Partida Rol por web

Dawn escuchaba antenta las palabras de su hermanos dragones, si Platinium tenia razón eso significaba que Hikaru Misaki podia ser uno de los altos generales del ejercito de los Titanes-!!No puede ser¡¡, con lo dificil que fue derrotar a esos bastardos y ahora tambien estan aqui, si, todo mejora a cada minuto- -¿Eso es malo?--¿Malo?, ellos son los por mucho los Seres oscuros mas fuertes de la galaxia, mis recuerdos no son muy claros pero estoy segura de que ellos son muy fuertes-Mamoru dio un vistazo rapido a las memorias de Dawn y solo pudo ver 3 siluetas envueltas en sombras, con presencias oscuras tan imponentes que podian helar de miedo la sangre de quien estuviera frente a ellos. Mamoru de repente se encontraba con ellos en el mismo escenario, con esos ojos llenos de maldad mirandolo mientras enbozaban sonrisas perversas, intento retroceder pero sus pies estaban pegados en un limo negro que lo jalaba hacia el suelo como si fuera arenas movedisas todo mientras los Titanes iban hacia el. Sentia que ya no habia esperanza lo cual hizo que se hundiera mas rapido, pero de pronto una bola de fuego golpeo las figuras volviendolas humo negro, al mismo tiempo un haz de luz aparecio y de el bajo Cursed Dawn de modo tan agraciado y celestial que parecia un Angel enviado por Dios mismo, ella se poso a centimentros de donde Mamoru se estaba hundiendo y le dijo-Eres lamentable, no pense que una simple ilusión como esta pudiera derrumbarte--¡¿Que?! ¿una ilusión?--Si, era una prueba, queria ver que tan resistente eres a la influencia de la oscuridad, no tengo que explicarte que fallaste y de que forma--Oye, yo no sabia que me harias una prueba--Entonces recuerdalo bien, cuando menos te lo esperes te pondre a prueba, sin una mente fuerte y clara que pueda ver mas allá de la desesperación no podras dominar mis poderes por completo--¿que quieres decir?--Como somos personalidades separadas el manejo de los poderes quedo dividido, si quiero recuperar mis poderes necesito de tu tambien puedas manejarlos--¿Bromeas verdad?--No, solo si puedes manejar mis habilidades tan bien como yo podriamos regresar a lo temible y poderosa que era en mis dias- Mamoru no sabia que pensar, la dragona esperaba mucho de el siendo este un humano normal, sin talentos aparentes y sin nada a su favor, esto lo deprimió mas y lo hizo hundirse mas en el alquitran negro. Dawn gruño molesta y de un tirón fuerte lo saco del pantano jalandolo de la camisa, lo miró muy de cerca a los ojos-Deja de autocompadecerte humano, esa inseguridad solo me vuelve mas debil.- -¿como no quieres que me deprima?, esperas que asi como asi domine lo que a ti te llevo siglos de entrenamiento ¿estas loca?--Lo haras, estoy segura--¿por que?--Por que tu eres yo, asi como yo soy tu.- Mamoru no supo que decir, esas palabras calaron en lo mas profundo de su ser, Dawn llego a ser lo que era con duro trabajo y constante entrenamiento, sin posibilidades así la llamaban los demas. Ante todos recuerdos agridulces las lagrimas brotaron de Mamoru a lo cual Dawn respondio con una amable sonrisa, con su delicada mano le limpio las lagrimas de los ojos y le dijo-Ya te dije que no llores por mi, si vas a llorar que sea por lo que voy a hacerte trabajar- Esta afirmación hizo que Mamoru tragara saliva del miedo por tan siniestras palabras.

Mientras en el mundo real todos habian dicho como proceder con el Guardian, Dawn lo odiaba pero lo importante era el orbe, se limitaria a seguir ordenes. Gruño un tanto molesta y replico en tono servicial:

-Si esa es su voluntad Gran Sacerditisa yo le ayudare, junto con Ilify y Platinium le daremos el tiempo necesario para poder curar a ese humano.

Healing Dragón entendia el malestar de Dawn pero no así los demas, mejor que se quedara así, no queria revelar mas grietas en su armadura y que ellos o alguien mas lo usara en su contra.

Healing Dragon asintió ante sus palabras y dijo - Quiero que todos recuerden que han sido ellos quienes nos han traicionado. Esto será una tregua pero no debemos perder el norte - los miró a todos con severidad. Era extraño ver tanta agresividad en alguien cuyo rostro era noble.

- Cuando llegue el momento, trataremos de llegar a él y curarlo. Espero que esto extienda un poco su vida -.

Te fuiste a dormir pensando en todo lo que había pasado en esas últimas semanas. Antes no eras más que un joven común con preocupaciones de una vida más rutinaria, o al menos eso te parecía ahora que habías conocido tu pasado como guerrero dragón de Hardak. Planeta distante y antaño paradisíaco.

Algo extraño en tus sueños se iba formando, algo como aquel que surgió la primera vez cuando todo comenzó. Sabías lo que significaba, serían recuerdos de aquel pasado perdido en el tiempo, el tiempo en que aún vivías en Hardak.

Cuando reaccionaste, te encontraste frente al Templo del Dragón, junto a la Sacerdotisa, quien traía un vestido blanco y su cabello suelto. Su mirada era inocente y compasiva y se veía más joven que en los otros recuerdos. Estaba observando con atención el Orbe del Dragón mientras se giraba hacia ti. Al mirar a tu alrededor, te diste cuenta que tus compañeros dragón estaban a tu lado, todos por el mismo motivo aunque no estuvieras seguro de cuál era. Entonces, la sacerdotisa habló.

- [Color=#2F4F4F]Soy la nueva Sacerdotisa y el Gran Dragón los ha destinado como mis guardianes. Nuestra misión es proteger el Orbe del Dragón, incluso a costa de nuestras vidas. Sé que conocen su misión y sé que harían lo que fuera por cumplirla[/Color] - los tres se hincaron ante ella, reconociéndola como su superior y entonces, ella sonrió.

La figura infantil de la Sacerdotisa cambió a una más madura y supiste que era un salto de tiempo, pero se encontraban una vez más frente al templo, solo que escuchabas la flauta de la Sacerdotisa tocar su música, música que llenaba de calma todo Hardak, a la cual a veces se unía Cursed Dawn con su ocarina. Todo Hardak se reunía alrededor del templo para escucharlas tocar, mientras sentían cómo la conexión con el Gran Dragón se hacía cada vez más fuerte. Todos eran uno con él y él era uno con cada uno. Todo era paz.

Las guerreras mágicas aparecían en ocasiones para continuar la alianza pero hubo una visita inesperada para todos. Mientras cuidaban un día el Orbe, Arjimae, el guardián de la Reina de Cristal, apareció en Hardak solo y con la preocupación latente en su rostro. Pidió hablar en privado con la Sacerdotisa y se le concedió, aunque su guardia no podía separarse de su lado. Entonces, se les llevó a las cámaras de la Sacerdotisa dentro del templo, donde nadie más se enteraría de su conversación.

Arjimae le hizo una reverencia a la sacerdotisa y le dijo - [Color=#5F9EA0]Siento lo fortuito de mi llegada pero era de suma importancia que viniera a advertirles[/Color] - dijo con un tono calmado - [Color=#5F9EA0]La Reina de Cristal ha augurado una gran batalla en el eclipse y la destrucción de nuestros mundos[/Color] - la Sacerdotisa intervino y dijo - [Color=#2F4F4F]Sí, yo he visto lo mismo. El eclipse aumentará el poder de la Reina Oscura y ella aprovechará su oportunidad para tratar de liquidarnos a todos[/Color] - miró a Arjimae a los ojos, quien asintió con un rostro triste.

- [Color=#5F9EA0]La reina aún no sabe qué hacer, pues ella dice que solo nos espera muerte, que necesitamos un gran poder. Quiere que entreguen el Orbe del Dragón[/Color] - todos reaccionaron en ese momento, pero Cursed Dawn fue la primera en tratar de insultar al guardián. A pesar de eso, la Sacerdotisa levantó su mano para indicarle que se detuviera.

- [Color=#2F4F4F]Sé que no conocen mucho de nuestro mundo, pero el orbe no es solo un cristal. Es nuestra fuente de vida, nuestro creador, nuestro sustento. Sin él, Hardak perecerá. No podemos dárselo, aunque tuviéramos intenciones de hacerlo. Por eso se creó la alianza, para ayudarles sin tener que recurrir a la violencia. Temo que si lo que desean es el orbe, no podremos ayudarles[/Color] - dijo girándose hacia el orbe una vez más.

Arjimae tomó la palabra - [Color=#5F9EA0]Yo comprendo los riesgos que estamos tomando al pedir eso, pero la Reina no quiere escuchar. He tratado de todas las maneras de hacerle entender esto pero…[/Color] - rascó su cabeza.

La Sacerdotisa puso una mano en el lomo de Arjimae y le dijo - [Color=#2F4F4F]La Reina debe tomar una decisión. El Gran Dragón me lo ha mostrado. Dependiendo del camino que tome, la destrucción le espera a uno de los mundos. Los dragones somos los guardianes del equilibrio, así que nuestra labor es ayudar, mas es decisión de ella el rumbo que tome la batalla. Espero que logres compartirle un poco de tu sabiduría porque la necesitará[/Color] - dijo con calma.

El guardián de Andelivian parecía triste pero asintió - [Color=#5F9EA0]También lo he visto. Solo espero que se preparen[/Color] - palabras confusas en ese momento que tomarían sentido después. Así, el zorro blanco se fue de allí, con un simple asentimiento.

Todo se hizo confuso y volvían a cambiar de escenario. De repente, se encontraban frente al templo, todos en Hardak se habían reunido para escuchar a la Suma Sacerdotisa, quien los había convocado con el sonido de su flauta. Todos se encontraban allí.

- [Color=#2F4F4F]Mis hermanos dragones, el eclipse rojo se acerca. En este eclipse, el Reino Oscuro de Kal’Ahd tomará la fuerza de la oscuridad a su favor y atacará Andelivian. Nuestro papel en esta guerra aún no se ha decidido, pues el Gran Dragón no me ha dicho nada al respecto. Por el momento, debemos estar alerta[/Color] - los murmullos confusos se hacían sentir y entonces, la flauta sonó una vez más, haciendo que los ánimos se calmaran y que todos sintieran la energía del Gran Dragón recorriendo el lugar. En sus mentes, escuchaban la voz de la Sacerdotisa - [Color=#2F4F4F]Somos una raza de sabios guerreros. Sabemos nuestro lugar y que nuestro creador siempre estará con nosotros[/Color] -.

Los tres notaron unos extraños ruidos y se giraron al instante. Los ruidos se hicieron más fuertes, lo cual hizo que todos los habitantes de Hardak comenzaran a girarse hacia ese lugar y entonces lo vieron. El ejército de Andelivian venía hacia Hardak, todos armados y en trajes de batalla. A pesar de eso, no se movieron de su posición. La flauta se detuvo y la Sacerdotisa los miró mientras aterrizaban en el planeta.

Ephorus, un guerrero de Andelivian conocido por todos, fue quien alzó la voz y dijo [Color=#8B4513]¡Gran Sacerdotisa! ¡Venimos de parte de la Reina de Cristal y hemos venido por el Orbe del Dragón! ¡La guerra se acerca y debemos tomarlo![/Color] - las palabras de Ephorus resonaron por todo el planeta, mientras el aire parecía volverse frío y todos los habitantes de Hardak los miraron fijamente, como si comenzaran a comprender las palabras de la Sacerdotisa.

Entonces, la Sacerdotisa bajó su flauta y un tatuaje comenzó a brillar en sus antebrazos, su espalda y su mirada se volvió fiera. Se acercó sin ningún tipo de temor a Ephorus sin usar su armadura y le dijo con una voz amenazante para la suavidad con la que habló.

- [Color=#2F4F4F]Si han de traicionar nuestra alianza, entonces no tienen nada que hacer aquí. Márchense[/Color] - no dijo más y se giró una vez más. Ephorus sonrió y con un tono un tanto cínico, le dijo - [Color=#8B4513]No lo comprende. Es mandato de la Reina[/Color] - a pesar de la amenaza inminente, no tomó su espada. La Sacerdotisa se detuvo una vez más y agregó - [Color=#2F4F4F]Lo entiendo perfectamente. Ahora, largo. No tomarán aquello que no les pertenece[/Color] - se paró firme mientras, alrededor suyo, el paisaje comenzaba a cambiar, mostrando a Andelivian destruído, debastado, con miles de muertos y animales inertes. Todos sabían que se trataba de una visión y, a pesar de ello, los escalofríos eran fuertes.

- [Color=#2F4F4F]Esto es lo que le espera a su mundo si siguen por este camino. Váyanse. No lo repetiré más[/Color] - la tensión se sentía en el aire pero nadie se movería a menos que la Sacerdotisa decidiera atacar. Entonces, Ephorus sacó su espada y la apuntó directo a la Sacerdotisa, quien no se movió un solo centímetro pero los tres saltaron en su defensa: Ilify, Cursed Dawn y Platinium, listos para protegerla y a todos los habitantes; solo debían esperar la orden.

Sin más que una mirada de odio, la niebla cubrió a la Sacerdotisa, quien ahora tenía su traje de batalla y dijo - [Color=#2F4F4F]¡Ataquen![/Color] - todos los dragones que se encontraban pacíficamente sentados, se lanzaron contra su ejército, mientras una última orden de la Sacerdotisa se escuchó - [Color=#2F4F4F]¡No los dejen llegar al templo![/Color] - y con el primer choque de espadas, te despertaste sobresaltado, preguntándote lo que había pasado después de eso. Ahora lo tenías claro, habían traicionado a los dragones por ansias de poder. Era seguro. Te sentías agitado y con unos grandes deseos de llorar, como si tu espíritu pudiera recordar, aunque tu mente aún no lo hiciera. No querías salir de tu cama y la nostalgia por los muertos te invadió, pensando que estabas solo, cuando en ese tiempo, tuviste una familia.

Te fuiste a dormir pensando en todo lo que había pasado en esas últimas semanas. Antes no eras más que un joven común con preocupaciones de una vida más rutinaria, o al menos eso te parecía ahora que habías conocido tu pasado como guerrero dragón de Hardak. Planeta distante y antaño paradisíaco.

Algo extraño en tus sueños se iba formando, algo como aquel que surgió la primera vez cuando todo comenzó. Sabías lo que significaba, serían recuerdos de aquel pasado perdido en el tiempo, el tiempo en que aún vivías en Hardak.

Cuando reaccionaste, te encontraste frente al Templo del Dragón, junto a la Sacerdotisa, quien traía un vestido blanco y su cabello suelto. Su mirada era inocente y compasiva y se veía más joven que en los otros recuerdos. Estaba observando con atención el Orbe del Dragón mientras se giraba hacia ti. Al mirar a tu alrededor, te diste cuenta que tus compañeros dragón estaban a tu lado, todos por el mismo motivo aunque no estuvieras seguro de cuál era. Entonces, la sacerdotisa habló.

- [Color=#2F4F4F]Soy la nueva Sacerdotisa y el Gran Dragón los ha destinado como mis guardianes. Nuestra misión es proteger el Orbe del Dragón, incluso a costa de nuestras vidas. Sé que conocen su misión y sé que harían lo que fuera por cumplirla[/Color] - los tres se hincaron ante ella, reconociéndola como su superior y entonces, ella sonrió.

La figura infantil de la Sacerdotisa cambió a una más madura y supiste que era un salto de tiempo, pero se encontraban una vez más frente al templo, solo que escuchabas la flauta de la Sacerdotisa tocar su música, música que llenaba de calma todo Hardak, a la cual a veces se unía Cursed Dawn con su ocarina. Todo Hardak se reunía alrededor del templo para escucharlas tocar, mientras sentían cómo la conexión con el Gran Dragón se hacía cada vez más fuerte. Todos eran uno con él y él era uno con cada uno. Todo era paz.

Las guerreras mágicas aparecían en ocasiones para continuar la alianza pero hubo una visita inesperada para todos. Mientras cuidaban un día el Orbe, Arjimae, el guardián de la Reina de Cristal, apareció en Hardak solo y con la preocupación latente en su rostro. Pidió hablar en privado con la Sacerdotisa y se le concedió, aunque su guardia no podía separarse de su lado. Entonces, se les llevó a las cámaras de la Sacerdotisa dentro del templo, donde nadie más se enteraría de su conversación.

Arjimae le hizo una reverencia a la sacerdotisa y le dijo - [Color=#5F9EA0]Siento lo fortuito de mi llegada pero era de suma importancia que viniera a advertirles[/Color] - dijo con un tono calmado - [Color=#5F9EA0]La Reina de Cristal ha augurado una gran batalla en el eclipse y la destrucción de nuestros mundos[/Color] - la Sacerdotisa intervino y dijo - [Color=#2F4F4F]Sí, yo he visto lo mismo. El eclipse aumentará el poder de la Reina Oscura y ella aprovechará su oportunidad para tratar de liquidarnos a todos[/Color] - miró a Arjimae a los ojos, quien asintió con un rostro triste.

- [Color=#5F9EA0]La reina aún no sabe qué hacer, pues ella dice que solo nos espera muerte, que necesitamos un gran poder. Quiere que entreguen el Orbe del Dragón[/Color] - todos reaccionaron en ese momento, pero Cursed Dawn fue la primera en tratar de insultar al guardián. A pesar de eso, la Sacerdotisa levantó su mano para indicarle que se detuviera.

- [Color=#2F4F4F]Sé que no conocen mucho de nuestro mundo, pero el orbe no es solo un cristal. Es nuestra fuente de vida, nuestro creador, nuestro sustento. Sin él, Hardak perecerá. No podemos dárselo, aunque tuviéramos intenciones de hacerlo. Por eso se creó la alianza, para ayudarles sin tener que recurrir a la violencia. Temo que si lo que desean es el orbe, no podremos ayudarles[/Color] - dijo girándose hacia el orbe una vez más.

Arjimae tomó la palabra - [Color=#5F9EA0]Yo comprendo los riesgos que estamos tomando al pedir eso, pero la Reina no quiere escuchar. He tratado de todas las maneras de hacerle entender esto pero…[/Color] - rascó su cabeza.

La Sacerdotisa puso una mano en el lomo de Arjimae y le dijo - [Color=#2F4F4F]La Reina debe tomar una decisión. El Gran Dragón me lo ha mostrado. Dependiendo del camino que tome, la destrucción le espera a uno de los mundos. Los dragones somos los guardianes del equilibrio, así que nuestra labor es ayudar, mas es decisión de ella el rumbo que tome la batalla. Espero que logres compartirle un poco de tu sabiduría porque la necesitará[/Color] - dijo con calma.

El guardián de Andelivian parecía triste pero asintió - [Color=#5F9EA0]También lo he visto. Solo espero que se preparen[/Color] - palabras confusas en ese momento que tomarían sentido después. Así, el zorro blanco se fue de allí, con un simple asentimiento.

Todo se hizo confuso y volvían a cambiar de escenario. De repente, se encontraban frente al templo, todos en Hardak se habían reunido para escuchar a la Suma Sacerdotisa, quien los había convocado con el sonido de su flauta. Todos se encontraban allí.

- [Color=#2F4F4F]Mis hermanos dragones, el eclipse rojo se acerca. En este eclipse, el Reino Oscuro de Kal’Ahd tomará la fuerza de la oscuridad a su favor y atacará Andelivian. Nuestro papel en esta guerra aún no se ha decidido, pues el Gran Dragón no me ha dicho nada al respecto. Por el momento, debemos estar alerta[/Color] - los murmullos confusos se hacían sentir y entonces, la flauta sonó una vez más, haciendo que los ánimos se calmaran y que todos sintieran la energía del Gran Dragón recorriendo el lugar. En sus mentes, escuchaban la voz de la Sacerdotisa - [Color=#2F4F4F]Somos una raza de sabios guerreros. Sabemos nuestro lugar y que nuestro creador siempre estará con nosotros[/Color] -.

Los tres notaron unos extraños ruidos y se giraron al instante. Los ruidos se hicieron más fuertes, lo cual hizo que todos los habitantes de Hardak comenzaran a girarse hacia ese lugar y entonces lo vieron. El ejército de Andelivian venía hacia Hardak, todos armados y en trajes de batalla. A pesar de eso, no se movieron de su posición. La flauta se detuvo y la Sacerdotisa los miró mientras aterrizaban en el planeta.

Ephorus, un guerrero de Andelivian conocido por todos, fue quien alzó la voz y dijo [Color=#8B4513]¡Gran Sacerdotisa! ¡Venimos de parte de la Reina de Cristal y hemos venido por el Orbe del Dragón! ¡La guerra se acerca y debemos tomarlo![/Color] - las palabras de Ephorus resonaron por todo el planeta, mientras el aire parecía volverse frío y todos los habitantes de Hardak los miraron fijamente, como si comenzaran a comprender las palabras de la Sacerdotisa.

Entonces, la Sacerdotisa bajó su flauta y un tatuaje comenzó a brillar en sus antebrazos, su espalda y su mirada se volvió fiera. Se acercó sin ningún tipo de temor a Ephorus sin usar su armadura y le dijo con una voz amenazante para la suavidad con la que habló.

- [Color=#2F4F4F]Si han de traicionar nuestra alianza, entonces no tienen nada que hacer aquí. Márchense[/Color] - no dijo más y se giró una vez más. Ephorus sonrió y con un tono un tanto cínico, le dijo - [Color=#8B4513]No lo comprende. Es mandato de la Reina[/Color] - a pesar de la amenaza inminente, no tomó su espada. La Sacerdotisa se detuvo una vez más y agregó - [Color=#2F4F4F]Lo entiendo perfectamente. Ahora, largo. No tomarán aquello que no les pertenece[/Color] - se paró firme mientras, alrededor suyo, el paisaje comenzaba a cambiar, mostrando a Andelivian destruído, debastado, con miles de muertos y animales inertes. Todos sabían que se trataba de una visión y, a pesar de ello, los escalofríos eran fuertes.

- [Color=#2F4F4F]Esto es lo que le espera a su mundo si siguen por este camino. Váyanse. No lo repetiré más[/Color] - la tensión se sentía en el aire pero nadie se movería a menos que la Sacerdotisa decidiera atacar. Entonces, Ephorus sacó su espada y la apuntó directo a la Sacerdotisa, quien no se movió un solo centímetro pero los tres saltaron en su defensa: Ilify, Cursed Dawn y Platinium, listos para protegerla y a todos los habitantes; solo debían esperar la orden.

Sin más que una mirada de odio, la niebla cubrió a la Sacerdotisa, quien ahora tenía su traje de batalla y dijo - [Color=#2F4F4F]¡Ataquen![/Color] - todos los dragones que se encontraban pacíficamente sentados, se lanzaron contra su ejército, mientras una última orden de la Sacerdotisa se escuchó - [Color=#2F4F4F]¡No los dejen llegar al templo![/Color] - y con el primer choque de espadas, te despertaste sobresaltado, preguntándote lo que había pasado después de eso. Ahora lo tenías claro, habían traicionado a los dragones por ansias de poder. Era seguro. Te sentías agitado y con unos grandes deseos de llorar, como si tu espíritu pudiera recordar, aunque tu mente aún no lo hiciera. No querías salir de tu cama y la nostalgia por los muertos te invadió, pensando que estabas solo, cuando en ese tiempo, tuviste una familia.

Te fuiste a dormir pensando en todo lo que había pasado en esas últimas semanas. Antes no eras más que un joven común con preocupaciones de una vida más rutinaria, o al menos eso te parecía ahora que habías conocido tu pasado como guerrero dragón de Hardak. Planeta distante y antaño paradisíaco.

Algo extraño en tus sueños se iba formando, algo como aquel que surgió la primera vez cuando todo comenzó. Sabías lo que significaba, serían recuerdos de aquel pasado perdido en el tiempo, el tiempo en que aún vivías en Hardak.

Cuando reaccionaste, te encontraste frente al Templo del Dragón, junto a la Sacerdotisa, quien traía un vestido blanco y su cabello suelto. Su mirada era inocente y compasiva y se veía más joven que en los otros recuerdos. Estaba observando con atención el Orbe del Dragón mientras se giraba hacia ti. Al mirar a tu alrededor, te diste cuenta que tus compañeros dragón estaban a tu lado, todos por el mismo motivo aunque no estuvieras seguro de cuál era. Entonces, la sacerdotisa habló.

- [Color=#2F4F4F]Soy la nueva Sacerdotisa y el Gran Dragón los ha destinado como mis guardianes. Nuestra misión es proteger el Orbe del Dragón, incluso a costa de nuestras vidas. Sé que conocen su misión y sé que harían lo que fuera por cumplirla[/Color] - los tres se hincaron ante ella, reconociéndola como su superior y entonces, ella sonrió.

La figura infantil de la Sacerdotisa cambió a una más madura y supiste que era un salto de tiempo, pero se encontraban una vez más frente al templo, solo que escuchabas la flauta de la Sacerdotisa tocar su música, música que llenaba de calma todo Hardak, a la cual a veces se unía Cursed Dawn con su ocarina. Todo Hardak se reunía alrededor del templo para escucharlas tocar, mientras sentían cómo la conexión con el Gran Dragón se hacía cada vez más fuerte. Todos eran uno con él y él era uno con cada uno. Todo era paz.

Las guerreras mágicas aparecían en ocasiones para continuar la alianza pero hubo una visita inesperada para todos. Mientras cuidaban un día el Orbe, Arjimae, el guardián de la Reina de Cristal, apareció en Hardak solo y con la preocupación latente en su rostro. Pidió hablar en privado con la Sacerdotisa y se le concedió, aunque su guardia no podía separarse de su lado. Entonces, se les llevó a las cámaras de la Sacerdotisa dentro del templo, donde nadie más se enteraría de su conversación.

Arjimae le hizo una reverencia a la sacerdotisa y le dijo - [Color=#5F9EA0]Siento lo fortuito de mi llegada pero era de suma importancia que viniera a advertirles[/Color] - dijo con un tono calmado - [Color=#5F9EA0]La Reina de Cristal ha augurado una gran batalla en el eclipse y la destrucción de nuestros mundos[/Color] - la Sacerdotisa intervino y dijo - [Color=#2F4F4F]Sí, yo he visto lo mismo. El eclipse aumentará el poder de la Reina Oscura y ella aprovechará su oportunidad para tratar de liquidarnos a todos[/Color] - miró a Arjimae a los ojos, quien asintió con un rostro triste.

- [Color=#5F9EA0]La reina aún no sabe qué hacer, pues ella dice que solo nos espera muerte, que necesitamos un gran poder. Quiere que entreguen el Orbe del Dragón[/Color] - todos reaccionaron en ese momento, pero Cursed Dawn fue la primera en tratar de insultar al guardián. A pesar de eso, la Sacerdotisa levantó su mano para indicarle que se detuviera.

- [Color=#2F4F4F]Sé que no conocen mucho de nuestro mundo, pero el orbe no es solo un cristal. Es nuestra fuente de vida, nuestro creador, nuestro sustento. Sin él, Hardak perecerá. No podemos dárselo, aunque tuviéramos intenciones de hacerlo. Por eso se creó la alianza, para ayudarles sin tener que recurrir a la violencia. Temo que si lo que desean es el orbe, no podremos ayudarles[/Color] - dijo girándose hacia el orbe una vez más.

Arjimae tomó la palabra - [Color=#5F9EA0]Yo comprendo los riesgos que estamos tomando al pedir eso, pero la Reina no quiere escuchar. He tratado de todas las maneras de hacerle entender esto pero…[/Color] - rascó su cabeza.

La Sacerdotisa puso una mano en el lomo de Arjimae y le dijo - [Color=#2F4F4F]La Reina debe tomar una decisión. El Gran Dragón me lo ha mostrado. Dependiendo del camino que tome, la destrucción le espera a uno de los mundos. Los dragones somos los guardianes del equilibrio, así que nuestra labor es ayudar, mas es decisión de ella el rumbo que tome la batalla. Espero que logres compartirle un poco de tu sabiduría porque la necesitará[/Color] - dijo con calma.

El guardián de Andelivian parecía triste pero asintió - [Color=#5F9EA0]También lo he visto. Solo espero que se preparen[/Color] - palabras confusas en ese momento que tomarían sentido después. Así, el zorro blanco se fue de allí, con un simple asentimiento.

Todo se hizo confuso y volvían a cambiar de escenario. De repente, se encontraban frente al templo, todos en Hardak se habían reunido para escuchar a la Suma Sacerdotisa, quien los había convocado con el sonido de su flauta. Todos se encontraban allí.

- [Color=#2F4F4F]Mis hermanos dragones, el eclipse rojo se acerca. En este eclipse, el Reino Oscuro de Kal’Ahd tomará la fuerza de la oscuridad a su favor y atacará Andelivian. Nuestro papel en esta guerra aún no se ha decidido, pues el Gran Dragón no me ha dicho nada al respecto. Por el momento, debemos estar alerta[/Color] - los murmullos confusos se hacían sentir y entonces, la flauta sonó una vez más, haciendo que los ánimos se calmaran y que todos sintieran la energía del Gran Dragón recorriendo el lugar. En sus mentes, escuchaban la voz de la Sacerdotisa - [Color=#2F4F4F]Somos una raza de sabios guerreros. Sabemos nuestro lugar y que nuestro creador siempre estará con nosotros[/Color] -.

Los tres notaron unos extraños ruidos y se giraron al instante. Los ruidos se hicieron más fuertes, lo cual hizo que todos los habitantes de Hardak comenzaran a girarse hacia ese lugar y entonces lo vieron. El ejército de Andelivian venía hacia Hardak, todos armados y en trajes de batalla. A pesar de eso, no se movieron de su posición. La flauta se detuvo y la Sacerdotisa los miró mientras aterrizaban en el planeta.

Con mirada atónita, viste cómo el capitán de Andelivian, Ephorus, miraba a la Sacerdotisa y una leve turbación en la normalidad del sueño se manifestaba para dirigirte hacia la Sacerdotisa, quien parecía sonreír. Sentías el impulso de preguntarle qué pasaba pero las siguientes palabras del capitán te dieron la respuesta.

- [Color=#8B4513]¡Gran Sacerdotisa! ¡Hemos venido a que nos pague el precio que prometió! [/Color]- dijo mientras le dirigías una mirada confundida. Entonces, la Sacerdotisa te miró y dijo - [Color=#2F4F4F]Lo lamento, Platinium. Recordaremos tu sacrificio [/Color]- tú la miraste y le preguntaste desconcertada, pero Ilify y Cursed Dawn te sujetaron de las manos, impidiendo que pudieras moverte y, entonces, la joven de cabello blanco se acercó a ti.

- [Color=#2F4F4F]Hemos llegado a un acuerdo con la Reina de Cristal y no habrá guerra si le entregamos el corazón de un dragón fuerte. Has sido elegida, Platinium. Es tu destino[/Color] - gritabas que te soltaran y trataste de luchar pero tus dos compañeros eran tan fuertes como tú, así que era casi inútil el tratar de liberarte.

La Sacerdotisa tomó su traje de batalla, convirtiéndose en Healing Dragon y, con una de sus garras, atravesó tu pecho y sacó tu corazón. Con gran dolor, gritaste y de tus ojos comenzaron a salir lágrimas de sangre, mientras tu espíritu entendía que ellos siempre fueron tus enemigos y solo deseaban abusar de ti.

Cuando creíste que todo estaba perdido y te encontrabas sola y sin tu corazón en el suelo, la silueta de la reina llegó a donde estabas y te recogió con firmeza para luego decir - [Color=#800000]Mi niña, te han hecho algo terrible. Te daré el poder de vengarte, de devolverles el favor[/Color] - y entonces, sentiste que recuperabas las fuerzas gracias a la Reina Oscura. Así, te uniste al ejército de los titanes para vengarte de Hardak.

Te despertaste asustada e iracunda esa mañana, pero con el recuerdo del dolor en tu pecho de cuando la Sacerdotisa lo atravesó. Sin duda, ellos pagarían el precio.

El nuevo día llegó y con él, sus alteregos aparecían nuevamente en su lugar de origen. Entonces, Healing Dragon habló para que notaran su presencia, aunque su corazón parecía encogerse.

Una extraña sensación de pesadez era palpable en todo el lugar, oprimiendo su respiración, haciendo sus corazones latir rápidamente y al viento correr más lento. Se miraron entre todos por un momento pero la intervención de Healing Dragon interrumpió sus pensamientos.

- El Eclipse rojo se acerca. Este fue el causante de la Gran Guerra. Será en cuestión de unas cuantas horas, así que tendremos poco tiempo para curar a Arjimae. Cuando nos encontremos en la visita al hospita, debemos hace algo para escabullirnos -.

Los ojos de Cursed Dawn se pusieron en rendija al sentir la oscuridad que resumaba en el entorno, era como aquella vez hace miles de años, antes de que empezara la pesadilla, antes de la guerra.

Rapidamente se postro ante su Sacerdotiza como en la epoca de antaño, asintió con la cabeza y replicó:

-Concuerdo, debemos actuar rapido. Los Titanes sin duda usaran este poder oscuro para acabar con el y con toda amenaza potencial.

Mientras pensaba como podrian infiltrarse en el cuarto, habria guerreras protegiendo al blanco, tambien titanes en el pasillo. Algo era seguro, pasara lo que pasara hoy conocerian quien es quien en esta guerra de 3 frentes que se avecinaba. Luego de meditarlo un poco Dawn dijo:

-Yo sugiero que uno de nosotros vaya con la Gran Sacerdotiza, los demas seremos señuelos para las guerreras y Titanes que esten rondando. Es probable que los titanes provoquen un ataque para causar confusión y así infiltrarse, debemos aprovechar esto y meternos mientras los Titanes pelean contra las guerreras de Aldelivian.

Dicho esto Dawn miró a su señora y al hacerlo le vinieron recuerdos, recuerdos de los dias de paz donde nada malo y complicado pasaba, donde ella, sus amigas, su maestra y la gran sacerdotiza convivian en armonia. Tocaba con ella su ocarina y los animalitos del gran templo se reunian alrededor de ellas para escucharlas tocar, a pesar de ser solo ella sierva y la sacerdotiza señora Cursed Dawn no permitiria que algo malo le pasara a Healing Dragon, no como en el pasado. Rapidamente alzó la vista y musito de modo marcial y servicial:

-Yo me ofresco a proteger a su Excelencia. Por favor Ilify, Platinium.

Platinium asiente y dice:

- Si... no es mala idea... si queréis yo puedo encargarme del pasillo mientras Ilify crea una distracción en el patio y si no puedo ocuparme de asegurarme que no lleguen a la habitación, puedo usar mi forma humana ya que el que sea tan asocial puede ser una ventaja porque no extrañaría verla sola en el pasillo.

Mira a todos con decisión, el sueño que tuvo le hizo terminar de decidirse, tenía que conseguir que la misión se completase, era demasiado importante y tenían que hacerlo, parecía que parte de sus memorias empezaban a volver y estaba segura, el eclipse era realmente clave para aquello

Healing Dragon salió de su largo silencio y tras las noticias de la pronta visita, dijo - Que así sea, entonces. Ilify y Platinium se encargarán de abrirnos el paso a Dawn y a mí - se gira hacia Dawn y le dice con una leve sonrisa - Acepto gustosa tu compañía, vieja amiga - y así, parecía estar todo arreglado para ello. Al menos por el momento.

Las palabras de su Excelencia Healing Dragon llenaron los ojos de Dawn de lagrimas, era el mismo trato que la Gran Sacerdotisa siempre le daba en privado. Por su relación Ama-sierva Cursed Dawn jamas podria socializar con la gran Sacerdotisa, pero inclusó ellas la rompieron esta regla de cierta manera en alguna ocasión.

Mamoru siendo testigo indirecto pudo ver en las memorias de la dragona un encuentro del destino: Dawn aún era una soldado que peleaba en varios frentes combatiendo a las tinieblas y evitando que la luz se desboradara en el universo. Recientemente ella y su maestra venian de una misión muy dificil donde ambas dieron muerte al tiranico emperador Lord Masacroud, que habia oprimido a varias civilizaciones en su oscuro imperio galactico. Ahora la dragona gozaba de un momento de paz y tranquilidad en casa, donde sin nada mejor que hacer de momento tocaba su ocarina, habia una sombra oscura que dormitaba muy agusto bajo un arbol, Dawn sonrió alegre al verlo dormir así, el pobre tambien se habia esforzado mucho en la ultima misión.

Mientras tocaba con mucha pasión su ocarina, podia sentirse libre y en paz al tocarla, que sus sentimientos volaban libres hacia el infinito mientras ella volaba con ellos, los animalitos que rodeaban el area escuchaban esa musica y venian acercandose a escuchar mas de cerca, varios rodearon a Cursed Dawn y escuchaban hechizados la musica, ni uno hacia ruido, hasta el viento pasaba silencioso como si el tambien gozara de la musica de la Dragona. Cuando termino la pieza pudo escuchar un aplauso que venia de una piedra cercana, en ella estaba una Dragona increiblemente hermosa, aún mas que las Dragonas que eran llamadas las mas hermosas de Hardak, esta nunca dijó su nombre, solo la felicito por su intepretación y le pidió que tocara con ella a lo cual acepto sin inmutarse.

Cuando ambas tocaron su intrumentos, Dawn su ocarina y la extraña su Flauta, todo el escenario que era ese paramo rezumbo de dulces armonias. Los animales que antes no habian escuchado la musica de Dawn ahora iban rapidamente seducidos por aquella dulce musica.Aún sin darse cuenta, ese concierto habia tenido efectos casi milagrosos en el lugar: los cerezos que habia ahi repentimante brotaron el flor, tambien las flores se revitalizaron y florecieron en una explosión de color, todo ahi se volvio mas vivo y vibrante, hasta los animales que parecian debiles y enfermos recuperaron el vigor y ahora dormian tranquilos arrullados por la musica. Esa interpretación conjunta era casi un milagro, como si esa musica hubiera sido tocada por los angeles en un concierto que era exclusivo para Dios.

Cuando terminaron de tocar todo en el entorno estaba lleno de vida, abundancia y paz, Dawn en su vida habia tocado algo así. En el presente Mamoru tampoco habia oido algo así jamas, presenciaba todo con los ojos llenos de lagrimas por conmovido que estaba, musica asi debia ser como la que le describia su abuela cuando hablaba de los coros celestiales. Volviendo al recuerdo Dawn Agradecio inifinitamente el haber tenido el honor de tocar con alguien tan prodigiosa con la flauta, ella le devolvio el cumplido y ambas empezaron a hablar de varias cosas, paso el tiempo y ambas tuvieron que volver a sus hogares. Cursed Dawn no la vió otra vez en años, hasta que recibiria el honor de convertirse en la escolta personal de la nueva Gran Sacerdotisa, cual fue su sorpresa y tristeza al ver que su esporadica amiga de años atras ahora era su Señora, no podria acercarse a ella de manera personal, no podria hablarle con normalidad y nunca mas podrian tocar esa hermosa melodia juntas, nunca mas. Pero extrañamente Healing Dragon ignoro esta regla, de vez en cuando Healing llevaba a Cursed a lugares remotos y ahí ambas podian hablar un rato, reir y hasta tocar sus instrumentos llenando de vida y armonia aquellos sitios.

De vuelta al presente Mamoru se sintió muy afortunado de haber sido un guerrero dragon. Habia vivido cosas terribles pero los momentos felices eran invalorables. No debia flaquear, se habia entrenado un poco con Dawn y ahora era mas fuerte, todo fuera por apoyar a su Señora, a su Ama, a su Amiga.

Mientras pasaba todo en el mundo exteriór, Cursed Dawn hablo hacia la mente de su señora diciendole lo siguiente:

-La fase 1 del plan esta en Marcha su Excelencia. Le juro que dare todo por mantenerla a salvo.

Mamoru no tenia tiempo para concentrarse en la misión, estaba bastante nervioso por estar con la forma humana de Healing Dragon. Dawn gruño molesta, Mamoru pudo sentir un jalon de orejas mental y a su otra yo decirle irritada:

-Oyeme humano ¿quien te crees?, un simio primitivo de tu clase no es lo bastante digno, ni siquiera de estar en presencia de su Excelencia. Da gracias por poder participar en esta misión humano, y no hagas nada raro, por que si sigues teniendo ideas sucias sobre Healing Dragon me asegurare de aplastarlas en el siguiente entrenamiento.

Mamoru se asusto mucho al oir esto ultimo, las practicas y entrenamientos de Cursed Dawn eran terriblemente dificiles. Ella lo ponia a hacer de todo, desde meditación, practica de magia, varias horas de ejerciciós y unas interminables lecciones suyas sobre historia galactica, botanica y Zoologia planetaria, Algebra cuantica y la casi infinita historia de la magia en el universo. A Mamoru no le importaba en lo mas minimo quien habia sido el Sultan del Mundo de Aremian 3 o quien fue el revelo las verdaderas naturalezas del color del mana, el solo queria dormir y olvidarse de tanta información siendo metida a la fuerza en su cerebro. 

- Me parece perfecto - sonrió - así podremos dirigirnos directamente al lugar donde se encuentra el presidente Kenta y no tendremos inconvenientes - miró a los otros compañeros y le dijo - Algo grande se avecina, puedo sentirlo -.

Healing Dragon los llamó a todos una vez más y dijo - Creo firmemente que Arjimae tiene la llave para encontrar el Orbe del Dragón, así que repasemos el plan. Ilify y Platinium se encargarán de detener a aquellos que traten de intervenir y Dawn y yo entraremos para curarlo. Si tenemos suerte, se curará -.

Entonces, los miró a todos - Traten de que parezca natural en el mundo humano a la hora de escoger destino, ya que la directora ha preguntado -.

Platinium asiente y dice:

- Si... creo que puedo vigilar y como mi forma humana es bastante independiente del resto no creo que tenga muchos problemas en vigilar otras zonas, en cuanto necesitéis ayuda avisadme porque me extrañaría que no intentara nada

... debía actuar pronto, no quería que la vida de Kenta corriera peligro antes de que Shiro pudiera intentar sanarlo...

Por ello su alter ego cerró los ojos un momento, para permitir que Ilify se materializara en el templo, por algún motivo no les era fácil desenvolverse el uno sin el otro... así que dejar un mensaje en un minuto de "pensamientos" sería más fácil y poco sospechoso...

shiro se que me oirás, y vosotras igual compañeras, en esta excursión procurad por que nadie vea a kenta a solas, ni grupos de más de dos, por su salud, ya tendremos tiempo más adelante de preguntarle abiertamente, dejad que nuestra señora sea quien pregunte con su bondad...

La voz de Ilify se apagó volviendo la actividad al cuerpo de su anfitrión.

Habiendo escuchado el mensaje de Ilify y antes de que este se marchará Cursed Dawn apareció detras de el y le dijo serenamente:

-No será necesario Ilify, si todo sigue según el plan el enemigo iniciará un ataque para intentar separarnos del Presidente Kenta. Debemos estar lo más cerca posible si eso llega a pasar.

Antes de volver a su recipiente y desaparecer Dawn se volteó y le dijo a Ilify:

-No soy nadie para dar órdenes, pero te sugeriría que escoltaras a la chica peli-rosada al baño. Demuestra que eres todo un caballero, además, no me da buena espina que se aparte del grupo. En un día como este todo puede pasar.

Dicho esto Dawn desapareció y regreso al mundo real donde miraba todo a través de los ojos de su recipiente, buscando algun indicio, esperando que nada saliera mal.

Healing Dragon los mira a los tres y se ve algo acongojada.

- Tengo un mal presentimiento. La energía oscura está creciendo - camina alrededor de Hardak algo nerviosa, como si quisiera comprender algo por sí misma.

- Tengan mucho cuidado, el eclipse se acerca -.

Dawn observó a su señora ir de un lado para otro, eso y que la oscuridad resumaba de todos lados no eran buenas noticias. Lo unico rescatable era que tenian via libre para ver al capitan de la guardia antes que nadie y sanar sus heridas, debian actuar rapido. La dragona choco los puños seria y le dijó a la Gran Sacerdotiza:

-Tenemos que actuar rapido su excelencia, el tiempo cuenta. ¿Cuanto tiempo necesita para sanarlo?

La guerrera lo decia para poder darle tiempo en caso de que fueran atacadas, no descartaba que al ser las primeras serian emboscadas.

- Todo depende de la gravedad de la herida. Y si lo que dicen es cierto y es una herida mágica, no será nada fácil - dijo preocupada.

- Necesito el tiempo que puedan darme -.