Partida Rol por web

Steve me había mirado momentáneamente sorprendido <Debes detener ese acto reflejo, le estás molestando>me dije a mi misma mientras miraba al suelo. Vi como Steve se acercaba al hombre para analizar las heridas más yo me quedé donde estaba mirándole. -¿Objeto...punzante?...-de repente me pongo nerviosa y miro tras de mi -¿Cómo con una navaja?- pregunté sin dejar de mirar esa cristalera rota que no me daba buena espina. Sin moverme del sitio me puse a analizar con detenimiento la zona de la habitación donde se encontraban los cristales pero sin acercarme, solo con la mirada mientras tragaba continuamente saliva, nerviosa. 

Por muy bien que miraras la cafeteria, no tenía nada fuera de su sitio. unas pocas mesas, tazas, platos, varios periodicos ilegibles ya y los cristales esparcidos de lo que queda de aquella cristalera.

Desconcertados y sin saber que hacer ante tal situación, de repente una vieja radio que no pudisteis distinguir antes debido a la suciedad, se encendió y empezó a emitir un ruido molesto. Parecia que de vez en cuando se escuchaba a alguien hablar, pero el ruido era muy fuerte y apenas dejaba escuchar con claridad.

Lo único en lo que estabais de acuerdo era en que la voz que se escuchaba entrecortadamente era de una mujer, algo a Steve le resultaba familiar...

Steve giró rápidamente su cabeza hacia aquella tortuosa radio, con un par de pasos fuertes llegó, nervioso y sudando hasta la misma. Giró levemente las ruletillas de la radio intentando capturar mejor la señal mientras la voz femenina que desprendía la mujer no podía ponerle más nervioso. -No puede ser... ¡No! Evelyn, ¿es la voz de Evelyn? Steve guardó la pistola bajo la chaqueta, a buen recaudo mientras seguí obsesionado con aclarar las voces distorsionadas.

Steve trastocaba la frecuencia de la radio para ver si escuchaba con más claridad la voz de su amada Evelyn.

Parecía no ser culpa de la radio, más bien algo provocaba una interferencia en la señal y no podía emitirse bien.

Lo que pudisteis escuchar de entre todo aquel ruido fue lo siguiente:

-Steve cariño... yo no... ellos m... él me ha dicho... tú estas...irán también a por ti... no ten.... cho tiempo... ya vienen...

Tras esto ambos escuchais un fuerte alarido de aquella mujer y la radio ya no consigue emitir nada más que ese ruido molesto.

Steve se quedó paralizado durante un segundo, su rostro denotaba miedo, tristeza e impotencia con una cortina de furia. Repetía el nombre de la mujer una y otra vez, como si creyera que la radio era algún tipo de comunicador. Tras darse cuenta de que ella no respondía, y justo después del alarido, arrojó la radio al suelo de un manotazo, que rebotó varias veces hasta chocar con pared, todo acompañado de un desgarrador grito de furia impotente. 

Luego, Steve no tuvo más remedio que apoyar los brazos sobre la barra y agazapar ahí su cabeza. No estaba llorando, era un hombre fuerte y hacía muchísimo tiempo que no derramaba una lágrima, pero estas eran más fuertes y estaban a punto de lograrlo.

La radio se había puesto a funcionar sola, nadie la había tocado y para colmo parecía que Steve conocía a la mujer que hablaba, las palabras de aquella mujer me habían dejado paralizada <¿Es la mujer que busca Steve?, le ha llamado cariño...>pensaba sin mover ni un músculo. De repente la conexión se perdió y Steve furioso tiró al suelo la radio.-¡No!- grité avanzando hacia la radio en el suelo. Me agaché al lado de la radio para comprobar si estaba rota. -La has escuchado...ha dicho que venían a por ti...y has roto su medio de comunicación...-dije impotente revisando el estado de la radio. Vi la expresión de su cara, parecía tan frustrado, tan triste que me entraron unas ganas irrefrenables de consolarlo...Pero solo me puse al otro lado de la barra y toqué su hombro con la mano.

Steve miró la radio rota y luego a Monique. Ella tenía razón, la radio podía otorgarle alguna pista de donde se encontraba Evelyn, pero él, presa de la furia, la arrojó inconscientemente al suelo. Pensó que la radio debía ser muy parecida a la misma que portan los automóviles. Seguro que podía hacerle algún apaño. -Tienes razón, creo que podemos arreglarla.

-Sería bueno que podamos arreglarla...-dije en voz alta pero como hablando para mi misma pues solo estaba mirando las piezas esparcidas por el suelo. Entonces empecé a recogerlas y las puse sobre la barra. -¡Vamos a arreglarla! si resulta ser a pilas podemos llevarla con nosotros- dije algo emocionada. Nunca había sido buena con las máquinas pero me gustaba aprender y las radios no es que fueran mi fuerte, en mi vida había visto muy pocas. Esbocé una pequeña sonrisa dirigida a Steve mientras movía inútilmente las piezas como intentando montarlas sin tener ni idea. -Ni siquiera recuerdo que forma tenía- dije riendo nerviosa por no poder ser de utilidad

De repente una extraña sensación le recorre por la espalda a Steve. No sabe de que se trata exactamente pero siente que el peligro acecha.

Steve frunció el ceño, abrió los ojos, cuando sentía esa sensación no le gustaba nada, pues ya la había sufrido antes y nunca presagiaban nada bueno. -Monique... no hables tan fuerte, tengo un mal presentimiento. Mira... coge la radio, llévala contigo, no olvides ninguna pieza, todas sirven ¿de acuerdo? Steve volvió a sacar la pistola y buscó activamente una puerta secundaria por la que salir, al menos para tener otra vía de escape por si acaso... -Monique, ¿que sabes hacer? ¿Que se te da bien? Si no queremos acabar como el prisionero necesitamos conocernos. 

Al ver el nerviosismo que Steve adquirió de repente me quité de la espalda la mochila y metí las piezas de la radio en su interior, como la llevaba casi vacía cabrían sin problemas. -Bueno... no tengo muchas virtudes...-dije como respuesta a su pregunta -...Se disparar...las cerraduras no se me da del todo mal...no se...puede que mi audición sea buena...me lo solían decir...- pensar en lo que hacía bien no me ponía precisamente contenta pues expresaba claramente lo difícil que había sido mi vida, <solo tengo mi cuerpo...las otras cosas son solo añadidos...yo no sirvo para más...no soy de utilidad>tenía ganas de decir esos pensamientos en voz alta pero sabía que no venían a cuento, que no le interesarían -yo...solo tengo mi navaja- acabé diciendo mirando su espalda mientras me colgaba de nuevo la mochila.

Steve siguió buscando otra salida mientras escuchaba las respuesta de la chica y veía como esta guardada la radio en su mochila. -No te preocupes, todo el mundo sirve para algo, todos tenemos algo que hacer. Mi situación sería muy distinta si no estuvieras aquí -Steve estaba nervioso, muy nervioso, en aquel pueblo, Silent Hill, estaban comenzando a suceder cosas muy extrañas y él se esperaba cualquier cosa.

<¿Pero que co...?>pensé al notar como mis mejillas se sonrojaban al escuchar la respuesta de Steve. Me llevé ambas manos a la cara y las golpeé para disimular el color rosado que habían tomado <¡Contrólate estúpida! mira en que situación estás... no es para actuar como una niña> me repetía mientras me colocaba al lado de Steve -Esto....¿te preocupa algo?-pregunté intentando no mirarle a la cara -...hace rato que estás nervioso...¿que hacemos?-pregunté echando una mirada al hombre del mono naranja.

Steve se propuso ponerse en marcha para buscar alguna puerta trasera o simplemente para inspeccionar el resto del lugar, pero de repente aquel hombre traumatizado lleno de heridas estaba en pie, y se puso delante de Steve, le agarró por el antebrazo y exclamó:

-¡Rápido, van a venir a por n... No le dio tiempo a acabar la frase cuando algo atravesó su pecho. Se trataba de algún tipo de colmillo o garra. Seguidamente fue atravesado por otra "garra" y ambos contemplasteis como aquel hombre fue "abierto", literalmente, en canal. Sus tripas y su sangre se desparramaron y los 2 os manchasteis con aquel festín de vísceras.

A la vez que el hombre se partía por la mitad, pudisteis ver claramente detrás suya lo más espeluznante que habíais visto en vuestras vidas.

-¡¡Joder!! Steve retrocedió varios pasos tanteando con sus pies donde pisaba, como si se fuera a caer pero sin llegar a hacerlo. Chocó su espalda contra una pared en su traspiés, la sangre de aquel hombre caía por la frente del Steve, manchaba toda su ropa, su preciada chaqueta, regalo de Evelyn, sus pantalones vaqueros... incluso la pistola que de tener un color negro plateado pasó a una tonalidad carmesí. 

Casi por instinto, de lo que aprendió de su trabajo nocturno, Steve sacó velozmente su arma, retirando el seguro y apuntando a la criatura sin remordimiento alguno. Había sentido ya esa sensación, esa presión en su sien que le indicaba que todo iba se iba a desmadrar. Que iba a tener que usar su arma, que iba a correr peligro... 

Con una veloz mirada se fijó en Monique para comprobar como se encontraba tras los crudos eventos que habían sucedido hace un instante. ¡¡Monique cuidado!!

Me había quedado paralizada al ver como aquel hombre había sido cortado frente a nosotros. Lo único que podía mover en aquel momento eran mis manos enguantadas palpando aquel extraño líquido pegajoso que bañaba mi cara y mi cuerpo. Me costó un rato darme cuenta que era sangre. Miré momentáneamente horrorizada a Steve y luego a aquel monstruo que acababa de aparecer.

Steve se horroriza al ver aquella monstruosidad, pero su templanza le prohibe perder la calma en esa situación para no asustar más a Monique.

Monique por otro lado se aterroriza hasta el extremo al contemplar a esa cosa. Comienza a llorar, a balbucear, los ojos los tiene abiertos como platos y no es capaz de moverse del sitio ante tal shock.

Steve ve como su compañera está temblando como un flan y le cuesta mantenerse en pie.

Steve miró aterrorizado como la chica caía presa del pánico, sus lagrimas se derramaban a gran velocidad y balbuceaba mientras sus piernas apenas podían mantenerla en pie. Era un momento de aquellos, que veías a una persona tan asustada que la furia ardía en tu interior. El sudor lo empapaba, pero no se dejaba entorpecer por nada y gritó a la chica que se escondiera. ¡¡¡Monique escóndete!!! Steve, en un momento como ese, no dudo en gritar desahogando su ira mientras apretaba repetidas veces el gatillo de la pistola contra la criatura. ¡¡Ahhhhhhh!!