Las cosas habian ido mal, los estudiantes heridos y desesperados, otros gritando nombres al aire buscando a sus amigos. Habia amigos, amigas, primos, hermanos, conocidos, etc, todos o la mayoria tenian a alguien que entraba en esa descripción entre los desaparecidos, Mamoru no podia escucharlos a todos y siempre venian mas.
Entonces ocurrio: las ambulancias habian llegado, los paramedicos empezaban a asistir a los estudiantes heridos y asustados para alivio de Mamoru, tomandose un respiro busco la silla mas cercana y se sento para recuperar fuerzas. El dia habia sido muy largo, no esperaba que su primer dia de instituto fuera tan movido, primero niebla tenebrosa, habia oido de burbujas de alquitran que secuestraban gente, luego perros feos y monstruosos y el colmo de colmos una chica magica-Que es esto, ¿un manga?-Penso. La situación se estaba estabilizando, los chicos se retiraban uno a uno a sus casas, vio salir a la presidenta Irisu en una ambulancia, Katherine se habia ido por su propio pie con un aspecto levemente acabado-Un momento, tiene los ojos hundidos ¿habra estado llorando?-Penso. Reimu se fue en silencio sin hablar casi con nadie y ni loco queria saber de la rockera y su grupo-No me agradaban los musicos de rock antes y menos ahora- Penso.
Siguiendo el ejemplo de muchos tomo sus cosas y se marcho en silencio, sin buscar gratitud o recompensa alguna Mamoru salia rumbo a su casa no sin antes dar una reverencia a la directora notificandole que se marchaba. Las decisiones estaban tomadas, no habria clases hasta que se tranquilizaran las cosas un poco, para Mamoru esas serian buenas noticias si es que tuviera algo realmente entretenido que hacer con ese tiempo libre. Ya habiendo avanzado unas cuadras llego a una tienda de autoservicio, compro la cena de siempre....un momento, esta vez se iba a dar gusto, ademas de la cena se compro un pudin con chocolate, el presupuesto estaba apretado este mes pero con la experiencia extrema que acababa de pasar todo era valido. Salio del autoservicio con una sonrisa en los labios, el pudin era un placer glorioso y estaba seguro que despues de comerlo se sentiria mucho mejor.
Camino unas cuadras mas y en eso se encontro con un viejo conocido: un gato negro grande y gordo que dormia apasiblemente en una cornisa de la calle, se acerco a el y le dijo amistosamente:
-Ha pasado tiempo Nyankuro, ¿como estuvo tu tarde?
El gato lo miro altivamente por haberlo despertado y solto un largo maullido a manera de bostezo, Mamoru sonrio por esta respuesta y le dijo:
-Ustedes los gatos si que tienen suerte,solo comen y duermen todo el dia. No como los humanos que tenemos que pasar por todo tipo de cosas, si te contara lo que vivi hoy seguramente se te caerian los bigotes del susto.
El gato seguia mirandolo ahora con una expresión adormilada, volteo la cabeza a otro lado y volvio a su sueño vespertino, Mamoru alzo los hombros acostumbrado a la respuesta de ese gato y le dijo:
-Igual que todos los dias, me alegro que al menos tu seas un gato normal. Nos vemos al rato Nyankuro-san
Cuando le dio la espalda al gato por un instante podia jurar que el animal lo miraba de una manera fria como si esas palabras hubieran insultado su orgullo, se volteo rapidamente y vio al gato que dormia placidamente en su corniza, asustado penso-¿que habra sido eso?, bah, deben ser alucinaciones mia-.
Camino durante varios minutos hasta que llego a su pequeño departamento de una habitación, encendio la luz y avanzo hasta un retrato en la pared con la imagen de una dulce ancianita que estaba con un niño de cabellos dorados, le sonrio a la imagen y le dijo:
-Ya estoy en casa, abuelita.
Sintiendose a salvo y tranquilo en casa estiro los brazos buscando quitarse el stress de ese dia, se quito su uniforme de instituto y lo puso en el cesto de la ropa sucia, ya cambiado con ropas limpias fue a donde guardaba el dinero y una pequeña libreta de cuentas, conto el dinero y reviso la libreta, los numeros no mentian, suspiro angustiado y dijo:
-Mi tio no me envia dinero hasta dentro de una semana, no debi despilfarrar el dinero con la "fiesta de pudines" de la semana pasada.
Miro en una esquina y ahi estaban en una bolsa con la evidencia del crimen, llena al tope de envases de pudín vacios. Era poco el tiempo que llevaba viviendo solo y aún no sabia medir bien el uso del dinero. Debia trabajar un poco mas para cubrir los gastos de la semana, esperaba que su jefe tuviera un poco de trabajo extra. Para cuando guardo el libro y el dinero la noche habia llegado, encendio la tele en lo que esperaba que el agua del baño estuviera lista, estaban hablando del incidente de la escuela, todo atribuido a una explosión de gas, alucinaciones e histeria colectiva.
-Eso es una mentira, no saben realmente lo que paso.
Mamoru guardo silencio, el habia estado ahí y no queria creer en lo que acababa de ver, ¿los medios podrian?.En eso su baño estaba listo, se dio un baño rapido y salio poniendose solo unos boxers y una camisa ligera, saco el furton y programo el reloj despertador, se acosto y cerro los ojos. Sin importar lo que habia pasado tenia que seguir con su vida. Mañana seria un nuevo dia.
La noticia sobre los estudiantes desaparecidos dejó perplejos a los medios. Nadie sabía nada de ellos y sus familias los buscaban con afán, aunque un hombre importante de la ciudad, el cual supieron por su apellido que se trataba del padre de Edwin, parecía no darle mucha importancia al asunto.
Todos permanecieron en sus casas esa semana, preguntándose cuándo comenzarían nuevamente las clases. No era tanto por estudiar, sino más por sentir que la normalidad había regresado a sus vidas. Después de tantos sucesos ocurridos, las clases parecían lo mejor que podía pasarles.
Caminar por la ciudad y ver las fotos de los desaparecidos llenaba de congoja sus corazones y les recordaba todos aquellos sucesos extraños y desagradables que pasaron en el primer día de instituto. Algunos de sus compañeros estaban heridos pero se recuperaron rápidamente y la agonía de las familias de Chidori y Hikaru, se volvieron noticia nacional. La directora del instituto aparecía dando declaraciones pero cada que trataba de hablar de lo ocurrido, los medios cortaban las transmisiones. Por algún extraño motivo, nadie parecía querer escuchar la versión de los afectados.
Tres días después del incidente, las familias de los desaparecidos llamaron a sus compañeros de clase para preguntar si sabían algo pero las respuestas eran insatisfactorias. Con el corazón en la mano y el dolor de las familias, pasaban los días mientras esperaban que el presidente Kenta se comunicara con todos para informarles el reinicio de las actividades escolares.
- FIN DEL CAPÍTULO 1 -