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MUNDO SUBTERRÁNEO DE HARDAK

Hardak, planeta de los guerreros dragones. Guerreros que se han destacado siempre por su sabiduría y conocimiento sobre el bien y el mal, guerreros con posibilidad de controlar tanto la luz como la oscuridad y que entienden el delicado equilibrio entre ellos. Hardak era cercano al planeta Andelivian, el cual resguardaba a las poderosas guerreras mágicas y caballeros de la luz, donde el guardián de la Reina de cristal era un zorro de color blanco, famoso por su bondadoso ser. Una tierra llena de luz, paz y bondad y una tierra que los dragones habían jurado proteger de las garras del Reino oscuro.

En todo el centro de Hardak, se encuentra el Orbe del dragón, donde las leyendas cuentan que se alberga el espíritu del dragón supremo, guardián y creador de Hardak y del cual provienen los poderes de los dragones. Su sacerdotisa es quien se encarga de conectar a la población junto con él y como el orbe yace en el centro de la tierra, el templo de ella está por debajo de la superficie, al igual que toda la ciudad que fue construida alrededor de este.

Todo era equilibrio en el universo pero el gran dragón auguró un ataque. La reina malvada quería tomar posesión del cristal de luz que se encontraba en Andelivian y, todo el pueblo de Hardak sabía que eso implicaría la destrucción del universo.

Los tres guerreros protectores del templo viajaron hacia Andelivian para advertir a la reina pero ella, a pesar de las advertencias de ellos, decidió responder al ataque con todo lo que tuvieran. Incluso aquel zorro blanco quiso persuadirla pero no pudo y en cambio, manchó sus blancas manos con sangre de uno de los dragones guerreros, para poder arrebatarles el orbe de poder, su creador, la fuente de su nacimiento. El pueblo de Hardak luchó valientemente pero, al final, perdieron ante la inesperada batalla y al ser el orbe robado, su mundo estaba destinado a la destrucción. El Gran Dragón salvó a 4 de sus guerreros con sus últimas fuerzas y los envió a una galaxia lejana donde esta guerra no había llegado y les dio la oportunidad de renacer y enmendar las cosas, aunque el lazo que unía a los dragones con las guerreras mágicas había sido roto para siempre...

Tras este extraño sueño, te levantas sobresaltado en tu cama, con tu forma humana cotidiana y con lágrimas en tus ojos. Sea lo que haya sido ese sueño, se sentía real.

Corres al espejo para verte pero no pareces tener nada diferente, aunque te sientes extraño. 

Tras este extraño sueño, te levantas sobresaltado en tu cama, con tu forma humana cotidiana y con lágrimas en tus ojos. Sea lo que haya sido ese sueño, se sentía real.

Corres al espejo para verte pero no pareces tener nada diferente, aunque te sientes extraño. 

Tras este extraño sueño, te levantas sobresaltada en tu cama, con tu forma humana cotidiana y con lágrimas en tus ojos. Sea lo que haya sido ese sueño, se sentía real.

Corres al espejo para verte pero no pareces tener nada diferente, aunque te sientes extraña. 

El sonido de la flauta que había generado la niebla aparecía una vez más, cubriéndote alrededor de aquel pesado sueño similar a la muerte. Vas recuperando la consciencia de tu cuerpo poco a poco y puedes sentir el suave tacto de la tierra bajo tu piel, cosa que contrasta con el recuerdo de donde has caído.

Te mueves mientras la melodía se hace más nítida para ti, más clara, más real y por un momento, ves la joven sacerdotisa tocando flauta a la entrada del hermoso templo de la tierra de Hardak pero luego de pestañear unas cuantas veces, notas leves diferencias.

Esa joven no se encuentra con los ropajes que recordabas, sino con la ropa del instituto con que la viste hace poco, el templo había perdido casi todo su esplendor, quedándole solo resquicios de sus glorias pasadas y todo aquel lugar inspiraba un gran regocijo y tristeza por lo perdido.

Shiro deja de tocar la flauta y se te acerca con mirada triste - ¿Te encuentras bien? Siento haberte traído hasta aquí forzosamente, Jaycee. Llevo mucho tiempo buscándote y nos encontrábamos en una situación apremiante. Lo siento - hace una reverencia y luego mira el templo.

- Este lugar solía ser hermoso, pero desde que el orbe fue robado, solo quedan fragmentos de su antigua gloria. Hardak era un lugar de paz y sabiduría pero al arrebatarnos nuestra esencia, nos arrebataron todo. Lo recuerdas, ¿Verdad? Recuerdas cómo era este lugar en el pasado, aunque es posible que aún pienses que fue un sueño - abraza la flauta y espera tu reacción. Seguro tendrías muchas preguntas y ella estaba lista para responderlas.

Poco a poco se fue despertando y sintió ese frío del suelo en su rostro y en todo su cuerpo; esa misma melodía que escuchó en el gimnasio cuando todo se tornó tan confuso y siniestro, la volvió a escuchar allí, en ese extraño lugar que aun no reconocía, pero que por alguna extraña razón se confundía con unos recuerdos que no recordaba poseer, pero que aparecían en su cabeza como flashbacks de algo que había sido su realidad, una realidad que parecía y pensaba perdida.

Quiso levantar su cabeza y ver bien el lugar donde se encontraba y mientras lo hacía las imágenes vivas de un pasado perdido se interponían con las de un presente acabado y olvidado en el tiempo y en el espacio, pero esa flauta, ese dulce sonido no cesaba su tocar, no cesaba ese cantar que tanto recuerdos comenzaba a traerle a su averiada mente, a su cuerpo sin memoria.

Su mirada pasaba de un lugar a otro de esas ruinas y ese edificio glorioso del pasado, buscando los labios que soplaban dicho tierno instrumento, hasta que sus ojos le recordaron a la sacerdotisa que una vez hace muchos siglos veía tocar a las afueras del Templo, del gran templo, pero que hoy se le presentaba como aquella chica de cabellos blancos, esa baja chica que lo había llevado allí, esa que decía que lo había tenido que despertar abruptamente....

*¿despertarme?.... eres tú...shiro...?*

Sus sentimientos encontrados no dejaban de brillar desde su interior, no entendía nada de lo que pasaba, nunca pensó que lo que había visto fuera real, completamente real, sus ojos se llenaron de lágrimas y la confusión se hizo mayor... qué podía él hacer...?

 - Shiro...? - decía con el temor yla confusión todavía entre sus labios - ...shiro..es...ese tu nombre?...puedes explicarme qué es todo esto? - No paraba de formularse preguntas pero que no salían, no era capaz de ponerlo todo en orden - ¿quién eres tú?...¿quién soy yo..? qué me está pasando?.... no entiendo nada.... el orbe?...

*el orbe?....orbe...no sé si esto que viene a mi mente es real, es sólo parte de ese sueño...ya no puedo diferenciar una cosa de la otra!... Ah!...pero qué pasa ahora?... por qué me pasa esto a mí?... Hardak... pareciera haber escuchado ese nombre toda mi vida, pero aun así desconozco lo que va unido a él...qué hago...!!!*

Jaycee tenía la cabeza hecha un lío..y sólo esperaba poder ponerlo todo en orden...esperaba que aquella chica, esa de la que dudaba de su identidad debido a lo que estaba ocurriendo, le aclarara las cosas como realmente eran, porque no podía sentirse más confundido con esas imágenes que llegaban a su cabeza de lo que parecían recuerdos y sueños al mismo tiempo..

Sólo esperaba salir bien librado de esta extraña situación...

Shiro se acercó a ti despacio y con mirada compasiva en su rostro, comienza a tocar su flauta mientras camina hacia ti. La melodía suena suave y calma y aquella aura de tranquilidad te arropa, haciendo que tus dudas se apacigüen y que tu temor se vaya haciendo a un lado. Podías analizar todo con más calma gracias a aquella hermosa melodía.

La joven deja de tocar para sonreírte y decirte a continuación - Sí, mi nombre es Shiro pero desde hace mucho más tiempo del que puedo recordar. Estoy atada al espíritu de esta tierra, al igual que tú y que nuestros compañeros. Ella nos pertenece y nosotros le pertenecemos. El orbe del dragón es el alma de nuestro creador, con el cual yo estoy en permanente contacto - se gira hacia lo poco que queda de aquel hermoso templo de tus sueños y con pesar en tu voz, dice - Solías venir mucho a este lugar. Decías que te hacía sentir paz estar aquí y la verdad, me agradaba tu visita - se sonríe y te tiende una mano para que te levantes.

- Sabes quién eres. Eres Jaycee pero también eres alguien más, alguien que duerme en lo más profundo de tu ser, el cual te guió hacia mí. Estamos en lo poco que queda de Hardak, una tierra subterránea pero hermosa por igual, donde primaba la sabiduría y la paz antes que el poder. Sé que esto lo recuerdas pero aún te es confuso y sé que una parte de ti se niega a aceptar lo que ha visto, puedo sentirlo - pausa por un momento y luego agrega - pero todo es real -.

- Yo te he traído aquí porque la situación allá afuera se ha complicado demasiado pronto y es momento de actuar, es momento de reunirnos y combatirlo, ya que si no lo hacemos pronto, algo terrible puede ocurrir, pero no puedo hacerlo si tú no lo aceptas - se aleja unos cuantos pasos y se para en la entrada del templo.

Jaycee la escuchaba atentamente, tratando de equilibrar sus pensamientos y no perderse en ese vasto mar de confusiones y preguntas que tanto seguían rondando por su cabeza; sólo miraba las ruinas de ese templo otrora glorioso que le emitía aún una maravillosa paz, una paz que le hacía recordar un poco su verdadero destino, el destino por el cuál había sido despertado de nuevo.

*el dragón es el espíritu creador...sí...el dragon, su padre... mi...mi padre...*

Shiro dos tenía la razón, simplemente tenía que recordar todo por lo que había vivido anteriormente y había despertado allí, siendo Jaycee, ese chico malo de los suburbios de Japón, que, al parecer, ahora tendría un nuevo destino en su vida.

- pero...todo se ha tornado complicado?.... qué quieres decir con eso? -  le decía tratando de parecer tranquilo, sin olvidar todo lo que le había dicho sobre esa tierra, que era la suya al parecer...pero al escucharla su mente se fue, sí, ya no estaba allí con ella, simplemente estaba en un vacío que ni él mismo podría entender, sólo estaba allí... y como si fuera algo intrínseco, algo que llevaba en sus venas, dijo lenta pero firmemente:

 - Acepto...combatiré contigo...

La delicada figura de Shiro la hacía verse muy frágil y débil, pero encerraba una gran fuerza.

Te miró y te dijo - El reino oscuro de Kal'Ahd se prepara para atacar una vez más y nosotros debemos recuperar el orbe del dragón. Las guerreras de Andelivian lo tienen consigo todavía y es nuestro deber recuperarlo para restaurar nuestro mundo - sus palabras eran tristes.

Sus ojos se desviaban hacia las ruinas de su mundo y cuando aceptas pelear a su lado, no puede esconder una sonrisa.

- El dragón creador envió a sus tres mejores guerreros a renacer en ese nuevo mundo que conoces, así que tu misión es ayudarme a encontrarlos. Debemos reunirnos para poder completar la misión que se nos ha encomendado - mientras termina estas palabras, comienza a tocar su flauta y las sombras de alrededor la cubren en un remolino, volviéndose espesas como el petróleo pero veloces como el viento.

De un estallido de sombras, donde antes se encontraba la frágil y delicada Shiro, aparece una mujer mitad dragón con grandes alas metálicas, figura imponente y aún con la flauta entre sus manos. Te mira y sus ojos parecen feroces, fuertes y valientes. Si no fuera por el brillo característico de su cabello, no sabrías que se trata de la misma Shiro que conoces de antes. 

Toma su flauta firmemente y dice - Despierta de tu sueño, acude al llamado del dragón, guerrero Ilify, Dragón de hielo y de la luz. Abraza tu destino - al terminar de decir esas palabras, una luz que surge bajo tus pies te enceguece y al tratar de ver de qué se trata, notas que es un símbolo que te cubre completo, amarrándote al suelo, haciendo que tus pies se sientan pesados y firmes en la tierra.

 Por un instante, sientes temor y te preguntas qué es lo que hará esa extraña mujer contigo pero es entonces cuando escuchas la flauta y sabes que ya no hay marcha atrás. Sientes un fuerte calor en tu mano derecha y al mirarla, puedes ver aquel símbolo que antes se había dibujado en ella con tu propia sangre, pero esta vez tu sangre no corre, aunque se marca como si de un tatuaje se tratara y comienza a subir por tu muñeca, luego por tu brazo, hasta llegar a tu hombro. De allí, empieza a invadir tu cuerpo y aunque tu ropa lo cubre, puedes sentirlo como el corte de un cuchillo sobre tu piel, marcando tu destino y tu procedencia.

El tatuaje alcanza tu corazón y es entonces cuando la piel marcada por él brilla con una intensa luz de color amarillo, despedazando tu ropa y terminando de llenar tu cuerpo.

El último lugar al que llega es tu cuello y al subir por tu espina dorsal, sientes el calor que te llena, hasta que son tus ojos los que irradian esa luz y de tu boca sale un salvaje aullido, un aullido bestial, el despertar del dragón ha llegado.

Esa luz transforma tu figura, tiñe tu cabello de blanco y comienza a transformar tu cuerpo en una armadura, haciendo la piel dura y escamosa, como la piel de un reptil. Sientes la fuerza en tu interior, la tenacidad de tu gente y la sabiduría de tu pueblo, las almas de aquellos que perecieron en su anterior batalla y el deseo ferviente de justicia. Conoces tu misión y ahora que has aceptado tu destino, la marca del dragón se posa en tu espalda para siempre.

El símbolo en el suelo desaparece mientras te encuentras allí de pie, tratando de comprender lo que había sucedido, mientras la joven se te acerca despacio. Te mira y observa la marca en tu espalda, ella se voltea y te enseña la suya - Es momento de salvar inocentes. No estamos del lado del bien ni del mal porque nosotros, más que nadie, comprendemos la importancia de la luz y la oscuridad. Nuestra misión va más allá de las estrechas miradas de los dos bandos y recae en tus hombros hacer que esta responsabilidad se cumpla. Debes volver al mundo de los humanos a combatir esta amenaza y despertar a tus dos compañeros. Ellos están esperando el momento para poder luchar - sin decir más, se aleja un paso de ti y espera tu reacción.

No podía creer que esa pequeña y frágil chica se transformara frente a sus ojos en una criatura tan maravillosa e imponente, no posía casi ni reconocerla, solamente gracias al brillar de ese hermosos cabello blanco podía hacerlo; ahora sólo escuchaba esas palabras, palabras que marcaban su destino de ahora en adelante, palabras que le llenaban ya su ser, porque era su pasado, su verdadero pasado el que reclamaba salir de ese encierro en el que se encontraba, solamente trataba de respirar con calma y seguir asimilando todo lo que estaba pasando.

- Despierta de tu sueño, acude al llamado del dragón, guerrero Ilify, Dragón de hielo y de la luz. Abraza tu destino ". 

Palabras que le cambiaron toda perspectiva, eran las palabras que Shiro había pronunciado, y habían provocado que una luz surgiera en el suelo marcando así el despertar de una vida que parecía olvidada. Desde su mano derecha había comenzado a surgir ese tatuaje extraño que había visto anteriormente formado con su sangre, pero que ahora el llenaba todo el cuerpo, poco a poco, dándole su verdadera identidad. Su cuerpo, poco a poco comenzó a transformarse, dándole esa luz una forma escamosa y majestuosa, una armadura surgía desde su piel quemada y marcada por ese extraño tatuaje, su cabello se había vuelto blanco....no, ya no era Jaycee Yamamoto.... Ilify, el Guerrero Dragon de Hielo y Luz, había vuelto.

Se miró a sí mismo, vio que su antiguo yo ya no estaba, que a partir de ese momento su verdadera memoria había reclamado el lugar que le correspondía para llevar a cabo el verdadero cometido de su identidad y lo que desde el pasado era necesario hacer. Otra energía corría por las venas de todo su cuerpo, se sentía poderoso, casi que infranqueable como una muralla milenaria; sólo quería salir y cumplir la orden del Creador de su mundo.

 - Sí, es hora de salir y recuperar el orbe, debemos devolverle el equilibrio al mundo...el balance que el universo mismo ha perdido...

Simplemente su interior hablaba ahora por él; era su pasado el que hablaba ahora.

- Despertemos a los demás Shiro, dime qué debo hacer...

Shiro sonríe levemente ante tus palabras y toma firmemente su flauta una vez más.

- Ahora que has regresado, podrás sentir su energía, tal vez no con la precisión que podrías en el pasado pero eso será cuestión de tiempo. Debemos buscarlos y regresarles sus memorias perdidas, al igual que he hecho contigo - sus ojos brillan un poco más de lo habitual por un momento y se detiene para decir algo más.

- Ahora hay que atender un asunto más urgente. Hay estudiantes indefensos en peligro y aunque siento la energía de las guerreras mágicas y de los titanes, solo hay uno que me preocupa y es la de la chica de cabello azul. Debemos detenerla - comienza a tocar su flauta y sientes que la oscuridad los cubre como un campo de fuerza mientras regresan al lugar de donde provinieron.

El sueño había regresado esa noche, casi como si supiera que iban a volver a estudiar, pero esta vez llamaba con mayor fuerza, esta vez hacía un mayor eco en tus sentidos, esta vez era más vívido y más claro.

El sonido de una flauta que se hacía familiar resonaba en tu sueño, mientras buscas de dónde proviene. Es cuando la ves, una joven de mirada inocente y cabello blanco largo en una túnica blanca la toca a las puertas de un hermoso templo, un templo que albergaba tu poder, tu vida, tu esencia...

La joven sonríe con dulzura mientras toca y todos alrededor de ella se pierden en las notas de su melodía, todo era paz y tranquilidad, pero algo perturbó esa paz. Sin ser detenidas, sin haber sido enemigas, las guerreras de Andelivian llegaron con un gran ejército, aunque sus rostros eran tristes y cabizbajos, susurrando palabras tristes e incomprensibles. Te alistaste para la batalla con tu traje y la joven de cabello blanco dijo - ¡Hay que proteger Hardak! ¡Hay que proteger el Orbe! - pero esa fue la última vez que la viste porque, después, las guerreras que creían aliadas comenzaron a acabar con todos los habitantes de Hardak. Era un ataque a traición por tomar su fuente de poder, aunque los motivos eran desconocidos, pero no por eso lo permitirías.

No sabes por cuánto tiempo luchaste, pero el agotamiento hacía mella en tu técnica y pronto perdiste la fuerza. Te atacó una bestia extraña mientras veías cómo sacrificaban a la joven de cabello blanco que solo dijo - El orbe acabará con ustedes, al igual que lo han hecho con nosotros - su vientre fue atravesado con una espada de una guerrera, la cual lloraba por la suerte de la joven, quien se desangraba en el suelo. Cerraste los ojos tratando de alcanzarla pero fue imposible, ya que tus fuerzas no tardaron en irse.

Te despiertas en tu cama sobresaltado y con imágenes más claras sobre ese extraño sueño. Ahora, no eran solo imágenes fugaces de una batalla, sino que ya podías recordar palabras más precisas.

El sueño había regresado esa noche, casi como si supiera que iban a volver a estudiar, pero esta vez llamaba con mayor fuerza, esta vez hacía un mayor eco en tus sentidos, esta vez era más vívido y más claro.

El sonido de una flauta que se hacía familiar resonaba en tu sueño, mientras buscas de dónde proviene. Es cuando la ves, una joven de mirada inocente y cabello blanco largo en una túnica blanca la toca a las puertas de un hermoso templo, un templo que albergaba tu poder, tu vida, tu esencia...

La joven sonríe con dulzura mientras toca y todos alrededor de ella se pierden en las notas de su melodía, todo era paz y tranquilidad, pero algo perturbó esa paz. Sin ser detenidas, sin haber sido enemigas, las guerreras de Andelivian llegaron con un gran ejército, aunque sus rostros eran tristes y cabizbajos, susurrando palabras tristes e incomprensibles. Te alistaste para la batalla con tu traje y la joven de cabello blanco dijo - ¡Hay que proteger Hardak! ¡Hay que proteger el Orbe! - pero esa fue la última vez que la viste porque, después, las guerreras que creían aliadas comenzaron a acabar con todos los habitantes de Hardak. Era un ataque a traición por tomar su fuente de poder, aunque los motivos eran desconocidos, pero no por eso lo permitirías.

No sabes por cuánto tiempo luchaste, pero el agotamiento hacía mella en tu técnica y pronto perdiste la fuerza. Te atacó una bestia extraña mientras veías cómo sacrificaban a la joven de cabello blanco que solo dijo - El orbe acabará con ustedes, al igual que lo han hecho con nosotros - su vientre fue atravesado con una espada de una guerrera, la cual lloraba por la suerte de la joven, quien se desangraba en el suelo. Cerraste los ojos tratando de alcanzarla pero fue imposible, ya que tus fuerzas no tardaron en irse.

Te despiertas en tu cama sobresaltado y con imágenes más claras sobre ese extraño sueño. Ahora, no eran solo imágenes fugaces de una batalla, sino que ya podías recordar palabras más precisas.

El sonido de la flauta que habías escuchado en la niebla aparecía una vez más, cubriéndote alrededor de aquel pesado sueño similar a la muerte. Vas recuperando la consciencia de tu cuerpo poco a poco y puedes sentir el suave tacto de la tierra bajo tu piel, cosa que contrasta con el recuerdo de donde has caído.

Te mueves mientras la melodía se hace más nítida para ti, más clara, más real y por un momento, ves la joven sacerdotisa tocando flauta a la entrada del hermoso templo de la tierra de Hardak pero luego de pestañear unas cuantas veces, notas leves diferencias.

Esa joven no se encuentra con los ropajes que recordabas, sino con la ropa del instituto con que la viste hace poco, el templo había perdido casi todo su esplendor, quedándole solo resquicios de sus glorias pasadas y todo aquel lugar inspiraba un gran regocijo y tristeza por lo perdido.

Shiro deja de tocar la flauta y se te acerca con mirada triste - ¿Te encuentras bien? Siento haberte traído hasta aquí forzosamente, Mamoru. Llevo mucho tiempo buscándote y la situación es apremiante. Lo siento - hace una reverencia y luego mira el templo.

- Este lugar solía ser hermoso, pero desde que el orbe fue robado, solo quedan fragmentos de su antigua gloria. Hardak era un lugar de paz y sabiduría pero al arrebatarnos nuestra esencia, nos arrebataron todo. Lo recuerdas, ¿Verdad? Recuerdas cómo era este lugar en el pasado, aunque es posible que aún pienses que fue un sueño - abraza la flauta y espera tu reacción. Seguro tendrías muchas preguntas y ella estaba lista para responderlas.

Suspiró profundamente y agregó - Ilify fue el primer en volver y creo saber quién es la persona que falta pero no lo sé. Solo cuatro de nosotros logramos llegar a este nuevo mundo - dijo mirando el templo, lo cual te rememoraba aquella paz que sentiste en el sueño al estar frente a él, como si hicieras parte de él y él hiciera parte de ti. Shiro te ayudó a incorporarte y tomó la mano que antes te había mordido - Ese símbolo indica que es aquí donde perteneces, que este es tu lugar, pero no puedes regresar a él a menos que lo decidas -.

El nombre de Ilify eran sin duda algo que te generaba nostalgia, aunque no comprendías por qué, pero suponías que se trataba del otro sujeto alado.

Cayendo, cayendo en lo mas profundo de las tinieblas, aquel sonido de flauta habia llevado a Mamoru a un abismo, no supo cuanto tiempo habia pasado en el, solo, durmiendo, solo sabia que así se sentia tranquilo, en paz. Nuevamente escucho aquella flauta, pero esta vez se sentia distinto, poco a poco volvia a sentir su cuerpo así como esa dulce melodia melodia sonaba con mas claridad.

Mamoru abrio los ojos, alzo la cabeza y vio que se encontraba en el hermoso e idilico templo que siempre veia en sus sueños, incluso ahí estaba la sacerdotisa en su entrada tocando la flauta, -¿sigo soñando? ¿realmente estoy despierto?-Luego de frotarse los ojos y pestañear unas veces algo cambio, la sacerdotisa no usaba sus suaves y lindos ropajes, estos ahora eran ropas modernas de un chica de instituto, tambien el templo era distinto, era una ruina decadente y lamentable cubierta por la niebla, todo lo contrario a su glorioso y radiante pasado. Tal condición solo hizo que Mamoru dejara correr un par de lagrimas lamentandose por ver su antiguo hogar en ese estado-Un momento ¿por que pense que este era mi hogar- Pasara lo que pasara pronto sabria la respuesta.

Cuando ella se acerco a el Mamoru por fin pudo verla a detalle y no se lo podia creer, su compañera Shiro era la viva imagen de la sacerdotisa de sus sueños. Ante su pregunta solo pudo asentir para confirmarle que estaba bien, practicamente no tenia palabras ante lo que su compañera de clase le estaba diciendo, apenas Shiro termino de hablar Mamoru musito sorprendido:

-Un momento, ¿Como que me has estado buscando? ¿Me estas diciendo que todo esto es real? ¿Hardak? ¿las pesadillas?- Mamoru trago saliva antes de decir- ¿Tambien esas horribles batallas?, Si todo es verdad se supone que moriste, Ilify tambien, yo mor.....

No pudo terminar la frase, un escalofrio le recorrio el cuerpo, se abrazo a si mismo tratando de darse calor, era demasiado para procesar, mas si te enteras que has estado reviviendo tu propia muerte practicamente desde niño a traves de tus sueños. Shiro continuo con la narración y Mamoru queria saber mas, la marca en su mano no lo asustaba, la miro con interes luego miro al templo, era un lugar triste y decandente pero aún así era bastante familiar, como si fuera su casa o la casa de la abuela, estando aqui se sentia a salvo y en paz. Mamoru miro a Shiro y pregunto:

-¿Ilify tambien esta aqui? ¿solo 4 de nosotros? ¿que paso con el resto?

Mientras Shiro ayudaba a Mamoru a levantarse esta le explico que este era su hogar, aqui, en este antiguo templo caido y castigado por la crueldad de la guerra. El chico no necesitaba que Shiro se lo dijera, ese agridulce sentimiento de nostalgia al ver el edificio, era su casa y queria regresar.

-¿Puedo volver? ¿en serio?-Mira a Shiro con ojos tristes y continua-Toda la vida me han atormentado los mismos sueños, siempre (en esos sueños) disfrutaba cuando recorria el templo, era divertido jugar entre sus paredes, recostarme en la hierba y dormir a su sombra. -Mamoru mira a Shiro con determinación y le dice-Quiero regresar, quiero saber quien soy realmente o que soy, no soy fuerte ni tampoco soy valiente, pero si puedo saber las respuestas, no me importaria quedarme aqui-Mira al templo y concluye-Despues de todo, es mi hogar.

Sabia que era posible que no volviera a ver a su familia, aparte de su tio no tenia motivos para extrañarlos, no tenia amigos que lo llegaran a echar de menos, lo unico que le dolia era Nyankuro, su gato. Al pensar en los amigos vino a su mente la imagen de Katherine y Irisu, ellas tal vez lo extrañarian, pero hubo algo mas, a su mente vino la imagen del joven alado que estaba con la chica de la armadura ¿el era Ilify?, ¿lo consideraba su amigo?, tampoco estaba seguro.

Shiro te miró con una sonrisa y te dijo - Eres más fuerte de lo que crees. Los dragones no son seres completamente de luz, Mamoru. Somos criaturas que conocemos el significado del dolor, de la soledad, de la verdadera oscuridad, pero eso no nos hace malos. Antaño éramos los encargados de mantener el equilibrio entre la luz y la oscuridad, entre Andelivian y Kal'Ahd, pero tus sueños son ciertos. La gran batalla que se desató con las guerreras de Andelivian que nos traicionaron fue real y desde entonces, hemos abandonado nuestra alianza con ellas. No sabíamos que nuestro padre, el gran dragón, tendría suficiente fuerza para llevarnos con ellos y recuperar lo que es nuestro. Lo que sucede es que no recuperaremos el orbe hasta estar todos completos - ante tu pregunta, su rostro se ensombrece.

- Los demás no nos acompañaron. Espero que recuperando el orbe, podamos devolverlos a la vida - dijo triste - ¿Ahora comprendes por qué has sufrido como humano? Tu destino es abrazar la oscuridad y obtener tu fuerza de ella, pero no dejando que se apodere de ti, solo aceptándola - miró hacia el horizonte un momento y tú miraste después.

Por donde mirabas, un gato se acercaba a paso lento y sonreía al verte.

- No sabes cuánto llevo esperando para poder hablarte, pero puedo comenzar diciendo que lo que dice Shiro es cierto. Pertenecemos aquí y yo te he cuidado todo este tiempo para llegar a este día. No pude evitar tus tragedias pero traté de estar siempre para ti - su tono era suave y algo pasivo, tal y como siempre era el gato.

- Tenemos algo importante que hacer - esperó tu reacción.