Partida Rol por web

Mientras Thomas se acercaba el borracho puso cara de desconcertado, al menos hasta que el cuerpo del policía lo tapo del resto de miradas indiscretas. Entonces se volvió un gesto mucho más inteligente. O astuto. Quizás la palabra era astuto. Estaba claro que el acercamiento del policía le había pillado por sorpresa, pero no pensaba desaprovechar la oportunidad.

- ¿Ese camarero es el que me dijeron que le partieron la cara?- preguntó, agachándose. Estaba claro que era más que un simple habitual del bar: no parecía saber el nombre de Harry pero si sobre sus pequeñas desgracias personales. La pose de sus hombros era la de un borracho, pero su voz estaba muy sobria: un inglés casi perfecto con un acento del levísimo acento del Este.- Muy señora tiene que ser la mujer para haber espantado a un capullo que no tenía miedo a servir cervezas después de haber recibido una paliza. Dejo caer, más o menos con la misma sutileza que la del propio policía. 

- Sí, dejémonos de tonterías. Hay algo muy turbio en este local. Por lo que dicen, hay gente que ha desaparecido aquí. comentó, llevándose la mano a la americana. Por un momento Thomas se temió lo peor, con algún mafioso del este conocedor de su identidad y su oficio, capaz de darle de tiros allí mismo. Pero lo que de allí salió fue una fotografía de carnet grande, que Thomas ya había visto antes.

La hija del escritor, Clare Standford.

Mientras Jackson se preguntaba quién demonios era ese tipo, el ruso lanzó una mirada de reojo a Rick. Una mirada que lo decía todo. Pero a algunos no les importa demasiado, ¿eh?

El dolor lacerante del pellizco trajo a Rick de vuelta al mundo, eso no quitaba las ganas de empotrarla contra la pared y darle lo suyo toda la noche.

“Que cojones estas pensando gilipollas” se dijo a sí mismo. “¿Quieres que te pase lo mismo que con Juliet?”

La imagen de Juliet le bajo los humos bastante, pero cuando el olor del pelo de la desconocida, y su visión debajo suya remediaron bastante ese bajón. Empezó a estar falto tanto de bebida, como de tabaco, cayó en la cuenta de que su whisky estaba en la mesa. “Mierda.” Se puso a tantearse los bolsillos lentamente los bolsillos, cuando toco el revólver que estaba debajo de su brazo, tapado por la chaqueta lo agarro con fuerza, el tacto frio del metal lo tranquilizo.

Con el rabillo del ojo vio a Thommas con el borracho, y se tranquilizo aun más. Prosiguió en su búsqueda de los cigarrillos perdidos hasta que se dio cuenta de que estos estaban también encima de la puta mesa. “Mierda, mierda, y remierda.”

-Rick Rogers… encantado de conocerla, señorita…- de perdidos al rio. Ya que estaba de mierda hasta las rodillas, se zambulliría en ella del todo.

Thomas bajó la voz y dejó que la conversación siguiera su curso

-¿Y qué le hace pensar que esa mujer de ahí tiene algo que ver con la chica de la foto?-se encogió de hombros-Ni parece "su tipo" ni parece que tenga problemas en conseguir atención de quien la interese...-miró de reojo a Rick mientras ponderaba qué contar y qué no-Curiosamente mi amigo, ahí donde le ve es investigador privado, ha venido atraído por desapariciones... una buena lista de ellas, incluido ese nombre-apuntó a la foto de nuevo-eso se lo reconozco, ¿pero qué le hace tan importante para usted? Debe haber como treinta más-

En fin, a ver por dónde salía el tipo. A Thomas no le gustaba tratar con los del Este, estaban todos clínicamente locos... en su opinión Chernobil había hecho más mal del que se había dicho y se notaba.

- Oh vamos, podría ser el tipo de cualquiera.- Respondió con liberalidad, exagerando un atractivo de la misteriosa mujer que de por si ya era muy llamativo.- No lo se. Sencillamente me resulta sospechosa. Mala espina. Tu deberías saber a que me refiero, que no estás rogado por limpiarle los zapatos a lengüetazos.- La imagen era demasiad gráfica para ser agradable, por bonitas que fueras las piernas que calzaban esos zapatos imaginarios.

- Y sobre la chica de la foto...es la única desaparición que conozco y la hija de un amigo.- respondió, cargado de una honestidad que rozaba lo temerario. Al parecer el escritor no se había conformado con dejar actuar a la policía, sino que había buscado sus propios medios.

- Pero si dice que hay más gente... pareció dudar un momento. Estaba claro que el ruso había venido con unas ideas en mente muy claras que se le estaban desmontando. Casi como si le faltase la pieza del puzzle de Thomas: el quién y el por qué, pero al ir a juntarlas no encajasen. Vale, creo que usted tiene razón. Puede que solo esté algo paranoico. 

- Bueno, veo que coincidimos en algo...rió ante la presentación de Rick, percatándose de que había salido levemente del atontamiento. Y también de que buscaba algo con nerviosismo. Sus ojos claros se movieron hasta la mesa y al ver el paquete de tabaco sonrió.

Con una lentitud y un roce perfectamente calculado para pasar por las zonas ahora más sensibles del detective se levantó hasta la mesa y cogió el paquete de tabaco, dirigiendo una mirada seductora. Volvió hasta la silla, con los mismos andares de antes y colocó el paquete en la barra haciendo que sonase delicadamente. Sin embargo su mano seguía apoyada sobre él, haciéndolo inaccesible. 

- Un vicio muy feo. Regañó teatralmente. Que también comparto. Una lastima que en estos sitios no se pueda fumar. Su mirada viajó por todo el local y por primera vez Rick pudo ver más allá de su pálido y perfecto rostro. El resto de la clientela mirando a la mujer sin apenas disimulo...¿Pero donde estaba Harry?

Pero eso desapareció con rapidez de su mente cuando la mujer dirigió los dedos hasta el cuello de su camisa.

- Pero podemos echar una calada juntos en mi casa si quieres...

Algo olía raro. Pero no lo suficiente para que no lo ocultara el olor de aquella mujer...

Rick veía contonearse a la desconocida en su ida y vuelta hacia la mesa, era hipnótico. Cuando volvió a ponerle la caja delante de las narices la miro a los ojos. Escucho su sugerencia.

Esto no podía estar pasando, había muerto, y estaba en el cielo, era la única explicación…

Miro a su alrededor buscando con la mirada caras conocidas, a lo lejos vio a Thommas, pero de Harry no había rastro.
Aun agilipollado como estaba, se le encendió la luz roja de las emergencias en la cabeza. No estaban las cosas muy bien últimamente, y llevaba un rato sin ver al camarero, a sabiendas de todo lo que había pasado con él y sus “accidentes”, hacía varios días además, este le hablo de una mujer, y casualmente la desconocida aparece esta noche por el bar y se muestra de lo mas receptiva…

Rick hizo hincapié en lo de desconocida, había esquivado bastante bien el no responderle cuando le pregunto sobre su nombre. –Me encantaría irme con usted al fin del mundo, pero sería bastante grosero por mi parte no saber su nombre…- la miro con ojos inquisitivos, seguía queriendo poseerla pero la creciente avidez de respuestas empezaba a eclipsar sus instintos mas básicos.

La mujer pareció algo sorprendida ante la respuesta (y más bien la pregunta) de Rogers. Se había percatado de que había salido, o al menos estaba empezando a hacerlo, del estupor en el que le había sumido su entrada. Y Rick se dio cuenta de que eso no le gustaba, por bien que lo disimulase, y sus maneras se mostraron bastante menos tranquilas...

- Amanda Strassenberg. Sonrió a el detective, deslizando el dedo por el cuello de su gabardina.- ¿Podemos irnos ya entonces?

- Oh vamos, podría ser el tipo de cualquiera.- Respondió con liberalidad, exagerando un atractivo de la misteriosa mujer que de por si ya era muy llamativo.- No lo se. Sencillamente me resulta sospechosa. Mala espina. Tu deberías saber a que me refiero, que no estás rogado por limpiarle los zapatos a lengüetazos.- La imagen era demasiad gráfica para ser agradable, por bonitas que fueras las piernas que calzaban esos zapatos imaginarios.

- Y sobre la chica de la foto...es la única desaparición que conozco y la hija de un amigo.- respondió, cargado de una honestidad que rozaba lo temerario. Al parecer el escritor no se había conformado con dejar actuar a la policía, sino que había buscado sus propios medios.

- Habiendo tanta gente desaparecida... pareció dudar un momento. Estaba claro que el ruso había venido con unas ideas en mente muy claras que se le estaban desmontando. Casi como si le faltase la pieza del puzzle de Thomas: el quién y el por qué, pero al ir a juntarlas no encajasen. Lo cierto es que no me esperaba una mujer aquí, pero uno no siempre tiene lo que espera...Paranoia mía, supongo.

Pero la voz del ruso comenzó a difuminarse cuando Thomas se dio cuenta de que la mujer parecía interesada en marcharse con Rick. No alcanzaba a oir la conversación completa, pero estaba claro por sus maneras que quería sacar al detective del local. Y parecía querer hacerlo ya y ahora.

Thomas miró de reojo a Rick y, viendo que iba de cabeza a la boca del lobo -aunque no literalmente- se despidió con un movimiento rápido de cabeza del ruso.

-Hablaremos en otro momento-dijo con tono apresurado-Asuntos más urgentes...-su mirada iba claramente a Rick. Su interlocutor había demostrado no ser tonto y, puesto que el detective estaba siendo obvio en su babeo por la misteriosa desconocida, lo entendería.

Se escurrió entre la gente del bar para seguir allá donde fueran, obviamente no muy de cerca sino profesionalmente con distancia, al tarumba de Rick y la peculiar "señorita"

-¿Por qué tanta prisa Amanda?- Rick tuvo la sensación de que había dado en el clavo… y no le gustaba nada de nada…

Cogió delicadamente la mano de su interlocutora, frente a sus manos ásperas y curtidas se encontró el tacto frio y sedoso de las manos de Amanda. Le sonrió ampliamente, con su sonrisa más fría. Su mirada lo decía todo “Que ocultas preciosa…”

-Nos iremos pronto, pero antes tengo unas gestiones que hacer.- Se levanto y con toda la tranquilidad del mundo cruzo la barra y se interno en la cocina del bar, buscando a Harry.

“Espero que Thommy me eche en falta y no la deje escapar en caso de que decida hacerlo” dijo pensando hacia sí mismo, la preocupación que sentía por Harry era cada vez más intensa, sobre todo después de la “conversación” con la pelirroja.

Lo último que vio Rick mientras se alejaba hacía la cocina fue el mohín de desagrado de Amanda. Al parecer la mujer no estaba acostumbrada a que le llevasen la contraria (con razón, por otra parte). Casi le dolió alejarse, como si se estuviera enfrentando a una fuerza superior a él, pero entonces...se rompió el hechizo.

Extrañamente Rick se dio cuenta de que su cerebro comenzaba a funcionar más y más libre a medida que se alejaba de la pálida belleza desconocida, adentrándose en la oscura y algo mugrienta cocina del local. Y era algo más que la sangre volviéndole a la cabeza. No era el hombre con más sentido común del mundo, y menos cuando hablábamos de mujeres, pero eso no había sido normal. Ni medio normal si quiera.

Pero tuvo poco tiempo para pensar en eso..

...cuando la escopeta de Harry le apuntó en toda la cara.

El camarero no disparó al ver que era Rick, aunque su cara estaba completamente crispada en una mezcla a partes iguales de miedo, odio y ansiedad. Su cara sudaba, y la escopeta vibraba en el aire, sacudida por el tic nervioso que hacía que Harry temblase como un flan.

- ¿que coño haces aquí?- susurró entre dientes, su mandíbula tan prieta que chirriaba al hablar. ¡Sacad a esa zorra de mi local antes de que se lleve a alguien más!

“Bingo…” pensó Rick. Dio un par de pasos hacia atrás mientras asentía levemente con la cabeza mientras todas las piezas del puzle empezaban a encajar en su cabeza.

-Me encargare de ella…- dijo en voz baja. –Avisa a Thommas dentro de un rato para decirle donde estoy.- se dio la vuelta lentamente. –Adiós Harry…-

Cuando volvió a cruzar la puerta lucia su mejor sonrisa. Se acerco a Amanda con todo el garbo del que disponía. –Ya podemos irnos querida, mí querido camarero estaba comiendo en vez de trabajar el muy vago…- No pudo evitar volver a recorrer el cuerpo de la pelirroja con los ojos. “¿Por qué debes estar metida en algo así? ¿Por qué tu…?” suspiro en parte por los calores que empezaban a subirle de nuevo y en parte por resignación.

Cogió su sombrero y con la misma mano hizo un ademan invitando a Amanda a levantarse. -Cuando quieras...-

Amanda pareció sonreir triunfalmente al ver salir a Rick de la cocina, pero el engaño del que había conseguido salir el detective le permitió ver algo más en la mirada. Había estado a punto de perder a su presa y no iba a arriesgarse más.-

- Pues ahora mismo.-respondió con una risa pícara, levantándose de la banqueta y aferrándose al brazo de Rick mientras abandonaba el local aseteado por las miradas de envidia de los presentes.

Pero mientras Rick salía del local con la mujer sonriente agarrada a su brazo, sus ojos se toparon con los de su compañero. No hicieron falta palabras: ambos sabían lo que estaba sucediendo. 

El detective abandonó el local mientras el agente de policía volvía a intercambiar un par de palabras con el ruso.

El ruso dedicó una mirada a la pareja que abandonaba el local. Había entendido perfectamente la "sutil" insinuación de Thomas. Por un momento pareció incluso levantarse a la vez que el agente, pero la mirada petrificadora del policía fue suficiente para volver a dejarlo sentado en el sitio.

- Ten cuidado.- se limitó a decir, dando otro trago a la bebida, antes de pensarlo mejor y añadir.-Y mucha suerte.