Partida Rol por web

Te despertaste bruscamente estampada en aquel cartel que te daba la bienvenida.

Tenías la vista nublada, y al rato caíste en la cuenta de que el porrazo te había provocado una pequeña herida en la cabeza y la sangre te caía por la cara.

Tu que eras enfermera sabías que la herida no era gran cosa, pero la sangre siempre parece exagerar las heridas.

Saliste del coche, el cual estaba dañado y no arrancaba.

Cuando viste el cartel rápidamente pensaste que sería de algún pueblo o ciudad, aunque no tenias constancia de ninguno que se llamara así.

Cogiste tu bolso, donde llevabas un pequeño kit de primeros auxilios y te los aplicaste a ti misma para detener la sangre.

Ya que el coche no funcionaba tendrías que pedir ayuda a alguien de allí, para que te pudiera reparar tu coche y así seguir con tu viaje, aunque por otro lado tampoco tenías un rumbo fijado y si el lugar era bueno podrías pasar allí un tiempo olvidándote de todo.

Una espesa niebla se hizo dueña del lugar mientras avanzabas por la vieja carretera.

Te alegraste cuando comenzaste a ver en la lejanía las primeras edificaciones de aquel pueblo. Se dice que la gente de pueblo suele ser muy hospitalaria, esperabas tener la oportunidad de ver por ti misma si aquel dicho era cierto.

Llegaste al principio de aquel pueblo y contemplaste como aquellas casas, todas con un tono muy rural, estaban algo dejadas.

De pronto te percataste de que parecía no haber ni un alma en aquel lugar. Todo estaba cerrado, el silencio se hacía dueño del pueblo y no había nadie por la calle, ni niños, ni coches... absolutamente nada.

Algo en tu interior te decía que tal vez todos tus problemas pasados no eran nada comparados con los que tenías justamente ahora.

-¿Donde coño está la gente?- digo en voz baja para mí misma -Estos tacones me van a matar...-. Agarro con fuerza mi bolso, y avanzo por la calle mirando hacia las casas, buscando algún motel o una gasolinera.

Avanzabas por el pueblo con la intención de encontrar a alguna persona, pero seguia sin verse a nadie.

A lo mejor se trataba de la niebla - pensabas.

Puede que debido a ella la gente este encerrada en sus casas, pero de todas maneras resultaba demasiado poco común no haberse topado con algún pueblerino ya.

Mientras mirabas con cierta curiosidad las casas con la esperanza de encontrar a alguien, ves por una ventana abierta a una persona.

La oscuridad de dentro no te deja ver con claridad de quien se trata, pero estás segura de que se trata de un hombre por su silueta y constitución.

Me sitúo debajo de la ventana -¡Eh, tú!- vocifero -El de la ventana ¿Dónde hay una gasolinera por aquí cerca?

Aquel hombre sacó su brazo por la ventana y viste con claridad como te hacía gestos para que fueras hacia su posición.

Luego retrocedió hasta que se ocultó entre las sombras.