Partida Rol por web

Mamoru estaba mirando la ventana indiferente de lo que pasaba en el salon de clases, pero la llegada de la directora lo devolvieron la atención al frente de la clase. Lo siguiente fue la presentación de la profesora sustituta, al mirarla a los ojos Mamoru sintio un escalofrio que le recorrio la espalda, trago saliva y momentaneamente se sintio intranquilo. Esos ojos desde su perpectiva se veian como un par de abismos frios y tenebrosos en los que sufririas cayendo en la eternidad. Mamoru trato de desviar la mirada pero algo se lo impedia, como si ella con solo su presencia se impusiera ante los otros.

Tenia miedo, si, Mamoru tenia miedo. Queria que aquella tenebrosa mujer se fuera de la habitación y no volver a verla. Queria correr, escapar sin detenerse, huir de todo. Ese parecia un buen plan, a la menor oportunidad correria a la puerta y escaparia de su envolvente presencia. Miro hacia todos lados buscando una oportunidad y ahí lo noto -Un momento ¿que nadie se da cuenta?, ¿por que soy el unico que esta asustado?- Algo raro pasaba, todos estaban como si nada presentandose como habia indicado la nueva profesora sin sentirse intimidados ni nada por el estilo, todo normal. -¿Acaso me lo estoy inventando todo?, ¿todo es producto de mi imaginación?-.

Mientras pensaba en estas senaciones vino a su mente las palabras de Vivie* cuando alentaba a los heroes mientras ellos estaban frente a un villano muy fuerte y que parecia invencible:"-Tener miedo no tiene nada de malo, no te hace un cobarde, al contrario, aquellos que aceptan y superan al miedo son los verdaderos heroes-"  Eran palabras clichadas de un anime infantil, Mamoru lo sabia, pero recordarlas y recordar su significado le daba mas valor que antes. Decidio no huir, enfrentaria esa incomoda sensación y la superaria. Enfrentaria su miedo hacia la misteriosa presencia de la profesora Yami Setsuna.

Ya cuando le toco presentarse Mamoru se puso de pie y dijo a la profesora y a sus compañeros con su acostumbrado tono simpatico de siempre:

-Hola a todos. Soy Tsukaima Mamoru, tengo 15 años, no pertenesco a ningún club. Me gusta dibujar y dar divertidos paseos en bicicleta. Antes de que pregunten quisiera decirles que soy rubio natural ya que tengo parientes americanos. Espero llevarme bien con todos ustedes

¿Que rayos acababa de hacer?, esa fue por mucho la presentación mas ridicula de todas. ¿A quien le importaba que el fuera rubio natural?, podia haber dicho que era pintado y fingir ser un chico rudo pero ahora ya no. Sabia que lo habia hecho en parte para autoprotegerse de futuros problemas, en el pasado habia sido brutalmente golpeado solo por tener el cabello rubio y parecer un "gaijin" a los ojos de los demas niños y algunos de sus padres que en cierto grado aprobaban la violencia de sus hijos hacia los extranjeros. Miro a Katherine-san, en cierta medida la entendia, era muy dificil ser diferente y mas en un pais donde te tratan de otro modo.

No importaba, se sento indiferente en su aciento esperando a que los demas terminaran de presentarse. Lo hecho,  hecho estaba. No se iba a esconder, si querian golpearlo que vinieran, no tenia miedo, ya no mas.

Por lo demas empezo a pensar en sus planes inmediatos: un viaje al museo sonaba bien, así podria practicar un poco su estilo de dibujo, siempre habia practicado un poco el estilo de dibujo de los mangas Shojo desde que era un niño, no eran buenos sus dibujos pero a Mamoru le daba igual, ni que fuera a volverse un mangaka del Shojo solo por que si. Penso tambien en la posibilidad de unirse al consejo estudiantil o al comite disiplinario, ambas opciones se veian interesantes, pero tenia que ver lo de su trabajo vespertino, los gastos no se pagan solos y no tenia a nadie cercano a quien acudir. Esas cosas las veria a detalle mas tarde, por ahora reviso su maleta para ver si habia traido sus crayones de dibujo y su libreta de hojas blancas, queria ver si podia sacarle provecho a esta excursión y de paso olvidarse un poco de la tenebrosa sensación que le provocaba la nueva profesora.

Era cierto que la profesora tenia un cierto aire de oscuridad, pero la sonrisa que ponía le gustaba a Reimu, era como la suya. En su gran mayoría, falsa. Escucho medio atenta las propuestas para unirse al comité disciplinario, seria divertido ver quien se uniría, pero Reimu no seria una de ellas. No era atlética ni tampoco tenia formas para ser de utilidad en ese campo, ademas de que seguir las normas no era precisamente su mayor ilusión.

Cuando comenzaron a presentarse, Reimu no pudo evitar reír un poco, aunque tapado con la mano claro, como no la presidenta debía presentarse de una forma un poco mas...”recatada” o al menos para darse importancia, eso le divertida. Sutilmente se llevo una vez mas la mano al bolsillo para sacar otro palo de regaliz y se lo tendió a la nueva con un gesto como de bostezar. Susurrando mientras Mamoru se presentaba para que no la pudieran escuchar muy bien. -Endulzate un poco, así se te olvidara lo malo. Una vez presentado el joven, Reimu también se levanto para hacer la suya.

-Mi nombre es Hakurei Reimu, tengo 17 años. No soy de ningún club, no me gustan demasiado. Me gusta todo lo dulce y mi afición seria, por así decirlo, el coser. Siempre tengo mi compañía. Dicho esto Reimu se sienta a la espera de que otro se presentara. Una presentación corta sin dar muchos detalles de si misma. Dibujar no era su pasión, pero ya se las ingeniaría una vez llegados al museo. Alguna pintura fácil debería haber.

-Bien Tempus.san! - respondió el chico sin dejar de pensar en los hechos de los últimos días, desu propios problemas también - pensando siempre en lo que ha pasado, pero...

Jaycee se detuvo al ver entrar a la directora con la consecuente presentación de la nueva profesora, se parecía a alguien que conocía, pero era claro no podía ser ella; escuchó atentamente cada palabra, le parecía bastante bien lodel Comité Disciplinario, pero era más que claro que no haría parte de él, sería casi que un insulto a su padre, esperaría que no lo escogieran o algo parecía, porque de esa manera no podía negarse, tenía que mantener el perfil bajo siempre que pudiera.

La profesora a pesar de su mirada, le transmitió seguridad y esa idea de visita al museo le parecía muy buena para calmar los ánimos de todos, incluso los suyos que estaban un poco desequilibrados desde aquel día, por lo pronto escuchaba a cada uno de sus compañeros presentarse para ella, y él no podía ser la excepción, se puso de pie y recitó casi como en un poema de primaria:

-Mi nombre es Jaycee Yamamoto, no estoy en un club por el momento... - comenzaba a impacientarse - ...tengo 16 y vivo a una hora de aquí, no tengo muchos amigos..y me gusta ejercitarme en las mañana al levantarme.

Y sin decir más, se sentó nuevamente, mirando a su nueva profesora, y esperando a que sus nuevos compañeros no se asustaran mucho con su forma de ser, sobre todo Tempus.san, ella le agradaba bastante.

Uff, nadie se ha percatado, menos mal.

Shiro se dirige a su sitio, un poco airada de la bici y del sprint desde el párking.  Estaba sonrojada y un poco avergonzada de su modo de entrar, pero se le pasó rápidamente cuando vio a la profesora. Qué mal rollito me da, tiene pinta de sargento.

Se puso de pie de forma enérgica, y dijo:

- ¡Me llamo Shiro Kasumi, tengo 16 años, soy del club de atletismo, me encanta hacer deporte, ver cine y mi perrito!, ¡un gusto conocerla! - Terminó con una contundente reverencia, y se volvió a sentar.

Toma trola. La verdad es que Shiro no quería conocerla, la gente así le ponía nerviosa. Tan oscura y disciplinada.

Me desperté en medio de un sobresalto y empapada de sudor, aquel había sido un sueño realmente perturbador y me costó varios minutos recuperar la compostura. Me incorporé en la cama intentando poner en orden mis pensamientos pero mi tranquilidad no duró mucho. ¡Me había quedado dormida!

Di un salto de la cama a la vez que mi rostro palidecía, no podía creerlo. El maldito despertador no había sonado y llegaba tarde, muy tarde. Sería un milagro si no me castigaban. Corrí hacia el baño para darme una ducha lo más rápida posible y salí de casa terminando de vestirme mientras corría hacia clase maldiciendo.

Una vez llegué abrí la puerta lo más delicadamente posible y agachando la cabeza entré.

Lamento el enorme retraso, no volverá a ocurrir.

La joven parecía incómoda con la presencia de la profesora. Cuando Reimu le tendió un dulce, ella le sonrío y le dijo - Gracias - sencillamente antes de volver a guardar silencio.

Luego, miró alrededor y se dio cuenta que Naoko no se había presentado. Extraño, la chica no parecía sufrir crisis de nervios como para no hacerlo. Además, notó que faltaba aún Koichi. ¿Le habría sucedido algo?

La profesora asintió ante las intervenciones de todos y guardó silencio. Esperaba que Naoko participara pero no lo había hecho, así que continuó.

- Bueno, conozco un poco de cada uno ahora y quisiera decirle a la vicepresidenta Irisu que quisiera hablar con ella en privado. Solo un momento - sonríe levemente y aunque Kenta parece que va a preguntar algo, ella lo detiene - No es necesario que nos acompañen por el momento - luego, se dirige a todos.

- Esta primera hora tendrán gimnasia, así que vayan por favor a alistarse para su clase - se acercó a Irisu y le dijo - Excepto tú. Su clase será en el gimnasio por hoy, así que no creo que se pierdan esta vez. Recuerden que tras el receso, los esperamos a la entrada de la escuela para nuestra salida al museo - miró a Kuroryuu con algo de recelo, mientras la chica le quitaba la mirada.

Irisu escuchó atentamente a todos, hasta el final. Su sorpresa fue evidente.

…

A paso firme, se colocó a lado de la maestra, miraba a Kenta extrañada, ya que algo correspondiente a la clase, tendría que ver con Kenta principalmente, además de sus actividades fuera del instituto, no había nada reprochable en su conducta.

Salvo que los pensamientos fueran acusables, pero nadie es capaz de leer la mente, o al menos eso pensaba, ya que los sucesos recientes habían puesto su realidad de cabeza, y eran más extraños sus “sueños” junto a su comportamiento, incluso pensó en ir a un psicoanalista, la única razón de no comentar nada era el temor de avergonzar a sus padres.

La joven acomodaba sus ropas tratando de rememorar o adivinar los posibles propósitos de la maestra substituta para hablar a solas con ella, y al cabo de un momento se rindió. No lograría sacar nada en claro.

Una vez todos salieron decidió hablar, si terminaba rápido podría inscribirse en el comité disciplinario.

¿Quería hablar conmigo Setsuna Sensei? Si requiere ayuda con la lista, Kitsune-kun puede ayudar.

Si bien, esas fueron sus palabras, al ver los ojos de la profesora dedujo que nunca adivinaría que pensaba, soltó un suspiro y para terminar realizo una pequeña reverencia.

En serio es un honor tenerla a cargo del grupo ¿En qué puedo ayudarla? 

¿Presentaciones? ¿Un paseo al museo? Aquello no tenía cabida en mi cabeza ahora mismo, no con todo lo que había pasado, no con la desaparición de nuestros compañeros en aquellas circunstancias. Suspiré cansada pero mayormente triste, el miedo que había sentido días atrás había dado pie a una tristeza inmensurable, una sensación de abandono y vacío que no había experimentado en mi vida, ni siquiera cuando comprendí lo que significaba ser huérfana. Aun así escuché paciente a cada uno de mis compañeros que se fueron presentando, presté atención por si había algún detalle de sus vidas que probablemente no supiese, y cuando llegó mi turno me puse de pie y aclaré la garganta antes de hablar.

Mi nombre es Naoko Niimura, tengo 15 años y me encanta la música y la literatura, no pertenezco a ningún Club todavía – fueron esas mis palabras, claras aunque escuetas y volví a sentarme en mi puesto. 

Jaycee aun pensaba en lo que aquella nueva maestra pudiera hacer, le parecía un tanto....misteriosa. Al escucharla, simplemente dirigió su mirada a Tempus.san para que juntos fueran al gimnasio, pero igual le seguía dando un poco de dificultad relacionarse con los demás, simplemente dirigía una sonrisa muy tímida a quien quisiera dirigirse.

- Tempus.san?... vamos juntos al gimnasio? - preguntó tímidamente, esperando una repsuesta positiva - ...y...quieres un dulce?.... lo compré de camino.... - sonrió tímidamente.

Pensé que al volver a la normalidad, a la rutina de las clases ayudaría a sobrellevar todo lo que había pasado, pero estaba equivocada, me parecía que algunos de los presentes querían olvidar aquello y aunque estaban en su justo derecho yo no podía hacer eso, no después de lo que vi y viví.

Aun en sueños, podía ver a la muchacha de pelo azul, la conversación que habíamos tenido, su ataque, y su risa que me ponía la piel de gallina cuando la recordaba como ahora, no podía olvidar aquello y tampoco quería. Todo el mundo intentaba ocultar lo que había pasado, restarle importancia a un hecho tan atroz como inexplicable, y me negaba en rotundo a que e lavasen el cerebro.

Cuando las presentaciones acabaron y nos indicaron donde teníamos que ir, rebusqué entre las canciones que tenía en el mp3 y puse a todo volumen alguna que pudiese calmar mi alma inquieta, me puse de pie y salí rumbo al gimnasio. 

Katherine escuchó con atención cómo se presentaban todos y al mandarlos a la clase de gimnasio la joven llevó sus cosas, en especial su carcaj. Luego de lo ocurrido no quería recorrer la escuela sin esos instrumentos deportivos. La pelinegra se quedó en el pasillo esperando a Kuroryuu y Kasumi para saludarlas mejor, pero al querer hacerlo con Naoko ella se fue con sus audífonos puestos, por lo que no quiso molestarla. 

La joven dejó escapar un suspiro, resignada a que debe esforzarse más para llevarse bien con el resto de los compañeros. Cuando Jaycee se acerca a ella sonríe y acepta el dulce.

-Thank you, Jaycee... Y claro, vamos juntos. Sólo deja que vea a Kuroryuu y Kasumi, quisiera saludarlas.

Aprovechando que ya no estaban bajo supervisión, la ojiazul sacó su móvil para escribir un mensaje rápido. Al terminar guardó el objeto en el bolso del carcaj lo más disimuladamente posible. Al mirar por si alguien la había visto, aprovechó por si alguien de los chicos que miró en la semana de vacaciones se acercaba para integrarlo en el grupo. Da una última vista al salón esperando que a la señorita Irisu no se le regañe por la maestra Setsuna, quien le provocó un pequeño calosfrío por su forma de hablar y mirar.

-¿Eres bueno en los deportes, Jaycee?

Katherine escribió un mensaje para Koichi y se lo envía rápido.

Hola, soy Katherine. ¿Estás bien? Espero que llegues a la escuela, haremos una actividad que te será grata. Tenemos clases en el Gimnasio. Cuídate.

Sin duda aquella profesora había conseguido cautivar a la gran mayoría, en el mal sentido ya que su mirada había atemorizado a mas de uno. Pero en fin, tocaba gimnasia, una de las peores para Reimu ya que no era la chica mas atlética del mundo. Pero como después irían al museo, tampoco estaba del todo mal. El ambiente en clase era el esperado, todos en silencio, apenas se hablaban entre ellos y las conversaciones escaseaban. Por tanto el camino hacia el gimnasio permaneció casi en silencio para ella. Siempre con su fiel peluche en su mochila y esta vez con un caramelo en la boca, se le habían acabado los regalices, tendría que buscar algún sitio para reabastecerlos.

Mamoru escucho las frias palabras de la nueva profesora con sumo cuidado, temia por la seguridad de la presidenta, no queria que se quedara sola con la profesora Setsuna. No podia hacer nada de momento, si insistia en quedarse ¿como podria ayudarle a Irisu? mejor prefirio seguir a los demas al Gymnacio y prepararse para las clases de educación fisica.

Dio un leve vistazo hacia donde estaba Katherine y vio que estaba conversando con el chico de cabello negro y mirada penetrante y evasiva según su perspectiva-Katherine-san debe ser muy popular, no lleva ni un mes y ya tiene novio- penso Mamoru mientras sonreia por el bienestar de Katherine.

Mamoru aún no podia creer que fueran a tomar clases de educación fisica, con la locura que habia pasado en esta instalación y que todo mundo queria ocultar ¿que era tan importante como para mantener tanto secreto?, Mamoru se moria por saber.

No podía quitarme el terrible sueño que había tenido esa noche, menos mal que ahora tocaba gimnasia y no tendría que pensar mucho. Ahora mismo mi cabeza estaba completamente perdida en el significado de aquella escena, ¿era algo que ya había vivido o sería algo que me tocaría vivir? Sólo pensar en esa posibilidad me llenaba de temor, tenía que hablar con Shiro quizás ella pudiera ayudarme.

Antes de llegar a gimnasia, recibiste una notificación de tu móvil con la respuesta de Koichi a tu mensaje.

Sí, Katherine-san ^^. Pronto me uniré al grupo, es solo que estoy terminando la edición del periódico :D. Sé que te encantará ;).

¿En el gimnasio? :O. Soy terrible para los deportes u.u.

Todos, a excepción de Irisu, se dirigieron al gimnasio. La sensación de recelo por el lugar era más que natural. ¿Cuántas cosas no habían pasado allí? A pesar de eso, era algo que no podían evitar.

El camerino se encontraba dividido entre la sesión de hombres y mujeres, con algunos cubículos para que las chicas que fueran tímidas, se cambiaran dentro. En cambio el de hombres, no tenía ningún tipo de separación. Había casilleros para guardar sus pertenencias mientras estaban en clase. La hora llegaba de recibir la clase y aunque la ausencia de sus compañeros era palpable, no había nada que pudiera ayudarlos a eludir sus clases.

Koichi aún no aparecía y todos se estaban alistando con el uniforme de deportes*. 

 Yuuko conservaba la habitual cola de caballo que siempre llevaba, mientras que Kenta se había retirado sus lentes. Kuroryuu, por su parte, tenía su largo cabello trenzado.

Al llegar al gimnasio ya con la ropa adecuada, pudieron ver a un hombre bastante musculoso y de rostro intimidante, que vestía un pantalón gris y una camiseta completamente blanca. Sus músculos eran tan grandes que parecía que fueran a atravesar la camiseta.

En su cuello llevaba un silbato y los observaba a todos con una gran y "cálida" sonrisa.

El hombre de postura rígida y hombros anchos se paró a esperarlos mientras se formaban. Al ver que todos se encontraban listos, dijo - ¡BIENVENIDOS A CLASE DE GIMNASIA! ¡SOY SHINTA DAIDOUJI! - su voz era tan ronca que parecía tener algún problema en la garganta.

- ¡EL INCIDENTE DE HACE DOS SEMANAS SOLO HA MOSTRADO LO DÉBILES QUE SON! ¡YO LES MOSTRARÉ LO FUERTES QUE PUEDEN LLEGAR A SER! - parecía que no sabía hablar en otro tono que no fuera gritado. Tal vez por eso tenía la voz de esa manera.

Tras decir eso, comenzó a hacer poses que resaltaban sus formados músculos.

Kenta suspira profundo en su lugar y dice - Daidouji-sensei siempre tan enérgico -.