Partida Rol por web

- Quítate la vida, Hikaru... - le dijo fríamente.

La nieve seguía cayendo y atravesaba el cuerpo de tu madre. La energía de esta nieve era tanto luz como oscuridad y aunque desconocías el origen, podías identificar que se trataba de un dragón.

- ¿Quieres la verdad? Te la diré. Tu padre abusó de mí, Hikaru. Creí que podría olvidarlo, pero no pude. Además, eres exactamente como él. No pude amarte, te odiaba y no era tu culpa. Por eso huí, por eso te dejé con tus abuelos, porque no podía soportar verte todos los días - sus ojos lagrimeaban con dolor y apretaba sus puños.

- ¡Muere de una vez! -.

La fuente de energía que había producido la nieve, se desvaneció de repente. Kenta se veía paralizado por aquella nieve y a la hora de recibir tu ataque, la energía que desplegaste fue abrumadora.

Kenta te miró a los ojos y a pesar de no escuchar tu voz con tus oídos, podías escucharla en tu cabeza - Has hecho lo correcto, Nereida. Tendrás que luchar contra tus amigas y con las personas que amas porque la maldad de la reina no conoce límites. Eres fuerte, siempre lo has sido. No olvides tu misión - y en ese momento, el impacto llegó a Kenta, desintegrando su figura en miles de cristales. A pesar de ello, su sonrisa quedaría siempre grabada en tu corazón.

El lugar se iluminó y sentiste el sonido de algo rompiéndose.

Abriste los ojos y te pusiste de pie. Notaste que estabas rodeada de espejos, los cuales estaban sobre el suelo, al igual que tú. Te levantaste y viste pedazos de cristal en el suelo y te percataste que te encontrabas en el marco de un espejo como los demás. No tardaste mucho en darte cuenta que estos espejos eran tus amigos, todos atrapados en ellos. Los guardianes no estaban, lo cual podía indicar que habían sido capturados, pero no podías decir mucho más.

Todos tus amigos estaban inconscientes, o eso parecía. Recorriste los espejos y notaste que había uno roto, además del que tú habías salido. Comenzaste a hacer la cuenta y notaste que Ilify no estaba allí.

......cuelgo la cabeza rendida de llorar, y sollozando agrego... -....... mamá...... ¿En verdad quieres que muera?... de todas las personas de éste mundo, siempre supe que alguien me lo diría... pero nunca me imaginé que fueras tu...- aprieto el puño y me pongo de pie... -está bien mamá... si eso es lo que deseas... por ti... me iré directo al maldito infierno.........................................-

Y sonrió... -...pero solo para que me veas volver de ahí...-

Levanto el puño... -...¡QUE LA FURIA DEL ÁNGEL VENGADOR Y SU VOZ DE TRUENO VENGAN A MIII!...- ante ella me transformo en Storm Angel...

-...Hehehe...... claro que me iré infierno mamá...................... Después de Ti.-

-Y claro, que me lleve a más Titanes conmigo al infierno para no irme riendo sola... entonces moriré... tu capricho tendrá que esperar, ya que las necesidades de la humanidad y mis amigos que me esperan no se comparan con tu petición... Soy Storm Angel, una Guerrera Mágica de Andelivian, y en lo que hago soy la mejor... "ahora aparte de mi camino madre"... no vales ni el primer madrazo que te voy a acomodar...- (=? Todo mi cuerpo restalla de energía eléctrica... y mi brazo tiembla del voltaje de alta tensión, pero no suelto el rayo, solo camino furiosa en la dirección que llevaba... 

Pensando en que podría ser algo adecuado, Animae se fue acercando a su hermano con cautela para no asustarlo. Aunque quería saber del paradero de sus amistades y de aquél que aguardaba su corazón, debía estar presente para Ephorus.

-Supongo entonces que el planeta quiso que tu y yo nos enfrentáramos, que lidiásemos con un temor o un asunto pendiente... es algo caprichoso-cuando mencionó lo de las muertes, su corazón dio otro vuelvo y sonrió triste con sus ojos húmedos-... Te vi morir hace tanto tiempo que... volverte a ver es un regalo que aprecio a pesar de las circunstancias que nos rodean... Parece ser que no lograron corromperte a pesar de todo este tiempo, sigues siendo fuerte y te admiro por eso. Te agradezco todo lo que hiciste.

Sentir sus manos frías le provocó un calosfrío terrible que provocó que llorase más. 

-No.. debe haber otra alternativa. No es que estés muerto... ¿o sí? ¿No puedo ayudarte de otra manera? No.. no quiero que tus pesadillas se hagan realidad-como símbolo de respeto y cariño, Animae besó sus manos intentando dar calor, después colocó su propia mano en el rostro de Ephorus y para finalizar, le abrazó con cariño y protección, evitando lastimarle o algo-... ¿Esto es un adiós? No... no quisiera despedirme... -su voz se quebró y lo abrazó queriendo retenerlo-.. por favor, dime que hay otra cosa por hacer.

-Gracias por tu ayuda, dragón -dijo Nereida otra vez a la nada-

Arjimae había sido amable incluso en el momento de su muerte. Estaba triste, pero intentaría no decepcionarlo. Que significaba aquello de que tendría que luchar con sus amigas? Acaso la tragedia acechaba denuevo? Sólo el tiempo lo diría.

Luego todo cambió. Estaba saliendo de un espejo. Había estado encerrada allí todo el tiempo? Y si fue así, sus camaradas seguían encerrados?

Tal vez pueda intentar despertarlos...

Tu madre parecía sorprendida y luego, saltó. Esquivó tu ataque como si de nada se tratara y luego de que un remolino se formara a su alrededor, pudiste ver una figura que ya conocías. Una mujer de cabellos violetas y mirada maníaca se reveló. No era otra que Scarlet Bat, la cual recordabas como la suprema generala de Kal'Ahd. Una titánide que podía manipular fácilmente y que tenía la fama de no tener que ensuciarse las manos para acabar con un ejército.

- Casi fuiste mía, querida Storm. Tal vez fue culpa de la nieve. ¿Estás segura que puedes enfrentarte a mí y salir viva? - rió con verdadera malicia.

- Juguemos un juego - agitó sus alas y se elevó un par de metros  para mostrar algo al fondo.

- Tengo a dos personas en mi poder, atados y a punto de ser torturados. Solo puedes salvar a uno de ellos. La primera es... - y se revela la figura de tu madre atada con cadenas -, y la segunda... - en la misma situación, se muestra la figura de Chidori.

- ¿A quién salvarás, Storm? -.

A su lado se encontraba Hikaru encerrada en uno de esos espejos. No quiso intentar romperlo por temor a hacerle daño a su camarada. Pero tal vez podría lograr que despierte.

-Hikaru! Hikaru! Puedes oírme?!

Te miró cuando vio que tu fuerza se debilitaba y tu voz se quebraba. Con un gesto gentil, puso una mano sobre tu hombro - Mi tiempo terminó hace mucho tiempo, Animae. Tú tuviste la oportunidad de volver, pero yo estoy atrapado aquí, muerto y sin la capacidad de morir realmente. No tengo forma de volver a la vida. Por favor Animae, solo libérame - sus ojos se humedecían.

- Yo no soy ni la sombra de lo que solía ser, pero sé que tú llegarás lejos, Animae. Te has vuelto realmente fuerte - sonrió.

Aquella última intervención de su otra versión hizo que los pelos se le pusieran de punta, le miro con una mezcla de sorpresa e ira, se sentía enfadada no solo con esa versión oscura de ella, sino también consigo misma, por haber creído en eso. Pero cuando se desvaneció no se lo esperaba y se quedó sorprendida, mirando a todas partes hasta que vio la nieve caer.

Cuando sintió aquellas sensaciones, realmente era agradable, era como volver a cuando era pequeña y no se sentía así, como cuando no tenía más preocupaciones y se sentía segura y querida. Chidori cierra los ojos unos segundos mientras piensa:

Esto… así es como me quiero sentir, quiero sentirme bien, conmigo misma y con los demás… si, es algo que puedo hacer… tengo que hacerlo y lo lograre… no pienso dejar que la oscuridad me rodee de nuevo.

Pensaba mientras se concentraba en ese sentimiento, ese sentimiento que quería sentir, que era tan agradable y que sentiría sin duda porque pensaba abrazarlo y en cierta forma seria su fuerza, una ayuda no solo para ella, sino para todos los que le rodeaban y quería.

Animae se negaba a creer que así tuviese que terminar todo. El enemigo jugaba con todos y esperaba que los demás corriesen con una suerte mejor o hayan logrado sobreponerse a lo que debían enfrentarse.

-Doy gracias por haberte visto-tocó su medallón y de éste emanaron en forma de luz y ráfagas cálidas su arco y su carcaj, iluminados por el poder mágico de Andelivian y resplandeciendo con parte de su esplendor, pues la voluntad de la guerrera no era muy fuerte y las heridas que aun cargaba le pesaban-. ¿Recuerdas este arco?

Apuntó al corazón... pues aunque Ephorus se encontraba entre la vida y la muerte aquél órgano seguía siendo vital a nivel físico y espiritual.

-Prométeme que saludarás a papá y mamá de nuestra parte... diles que los amo-tensó la cuerda y aunque su mano temblaba, no parecía perder su postura de ataque-... perdóname, Ephorus.

El dragón notó lo afligida que se mostraba la titánide, la desesperación y el dolor que sus hermosos gestos ofrecían, algo le ocurría, o al menos "algo más que aquella horrenda situación", el dragón que prometió no dañarla, sólo en su corazón helado ante unas situaciones que repudian toda lógica posible, solo podía tenderle una mano. No podría entender el dolor de la muchacha puesto que ni siquiera comprendía su propia dolencia.

Los sentimientos de que odiada a las titánides se había esfumado como si de humo se tratara mientras que su pecho y su cabeza le ofrecían culpabilidad por todas las calamidades que había decidido llevar consigo mismo. El acogería los calvarios ocurridos y los disolvería en una mezcla de autosacrficio. No sin asegurarse antes de que su acto obtendría el efecto deseado, no sin hablar y saber cuan oscura era la maldad a limpiar, pero si desconociendo cuanta negrura podría ser transformada en luz por un corazón que amaba las luces y las sombras por igual.

- mientras no me pidas dañar a nadie, sabes que te ayudaré ¿verdad? Dame tus preocupaciones, dime que necesitas de mí. Y vela por que humanos, dragones y titánides puedas convivir en un solo planeta, si este no tiene cura. Haz las cosas de modo que no derrames lágrimas de arrepentimiento, y tendrás mi apoyo.

Por más que tratabas, no podías hacer que reaccionara y sentías su energía lejos de allí, como si se tratara de otra dimensión. En ese momento, una fuerte luz invadió el oscuro lugar y una puerta se materializó. De allí, la energía de la Sacerdotisa y Calíope se intensificaban, pero no solo la de ellas. Miraste más de cerca y pudiste ver que una titánide muy similar a Lightning esperaba del otro lado. Estaba allí, aguardándote.

Una fuerte ventisca sale de la puerta y esta parece absorberte a gran velocidad. Al hacerlo, la puerta se cierra, separándote de tus compañeras. Estás viva, pero estás sola.

Miras a tu alrededor y logras identificar ese lugar como una antesala, algo que te recuerda a los coliseos romanos donde los antiguos celebraban combates para el divertimento de las masas con el precio de la vida de los contrincantes. Si lo pensabas, tal vez para eso era ese lugar, ya que en la parte alta había pequeñas sillas donde sentarse. Era bastante grande y a pesar de la devastación que le agobiaba, podías aún escuchar los gritos, la desesperación, la rabia y el éxtasis de aquellos que presenciaban los combates.

Habías escuchado que los luchadores de Kal'Ahd debían mostrar su valía en la batalla, y este parecía ser el lugar adecuado para ello.

Frente a ti se encontraba una guerrera muy parecida a Lightning, pero con un aura oscura y una mirada despiadada. No te moviste por un instante esperando su reacción.

De repente, una guerrera parecida a Lightning aparece en la habitación, mas la rodea un aura malvada y oscura.

Una puerta se abre y se cierra al instante, mientras Nereida entra a la habitación. Parece que no logra verlos.

Ephorus recibió con una sonrisa tus palabras y asintió ante la petición de tus padres. En ese momento, dejaste ir la flecha que estaba destinada a atravesar el corazón de tu hermano y aunque tu pulso flaqueaba, sabías que no debías retroceder. La flecha avanzó con decisión y Ephorus no se movió mientras esta atravesaba su carne y destrozaba su fuente de vida.

Ephorus ni siquiera parpadeó y aceptó con firmeza lo que se venía. Tu flecha destrozó su pecho y al instante escupió sangre por la boca. Su dolor parecía ser infinito, pero lo había soportado como el valiente capitán que era y alzó la mirada hacia ti antes de que pudieras percibir el esfuerzo que hacía para permanecer en pie.

- Animae... - su voz era débil y podías ver su esfuerzo - Salva a Calíope... Por favor... - en ese momento, su figura se hizo polvo, casi como si de barro se tratara y desapareció. Se mezcló con la blanca nieve y una luz cegadora invadió el lugar.

El lugar se iluminó y sentiste el sonido de algo rompiéndose.

Abriste los ojos y te pusiste de pie. Notaste que estabas rodeada de espejos, los cuales estaban sobre el suelo, al igual que tú. Te levantaste y viste pedazos de cristal en el suelo y te percataste que te encontrabas en el marco de un espejo como los demás. No tardaste mucho en darte cuenta que estos espejos eran tus amigos, todos atrapados en ellos. Los guardianes no estaban, lo cual podía indicar que habían sido capturados, pero no podías decir mucho más.

Todos tus amigos estaban inconscientes, o eso parecía. Recorriste los espejos y notaste que había dos rotos, además del que tú habías salido. Comenzaste a hacer la cuenta y notaste que Ilify y Nereida no estaba allí.

Aquella sensación de seguridad llenó tu alrededor y te dio fuerzas. De repente, una potente luz comenzó a irradiar de ti, lo cual llevó a que los espejos zumbaran, tan fuertemente que se asemejaba al llanto de un animal muriendo. Esa agonía helaba tu piel y te obligaba a retroceder, pero aquella energía familiar te ayudó a seguirla sin dar un solo paso atrás.

Una fuerte onda de energía se esparció y quebró los espejos, los cuales reflejaban tus temores y tu odio. Con ello, sentías que podías extender tus alas y volar nuevamente, ya que Kal'Ahd te había ayudado a superar tu propia oscuridad.

En ese momento, sentiste un fuerte viento cerrar tus ojos y el sonido de un cristal rompiéndose.

Abriste los ojos y te pusiste de pie. Notaste que estabas rodeada de espejos, los cuales estaban sobre el suelo, al igual que tú. Te levantaste y viste pedazos de cristal en el suelo y te percataste que te encontrabas en el marco de un espejo como los demás. No tardaste mucho en darte cuenta que estos espejos tenían el tamaño de una persona. Los guardianes no estaban, lo cual podía indicar que habían sido capturados, pero no podías decir mucho más.

Recorriste los espejos y notaste que todos extaban rotos, excepto uno: uno que reflejaba la figura de Hikaru. Comenzaste a hacer la cuenta y notaste que Ilify y Nereida no estaba allí. Levantaste la mirada y pudiste ver que Animae parecía recorrer el lugar con la mirada al igual que tú.