Salgo tras El Marsellés aunque un poco distante de lo que ahora es la nueva tripulación.
El tiempo es agradable, quizás llovizne algo más tarde, pero espero estar bajo techo.
Pronto conoceré el navío y seguro podré asquearme de la repugnanrte tripulación.
dando un rapido sorbo al ultimo trago de ron que quedaba en la copa me pongo en pie ante la voz del marselles
no demasiado afan
no puede disfrutar uno tranquilamente un traqgo de ron jajaja
Rodrigo observacomo se retiran los otros tripulantes, y se dispone a seguirlos. No sin antes vaciar sorprendentemente todo su jarra de un solo sorbo...
Se encamina hacia la puerta, pero antes de salir gira, recordando las palabras de Rafael:
Cita:
Se sonríe y gruñé. Oye... eres mas estúpido de lo que pansaba si crees que existe algo mas valioso que el oro... Suelta una enorme carcajada mientras atraviesa la puerta.
Espero que valores tu cuello mas que el oro, porque si no estas listo, jajajaja
*Se encamina detras del capitan en busca del barco, del que se acaba de alistar...
Tome mi copa y bebí todo de un trago. Me pase la manga de la camisa para secar mis labios y cuando empezaba a disfrutar de la pequeña fiesta de bienvenida el Marselles se levanto y ordeno a sus hombres que regresaran.
La fiesta se había acabado, al menos de momento mientras tanto miraba a Rafael y Rodrigo mientras discutían, lo cual provoco una gran sonrisa en mi rostro.
Deje la jarra sobre la mesa bruscamente y haciendo un fuerte ruido y me prepare para seguir al Marselles y sus hombres.
Rodrigo escucha las palabras de Rafael, de espaldas. Mira hacia el cielo, y levanta los brazos, sin parar de caminar.
Señor, porque me rodeas de idiotas que no comprenden siquiera un sarcasmo?!
El marsellés, sus dos hombres y los diez que acabáis de alistaros permanecéis en la calle enfrente de la taberna. El Marsellés os observa de arriba a abajo y tras hacer un gesto a uno de sus hombres que sale corriendo calle abajo empieza a hablar.
Bien muchachos, un perro de mar no es nada sin su equipo. Alguien necesita armas? mis hombres os las proporcionarán, pero el dinero se os descontará de la primera paga. Seguidme , iremos hablando por el camino.
Camináis con dirección al puerto, los hombres se van acercando al Marsellés y le van pidiendo equipo , su hombre de confianza apunta el equipo en una hoja de papel mientras asiente con la cabeza.
Pensad en las armas que necesitéis ( sólo armas ) teniendo en cuenta con qué arma sois mejores , tanto blanca como de fuego ( mirad vuestras habilidades )
Los hombres se apretujan enfrente del Marsellés pidiendo sus armas favoritas, alguno emocionado casi pediría una fragata. Algún arma de fuego, otras blancas de cuerpo a cuerpo y a distancia. Van pasando poco a poco, cuando me toca el turno saludo. Dudo un poco antes de contestar.
Una espada para este marinero.
Se manejar regular una, mis habilidades en un barco son otras. Nunca he matado a nadie, y no quisiera hacerlo, veré cómo lo puedo conseguir.
Una sonrisa en la cara de Rodrigo hace que parezca aun mas grotesco. Al llegar su turno se apresura.
Alfanje lo mas pesado que encontreis, dos pistolas, daga.
El hombre mira a Rodrigo, No es posible tanto equipo para un sólo hombre, esto no es el ejército inglés! apunto pistola y Alfanje.
Rodrigo revolea los ojos.
Acaso lo vas a pagar tu??! Demonios, para que frecen si despues no dan nada. Anota solo el maldita alfanje y la pistola...
Da media vuelta y se aleja enojado.
mmmm lan se toma los bigotes pensando en su equipo mientras se dirige al puerto
una pistola estara bien
*Mira al arsenal que hay en todo el barco y le dice al contramaestre.
Yo no pedire mucho señor, con un par de cuchillos me basta, no necesito la armeria entera como aqui el señor que refunfuña, espero que no os canseis demasiados de el y lo tireis al agua, jajaja
Bien podríamos pasear por un arsenal de la Real Armada para equiparnos, que parece que alguno hace corto aun antes de comenzar la singladura. Demasiadas ansias de combate. Por lo menos, la mayoría parecen hombres capaces.
Quizás debería entrenar algo el manejo de las armas por si fuese necesario, que seguro lo será, no quiero ser el primero en dejarme la vida.
Bien que sean una pistola y un par de cuchillos dice el hombre.
Al fin llegáis al puerto, que rebosa de actividad , debe de haber por lo menos veinte barcos a cada cual más grande. Toda clase de barcos, desde barcos de la armada española, británica o francesa hasta barcos mercaderes, y por supuesto, los barcos no tan legales.
Os llama la atención un barco con velas rojas , no muy grande en comparación con el resto donde una marabunta de hombres está armando un gran alboroto.
Ese es nuestro amado barco muchachos!! se acerca hasta la pasarela de embarque.
Una treintena de piratas se asoma por la borda del barco y empieza a burlarse de los recien llegados, vosotros. saludando con chanzas y puyas, riéndose de vosotros y afirmando que con la primera andanada que oigais temblareis tanto que quizá hagais escorar el barco y cosas así. El jolgorio terminará bruscamente... cuando hace su aparición en cubierta un individuo de casi dos metros, vestido con una casaca roja, calzones, medias y sombrero del mismo color, y con una larga cabellera de gruesos bucles negros cayendo sobre sus hombros.