Partida Rol por web

Apretando aun más sus dientes, Ilify vio con rabia como intentaban quitarle su presa, movió sus codos hacia atrás expandiendo lo que podía sus manos, concentrando su necesidad de demostrar que había escogido a su presa y no se la iba a dejar a otra persona. - ¡ES MI,...! ¡PRESAAA! - gritó impaciente por acertar su impacto empujado por una cegadora venganza que ni siquiera él entendía del todo, solo era consciente de que era lo que más deseaba, acabar con las titánides posible. Movió la diestra cerrando el puño, casi exigiendo a su tormenta que no osara fallar de nuevo, y sonrió notando la energía a su alrededor, mirando con cierto sadismo aquella armadura. Al abrir poco a poco sus dedos el poder helado de su habilidad se fue acumulando, casi aparentando una telaraña de hielo cuyo centro era la propia palma de la mano, y fue al tirar de esa tela ficticia con decisión volcando su mano, que la aparente red se tornó polvo y se disparó contra aquel personaje frente a él.

Asombrada, vi cómo Hikaru se transformaba en una guerrera mágica. Sin embargo, no tuve mucho tiempo para contemplarla. Concentrada, presté atención a otras cosas y durante unos segundos me mantuve quieta, decidiendo qué hacer. Al final, tomé la decisión que creí más acertada.

Enola suponía un grave problema, pero había otra cosa que debía solucionar antes de terminar con eso. Invoqué un nuevo ataque de trueno. Alcé la mano para concentrar toda la energía que pude en mis mano y después miré a la titánide del enorme arma, apuntándola con la mano. Con suerte, el ataque la dejaría lo suficientemente mal para quitarla de en medio, aunque no tenía mucha confianza en ello. Extendí los dedos y dejé que el ataque saliera con todo su poder. Seguido, intenté volver a atacarla golpeándola directamente.

Después, di un paso atrás y me coloqué en la puerta de la habitación, bloqueando la entrada a cualquiera que quisiera entrar. Me preparé para el siguiente ataque haciendo surgir pequeñas chispas de mis dedos.

Enola se sorprendió al ver a la pequeña Hikaru transformarse ante sus ojos, cosa que la enfureció aún más pues de haber podido hubiera detenido esa transformación. Únicamente aquél halcón había postergado su ataque contra la pequeña, después de recuperarse alzó su arma y se dispuso a continuar atacándola sin darle tregua.

Blitzkrieg!

Intentó disparar una bala especial contra aquella recién nacida. Mientras hacía eso comenzó a mentalizar una coraza que no pudiesen atravesar aquellos seres que se hacían llamar "chicas mágicas".

Panzer!

Fue como una fuerza que brotaba desde su alma, y que siempre estuvo, pero que ahora despertaba con una violencia abismante. que la recorría por completo, envolviendo su cuerpo. Podía ver como los rayos la recorrían pero no la lastimaban, y los recuerdos comenzaron a hacerse mas claros, era esto lo que siempre había esperado sin saberlo. Los rayos continuaban entorno a ella, hasta cubrirla por completo... era su nacimiento... había vuelto. 

Cuando la luz se disipó, Storm Angel estaba de pie, con sus ropas y cuerpo nuevo, aún estaba resentida por los ataques recibidos, pero ahora era momento de actuar. Apretó la mandíbula con fuerza,  y colocó sus manos delante de ella haciendo las florituras con sus dedos. Sus dedos formaron un triángulo a la altura de su pecho,pero antes de poder hacer algo, escucha un nuevo ataque, y busca esquivarlo, pero mientras lo hace, lanza su ataque...

-¡¡Rezo Verde de Andelivian!!! - exclama con fuerza lanzando el ataque contra  Enola Bocksca, Lightning se encargaba de  ella, y estimó que era mejor ayudar, pero ahora que se sumaba Yami no Oni, todo se iba complicando. 

Las sombras recibieron tus flechas pero aún parecían listas para luchar y siguieron allí, listas para herirte.

Te apuraste en cargar dos flechas más pero tal vez era el afán que tenías por ello que te impidió apuntar adecuadamente y así perdiste tu oportunidad, aunque las sombras no parecían tener el mismo problema.

La primera no pudo hacer mucho y lograste bloquear su ataque con tu arco pero la segunda aprovechó que te encontrabas ocupada para atacar, enterrando su espada en tu cintura. El espasmo de dolor fue inevitable y todo pareció nublarse por un momento pero seguías lista para la batalla y no te rendirías ante nada.

Todo parecía un combate interminable mientras esos titanes parecían no sucumbir ante ningún ataque. La titánide del látigo atacó a Dawn una vez más. Ella no se rendiría ante nada para atacar pero Dawn fue más rápida y con su mano pudo contener el látigo, el cual perdió toda su potencia en ese momento. Al parecer, la guerrera dragón tenía una piel de acero. Lightning no se rinde y tras concentrar toda su energía, los rayos salen de su mano directo hacia Enola, quien trató de formar una coraza con su arma gigante, la cual se había transformado en un gigante cascarón pero esto fue inútil. Los rayos llegaron a Enola, hiriéndola seriamente. Sin duda, la guerrera mágica no se iba con rodeos.

Enola decide devolver el favor contra la nueva guerrera pero su disparo no llega a su destino. Al parecer, el ataque la había afectado enormemente. Entonces, Storm Angel clava su mirada en Enola igualmente y con el gesto de sus manos, un huracán se forma dirigiéndose a la titánide, pero esta logra disiparlo con un movimiento veloz de su arma, usándola como si de una espada se tratara y con ello, anula el ataque.

Los dos ataques que viniero a continuación fueron muy sincronizados, casi simultáneos. Dawn usó sus alas una vez más para viajar a toda velocidad hacia la titánide de agua, prendiéndole fuego primero y luego transportándose a su frente para llenarla de hielo. La titánide trató de contrarrestar el golpe pero no pudo y con un grito ensordecedor, se desintegró convirtiéndose en cenizas.

A continuación, la Suma Sacerdotisa actuó. La sacordotisa de los dragones tomó su flauta una vez más y comenzó a tocar una canción diferente, una que llenaría los cuerpos de todos los presentes de escalofríos. Por ello, el cabello de la sacerdotisa comenzó a flotar mientras un gran poder se acumulaba en ella y una luz blanca rodeaba su cuerpo. Tras una nota sostenida, toda esa energía estalló y se desplegó en todas direcciones, dejando a su paso la onda expansiva propia de una bomba. Después de ello, los titanes no podían moverse y la batalla parecía haber terminado.

La sacerdotisa cayó al suelo después de eso jadeante mientras la flauta desaparecía de su mano. Apoyó sus manos en el suelo para sostenerse de caer y dijo - Es todo lo que puedo hacer... Sáquenlo de aquí -.

De repente, una poderosa fuerza oscura se adueñó del lugar. Era algo que nunca habían visto, algo completamente terrible y gigante. Su cuerpo temblaba ante la idea de un enemigo aún peor que aquellos que ya habían enfrentado. El cielo se había oscurecido de repente, al parecer el Eclipse había comenzado.

De repente, algo similar a una onda expansiva recorrió el lugar como una fuerte brisa pero la cual parecío afectar a las sombras, paralizándolas al instante. Al parecer, la pelea había terminado.

Entonces, una poderosa fuerza oscura se adueñó del lugar. Era algo que nunca habían visto, algo completamente terrible y gigante. Su cuerpo temblaba ante la idea de un enemigo aún peor que aquellos que ya habían enfrentado. El cielo se había oscurecido de repente, al parecer el Eclipse había comenzado.

Luego un grito de pánico se escuchó desde el lugar donde se habían llevado a Yuuko. Las sombras no podían atacar, al menos por ahora.

Aparecieron en el parqueadero del hospital y Mariko estaba con ustedes, aunque sus cadenas no habían desaparecido. Sus ropas enmarañadas y el cabello sobre su rostro la hacía asemejarse a una mujer de la selva. Si no fuera por la sangre cayendo de sus muñecas y los gruñidos que emitía, creerían que moriría dentro de poco.

El sol fue cubierto y la oscuridad se adueñó del lugar mientras su cuerpo parecía cargarse de energía. Su cabello levitaba y toda su piel latía. El poder que desprendía era algo que nunca habían visto, era algo atemorizante que agradecían tener de su lado.

Lo que estaba por suceder les asustaba, pero su rostro se fue transformando, tomando unas feroces fauces mientras su piel parecía romperse para dar paso a un pelaje negro con tintes rojos. De su espalda, salieron dos enormes alas y de su cabeza dos enormes cuernos. Toda su apariencia cambió de una forma humanoide a una forma bestial. Un zorro de aspecto infernal cuyos ojos rojos brillaban con intensidad y ferocidad. Sus dientes se mostraban feroces y al parecer, hambrientos. 

Platinium al ver la escena sonríe levemente mientras piensa:

- Bien, parece que todo está ya preparado y podre vengarme... aunque sea a través de ella, pero pagaran por fin por lo que me hicieron esos malditos

Sonreía levemente y se mantiene al lado de la bestia mientras dice:

- Bien... parece que la diversión va a empezar ahora

Los ataques de la guerrera dragon fueron muy efectivos, al punto en que su enemiga fue vaporizada y habia dejado de existir. Pero no era lo unico, su señora haciendo gala de su enorme poder habia dejado inutilizados a los titanes para actuar. Dawn miró esto con molestia, podria ser facil matarlos en ese estado pero no seria justo y tambien romperia el codigo de los caballeros Dragón. Tambien estaba su señora en un estado tan debilitado que la Dama dragón no podria hacer otra cosa, su señora era prioridad, rapidamente fue hacia ella y la ayudo a levantarse, mientras lo hacia Dawn le sonrió de modo amable y le dijó:

-A sido increible su Excelencia, esa magia fue casi tan poderosa como las que hacia en los dias de antaño.

Dawn iba a seguir alabando a su señora cuando sintió un siniestro escalofrio, el cielo se estaba oscureciendo y toda luz y esperanza parecia morir repentinamente, Dawn tragó saliva al darse cuenta de lo que estaba pasando: El eclipse habia llegado.

Rapidamente extendió sus alas y le dijó a su señora:

-Demonos prisa su Excelencia, debemos reagruparnos con Ilify lo mas rapido posible.

Declaró la guerrera dragón. Antes de irse habia que hacer algo mas, Dawn empezó a agitar sus alas de manera lenta y pausada, mientras lo hacia varias plumas empezaron a desprenderse y arremolinarse por todas partes formando una cortina de plumas que tapaba la vista. Era pefecto, así no podrian ver hacia donde iban y podrian irse sin dejar rastros.*

Siempre a un paso por detrás, acariciando su fiel peluche Grim con una sonrisa en los labios. -Ya a empezado...se siente...demasiado bien. Cerro los ojos durante unos instantes para poder percibir el poder que pronto inundaría su cuerpo por el eclipse, sintiéndose hasta extasiada. -Pero aun no...aun necesito unos momentos...el puñetero sello de esa puta aun me esta afectando ligeramente. Por el momento me quedare detrás hasta que pueda convocar a mi ejercito. Sin mi fuerza Grim no va a despertar.

Apretó un poco los dientes demostrando cierta frustración pero deseosa de que pudiera empezar a volver a la acción. -Cuento contigo Platinium para guiar nuestra oscuridad, úsala para guiar tu venganza allá donde lo necesites. Permaneceré en la retaguardia, aunque me fastidie, hasta que pueda convocar a mi vanguardia. Confió en ti.

Se acerco muy ligeramente a la bestia que se había formado de tan dulce chica, solo para susurrar unas palabras, siempre teniendo un cuidado extremo de que no la viera, que a la única que pudiera ver fuera a Platinium. -No tienes hambre preciosa? Tienes un divino bocado bien cerca, siéntete libre de tomarlo.

La herida le había lastimado, sí. Pero no la doblegaría con tanta facilidad. La sonrisa animada de Animae por el combate se desvaneció, ahora tenía una mirada de concentración tal que estaba dispuesta en acabar con esas sombras rápidamente y sin errores.

Aquella energía negativa le impresionó y los gritos de donde debía estar Yuuko la pusieron de sobre aviso. Pero primero debía eliminar a los testigos de su identidad como humana. Preparó dos flechas y disparó hacia los puntos débiles de las sombras para intentar hacer una herida más agravante. Se esforzó para que su propio malestar no interfiriese. 

Sin poder hacer nada por cambiar su suerte, ves cómo las sombras reciben en su pecho el disparo y con un agónico grito, se disuelven en el aire.

Contemplé con satisfacción como mi ataque lograba su objetivo. Otra de las titánides cayó antes los ataques de la guerrera dragón. Por primera vez desde que comenzamos la batalla, empecé a tener esperanzas de que todo fuera a acabar bien. Storm Angel también se movía bien para estar recién despertada.

Permanecía todavía frente a la puerta de la habitación, dispuesta a evitar que cualquiera entrara dentro, cuando el sonido de la flauta de la sacerdotisa de los dragones llamó mi atención. Healing era muy poderosa y me preguntaba qué haría a continuación. El estallido de energía me tomó por sorpresa, pero no me alarmé. A aquellas alturas había comenzado a confiar en la guerrera dragón lo suficiente para saber que no iba a dañarnos.

En un principio, no vi ningún efecto sobre mi ni sobre nadie, hasta que vi que los titanes no se movían. Asombrada, contemplé a Healing, pero no tuve tiempo para sorprenderme mucho. La luz fue sustituida por la oscuridad y la sorpresa por un terrible presentimiento. Miré el Eclipse y me di cuenta de que no había tiempo que perder.

- Gracias - dije mirando a la sacerdotisa dragón con una sonrisa, mientras veía cómo se alejaban las dos guerreras dragón - procuraremos que no sea en vano.

Miré dubitativa a Storm Angel, la sonreí también, me di la vuelta y entré dentro de la barrera otra vez para poner a salvo a Kenta.

Suspirando porque por fin acabó con ellas, Animae entonces se dirigió hacia el origen del grito para averiguar qué estaba pasando. Había quedado en ir antes con las chicas para ayudar, pero este era un problema más cercano y Katherine estabva agobiada por ello.

Enola maldijo por lo bajo cuando la abominable guerrera rubia la atacó y le hirió. Eso la había distraído lo suficiente para caer en la trampa de la sacerdotisa dragón.

Herida y paralizada, observaba con desdén cómo las guerreras aprovechaban ese tiempo para huir cobardemente. Con la rabia ardiendo dentro de ella alcanzó a gritarles.

¿A dónde creen que van? 

Extendió una mano hacia ellas mientras se levantaba eliminando en ella el encantamiento que impedía que se moviese. Sonreía satisfecha mientras sus ojos ígneos brillaban más y habló.

-Guerreros, vengan  a mí. Síganlas.

aún demasiado mareada por lo que estaba pasando, y luego de lanzar su poder, debe dar un paso hacia atrás, y estabilizarse. Había fallado, y algo en ella le decía que se debía a que no era la misma persona de antes, llevó su mano a su frente, pero recobró la concentración en la batalla, sobre todo con la melodía, que la hizo pensar que era un nuevo ataque, pero no, por lo menos, no estaba siendo atacada. Los dragones seguían apoyándolas, aunque su sacerdotisa se debilitaba, los demás guerreros dragón la protegerían. Es más, emprendían la retirada, por lo menos las plumas que comenzaron a danzar anunciaban aquello.

La joven se da cuenta en la mirada de la rubia (Lightning), que decide entrar en la barra, ella asiente y va tras de ella, recordado su primera intensión de proteger al joven Kenta, sin embargo el ataque de Enola la hizo detenerse de golpe, no estaban paralizados del todo.

- yo te cubro - le dice a su aliada y cierra el paso entre ella y espera a los aliados invocados por Enola.

Ilify se mueve con una gran velocidad, apartando con furia a sus compañeras. Todo era demasiado para ella, por lo cual no pudo hacer nada y recibió aquella tormenta sin poder hacer mucho. Se tambaleó pero no cayó, aún tenía su armadura. Sin embargo, y aunque Aria perdió su parálisis en ese preciso instante pero, de repente, algo similar a una onda expansiva recorrió el lugar como una fuerte brisa pero la cual parecío afectar a las guerreras malvadas, paralizándolas al instante. Al parecer, la pelea había terminado.

Entonces, una poderosa fuerza oscura se adueñó del lugar. Era algo que nunca habían visto, algo completamente terrible y gigante. Su cuerpo temblaba ante la idea de un enemigo aún peor que aquellos que ya habían enfrentado. El cielo se había oscurecido de repente, al parecer el Eclipse había comenzado.