Partida Rol por web

Otra vez la sed, esa misma sed que te atormenta noche tras noche, que seguirá persiguiéndote hasta el fin de tu existencia, pero hay que luchar contra la sed y la bestia. Mueves la sangre de tu organismo hacia las extremidades tratando de vencer el entumecimiento y poco a poco te pones en movimiento.

La noche es fría, una ventisca envuelve la ciudad, el viento arrastra los copos de nieve y las hojas muertas. La mayoría de las calles están cubiertas por una capa de nieve, aún no han pasado las quitanieves, y muchas seguirán cubiertas de nieve hasta la llegada del otoño, porque las quitanieves nunca llegaran a pasar.

Las calles están bacías, la gente busca cobijo en el calor de sus casas y los mendigos en los comedores de beneficencia, los pocos paseantes se arrebujan bajo capas y capas de ropa paseando por calles mal iluminadas.

¡Hoy es la noche, hoy un magus morirá!

Otra vez la sed, esa misma sed que te atormenta noche tras noche, que seguirá persiguiéndote hasta el fin de tu existencia, pero hay que luchar contra la sed y la bestia. Mueves la sangre de tu organismo hacia las extremidades tratando de vencer el entumecimiento y poco a poco te pones en movimiento.

La noche es fría, una ventisca envuelve la ciudad, el viento arrastra los copos de nieve y las hojas muertas. La mayoría de las calles están cubiertas por una capa de nieve, aún no han pasado las quitanieves, y muchas seguirán cubiertas de nieve hasta la llegada del otoño, porque las quitanieves nunca llegaran a pasar.

Las calles están bacías, la gente busca cobijo en el calor de sus casas y los mendigos en los comedores de beneficencia, los pocos paseantes se arrebujan bajo capas y capas de ropa paseando por calles mal iluminadas.

¡Hoy es la noche, hoy un magus morirá!

Otra vez la sed, esa misma sed que te atormenta noche tras noche, que seguirá persiguiéndote hasta el fin de tu existencia, pero hay que luchar contra la sed y la bestia. Mueves la sangre de tu organismo hacia las extremidades tratando de vencer el entumecimiento y poco a poco te pones en movimiento.

La noche es fría, una ventisca envuelve la ciudad, el viento arrastra los copos de nieve y las hojas muertas. La mayoría de las calles están cubiertas por una capa de nieve, aún no han pasado las quitanieves, y muchas seguirán cubiertas de nieve hasta la llegada del otoño, porque las quitanieves nunca llegaran a pasar.

Las calles están bacías, la gente busca cobijo en el calor de sus casas y los mendigos en los comedores de beneficencia, los pocos paseantes se arrebujan bajo capas y capas de ropa paseando por calles mal iluminadas.

¡Hoy es la noche, hoy un magus morirá!

Otra vez la sed, esa misma sed que te atormenta noche tras noche, que seguirá persiguiéndote hasta el fin de tu existencia, pero hay que luchar contra la sed y la bestia. Mueves la sangre de tu organismo hacia las extremidades tratando de vencer el entumecimiento y poco a poco te pones en movimiento.

La noche es fría, una ventisca envuelve la ciudad, el viento arrastra los copos de nieve y las hojas muertas. La mayoría de las calles están cubiertas por una capa de nieve, aún no han pasado las quitanieves, y muchas seguirán cubiertas de nieve hasta la llegada del otoño, porque las quitanieves nunca llegaran a pasar.

Las calles están bacías, la gente busca cobijo en el calor de sus casas y los mendigos en los comedores de beneficencia, los pocos paseantes se arrebujan bajo capas y capas de ropa paseando por calles mal iluminadas.

¡Hoy es la noche, hoy un magus morirá!

James se quedó embobado mirando la nieve. Era algo que le ensimismaba. Miles de veces había intentado hacer un grafitti con temas invernales pero le decepcionaba su plasmación de la nieve. Tal vez por eso le parecía tan bella: era un símbolo de la naturaleza que todavía no había sido capaz de dominar a la hora de pintarlo.

Dio vueltas por su casa, nervioso. Nunca antes había asesinado a alguien (al menos no con nocturnidad, premeditación y alevosía, eso ya eran palabras mayores). Después de deambular cogió su pistola, sintió su peso en las manos y disparó sin ninguna bala cargada en un estúpido intento por entrenar. Después la limpió levemente, por encima. Quería que estuviera lista para disparar pero le daba miedo desmontarla por completo para limpiarla y luego ser incapaz de vovler a montarla.

Visto que estar en casa sólo le ponía nervioso, se vistió con ropa que hacía mucho que no usaba (por si acaso la tiraría después de esta noche) y guardó su pistola en su chaqueta. Cogió la moto y se lanzó a las calles con una velocidad tal vez exagerada frente al asfalto cubierto de nieve. Estaba deseando llegar a la Antorcha y acabar con todo cuanto antes.

La nieve crecerá y crecerá y pronto habrá zonas inaccesibles, donde será imposible atender una llamada de emergencia. La gente se encerrara durante semanas y los que tengan trabajo irán a él con raquetas. No puede evitar pensar en esos cuentos medievales en los que las aldeas y pueblos se quedan aislados hasta la primavera, encerrados en cortes aisladas del resto del mundo. Cada casa pobre un pequeño reino aislado e indefenso ante las criaturas de la noche… y humanos maliciosos.

Resee se encamina a la Antorcha, por suerte puede llegar en coche, suerte de vivir en una de las islas civilizadas de la ciudad*.

Antaño prefería la primavera, cierto es que el invierno ofrece muchas oportunidades: muñecos y guerras de nieve, tirarse en trineo,… Pero la primavera y verano eran mejor, más divertido para ser un niño o adolescente en la “Indiana honda”. Hoy prefiere el invierno, es época de vampiros. Nadie se extraña de que estés frio o no sudes nada. Ni de que estés pálido, aunque eso no afecta a Resee que mantiene un color saludable hasta cuando no se concentra en ello. Solo tiene que acordarse de echar vaho cuando le miren… o, en su caso, tener dos vueltas de bufanda delante de la boca, así no levantaba sospechas.

Sebastian se levantó lentamente, arrastrandose hacia el borde de su cama de matrimonio ergolastica, sueca, como un reptil, se dio una ducha y comenzó a vestirse que llevaría hoy ¿Armani o Tucci? al recordar el número de actividades que tenian programadas para la noche, cogió el de Zara el traje para el "trabajo sucio"

tras ponerse como un pincel, se echó un poco de colonia, cogió el movil y se dió cuenta de que no lo cargó la noche anterior, por lo que se lo echó al bolsillo junto con el cargador y se marchó ligero hacia la Antorcha.

El coche (o moto) avanzaba rápidamente por la nieve, los copos se pegan al parabrisas. El “suburbio” el barrio donde se sitúan todos los bares de alterne de la ciudad incluido la Antorcha esta vacio, las luces de neón están apagadas, aun es muy pronto.  Solo la Antorcha tiene la trapa levantada, y de dentro sale luz.

El calor del interior del local contrasta con el frio del exterior, dentro suena Eric Clapton cantándole a una alegre dama blanca. Andre y Cristal hablan animadamente cerca de la barra. Andre se levanta rápidamente y explica que la señorita llego hace cinco minutos preguntado por los jefe y no le pareció caballeroso dejarla esperando fuera; también explica que han llegado unas sillas y una mesa para cambiar las del cuarto trasero, pero se escusa diciendo que  solo ha podido cambiar las sillas por ahora. Cristal por su parte solo saluda con la mano. Lleva el mismo abrigo largo y caro que el otro día, pero hoy parece un poco más abultado. ¿Qué llevara debajo?.  También ha cambiado los tacones por unas botas negras de caña alta de estilo militar. No hay duda de que la chica viene preparada para la guerra.

Resse entra en el local, se ha hecho con un abrigo largo tipo militar y lleva una bolsa de deporte al hombro. Se frota las manos y disfruta del calor. Que este muerto y se mueva a temperatura ambiente no quita para que prefiera estar en calor.

-Buenas noches. Parece que el invierno ya esta aqui... ¿Se sabe algo de nuestro compañero Markus?

James apareció más desarreglado de lo que era habitual en él: llevaba unos vaqueros desteñidos y manchados de pintura y una chaqueta de cuero sintético de color verde agrietada por el mal cuidado y el paso de los años.Se sentó algo alejado de los demás y sólo saludó con un leve gruñido. Ante la pregunta de Resse contestó: No lo sé, hace mucho que no le he visto el pelo... Supongo que podremos esperar unos minutos. ¿Podrías describirme la zona del... del asesinato? Cuál es la disposición o todo eso.

Resee le señala a Andre unas botellas que tiene a sus espaldas, cuando se las pasa monta una pequeña escenografía.

-Este es el bloque de su casa, dice colocando una botella cuadrada, hay otro edificio aquí, coloca otra botella, la calle es unidireccional,… tengo un apartamento aquí, así que puedo ver parte del portal,... le va indicando con gestos, señalando lugares con el índice.

James se mostró muy interesado ante las explicaciones de su compañero, a decir verdad no sabía nada del plan ni había pensado en él hasta ahora.

Supongo que los demás te cubriremos las espaldas en la calle por si las cosas no fueran como debieran, ¿verdad?

Sebastian entró de buen humor con una camisa blanca y un traje de Zara, vistoso pero de una calidad inferior a la que solía presumir, oliendo de una forma muy singular y con una sonrisa estampada en la cara como era natural en el y esta ultima se hizo mas pronunciada cuando el ghoul menciono que habían llegado ya los muebles "nuevos" pero aquellas sonrisa se le borro del rostro cuando le dijo que aquella puta mesa seguía en el mismo lugar.

-¿Han llegado ya las armas que encargamos?-dijo mirando al criado, la noche anterior la tenia borrosa después de aquella fiesta-Llama al encargado y ocupate de ello ya.

El vastago se movió detrás de la barra y se sirvió un cubata de Malibú con piña con 2 hielos-Resse creo que nuestras practicas de tiro acaban de llegar

Al psicologo se le ocurrió una manera de matar el tiempo mientras que esperaban a Marcus-Cristal...le importaría acompañarme a la sala, Hay una cosa que e querido probar desde que conocí a Wierus, si mi experimento tiene éxito, prometo que le sera beneficioso en el futuro, y si no...habrá aprendido algo nuevo.-su expresión denotaba una mirada calculadora, pero su tono era amistoso, como el de un científico haciendo pruebas con una maquina nueva

Resee suspira, como reconociendo que su mente no da para más.Que le ha dao mil vueltas en su cabeza sin llegar a una solución perfecta, solo un mal parche.

-La verdad que no lo tengo muy claro. La idea se me ocurrió para hacerlo solo. Si os ve por la calle igual no sale de casa o se pone nervioso  nada más salir del portal. Podríais quedaros escondidos por la calle y si fallo el tiro atraparle antes de que se de media vuelta y se meta por el portal de nuevo. Yo bajaría corriendo, claro. Aunque sin poderes, espero que este muerto en menos de lo que canta un gallo, de una manera u otra. Sera un cadáver más en la calle. Creo que nos echaremos a la policía encima dejándolo ahí pero ponernos a moverlo sería más peligroso, podrían pillarnos en plena faena. O quizá nos vea algún vecino mirón, creo que es mejor hacerlo y pirarnos.
 

Con tranquilidad y parsimonia dirijo mi camino a la antorcha

El taxi avanzaba rápidamente por la nieve, los copos se pegan al parabrisas. El “suburbio” el barrio donde se sitúan todos los bares de alterne de la ciudad incluido la Antorcha esta vacio, las luces de neón están apagadas, aun es muy pronto.  Solo la Antorcha tiene la trapa levantada, y de dentro sale luz.

El calor del interior del local contrasta con el frio del exterior, dentro suena Eric Clapton cantándole a una alegre dama blanca. En el local ya esta todo el grupo, incluido Andre y una mujer que no conoces. La mujer lleva un abrigo largo algo abultado. ¿Qué llevara debajo?.  También lleva unas botas negras de caña alta de estilo militar. No hay duda de que la chica viene preparada para la guerra.

La mujer miro a Sebastián con desconfianza ¿Qué es lo que quieres probar? ¿No puedes decirlo aquí? Parece que la mujer está menos cooperativa que el otro día, parece nerviosa puede que a ella tampoco le agrade el hecho de matar. Que sepáis que aunque me halla aliado con vosotros, upiros, eso no quiere decir que confié en vosotros. La historia confirma que nuca debemos confirma que nuca debes confiar en los que no son de tu misma raza. La historia de mi tradición y de una de sus casas lo confirma¹. Cuando dice esto, la mujer baja la cabeza evitando todo contacto visual con los ojos de cualquiera de vosotros.

La ida de Resse, es bastante lógica: un tirador, una bala, un muerto; y en caso de fallo el resto que esperaba en la calle se abalanzaría sobre el pobre diablo.

Sebastian observó el comportamiento de la profesora y sonrío para si, sin embargo cambió su actitud a una similar a la de Resse pero muchísimo mas eficiente, salió de la barra y se puso a su lado y con naturalidad le puso la mano en la espalda

-Y hace bien en no confiar en nosotros...-hablaba en voz baja, grave y pausada y con su mano la acariciaba como Robert Redford tratando de tranquilizar a ese estúpido caballo negro-pero se olvida de que nosotros eramos como usted, hace un mes yo también respiraba y comía-su voz era débil, como si sintiera cada palabra que escupía y sin embargo la agarro de ambos hombros suavemente y la llevó hacia si-no conozco su historia, pero me encantaría hacerlo, si me brinda la oportunidad.

Al oir llegar a Marcus James se giró con una media sonrisa y gritó con bastante fuerza: Buenos días, ya era hora, casi estábamos preocupados. ¿Qué has estado haciendo? Bueno, es igual. Estamos ultimando el plan... algunos. Dijo mirando con recelo a Sebastian, tal vez por sus constantes intentos de seducir a la maga. De momento el plan está como está: un tiro de francotirador y listo. Los demás estaremos en reserva por si el plan se torciera. Si tienes alguna idea más, es el momento.

Tradiciones, casas. De que narices estaba hablando la maga, de la tradición de no entrar a las casas ajenas si no eres invitado, de la tradición de la hospitalidad. A veces la gente que se cree “culata” solo dice estupideces para hacerse la interesante.