sorprendía hasta la parte más cínica del cerebro de Bradley.

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20/12/2012, 01:33
Asthon Garcia

- Ah, si, si... Con un gesto tan interesante que se resultaba ridículo, Asthon se echó hacia atrás en la silla de su despacho. Solo le faltaba poner los pies en la mesa.

Oh dios ¿en serio vestía un chandal con unos zapatos de piel? ¿Como no le daba a Violet un infarto al verle?

- Por supuesto, Violet me había informado. señaló con la mano a la bailarina, con un gesto que de presentación tenía poco. La bailarina era una decoración más, una mujer objeto decorada con un vestido especialmente caro, como todo lo que había en aquella habitación.

"Todo esto que ves, es mio" decía con claridad, casi a gritos en el lenguaje verbal propio de los dueños de gigantescas haciendas latinas, tan fuera de sitio en la gran ciudad que parecía casi un crío prepotente. "Estáis en mi territorio, forasteros, y más os vale portaros bien"

Notas de juego

Bien, chicos. Os dejo un turno de reacción antes de pasar con rapidez la entrevista. ¡Volad, bonitos, volad!

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20/12/2012, 01:46
Jean Luca

El médico siguió cotilleando en el movil del escritor durante otro rato, esbozando una sonrisa de vez en cuando o soltando algún silbido. Leía increíblemente rápido, acostumbrado seguramente a la lectura en diagonal de miles de volúmenes e informes llenos de tecnicismos de valor vital. ¿Que era una cuenta de Twitter en comparación?

- Nada que pueda valerte, creo.- respondió, tendiéndole el móvil.- Solo fotos ridículas con frases que deberían hacerte gracia. Si no hubiese jodido a tu hija, me caería bien. Me dará algo de pena cuando lo revientes. Jean era así, y lo mismo te decía lo bueno que lo malo con total naturalidad. Y si no te gustaba, que te dieran por culo. Era un comentario lo bastante espinoso como para ganarse el puñetazo de otra persona, pero David y él se conocían y entendían lo suficiente como para dar por supuestas ciertas cosas.

- Reconoce que no puedes vivir sin mí. declaró Jean con soberbia y una sonrisa de oreja a oreja ante la oferta del escritor, pero pronto negó con la cabeza. Me marcho, a ver si mañana temprano puedo echarle un ojo a tu composición sanguínea. Sinceramente, tengo mucha curiosidad por ver que hay. Lew y yo hicimos una quiniela. Metió la mano en el bolsillo y sacó un servilleta, llena de números. Como acierte pienso desplumar a ese viejo.

Y con esas y un caballeroso gesto se despidió del escritor y su acompañante. Sasha dedicó una mirada divertida al médico mientras se alejaba por la discoteca apartándose hombres y mujeres con un estilo que a muchos les hubiera granjeado una buena represalia. Desde luego Jean era un digno Jinete Fiestero...

Notas de juego

Turno para reacción y comentarios. David tiene localizada en la multitud a Samantha, al menos según los datos de Jean, así que podría llegar hasta allí sin problemas.

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20/12/2012, 03:42
David Stanford [Superviviente]

David se quedó quieto un momento, cogiendo aliento mientras reflexionaba.

Lo cierto es que el médico tenía razón. Probablemente aquel desgraciado le habría caído bien, de no haber metido a su familia de por medio. Era la clase de tío a la que le podía partir la cara o estrechar la mano según la situación, y en aquella lo primero tenía todas las de ganar, por desgracia.

Dejando de lado todo eso, el resto no le sorprendió demasiado. Le hizo gracia la quiniela sobre drogas, pero desde luego, si se metía ahora en algún reservado acabaría viendo a un Lew en mal estado. No caducado, sino contaminado hasta la médula. O no, pero era bastante probable conociendo los malos hábitos del rockero.

Lo cual hacía pensar una cosa. ¿Y Sam? El rockero debía de estar en la zona VIP, pero según Jean la pequeña ahora debía de estar por abajo. Lo cierto es que, pese a que no era del todo extraño, tenía cierto tono inusual. Cualquier cosa que pudiera decirse al respecto sería cruel, pero lo cierto es que prefería no meterse demasiado en aquel pozo oscuro. Sam y Lew que se apañasen, mientras no cruzasen según qué barreras. Ya eran mayorcitos antes la ley para andarse haciendo el papel de padre. Ya tenía que hacer ese rol en otro lado.

Así pues, el novelista puso rumbo por la discoteca buscando a la cría. Sólo quería saludarla y ver que estaba bien. Después probablemente acabase largándose. En mejores circunstancias se habría ligado a dos rubias, pero seamos sinceros. No estaba el horno para más polvos. Un polvo moribundo por necesidad primaria era una cosa, ya que era eso o destrozar unos muebles que no habían hecho nada malo. En el fondo, y como siempre, le agradecía a Sasha que hiciese todo ello. Desde luego, la chica en el fondo era mejor que muchas, y se merecía lo mejor. Una lástima tener a David de amante.

El problema venía cuando la gente espera algo de ti y tú no puedes hacer nada. Eres David Stanford, el terror de las fiestas y el modelo a seguir cuando te compras un kamasutra, pero es todo fachada. Ni el escritor era elástico ni en ese momento se le podía considerar un hombre afortunado. No tenía ningunas ganas de ir a la barra, beberse dos copas, y volver con los Bloody Mary's a casa, ya se entiende. Con una hija desaparecida y una mujer mordiéndose las uñas ni un hombre como David tiene tiempo para pensar demasiado en el sexo.

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21/12/2012, 00:34
Director

Esquivando a un par de bilarines demasiado exaltados como para darse cuenta de su presencia, David fue haciéndose camino hasta una de las barras de la inmensa pista de baile. Sasha le seguía detrás a una distancia prudencial, agarrando de vez en cuando la chaqueta del hombre. Por infantil que pudiera parecer el gesto, era un mero intento práctico de evitar que la marea humana le arrastrase, para llevarsele muy lejos de allí.

La barra estaba en proporción al resto del lugar. Descomunal. Más de una docena de banquetas la recorrían en toda su extensión, gran parte ocupadas, y tras ella tres camareros trabajan a destajo sirviendo todo tipo de cubatas. La cantidad de botellas que tenían disponibles al público dejaba bien claro que el precio escandaloso se pagaba por algo: en ElectroSand no había garrafón.

Y alguien había estado disfrutando mucho de aquellos lujos. En una de las esquinas, algo alejada del resto de bebedores, estaba lo que David había venido a buscar.

Sam no estaba bien, al menos en el sentido más sobrio de la palabra. Al parecer la chica llevaba allí un buen rato empinando el codo, y una de las camareras lanzó una mirada de soslayo al escritor cuando le vio acercarse a la joven. Viendo el gesto de la mujer Samantha se giró con algo de retraso, antes de sonreir con gesto torcido al ver a David.

- ¿Sigues por aquí? Estuvo apunto de levantarse, pero se lo replanteó muy seriamente nada más intentarlo, seguramente al notar como el mundo daba vueltas a su alrededor. Vete a buscar a tu hija, capullo. ordenó, señalándole con dedo acusador. 

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21/12/2012, 00:54
David Stanford [Superviviente]

David intercambió una mirada con Sasha. En su rostro podían verse una generosa cantidad de emociones contradictorias. Sus fruncidos labios reflejaban una mezcla de diversión y preocupación, como si aquello no debiera parecerle divertido pero así fuese. En sus ojos se leía la duda, pero también la pregunta y un deje de lástima autocompasiva. No en vano, él también había sufrido en sus carnes el peso de esas escenas, sentado en el sitio de Sam.

- Claro, chica grande, en seguida- respondió de modo totalmente condescendiente, como si fuese el típico tío enrollado de la familia-. Ya de paso, ¿te dejo en la cama? Así no creo que consigas ligarte a nadie que te merezca.

La señaló con la palma de la mano abierta al hablar. Estaba claro que sentía algo de lástima, pero no iba a tenerlo en cuenta, porque él era el primero en meter la pata de esa manera. A lo mejor Lew había hecho algo muy propio de él, o Sam algo muy propio de ella, o ambas cosas. Daba igual. Era una cría que no tenía ni veinte años, y que seguía siendo, en efecto, una niña grande.

No hacía falta decir mucho más. Él ni se acordaba de lo que había hecho hace dos noches, y lo cierto es que no tenía el cuerpo con demasiadas ganas de fiesta, por el retortijón que suponía lo de su hija. Se tomaría una copa, y a casa. Desde luego, si el trago no le era fatal al día siguiente le tocaría la negra buscando a la cría.

En cierto modo, estaba haciendo el papel de padre enrollado, y no le quedaba otra. Sam era Sam, y ciertamente era más una sobrina que otra cosa. Con sus claras diferencias, pero era la esencia de su relación actual. Una sobrina algo obsesa y descarriada, pero no se le podía pedir más con un tío así.

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21/12/2012, 15:03
Director

-Pero si me dejas en la cama tu no te quedas ¿no? añadió, antes de darse cuenta de que Sasha estaba por ahí y musitar un Perdón.

Estaba claro el tono de broma pero, en su precario estado mental, Sam no tenía claro que pudiese identificarse como tal por cualquiera ajeno a David y ella. Sasha se limitó a negar con la cabeza con una sonrisa condescendiente, quitándole peso al asunto. Era tan consciente como David del mal estado de la chica, y si el escritor quería ayudarle no sería ella quién hiciese de poli malo.

Autocastigándose por lo que había hecho Sam bajó de la banqueta con torpeza sin mediar palabra, colocando su mano en la que le tendía David. No duro mucho así y se dejo llevar por la gravedad en busca de algún apoyo más seguro en el cuerpo del escritor. La camarera aún les vigilaba, con cara de preocupación, esperando alguna señal de la recién llegada pareja para llamar a urgencias o lo que se preciase en aquel momento.

- Lew está con vuestro amigo de la otra noche...dijo, dejando caer la mano en la zona aproximada donde David tenía aún grabada, ya moribunda, la inscripción de peculiar amistad. No era solo una manera de señalizar, sino que la joven estaba usando al escritor como pilar para aguantar el equilibrio.

No podía saber si aquel era el motivo por el que había intentado llenarse de alcohol hasta reventar el hígado o solo un random fact propio de un borracho. Estaba claro que en ese estado mental el hilo de pensamiento de Sam dificilmente podría asimilarse al de David, por muy semejantes que fueran en otras circunstancias. La chica sencillamente se dejó caer, hasta acabar casi abrazada por el escritor, cerrando los ojos con demasiada tranquilidad para tener un horror de música electrónica taladrándole los tímpanos.

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21/12/2012, 19:29
David Stanford [Superviviente]

El escritor aguantó con un enarcamiento de cejas y un gesto condescendiente todo aquello. No era demasiado nuevo nada en aquel comportamiento, y no le podía hacer nada más que aguantarlo y esperar a que se le pasase la borrachera. En cierto modo, y de forma un tanto cruel, era divertido, pero David no era un monstruo y era incapaz de reírse de una amiga, ni de nadie en ese estado. Las cosas con alcohol en el cuerpo se veían de otra forma.

Pero, pese a ello, hubo algo que le extrañó. ¿Qué amigo ni qué niño muerto?

- ¿Qué amigo? ¿Dónde, Sam?- preguntó el hombre con un tono ligeramente más enérgico de lo normal, pues aquello le interesaba y preocupaba a partes iguales. Cuando le preguntó a Sam sobre la fiesta de hace un par de noches no mencionó a ningún amigo. Sólo a las mujeres, y aquello era tan mundano que no le dio importancia.

Cada vez que alguien volvía a meter algo referente a su noche tenía más claro que podía haber algún tipo de absurda relación entre su juerga y la desaparición de la niña. Como si algún maldito diablo se la tuviese jurada y quisiese matar dos pájaros de un tiro.

- Sam, céntrate un instante- añadió al ver el estado de la chiquilla. Supuso que sabría responder algo así sin problemas, pero la presión le obligaba a ser persistente en el tema. Necesitaba saberlo, por la relación que pudiera tener. Como al final el escritor hubiese tenido algo que ver se iba a liar. Es más, se iba a liar ya de por sí, porque el hombre no tenía muchas ganas de hacer de detective en ese momento, sólo de irse a dormir abrazando una almohada antes de volver a la rutina.

Pero el deseo no quita la obligación.

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21/12/2012, 21:05
Director

Con algo de esfuerzo la chica levantó la cabeza, buscando con ojos borrosos los del escritor. La pregunta había conseguido llegar a su cerebro con algo de esfuerzo, y parecía estarse planteando la respuesta. Sasha ahora les miraba con curiosidad, picada también por la intriga de las caóticas aventuras de David.

- El ruso ese. comentó, con deje despectivo. Al parecer ese hombre no era santo de su devoción, o al menos no las consecuencias que solía tener su presencia. Lew se le encontró en la discoteca con toda su jauría de zorras, y creo que ahora están arriba. Con un gesto torpe alzó la cabeza señalando al reservado, antes de volverla a agachar y pegarla al pecho del escritor. Desde allí, la voz ahogada por la camisa o la pena, añadió: ¿Tu también vas a ir?

No había movido la cabeza, pero David aseguraría que la pobre Sam estaba a punto de romper a llorar. Su espalda temblaba y su respiración parecía perder la estabilidad con cada segundo que pasaba. Destronada y abandonada, ni la pura compasión de una ebriedad evidente iba a conseguirle compañía.

Una muñequita rota abandonada en un paraíso de neón. Justo como había predicho su padre.

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21/12/2012, 21:22
David Stanford [Superviviente]

Me cago en la puta.

Pero joder, puta Sam.

La mente del novelista comenzó a pensar con una velocidad no vista en dos días. Como si hubiese tenido una magnífica idea para su borrador, necesitaba una máquina de escribir y teclear todas las posibilidades. Pero, obviamente, no lo hizo.

Por un lado no podía abandonar a Samantha. Se lo debía. La pobre cría, pese a haberle engañado, golpeado, robado su libro, y condenado sin pretenderlo por corrupción de menores, seguía siendo una pobre cría. Cerró su libro con un réquiem que rezaba "estamos obsesionados por sentir algo, cualquier cosa, y precisamente por eso no sentimos nada". Ahí aferrada al pecho con una ebriedad del quince y la autoestima ahogada en un suelo de alcohol el pobre David se sentía incapaz de dejarla tirada. ¿Qué clase de monstruo sería?

A él le habían arrastrado a la cama más de una vez, y con dieciocho años, la niña tenía mucha más excusa que un hombre a medio camino entre los cuarenta y los cincuenta. La tenía que dejar en casa de su padre, por lo menos. El pobre Bill se cagaría, una vez más, en el novelista, pero qué remedio. Tampoco era nada nuevo que ese hombre tuviese problemas con su hija, o con David, o ambos a la vez.

Miró de reojo a Sasha con una mezcla de súplica, preocupación, ruego y desesperanza. Mientras tanto, enredó los dedos en el cabello de la pequeña, en un gesto bastante paternal. Era como peinar a una niña pequeña.

- Esto... tengo un problema, querida- añadió en voz baja, pese a que había un ruido infernal y Sam podría oír de la misa la mitad-. Necesito saber con quién estuve anoche, porque esa tarde desapareció la niña, pero al rockero cabrón ese se le va a olvidar todo menos el escozor- enarcó cejas y hombros, como si aquello no terminase de gustarle, pero le salvase ser un crío en el cuerpo de un adulto-. Tengo que llevarla a casa, o se me desplomará, así que...

Su gesto lo decía todo. Necesitaba que Sasha se metiese en toda la movida con el rockero, el ruso, y la jauría de zorras. Sasha era actriz y modelo, por lo que todo aquello no le resultaba un mundo demasiado ajeno, pero aún así, seguro que le tocaba los ovarios tener que hacer eso por el escritor, y capaz era de mandarlo educadamente, o sin educación, a la mierda.

Desde luego, había dos realidades ahí. La primera que Sasha era la más apta para el trabajo, incluso más que el novelista, y era la que estaba más a mano. Charlie probablemente fracasaría, y Dani treparía por la enredadera sin preocuparse por las necesidades del escritor. Y Lew se había largado, y no iba a hacerle volver, porque acabaría con una peligrosa mezcla de sedantes, alcohol y vete a saber qué más, si es que aceptaba.

Lo que David no podía hacer era dejar a Sam tirada. Era una cuestión moral, y no tenía pruebas de que hubiese alguna relación de su noche con la desaparición de Clare.

- ... prometo devolverte el favor con intereses- aseguró el novelista con cierto aire inocente, como si no le quedase más remedio e intentase restarle importancia.

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21/12/2012, 21:51
Violet

Violet sintió que el corazón le daba un vuelco realmente angustioso. Estaba tan emocionada con que Asthon la viera con aquel vestido que ni siquiera había reparado en que su jefe podía estar acompañado. Sus mejillas se ruborizaron, mitad bochorno y mitad miedo, su jefe podía ser realmente fiero cuando se enfadaba y, para más inri, parecía que su conversación con aquel extraño hombre no había sido nada apacible.

Su Furibundo Gastón se había mostrado realmente airado, aunque en aquellos momentos se desenvolvía con suficiencia y parecía más calmado. En el rostro de la joven apareció algo parecido a un puchero, a cualquier ser con alma se le partiría el corazón al ver a la bailarina con tal expresión de tristeza. 

-Siento mucho la interrupción -se disculpó Violet al tiempo que agachaba la cabeza con sumisión-. No caí en que podrías estar reunido. 

Sólo un desalmado engendro con una patata rancia y reseca como corazón sería capaz de no perdonarla, con aquella carita y aquella voz de querubín caído del cielo... ¡Y ESA EXPRESIÓN DE: ELLA NUNCA LO HARÍA! 

Violet ni siquiera se planteaba quién era aquel excéntrico personaje que acababa de abandonar el despacho, ni qué hacía allí, ni por qué no había babeado ante la visión de semejante diosa helénica (menudo sangre horchata...)

-Había pensado que si la entrevista se llevaba a cabo lo antes posible, el señor Bradley y la señorita Chalmers podrían disfrutar del resto de actuaciones de la noche y así lo podrían reflejar en el reportaje de mañana -la muchacha intentó desviar la conversación hacia otros derroteros para que su jefe olvidase su enfado lo antes posible. 

La bailarina ya imaginaba cómo sería el reportaje, lleno de buenas reseñas y críticas. Las fotos de la Jaula y la Copa de Champán quedarían genial aunque... la reportera no parecía llevar ninguna cámara encima. Aquello le extrañó a Violet, se lo preguntaría a la muchacha cuando tuviese oportunidad. 

Notas de juego

Mañana me voy de viaje navideño y andaré escaso de internet, así que no creo que pueda mantener el ritmo de posteo hasta que regrese el día 30 :(  (no sé si al final se hará el descanso navideño que ha propuesto Pequeña Mortadela)

Por eso dejo en manos de el máster que pueda disponer de las acciones de mi personaje si así lo cree necesario, para evitar que otros compañeros se queden atascados por mi culpa. Siento las molestias que pueda causar!

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22/12/2012, 18:30
Nathaniel Scott
Sólo para el director

Incrédulo, viendo el traje empapado y con las manos inconscientemente señalando a la mancha: Jo-der...

iba a soltarlas un par de cosas, pero viendo que eran europeas me callé la puta boca con el cabreo encima. Me alivió que al menos tuvieran un dueño que las dirijiera a esas tambalenates mujeres... si no son muy educadas, al menos alguien lo era por ellas....

Ya... aveces pueden llegar a ser un suplicio...       Muy buenas... Soy Scott. Nathaniel Scott. y dejando aparte el incidente de la mancha empecé a hablar con el tranquilamente "bonito local ¿No te parece?", "La verdad es que tienes unas... espectaculares acompañantes", "¿Que os trae por aquí por NY?" "Ah, bien, yo trabajo en X altos cargos en el sector del inmueble"... esas fueron algunas de las cosas que se podían oir durante la conversación.

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22/12/2012, 19:00
Director

Al principio Sasha arqueó una ceja, como si no se creyese lo que David le estaba pidiendo. Sin embargo y tras ver que el gesto del escritor no cambió ni un ápice, suspiró y se giró con resignación. Sin despedirse si quiera la mujer se perdió en la marabunta de gente, dejando a David con Sam abrazada a él como un koala especialmente borracho. No parecía haberse tomado muy bien la petición del escritor pero viendo la situación había decidido darle un voto de confianza.

O de compasión, según se mire.

La cosa era que ahora el novelista estaba solo con la joven destrozada, con una camarera cotilla y un cubata a medio acabar. La chica se dejó llevar obedientemente fuera de la discoteca, con los ojos rojos y sin mediar palabra. Ni siquiera pronunció nada en todo el viaje en taxi, lo suficiente largo para hacerlo incómodo. Durante un par de veces pareció aguantarse las ganas de vomitar, para horror del taxista, que le miraba por el espejo retrovisor con preocupación.

El hombre lució completamente aliviado cuando David y Sam se bajaron frente al bloque de edificios de su padre, y ni siquiera se molestó en esperar. Por si acaso. La entrada en casa de la joven fue un drama, bronca para el escritor y llantina de Sam. Bill, completamente furibundo, acompañó a la chica dentro con un portazo que hizo que una de sus vecinas cotillas se asomase pese a las altas horas que eran. Lo justo para acabar bien una buena noche.

El frío de la calle fue casi una agradable bienvenida durante la espera de nuevo taxista, cigarrillo adicional en mano. Hija perdida y sobrina destrozada sentimental y etílicamente hablando, aquella no estaba siendo ni mucho menos una buena semana para David...

Notas de juego

Eres libre de añadir algún post personal para concluir el día, ya sabes ^^

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22/12/2012, 19:01
Dimitri Ibrainovich

El hombre asintió en la conversación. Algún comentario divertido, seguir el tema...el típico modo de conversación cortés y obligada. Se divirtió cuando halagó a sus mujeres y comenzó lo que era le inicio de una invitación a "contemplarlas más de cerca" cuando otro tipo cincuentón y cuya cara sonaba muy familiar a Nat llegó para saludar.

Fue casi como si dos hermanos se reencontrasen tras una gran guerra.

Después de toda aquella animosidad, Nat tuvo claro que el ruso había estado allí como mera compensación y porque no había nada más interesante que hacer en su estancia. Con un cordial saludo y palmadita en el hombro Ibrainovich se despidió, dejando a Nat una copa de champán del bueno en la mano. Aún no sabía si ese tipo le caía bien o solo le parecía un puto impresentable y los culos respingones de las rusas, que acompañaron a ambos hombres hacia los reservados, tampoco le ayudaron a concentrarse en encontrar la respuesta....

Notas de juego

Siento el cierre tan abrupto, pero no tenemos tiempo para más...^^

Cargando editor
23/12/2012, 16:28
Nathaniel Scott
Sólo para el director

Notas de juego

ya no hace falta que rolee mas en la electrosand?

Cargando editor
23/12/2012, 16:38
Director

Notas de juego

Agradecería un post para cerrar el día aquí o en casa de Nat, pero no habrá más intervenciones mías hasta después de navidades ^^