Partida Rol por web

Por un momento, tras escuchar las palabras de la profesora, escuchaste una voz en tu cabeza y viste la imagen de la chica de cabello azul.

- Te hemos encontrado. No escaparás - comenzó a reír de manera desenfrenada.

Irisu se sacude la cabeza fuertemente, de nuevo aquellas visiones extrañas.

Tal vez si deba ir a un psicólogo o un psiquiatra.

Trata de apartar de su mente aquella visón, más la fuerza de esta nueva aparición le hacen preguntar mentalmente.

¿Quién o qué eres?

Vuelve su atención a la sensei y le responde.

Muy bien, de los grupos formados… se les mantendrá en observación. Si gusta veré en que lugares están realizando sus labores.

Pensaba rápidamente que debía mantenerse concentrada, si perdía de nuevo la cordura, podría esta vez, ser peor que obsesionarse con documentales de la SGM.

Además le parecía absurdo perder contra una ilusión, siempre se habia valido sola y la mera idea de que aquella chica, fuese sueño, visión o locura, pudiera con ella, retándola incluso, le parecia insultante a su orgullo personal.

No te tengo miedo. 

Dejo escapar una leve risa oculta por una de sus manos para que no se lo tomara como una ofensa por reírse de ella, sin duda Kasumi era una chica divertida y que no se preocupaba por nada de lo que pensara el resto, Reimu continuaba preguntándose por que no le había hablado antes. -Así que Hook eh, como al capitán garfio. No esta nada mal, nada mal. Espero que no pongas ningún parche a tu perrito, seguro que se pelearía por atraparte. Sonrió mientras miraba la pintura ladeando la cabeza.

-No es tan complicada....seguramente el mar me quede fatal pero el resto creo que se podría copiar. Nos quedamos con esta entonces. Dijo al mismo tiempo que sacaba las cosas para empezar a dibujar, dejando su peluche entre sus piernas. -Pues mas que hacer mas cosas, repito lo mismo una y otra vez. Fue explicando con calma. -El hilo y la aguja me relajan, tengo quizás una docena o mas de peluches hechos por mi, Grim es mi ultimo amigo. Acaricia el peluche con la yema de los dedos. -Me encanta como es, quizás resulte rara por eso pero no me importa. Ellos están conmigo, con eso es suficiente.

Absorta en el cuadro comencé a escribir en mi libreta todo lo que sabía de él, era uno de mis favoritos y por lo mismo esperaba hacer un buen trabajo - ¿has visto algo que te guste? – le pregunté a Aimi mirándola con curiosidad - ¿hay que ver lo poco que conozco a la gente con la que estoy a diario – pensé con pesar.  

Mientras esperaba su respuesta me senté en el frío suelo para contemplar el cuadro desde otra perspectiva, podía dejar mi mente vagar durante muchísimo tiempo, aunque ahora no estaba sola y eso era de mala educación.

Frunció un poco los labios  - ¿aquí? ¿cómo es posible? - miró a su alrededor, entonces la voz de Naoko le hizo alejarse de sus pensamientos, la miró durante unos segundos, parpadeando -¿ah?-  se quedó pensativa para después negar  con la cabeza - ah no, no... creo que voy a dar una vuelta... a ver si encuentro algo que me guste más. Hasta ahora Niimura-san 

Parpadee un par de veces al oír su respuesta - Eh...hasta luego - fue lo único que conseguí decir antes de que se fuese - si que soy una pésima compañía - pensé aunque preferí no darle mas vueltas al asunto, estaba ligeramente consternada, pero el calor que me inspiraba el cuadro por algún extraño motivo me reconfortaba.

Katherine miró a Yuuko con cierta emoción y con su cabeza le indicó que entrasen a recorrer el Museo. Cuando ya se habían alejado de los demás, la pelinegra disminuyó un poco el paso a la vez que admirada las piezas de arte exhibidas en dicho recinto.

-Yuuko... tu no dijiste a dónde quieres ir. ¿Hay algo que te llame la atención?

Preguntó con cuidado para que no saliera alguna palabra en inglés, igual para no alzar la voz e incomodar a los otros visitantes. Le agradaba distraerse con algo tan cultural y además convivir con otra compañera y así entablar otra amistad si es posible.

Yuuko escuchó a Katherine y se giró - Creí que tú escogerías, pero ¿Qué te parece si vamos a la exposición de arte antiguo? Dicen que la colección es bastante amplia - su cabello fue arrastrado por el viento mientras ella volvía al frente y seguía caminando mientras veías cómo parecía buscar la dirección.

Al llegar, pudiste notar unos tallados en piedra, con diferentes símbolos que parecían no expresarte nada, pero uno de ellos, llamaba especialmente tu atención.

De repente, sentiste una suave brisa acariciar tu rostro y el sentimiento de algo conocido te invadía. ¿Qué era este extraño sentimiento de cercanía.

- Si gustas, podemos ir a otra exhibición - dijo notando que parecías ver el símbolo de cerca.

Llegaron a la exposición del Antiguo Egipto y pudieron ver desde estatuas de los faraones hasta pedazos de piedra llenos de jeroglíficos.

Había de todo para todos los gustos cuando sentiste un poco de pesadez en el ambiente, el aire parecía volverse denso. Shiro dijo - Yo dibujaré una de las estatuas. ¿Qué eliges? -.

Tras todo lo que percibías, pudiste escuchar una voz en tu cabeza, la voz del presidente Kenta, la voz de Arjimae.

- Lo sentiste, ¿Verdad? Debemos buscar a Shiro - dijo con premura.

Aimi te había dejado sola en aquel lugar, sin la posibilidad de cumplir con lo asignado por la profesora, pero entonces viste algo en aquella pintura, su rostro parecía sonreír ante tus palabras.

Sorprendida, te acercaste otra vez y pudiste ver un símbolo en su frente que llamaba tu atención, como si supieras de qué se trataba, como si lo conocieras de antes.

Entonces, una suave brisa acarició tu rostro, generando en ti nostalgia y un gran deseo de encontrar algo, aunque no tenías certeza de qué era lo que querías encontrar.

Casi como si de una respuesta se tratara a tu pensamiento, la profesora dijo - Creo que primero debes recordar quién eres, cariño - dijo.

Te disponías a girarte hacia ella pero antes de que pudieras hacer nada, solo viste sus ojos rojos brillando con intensidad mientras un terrible dolor de cabeza te hacía caer al suelo, inconsciente y perdiendo la conciencia de ti misma.

Todos se encontraban concentrados en su propio trabajo cuando el suelo comenzó a temblar. Muchos gritos hubo y muchos trataron de salir de ese lugar pero en vez de hundirse el suelo, ciertas protuberancias se hacían presentes, hasta que atravesaban el suelo, formando grandes paredes a su alrededor.

Trataron de correr pero se encontraron con pasillos inconexos, desconectados, sin sentido. No tardaron mucho en darse cuenta que se encontraban en un laberinto y que la tragedia del gimnasio se repetía de nuevo.

¿Qué?...

Irisu se sentía desorientada, veía la caída al suelo tan lentamente como si el tiempo se detuviese.

…¿Qué? …

Su pensamiento luchaba incesante, pero fútilmente contra el desvanecimiento.

Una parte de ella estaba fascinada con esa sensación, otra parte se resistía con una fuerza tan grande que la mantenía despierta conforme caía. Aquella caída duraba mucho.

De-debo… resistir…

Su mente se aferró a todos sus recuerdos, el calor de su familia, la alegría de estar con ellos, y todo se rompió, el suelo frio toco su rostro, al instante recuerdos del acero contra la piel se agolparon en su mente, dolor, un zumbido en los oídos…

…una guerra, estaba en la guerra que conocía a la perfección, su familia, sus ancestros, todo su país había sufrido, su apellido venia de una vieja familia que había perdido todo, o eso le habían contado, incluso su nombre lo perdieron y habían adoptado el nombre del Señor Feudal más famoso y heroico de la historia, aquel que estuvo a punto de unir a todo Japón para llevarlo a la grandeza. Oda Nobunaga.

Pero su familia no pudo hacerse con el nombre, así que solo pudieron tener el apodo. Rey Demonio del sexto cielo, ese era el apellido de su famila. Dairokuten Maō.

Ahora veía el momento, hombres preparándose para una guerra, la ciudad más defendida veía a un pájaro de acero volar, soltar algo y luego nada, solo luz blanca, un destello que borro miles de vidas, sufrimiento, ira, desesperación, todos esos sentimientos la golpeaban…

El golpe contra el suelo había roto algo más dentro de ella, de repente esas dos Irisu del espejo estaban frente a ella, una desnuda, temerosa como una tímida flor ante los últimos fríos del invierno,  su sensualidad se dejaba sentir a través de su joven cuerpo. A su lado una Irisu fiera, salvaje como una joven leona, su belleza radicaba en su salvajismo.

Ambas se mezclaban con el recuerdo de la segunda guerra, tan iguales y tan diferentes... algo se había roto dentro de su cabeza, un espejo invisible que negaba esa parte salvaje junto a su parte más femenina.

Ahora el suelo la sumía en un sueño, ya no podía pelear, pero ellas si, ambas susurraron antes de perder la conciencia.

Soy.. Irisu… que significa arcoíris…... me apellido Mao… demonio…

Mamoru al llegar a la exposición del antiguo egipto quedo maravillado, los jeroglificos daban esa sensación mitica de poder y majestad, tan fuerte que Mamoru casi podia tocarlo, bueno, podria sino fuera por los letreros de "No tocar" para los visitantes. Ante la pregunta de Shiro Mamoru se acerco a ella y le dijo:

-Yo voy a dibujar esa escena del libro de los muertos-dijo señalando una loza con jeroglificos que ilustraba un enbalsamamiento de una momia-creo que sera un boceto muy interesante.

Dicho y hecho Mamoru saco su cuaderno de dibujo y un lapiz de dibujo, comenzo a dar contorno a la figura y trataba de copiar los grifos de esta lo mejor que podia, tenia practica con el dibujo pero no con caligrafia Egipcia. 

En eso el suelo comenzo a estremecerse, Mamoru se levanto asustado mientras veia como varias paredes empezaron a emerger del suelo, sin pensarlo un segundo tomo de la mano a Shiro y trato de correr con ella pero una pared emergio entre ellos separandolos. Mamoru se encontraba ahora en un callejon sin salida en lo que parecia un laberinto. El chico rubio palpo las paredes tratando de encontrar un modo de pasar pero era inutil, golpeo la pared con los puños pero estos seguian inmoviles ante su escasa fuerza. Solo le quedaba gritar:

-¡¡¡Shiro!!!, ¿Estas bien? ¡¡¡Shiro!!!

Siguio gritando por un rato hasta que casi se quedo sin voz. Cansado, se sento en el suelo pegado al muro que lo separaba de sus compañeros Jaycee y Shiro, ahora no sabia que hacer, estaba en otra situación de locos. Por ahora preferia esperar un poco a que pudiera escuchar a alguien, a Shiro, a Jaycee, a sus compañeros, a quien sea.

Asintió ante la orden que le habían dado, tenía que buscar a Shiro... Pero cuando se dispuso a ello, todo cambió. Un enorme laberinto apareció ante ella, aunque tardó en asimilarlo. Suspiró frustrada, ¿qué podía hacer? no era el momento de perder tiempo. Colocó su mano izquierda en la parte izquierda de la pared y echó a andar con rapidez. Si mal no recordaba de esta forma era más fácil no perderse en un laberinto. 

Katherine observó admirada aquél símbolo durante... ¿Segundos? ¿Minutos? No lo sabía con exactitud, pero sí sacó su cuaderno de notas y pluma que usaba usualmente para escribir para tratar de esbozar un dibujo de aquella imagen. Cuando terminó escuchó la sugerencia de Yuuko y esbozó una pequeña sonrisa, luego guardó sus cosas.

-Let is go. Podríamos ver unas pinturas y...

Se interrumpió cuando se percató del temblor. Su primera reacción fue agarrar a Yuuki de la mano desconcertada y con ciertos mareos para mantenerse de pie y buscar algún punto seguro por si la cosa empeoraba; no obstante, al ver que lo que parecían paredes brotaban del suelo hasta gran altura comenzó a mirarlas con los ojos desorbitados. <<Not again, not again...>>, pensaba mientras apretaba la mano de su compañera sin darse cuenta.

Trató de recorrer el lugar y al llegar a la conclusión de que era un laberinto, la pelinegra miró a la chica y recordó a Mamoru, a Reimu, a Irisu, a los chicos de la banda, a sus compañeros desaparecidos y de pronto la embargó un sentimiento de protección que se reafirmó al recordar a la rubia extraña que llegó a salvarlos.

-Do not worry, saldremos de esta. 

Y así, la ojiazul elevó su vista para calcular la altura de aquellas paredes e igual intentó detectar alguna brisa de viento, cualquier sonido que hubiese y después, agradeciendo el haber llevado su carcaj, sacó su arco y una flecha por si lo necesitaba. Deseó no pelear y encontrar a sus compañeros antes de que ocurriese algo. 

Había estado abstraído por aquella presencia, algo malo estaba por venir pero Shiro Dos había parecido totalmente al margen de todo, concentrada en el arte egipcio.
"Otra vez no joder"- Se repetía recordando los eventos acontecidos en el gimnasio no hacía mucho tiempo. ¿Es que no podían disfrutar de un poco de paz?

Jaycee se decidió a advertir a Shiro Dos, era extraño que ella no estuviese ya al tanto de todo, quizás solo disimulaba a causa de Mamoru-kun. Fuera como fuese no podía permitir que su amiga siguiese en la inopia, si ese era el caso. Pero para cuando se decidió ya era demasiado tarde.

-¡Mierda! ¡Mamoru-kun!- Gritó, pero dudaba que sirviera de nada. Entonces recordó la niebla.- Supongo que no has sido tú esta vez...

Tenía poca o ninguna esperanza de que aquel laberinto fuera cosa de su amiga, así que recordó aquella presencia, y sin dejarla responder dijo.

-¿Lo has sentido no?- Preguntó.- ¿Qué hacemos?

Se sentía terriblemente perdido, y para colmo impotente, no sabía como iba a proteger a todos sus compañeros, pero no permitiría que desaparecieran otros tres de los suyos.

No era una experta, sus trazos eran torpes y tal como había imaginado el agua parecía hecho por un niño de cinco años que hubiera encontrado las pinturas encima de las mesas y las hubiera vaciado encima del lienzo. Sin duda alguna no se dedicaría al arte, mira que darles aquel trabajo tan tonto. Después solo recordó los gritos al sentir el suelo bajo sus pies moverse, temblar, casi notando como se abría. -Un terremoto? Pregunto un poco asustada mientras miraba a Shiro. -Shiro rápido ahí que encontrar una mesa! Dijo antes de salir corriendo junto a ella.

Pero una mesa no le era necesario, no era un terremoto ni tampoco el techo iba a ceder ante ellas. Mas bien el problema era que no había un camino fijo para pasar. Una vez mas los sucesos extraños aparecían y en esta ocasión parecían atrapadas, coloco una de las manos en el muro y miro a Shiro. -Estamos atrapadas...

Shiro rió con ella por el comentario del parche. De repente se quedó callada, pensativa, como planteándose seriamente la idea del parche.

- Lo mismo no le molesta...y estaría taaan mono. - Volvió a mirar a Reimu y se rió de nuevo.

Se quedó mirando el peluche con una sonrisita. Reimu le parecía una chica un poco tímida, pero muy habladora si le das un poco de cancha. Le caía bien.

- Espero que me puedas enseñar alguno más. ¡Tienes talento!.

Una sensación extraña invadió a Shiro. Como en el gimnasio, aquel día. Esto no me gusta nada.

- Tengo una mala corazonada. - En ese mismo instante, todo empezó a temblar de forma terrible. ¿Un terremoto?, no eso no era. Por eso no se preocupó demasiado por el comentario de Reimu de esconderse. Ante ella había un laberinto, y supo que era una broma pesada más - demasiado pesada- de aquel ser del gimnasio.

- Sí estamos atrapadas... ¿qué deberíamos hacer? Las paredes parecen demasiado altas para sortearlas. - Se quedó pensativa un rato; qué hacer, qué hacer...¡eureka! - Ya sé. Cojamos el muro derecho, y sigamoslo todo el rato, con una mano en la pared. Eventualmente estaremos fuera. Si es que es un laberinto...