Partida Rol por web

Después del infierno desatado en que se había sumido el edificio, deambulando mientras los demás recogían el desastre, colocando libros en sus estantes y recogiendo muebles, Jack recuperó la compostura a tiempo para presenciar el esperpento de la resurrección del tipo del traje hecho jirones.

Los esperpentos nunca vienen solos, y así comenzó un divertido paripé en el que los otros neonatos intentaban comunicarse con aquél hombre con escaso éxito. - ¿Dónde estamos? ¿En el culo del mundo? - Pensé regocijándome - De acuerdo que el colega de los años veinte tiene un acento peculiar, pero estamos en el siglo veintiuno y nadie de los presentes sabe inglés.

Dejé que aquello avanzase, más que nada para saber de qué eran capaces cada uno. Al cabo de un rato, no pude reprimir más y, sin disimular una sarcástica sonrisa, hablé:

- Mucho tiempo para nosotros, desde luego, aunque quién sabe si en tu caso lo considerarás mucho, amigo mío, pero estamos hablando de casi un siglo. - Dije en perfecto inglés de Cambridge mientras avanzaba hacia él, emergiendo de un rincón de la sala. - Por lo que parece, - Lo señalo con la mano extendida hacia él, con un movimiento descendente desde su cabeza hasta sus pies. - has estado ahí desde la época de la ley seca. Estamos a finales del año dos-mil quince* y esto es Madrid, España. - Enarqué una ceja y me planté justo en frente de él. Extendí la mano en oferta de un apretón. - Jack Cassidy.

Por fin alguien que hablaba ingles bien!!!

-¿Casi un siglo eh?- Tony se quedó con el rostro pensativo.

¿Dos mil quince? ¿España? Ahora entiendo el lenguaje de estos neonatos parecido al Italiano. Tony...llevas un siglo durmiendo!!

-Jack Cassidy eh? Yo soy Tony... Tony soprano...

Pareció como si el recién aparecido vampiro de antaño fuera a desfallecer, pero finalmente se apoyo en una pared y se dirigió al neonato que hablaba ingles.

-Jack Cassidy...tengo tantas preguntas...¿que hago aquí? Que ha pasado con Piero y los demás? Y mi otro ghoul??? pero no creo que vosotros sepais responderme. A ver...que es este edificio? Y donde esta vuestro sire, o el príncipe, o quien mande aquí?

- Encantado señor Soprano. - Extendí mis manos mirando alrededor y me encogí de hombros. - Como puedes ver, esto es una biblioteca y nosotros neonatos, así que estás en lo cierto. No te podemos responder. Pero mandaremos llamar a alguien que sepa más que nosotros, a ver si te aclara algo.

Miré a los demás, busqué con la mirada al primogénito Tremere o a Linda, pero debían haber ido a alguna otra estancia. Así que miré a mis compañeros y les expliqué el asunto en castellano. Procuré hablar rápido, para que el bueno de Toni tuviera complicado de entender lo que estaba diciendo.

- Este caballero se llama Toni Soprano, lleva durmiendo desde los locos años veinte y creía estar aún en Norteamérica, así que algo raro pasa. Pregunta por sus colegas y sus ghouls. - Enarqué una ceja. - No creo que ninguno de los aquí presentes sepamos responder a ninguna de sus preguntas, así que creo que lo mejor sería ir a buscar a alguien de más edad que nosotros, para saber qué hacer. Yo no me arriesgaría a contar lo poco que sabemos, por si resulta ser una amenaza para nuestra seguridad. Creo que lo mejor seria que alguno de vosotros se encargue de encontrar a alguien mientras yo trato de entretener al señor Soprano.

Gracias a Jack habían podido ponerse en contacto con el extraño. Ahora que Isaac tenía un poco más de idea de lo que estaba pasando ya podía llamar a alguien que se hiciera cargo del individuo.

- Me ocupo yo, voy a ver si hay alguien disponible.

Isaac salió de la habitación en buscar de alguno de los mayores. Le extrañaba que no hubieran percibido al extraño y que no estuvieran ya en la zona. Por otra parte el pensamiento le tranquilizaba, el extraño seguramente no era una amenaza.

Una biblioteca...En su época la gente se reunía en locales clandestinos, almacenes sórdidos, callejones oscuros...acaso la sociedad cainita se había vuelto más finolis? Al menos no se veía a ningún negro por ahí, quizá al final los habían prohibido.

-Está bien. Sí eso hijo sí...que venga alguien. A poder ser con un mínimo de 80 años a sus espaldas...

Instintivamente movió la mano a su bolsillo en la gabardina, pero su mano salió por debajo. El bolsillo ahora era un enorme agujero, y no había ni rastro de su paquete de tabaco más que polvo...

-Por cierto, alguien tiene un pitillo?

Porque se seguiría fumando, ¿no? ¿Y el alcohol? Su negocio!! Esperaba que aún estuviese perdido, si no se iba a quedar sin negocio...si es que aún existía la fabrica.

Vagos! Espero que sigáis trabajando y no os hayáis echo los remolones mientras yo no he estado...

Metí la mano en la chaqueta y saqué un paquete de Lucky Strike, ofreciéndole uno a Toni. Yo no era lo que se dice un fumador, no era práctico serlo y nunca me gustó el sabor, sólo me encendía un cigarro de vez en cuando, cuando veía que podía darme una excusa para entablar conversación con alguien. Ya fuese una mujer interesante durante el fin de semana o acompañar a algún hombre de negocios saliendo a fumar a la terraza de la oficina para hablar "como por casualidad" de aquello realmente importante.

Por ello mismo siempre llevaba un paquete de Lucky Strike en mi chaqueta. Elegí esa marca de tabaco por el significado del nombre, pues el sabor del cigarro no era algo que me preocupara demasiado.

Recuperé el idioma de Shakespeare.

- Tenga, señor Soprano. - Y de dentro del mismo paquete rescaté un mechero para encenderle el cigarro.

Lo cierto es que, durante unos instantes, me sorprendió que un vampiro fumase. Al no necesitar del aire, me pareció que esos vicios no podrían darse, pero como el ejercicio de inspirar y expirar puede darse voluntariamente, comprendí que lo posible de ello se daba la mano con lo inocuo que resultaba para un ser inmortal. Sonreí a caballo de mis pensamientos.

- Espero sea de su agrado. - Le dije cortés. 

- Si me permite una pregunta, ¿Cómo es que ha permanecido en letargo? ¿Necesidad de desaparecer un tiempo? - Le dije, mientras guardaba nuevamente el mechero en la cajetilla y ésta en mi chaqueta.

Verónica dudó entre ir con Isaac a buscar a alguien mas antiguo o quedarse. Al ver que Jack continuaba la conversación con el extraño, decidió quedarse y se acercó a la pareja en el momento en que Jack le ofrecía un cigarro. Jack pregúntale si  tiene la mas ligera idea de cómo ha podido acabar en Madrid. Realmente uno con mas experienca podría sacarle mas informacion pero si obtenemos algo mejor.

Tony cogió el cigarro y se lo encendió con el encendedor que le alargó Jack. Hizo un esfuerzo por darle una larga calada al cigarro. Luego dejó escapar el humo poco a poco.

-¿Lucky eh? Sabor americano...-dijo con una sonrisa, casi para si mismo.

El vampiro extraño y vestido con harapos se quedo unos segundos mirando al vacío, como en otro mundo. Entonces su mirada perdida pareció volver a la realidad y miró fijamente a su interlocutor mientras veía como la chica se acercaba.

-Pues esa pregunta es la que me hago yo majete. No tenia porque desaparecer...que recuerde. Tenia mi negocio prospero, había conseguido buenos aliados...aunque claro, un buen negocio desata envidias y atrae a las ratas que quieren su trozo del pastel...malditos Giovannis...-Parecía que volvía a irse- Perdón perdón...me dedicaba a la venta de alcohol sabe? Los mortales no pueden resistirse a ese jugo...jejeje. Igual que nosotros al nuestro...tengo algo de hambre por cierto, tengo un hueco en el estómago...de unos 100 años?-La vista de Tony se perdió en las yugulares que pululaban delante suyo. Sacudió la cabeza. -No recuerdo amigo, no se que hago aquí ni porqué. Pero dudo que lo hiciera por propia voluntad...Por cierto,¡¿¡ el alcohol sigue siendo ilegal no!?!?!?- Tony se perdía pensando en los beneficios que tendría después de tanto tiempo.

El extraño y Jack ya estaban hablando. Al menos el personaje no era agresivo. Isaac salió de la habitación buscando a alguno de los mayores del lugar. 

No se atrevió a poner en marcha sus sentidos agudizados, ya conocía de primera mano lo susceptibles que eran estos seres a ser observados cuando no lo desean. Por otra parte no creía que fuera posible que no fueran conscientes de la presencia del extraño en el recinto.

Jack y Verónica continuaban tratando de averiguar más cosas sobre este sujeto con pinta de los años 20. Mientras tanto, Isaac salió al hall central en busca de ayuda. Allí, lo que se encontró fue a un grupo de cainitas, entre los que reconoció a la Príncipe y a Azara, rodeando algo en el suelo que tenía el tamaño de un cuerpo adulto. No pudo ver bien qué era, pero parecía como si alguien estuviera agachado donde deberían estar la cabeza o los pies, pudo reconocer la parte de atrás de una gabardina negra larga y el pelo largo de Rafael. 

Con respeto y cuidado, Isaac se acercó al grupo para que se percataran de su presencia. Se puso bien visible delante de Azara (y del Principe, pero Isaac prefería no tener demasiadas relaciones con el mismo).

Guardó silencio esperando poder meter baza, mientras observaba el cuerpo caído y escuchaba.

Miré a Verónica de soslayo y le dije en castellano - No es consciente ni de haber entrado en letargo, cuanto menos saber porqué y cómo ha llegado hasta aquí.

Regresé de nuevo mi atención al americano. - La ley seca se abolió. No duró muchos años, la verdad. Y no me extraña, pues pronto vieron los politicuchos que podían sacar ellos la tajada que os estabais llevando vosotros, así que el alcohol es legal pero lo inflan a impuestos. - Le expliqué en inglés. - Ahora lo ilegal son las drogas y los traficantes se llenan los bolsillos mientras las calles se pudren con el veneno que desembarcan en ellas. - Mi voz se oscureció con recuerdos nada agradables. Luego volví a sonreír. - Ce'st la vie! - Solté en un macarrónico francés que no conocía más que de oídas y de la tele, como cualquier hijo de vecino.

Cambié de tema. - Así que, por lo que dices, unos Giovanni te quisieron quitar de en medio... Pues parece que lo consiguieron, amigo mío, y a conciencia. Cien años no es un suspiro, ni siquiera para un Vampiro... Qué te parece si me cuentas en qué andabas metido, a ver si nos suena de algo y podemos ayudarte de alguna manera. - Desde luego aquel tipo no era trigo limpio. Alguien lo había dejado en letargo, en los USA, y no contentos con ello, lo trasladaron al viejo mundo para enterrarlo nada más y nada menos que bajo el Elíseo peninsular. Se diría que lo querían retener a buen recaudo. Por todo ello, teniendo en cuenta mi condición de neonato, prefiero ganarme su confianza mientras alguien más capacitado se hace cargo de la situación. Le muestro la mejor de mis sonrisas y pose mientras trato de convencerlo de que me explique todo lo que recuerde sin que recele de mí.

Al principio, Isaac no se atrevió a preguntar acerca de la posible víctima, eran sus mayores y les debía respeto. Pero por otra parte quizás se había ganado la confianza como para que le pudieran decir algo al respecto.

De todas formas, lo primero era lo primero y tenía que informar de un posible nuevo riesgo en el local.

- Señores, disculpen pero tengo que informar que tenemos un nuevo invitado en el local. Supongo que se ha despertado debido a los últimos acontecimientos. Jack y Verónica están con él.

Miraba fijamente el cadáver destrozado en el suelo.

- Parece Lola ¿podría ser ella? - Sus pensamientos inmediatamente giraron hacia Lucy que, seguramente, estaba en su casa en estos momentos. Se tranquilizó pensando que se había ahorrado estos últimos instantes.

Verónica no podía entender mucho de la conversación pero lo que sí entendió fue la palabra Giovanni. Ella no conocía a ningún Giovanni, a la única persona que conocía de origen italiano era a Ángela...repasando mentalmente los nombres de todos los que había conocido durante los pocos días que llevaba en ese mundo se le ocurrió que quizás Jordi podría saber algo de los Giovanni o del tal Soprano.....además... tenía un cuadro que acabar!

Verónica, sin mediar más palabra, salió de la sala. Por el camino se cruzó con Isaac que volvía a la Biblioteca seguido de Azara. Con un lacónico movimiento de cabeza, se despidió, decidida a ir a ver de nuevo al señor Hurtado. Al fondo de la sala se percató de un grupo de cainitas que rodeaban un cuerpo en el suelo, pero no reconoció éste. Tampoco le importó. No quedaba mucho para el amanecer. Sabía que podía refugiarse en casa del mago sin peligro, pero debía llegar allí a tiempo. Aún tenía unos veinte minutos andando, era muy justo... ¿Podría ir de otra forma o le tocaría correr? Al salir a la calle se detuvo un momento a pensarlo. Finalmente decidió...

-Es Lola... -murmuró Azara, claramente convencida de ello- No hay duda. ¿Un nuevo invitado? -Isaac percibió que su cuerpo se tensaba- Vamos. 

Azara no era mujer de muchas palabras, pero desde luego se podía confiar en su eficiencia. Isaac la precedió hasta la Biblioteca donde, justo antes de entrar, se cruzaron con Verónica que los saludó con un lacónico movimiento de cabeza y enfiló su camino sin más preámbulos, hacia la salida del local. 

De pronto, Verónica, sin mediar más palabra, salió de la sala. Unos segundos después, Isaac entró en la misma seguido por Azara, a quien había logrado localizar fuera. 

-John, deberías... -pero en ese momento, la joven descubrió al "nuevo invitado" que estaba allí, de pie, a punto de darle la primera calada a un cigarrillo que muy amablemente le había prestado Jack. Se aclaró la garganta y despegó los ojos de él para girarse de nuevo hacia John, como había sido su intención inicial- John, deberías salir, hay algo que no te va a gustar. Ve, ahora. 

Entonces se giró hacia el tal Soprano y, veloz como una sombra, se acercó a él y le dio un puñetazo en la cara que le lanzó el cigarrillo al suelo. 

¿Cómo diablos estás tú aquí? ¿De dónde has salido? ¿Por qué te fuiste? ¿Dónde has estado todo este tiempo? ¿Por qué me dejaste? Pensaba que estabas muerto definitivamente, ¿qué fue de Piero? -le acribilló a preguntas de pronto, hablando frenéticamente, como si su mente quisiera decir siete cosas a la vez y no le diera tiempo a su boca a pronunciar todas las palabras a tiempo. Era evidente que lo conocía. 

Isaac no se perdía una y estaba atento a lo que pasaba.

Dejemonos el ridículo en privado, ahora vuelvo a tirar