Partida Rol por web

John llegó a su apartamento sin problemas. Entró en él y se lo encontró todo como lo había dejado. Las ventanas completamente opacas, todo en su sitio, barro en la entrada... ¿barro? Automáticamente el hombre se puso alerta, él no había dejado tal cantidad de barro en la entrada, pero la cerradura no estaba forzada, lo que era más importante, estaba cerrada por dentro. 

John avanzó con cautela hasta el salón, pero se calmó enseguida, al ver que la que lo esperaba en él no era otra que Lola. Sin embargo, no venía sola, una niña pequeña la acompañaba; ambas, despeinadas y llenas de barro, lo miraron desde el sofá en el que se habían sentado. La niña parecía asustada, la mujer, exhausta. 

-Antes de que digas nada, perdona por entrar así en tu casa -empezó ella, sin darle tiempo a hablar-; supongo que te acuerdas de mi hija, ¿no? Hemos tenido que salir corriendo de casa porque han entrado unos... "ladrones" -le comentó haciendo incapié en la palabra, dándole a entender que la niña no sabía aún nada de nada-... y no quería llevarla al... ya sabes... así que, pensé que este era el siguiente lugar más seguro... -pareció dudar un poco- ¿te importa si nos quedamos aquí un par de días, sólo hasta que la cosa se calme y la... -miró de reojo a la niña- "policía" logre coger a esos "ladrones"...

Verónica llamó a la puerta del Elíseo después de despedirse de Isaac y verlo marcharse con su coche por el paseo de Recoletos. Tenía ganas de llegar a la habitación que le había prestado Ángela y dormir, por fin, hasta la siguiente noche. Necesitaba recapacitar sobre los acontecimientos de aquellos días pasados. 

Con Azara a la cabeza y Diego siguiéndoles los pasos de cerca, ambos mirando muy atentamente en todas direcciones, caminaron rápidamente por las calles de Madrid hasta que llegaron a Recoletos y, más adelante, se detuvieron frente a una edificio que Rafa conocía bastante bien*: Gran Café de Gijón, rezaba el letrero, el Café Gijón, para los amigos. Por las ventanas no se filtraba luz alguna y el lugar parecía cerrado, como debiera ser, pues era de madrugada. 

Frente a la puerta, cuando ellos llegaron, había una joven de cabello negro, corto y rostro afilado que parecía que estaba esperando a que la abrieran.

-Verónica -la joven se sobresaltó, pues no los había oído llegar- ¡qué sorpresa! Tienes que andar con más cuidado, si te he sorprendido yo, te podría sorprender fácilmente el Sabbatt y adiós a nuestro refugio secreto. 

Verónica vio llegar a tres personajes; una era Azara, a quien ya conocía, y los otros dos eran un hombre y un chico joven, ambos parecía que acababan de meterse en alguna pelea, aunque el aspecto de la mujer tampoco era de lo mejor del mundo en aquellos momentos. 

-No seas tan dura con ella, está aprendiendo, es una de las nuevas, supongo, ¿no? -preguntó el hombre, mirando a Verónica; pero antes de darle tiempo a responder, continuó-; piensa en cuando tú fuiste abrazada, Az, ¿cuánto tiempo tardaste en aprender? ¿Una semana? ¿Un mes?

La joven lo fulminó con la mirada.

-Quince minutos después de ser abrazada me enfrenté en el bosque a una manada de Sabbatt con ayuda de Rafael y un mes después, asesiné al que me mató -respondió secamente-; no hables de lo que no sabes.

Entonces se volvió hacia Verónica y también hacia Rafa y les dijo:

-Esto va para los dos, nunca, y repito, nunca, le digáis a nadie dónde estamos escondidos. Esto es nuestro Elíseo, nuestro refugio, nuestro santuario y por nada del mundo deben enterarse ellos ¿entendido? -y luego añadió- Y vigilad buestras espaldas siempre que vayáis a venir, si creéis que os siguen, pasad de largo, os lo aconsejo... si descubren este lugar por vuestra culpa, no querréis véroslas con Ángela.

-¿Véroslas conmigo por qué? -preguntó, a modo de saludo, la niña de quince años que les abrió la puerta- ¡Verónica! Bienvenida -sonrió entonces, con aquella gigantesca sonrisa que siempre tenía- Azara, Diego... ¿y quién es éste? ¿Es tu nuevo chiquillo?

La última pregunta iba dirigida al hombre y cuando éste asintió y le presentó a Rafa, ella le dio la mano y, sin dejar de esbozar su sonrisa, les pidió a todos que la acompañasen, no sin antes asegurarse de que nadie en la calle estaba observándolos. 

-Supongo que Isaac y John habrán ido a sus apartamentos, ¿no, Verónica? -preguntó, mientras descendían al comedor del piso de abajo.

Entonces, se acercó a una de las paredes, empujó una piedra y una puerta oculta y perfectamente camuflada se abrió. La niña les dio paso a un corredor bastante largo y cerró la puerta tras ellos. 

-¿Y Rafael y Eileen? Tampoco sé nada de Lola... -siguió comentando. 

"Mi nombre es Ángela, por cierto y éste es mi Elíseo" escuchó Rafa en tu cabeza de pronto "eres totalmente bienvenido, pero traiciónanos o deja que te sigan hasta aquí y conocerás mi ira" le advirtió. 

Su sonrisa no se había ido del rostro de la niña, pero el tono que le había imbuido a aquellas palabras había hecho estremecer al joven, a pesar de que le sacaba varios años a Ángela. 

Con un gran esfuerzo de voluntad consigo llegar al telefonillo.

Como no sea algo importante me cargo a quien sea - Piensa medio en broma ya que lo único que deseaba ahora mismo era echarme a descansar. Era muy raro, normalmente no me sentía tan cansado. Pensaba que podría aguantar parte del día sin dormir pero ahora se me hacía un mundo realizar cualquier cosa.

- Dígame... ¿quién es? - Pregunté, sin darle al botón de abrir la puerta.

Los dos han ido a sus respectivos apartamentos, yo he preferido venir y descansar aquí. Dice Verónica dirigiéndose a Angela. Cada vez que la ve piensa en lo joven que és y quién pudo haberla abrazado tan joven... Sigue a Angela y al resto del grupo a la otra sala, dedice no replicar a Azara y procurar ser mas precavida la próxima vez y luego se dirige al joven que parecía recién abrazado. No nos han presentado pero he deducido que te llamas Rafa. Las dos personas que he mencionado son compañeros nuestros Isaac y John, son también nuevos en esto y son muy majos ya los conocerás. Luego baja el tono de voz y le pregunta Como llevas eso de ser vampiro?

John mira con una plena y sincera sonrisa y tras esto dijo a Lola...

Mi hogar es tu hogar, dispongan de lo que hay a su antojo, tras esto miro a la niña y dijo, Bienvenida seas, se que seremos buenos amigos.

Una sensación de tranquilidad le invadió tras ver a Lola y saber que se quedaría con el.

Miraba a todas partes, su mirada se posaba alternativamente en todo cuanto le rodeaba, miraba con cara de bobalicón, como un niño en una fábrica de golosinas o un tonto en la Biblioteca Nacional. El caso era que Rafa no hablaba porque por un lado aún no se había acostumbrado a la forma de andar, a los nuevos sentidos, estaba descubriendo el mundo como no lo había conocido nunca y por otro lado estaba el shock del Café Gijón.

No podía creer que el lugar de reunión de más de una generación de escritores, poetas, filósofos y demás fuese en realidad un lugar de reunión de vampiros, o más aún, pues por lo que había podido colegir era en realidad El Refugio de la hermandad a la que pertenecía que era enemiga del Sabbath o algo parecido.

La muchacha, aquella Verónica le gustaba, había algo en ella que era como mirarse a sí mismo. - ¿Qué cómo lo llevo? aún no sé ni cómo ni porqué ni qué soy, todo lo veo y lo percibo tan... bien.  Y luego todo lo del Café y la niña telépata que parece más vieja y madura que todos nosotros -suspira -imagino que necesitaré tiempo. Por lo que acabo de escuchar tú también eres nueva ¿no? ¿ y qué hay de ti? ¿cómo lo llevas? ¿te mordió un desconocido en un callejón oscuro hasta dejarte en las puertas de la muerte y luego te dio a beber su sangre?

Mientras caminaban por un pasillo ancho, siguiendo a la niña, ésta y Azara comenzaron a hablar de cosas que ellos no entendían. Diego, por su parte, caminaba tras ellos, completamente a su bola, mirando a todas partes como si no hubiera estado ya mil veces en aquel lugar. Aquello, sin embargo, dio pie a que los dos jóvenes neonatos pudiesen hablar unos momentos. 

Las paredes a ambos lados eran de piedra y estaban rematadas por una sucesión de arcos que comenzaban siendo de medio punto pero culminaban con algo de apuntamiento, de estilo tardorrománico o protogótico; en los nichos de cada arco había hacheros para antorchas, vacíos ya pues en el corredor no había ninguna luz. Sin embargo, los dos pudieron observar en las enjutas de los arcos que había lámparas de una construcción claramente más moderna, pero que en aquel momento estaban todas apagadas; sus actuales inquilinos no las necesitaban. 

-¡Isaac!, soy yo -sonó la ya conocida voz de su secretaria por el telefonillo- hace ya varios días que no sé nada de ti y no me coges el teléfono... ¿estás enfermo? ¡Te he traído churros! ¡Abreme!

- ¿Recuerdas la historia que te conté sobre Victoria? -dijo, señalando a la niña que era, en realidad, su tataranieta, como le había contado un par de días atrás; y antes de que John pudiese contestar, continuó-, bien pues... ella sabe que es adoptada, pero también sabe que soy su madre y que nadie la quiere más que yo. 

En ese momento, la niña, que parecía estar saliendo poco a poco de un shock, se acercó a ella y se abrazó a su cintura, con miedo. 

-Victoria, cielo -Lola, con una ternura que nadie se hubiera imaginado en un vampiro, se acachó e hizo que la pequeña la mirase a los ojos-, éste es mi amigo John, es tu amigo también, va a cuidarte y no va a hacerte daño nunca, ¿vale? puedes confiar en él, como en los otros tres que has conocido antes. 

Entonces se volvió a levantar, miró gravemente a John y su expresión se tornó funesta.

-Encontraron el refugio... Rafael, Azara y Eileen llegaron justo a tiempo. Si no hubiese sido por Azara... -hizo un gesto, señalando a Victoria-; los... "ladrones" mataron a Nani, la niñera que la vigilaba por mí, delante de ella y cuando Azara llegó, tuvo el tiempo justo para sacarla de ahí. Yo llegué más tarde. Ahora el lugar está comprometido, Rafael está buscando otro refugio seguro para Victoria, pero mientras tanto no tengo dónde escondernos, ni nadie que pueda cuidar de ella por el día así que ha dejado de ir al colegio, por el momento, y está todo el tiempo conmigo pero cada vez me cuesta más mantenerme despierta durante el día...

 La verdad era que, en el rostro pétreo de un cainita, los signos del cansancio no se apreciaban en absoluto, pero John sí pudo discernir esa expresión en el reflejo de sus ojos negros como el ébano. En ese momento Victoria emitió un sonoro y amplio bostezo. 

-Llevamos toda la noche de un lado para otro, creo que ella también necesita un buen sueño...

-Hola John -dijo entonces una vocecita tenue- ¿me puedes dar un vaso de agua?

- ¿Lucy? - Durante un instante me quedo sin habla. - Sube - Pulso el interruptor para que se abra la puerta.

La verdad es qeu Lucy ha seguido hasta el momento todas mis instrucciones y me ha preparado el apartamento, pero la realidad es que no hemos coincidido físicamente. Al menos ha llegado en un momento en que me encuentro totalmente saciado de sangre y muy cansado, por lo que no creo que haya un peligro real de que la ataque.

Al abrir la puerta del apartamento me ciega el reflejo del sol que entra a través de las ventanas de la escalera. La puerta no está al sol directo y yo me he guarnecido detrás de ella, pero aún así noto el terrible impacto que la luz del sol provoca en mi.

- Hola Lucy, adelante. Por favor, deja los churros en la cocina. La verdad es que acabo de llegar y ya he tomado algo antes de venir, pero si te apetecen come los que quieras ¿te hago un café?.

Observo que Lucy me mira con recelo. He observado que muchos humanos ahora se ponen muy inquietos en mi presencia, pero espero que los años de convivencia le infundan la suficiente confianza.

- Quería darte las gracias por haberte hecho cargo de las modificaciones al apartamento. He desarrollado una alergia terrible a la luz del sol y por ello he tenido que cambiar algunos de mis hábitos. - Todo mi cuerpo trata de expresar tranquilidad y mi voz es suave, intento que esté tranquila y relajada. - De hecho también he tenido que cambiar mis horarios, a partir de ahora tendré que dormir de día y trabajar y hacer mis asuntos de noche. Es por ello por lo que necesito tu ayuda, para todo aquello que requiera actividades diurnas que ahora no podré hacer.

Le sirvo el café que le he preparado

- De hecho, ya no puedo más, necesito dormir. Estás en tu casa, pero por favor, déjame dormir todo el día que he tenido una noche muy agitada y lo necesito.

Ya no puedo más, le doy dos besos y me voy a la cama. Al contacto con mi piel noto un estremecimiento en ella, mi piel ahora es fría. Espero que Lucy se adapte a la situación, quizás más adelante le pueda contar la verdad, pero no quiero que se exponga más de lo necesario. Es una buena chica y mi último enlace con mi vida anterior, pienso protegerla mientras pueda.

 Verónica sonríe se ve reflejada en él hace unos días, ella ya ha tenido ocasión de probar su fuerza y demás habilidades durante este tiempo.  Lo llevo bastante bien, lo que llevo peor es dejar atrás mi vida anterior, mi familia, mis amigos...de momento les he dicho que me he ido fuera pero tarde o temprano tendré que dar señales de vida La voz se le quebró un poco pero enseguida cambió de tema para evitar ponerse triste.  El abrazo no fue así exactamente..jaja. No pedí convertirme tampoco me opuse, aunque si lo hubiera hecho no creo que hubiera servido de nada. Ahora es lo que soy y no lo puedo cambiarlo así que en ese aspecto no quiero pasarme el resto de mi vida resentida..y parece que será una vida más larga así que ya me endientes  Se lo dice a Rafa sonriendo y le da un codazo afectivo.  Por cierto hablando de Carlos, dónde debe de estar ? hace días que no lo veo.