Partida Rol por web

Beyoncé había visto cosas en su vida, cosas raras, cosas muy raras, algunas de las cosas con las que se había acostado su marido y ahora veía lo más raro de todo. A Lady Gaga en su trono en posición.

—!La pistola es para llenarte de agujeros, puta, que seguro que me traicionarías y te harías un abrigo con mi lomo! —Dijo la diva disparando.

Un agujero apareció en el trono de Gagá, a un centímetro de su cuello.  

—¡Uh, Bang Bang, baby! Es hora del bang bang, parece...

Cojo el cuchillo y salto sobre ella para atacarla sin mediar más palabra, pero en cuanto me acerco con ella al cuchillo, puede oírme murmurar una canción de las que hice con el adorable viejito Tony Bennett, versionando a los Sinatra.

Bang bang, she shot me down, bang bang, she'll hit the ground...

Gagá se arrojó sobre Beyoncé y casi la destripó de un tajo, cortando su hermoso vientre. La diva no se esperaba que Lady gagá pudiera moverse tan rápido.

—¡Arrghhhhh! ¡PUTA! —dijo la pobre Beyoncé disparando su revolver. Pero descubrió que aquello no era como las películas había que amartillar y disparar y lo más importante, apuntar. Era una pena que no hubiese frecuentado el campo de tiro tanto como el gimnasio. Ya era la segunda vez que fallaba y no mataba a la puñetera rubia. 

Emocionada por la adrenalina, dejó de susurrar la canción, cuyo estribillo repetía una y otra vez, cada vez más rápido, al ritmo que sus cuchilladas, caóticas, revoloteaban, hasta que alguna se clavaba en la piel de la negra.

—BANG BANG, SHE SHOT ME DOWN, BANG BANG, SHE'LL HIT THE GROUND! BANG BANG, THAT AWFUL SOUND...

El siguiente corte de Gagá a Beyoncé fue en la cara, no hizo mucho daño pero dolió un montón. —¿Quieres morirte? —dijo, medio gritando. Y tratando de mover la pistola y disparar. Pero Gagá no se quedaba quieta y la puta pistolita que tenía no conseguía apuntar a la diva, que se movía como la puta que era. —¡MUÉRETE PUTA! ¡NO TE HARÁS UN ABRIGO CON MI CARNE!

Nicki no respondía a mi inteligente sugerencia. ¿Qué le pasaba? ¿Que no quería ganar? Pero sí respondía a mis otras insinuaciones. No solo no rechazó mis manos, sino que se lo tomó como algo personal.

Nicki, idiota, esto no es Gran Hermano Porno. Se trata de calentar, no de fundir. Y se trata de sembrar cadáveres, no de levantar fiambres.

Yo lo sabía, la productora lo sabía, los drones lo sabían. Hasta Nicki lo sabía: la carne sube la audiencia. Si esa iba a ser su estrategia para ganarse el favor del público, no le iba a negar cierta inteligencia. Pero no más que la de un delfín. Un delfín chillón, de voz penetrante y desagradable, que no entiende que al público le gusta verle jugando con las pelotas, pero que eso se gasta rápido si lo abusas. Que el público se acostumbra rápido, y quiere verte cruzando un aro de fuego. Y Nicki parecía querer cruzarlo.

Nicki, gilipollas. Para.

No, no metas los dedos ahí.

Uf, ok, puedes dejarlos ahí.

¿Para eso me había llamado? ¿Ese era su mierda de plan para hacer piña y conquistar la isla en un Nigga Sistah Team of Death? ¿Dar porno sin filtro?

-Tía, ya vale -le susurré al oído. Su respuesta fue el empujón al suelo y el besuqueo. Sonó un latigazo y un desgarro, seguramente su ropa rasgándose por no resistir la presión de esa masa de gelatina que tenía por jamones. Algo que los drones agradecieron. Ya podía escuchar su zumbido revoloteando a nuestro alrededor como moscas al caramelo.

-Venga, Ri, démoslo todo -me dijo. Quería contoneo bajo el sol al cadencioso ritmo del reggae.

La pobre y dulce Nicki. Me dejé llevar unos segundos, y creí entender lo que pasaba. Ella era tierna e inocente y no era capaz de matar. Era un animal herido en una isla de la muerte. Un ingenuo delfín chillón. Una ballenita varada en una playa cruel. Ella era consciente de eso y su estrategia era ganarse al público con lo único que podía aportar: carne y ropa de colores.

-Ok, Nicki, vamos. Démosle -confieso que sus labios chupeteaban bien. Confieso que me dejé llevar. Confieso que por unos instantes, cuando la vi tanteando con una mano buscando una buena piedra para reventarme la cabeza, no quise prestar atención porque estaba demasiado ocupada mordiéndome el labio.

Pero una es caliente pero no gilipollas. ESA era la estrategia de Nicki: seducirnos una a una para pillarnos con la libido alta y la guardia baja.

Playas gonna play
a least thats what they say
Well I know that for myself now
(You know I love you)
You said you loved me babe
Then you played your game
A game that I know all to well now
Well I use to buy your lines
But it's time for me to sail now

Yo también sé jugar a esto, negra.

No no no
You don't love me and I know now
No no no
You don't love me so let me go now
(I can't let you go, can't let you go)
If you ask me, baby
I shoulda left you along time ago, no

Me enderecé hasta queda sentada con ella de rodillas entre mis piernas. Se me veían las tetas y ella estaba mostrando todo lo suyo. Le guiñé el ojo a un dron, la atraje para mí, la besé en la boca con pasión. A lo último beso.

Adivina, espectador.

Cronck.

Así sonó tu cabecita loca con la pedrada que te endiñé en la sien, Nicki. No sé si pudiste escucharlo. No sé si pudiste sentirlo, Nicki, ni esa primera, ni las incontables pedradas con las que hundí tu carita en tu cráneo y tu cráneo en el suelo.

Así, no Nicki, así no. Lástima.

—¡¡Esa es una idea maravillosa, Honey Bee!! —grito en respuesta. Lo que esta tipa no sabe es que está hablando con la Condesa Elizabeth, y cuando el Hotel Cortez se me quedó pequeño, volé a seguir con mis fechorías en otro sitio.

—¡Aprende a disparar! ¡Bang! ¡¡BANG!! —y sin embargo, la emoción me traiciona.

Nicki trató de trincarse a Rihanna. No se la podía culpar, Rihanna tenía un cuerpo de pánico. Pero también alargó la mano hacia una piedra... el problema fue que Rihanna fue más rápida. 

Crack.

Crack.

Golpe a golpe, Rihanna abrió el cráneo de Nicki, que quedó muerta en el suelo. 

Ahora quedaba el mejor momento, conseguir Swag... y Nicki tenía 5 jodidas granadas (auqque no ponía qué hace cada una), una caja de condones (sabor chocolate nigga), un paquete de tabaco y una caja de cerillas.

Justo al acabar de robar a su hermana muerta, pudo escuchar unos disparos lejanos. Rihanna sabía que eran disparos. 

Sangrando, Beyoncé huyo. La Diva se precipitó a la salida de la cueva gimiendo, no conseguía disparar. Bueno, disparar sí, pero no dar en esa babosa deslizante chiflada que era Gagá. 

—¡PUTA! ¡QUIERO MI ABRIGO! —le grito mientras me abalanzo sobre ella, cuchillo en ristre, sin ninguna intención de quedarme sin ese abrigo que ella misma había propuesto. Una ganadora de una docena de Grammys y un par de Globos de Oro envuelta en otra mil veces galardonada diva sería el no va más.

Gagá cayó sobre Beyoncé como una negra detrás de su siguiente dosis de Crack y el cuchillo se hundió por fin hasta el puto fondo en la espalda de la diva. 

Beyoncé dió un par de pasos y cayó de morros, dejándose todos los dientes contra el suelo rocoso. Se dio la vuelta y miró a Gagá. El revolver tirado a un lado. 

—Ffofer ffía... fffiedad enffre fffermaffas...

Las cámaras rodearon a ambas mujeres, deseosas de inmortalizar el momento... aunque un charco de sangre cada vez más amplio se extendía de la espalda de Beyoncé. No duraría un minuto. 

Rihanna pudo escuchar gritos en dirección Oeste. No muy lejos. Parecían de dolor. 

—¡LAS HERMANAS SE PELEAN, HONEY BEE! —exclamo, como un grito de guerra para mi golpe de gracia, y clavo mi cuchillo directamente entre sus preciosos ojos verdes. Pienso hacerme un abrigo con esa piel preciosa de chocolate con leche.

¿Por qué las negras famosas se van destiñendo con cada videoclip?

—Ah... has sido una chica mala, una chica muy muy muy mala, Honey Bee —le susurro mientras me abrazo a ella, sin preocuparme por manchar de sangre mi hermoso chubasquero. Con todo el cariño que le tenía a esta zorra con ínfulas de gobernanta del mundo, empiezo a cantarle un réquiem.

I'm gonna marry the night...

Y tras unos cuantos compases, empiezo a desollarla con cuidado. Esa idea del abrigo de Beyoncé es demasiado buena como para dejarla pasar.