Partida Rol por web

 Keitaro te acompañaba por las oscuras calles de aquel sector, únicamente iluminadas por las luces de los locales que a esas horas continuaban abiertos y una que otra bombilla en el camino que no se había quemado con el tiempo. Pese a que la ciudad gozaba de lujos y servicios, ni siquiera el sitio más lleno de luz se escapaba de las sombras, y la existencia de esas zonas eran la muestra de ello.

 No solo habían personas en una situación económica complicada, sino también aquellas que se ocultaban de la ley mientras manejaban sus negocios cuestionables: cualquiera pensaría que en la ciudad de los héroes no podría existir un sitio como ese, pero tú más que nadie sabías que el gobierno tenía sus formas de trabajar y hacer la vista gorda no solo con sus propios proyectos, sino también con otros que les beneficiasen...

 -¿Y bien? ¿Tienes algún plan? -te preguntaría el chico a tu lado mientras observaba los alrededores.

 Antes de partir, Gabriel les dio algunos consejos para moverse por esos sitios: conseguir información era fácil si sabían persuadir a las personas, pero debían tener cuidado con los estafadores y personas que pudiesen tener intereses cuestionables, siendo que insistió en que inicialmente fuesen cubiertos con abrigos con capucha para evitar que alguien pudiese reconocerte fácilmente, y aún así eso no evitaba que se ganasen miradas por la calle. También mencionó que no debían pensar que la persona con la que hablaban podía ser un aliado: muchas personas que realmente serian de utilidad se mantendrían al margen para verles actuar en otras situaciones antes de intervenir, por lo que debían pensar que siempre están siendo observados y que sus acciones son lo que les ayudará a conseguir contactos. Como última recomendación, les dio también la dirección para un bar donde solían reunirse distintos grupos, por lo que tal vez podrían llamar la atención de alguien allí.

Después de un baño de sol improvisado y un tanto incómodo, Sora salió teniendo a buen recaudo el usar el abrigo amplio de ayer y  sujetar el cabello con una banda elástica para evitar que asomarán demasiados mechones.

-En estos sitios...¡no tengo idea de que hacer, jaja! 

Respondió esto, animada. Por supuesto que una niña rica en las zonas sombrías de la ciudad no tenía mucho que hacer, pero no le impedía razonarlo de forma metódica.

-Seamos sombras en la calle, solo por un rato. Me recuerda al comercial de Passion Rogue que hice...tenemos que ser sigilosos y mezclarlos en el ambiente! Y escuchar, sobre todo. Alguien eventualmente dejará caer algo interesante. ¡Y nosotros casualmente estaremos cerca pretendiendo que no existimos!

Suspiró.

-Mientras más pronto encontremos lo que debemos, más pronto podré poner en práctica mi tentativo nuevo acto. Lo de ayer me hizo notar que nadie te toma muy en serio si eres alegre. ¡Espera y verás! No he tenido demasiado tiempo para preparar mi acto pero he pasado la mañana viendo videos de otros idols con estilo similar al que debería buscar, ya sabes...del tipo inalcanzable y altivo, heh. ¡Tendré que improvisar parte sobre la marcha, así que cruza los dedos!

Con esto dicho, sonrió poniendo un dedo sobre los labios para comenzar a deambular inconspicuamente a lo largo de ese sector, a veces fingiendo ver algún cartel, a veces pretendiendo hablar con Keitaro, y otras veces simplemente imitando al transeúnte espeluznante usual y solo estando de pie cerca de algún sitio sombrío.

 Si bien tu respuesta no tomaría por sorpresa al chico, eso no impediría que una gota de sudor cayese por su frente, preguntándose que tan bien pensado estaba el plan de Gabriel para haberlos separado de esa forma incluso cuando alguien mencionó tener mejores capacidades para esas cosas.

 -No se yo que tan realista fuese la coreografía del comercial... -opinaría el chico sin intenciones de desanimarte, sobre todo cuando te escuchó ansiosa por poner en marcha tu actuación para el público: realmente él también tenía curiosidad por ver como te iba con una nueva "cara", pero también se tomaba enserio eso de cruzar los dedos dada la situación en la que estaban...

 De ese modo, te seguiría por las calles disimulando contigo para no destacar entre las personas, pareciendo nada más que un par que iba de un lado a otro en busca de nada en particular, simplemente pasando el rato bajo la ciudad nocturna. Fue de ese modo que pudieron enterarse de algunas cosas interesantes por la calle, escuchando de algunos grupos que parecía haber un representante de una familia muy adinerada frecuentando aquellos sitios, y otros aseguraban que precisamente lo había hace poco caminando por allí: según comentaban, era alguien con una personalidad... particular.

 En todo caso, vuestro camino se vería bloqueado cuando la puerta de un tienda de comida rápida se abrió de golpe a la vez que un cuerpo era lanzado a la calle bruscamente.

 -¡Y no vuelvas! -gritaría un viejo perro humanoide que sacó a un chico humano por la fuerza, cerrando la puerta antes de que el arrojado se hubiese levantado siquiera.

 -¡Te arrepentirás de esto, imbécil! -respondería aquel hombre de cabello rubio despeinado mientras se levantaba para acercarse nuevamente a la puerta y darle un par de patadas. -. ¡No sabes con quién te estas metiendo, animal! ¡La familia Nobunaga va a enviar a la mierda tu pobre negocio! ¡Nada más espera que reporte esto al jefe, y desearás haber colaborado como se debe!

 Por supuesto, aquella para nada disimulada reacción gritaba a los aires "soy una de una familia yakuza", aunque por tus conocimientos generales de la ciudad y de la gente importante sabías que la familia Nobunaga no era una mafia como tal, sino que era le resultado de que un empresario multimillonario decidiese hacerse con algo de poder en la ciudad.

-¡Hey! ¿Estás bien? -le llamó, inmediata y naturalmente mientras se acercaba- ¿Ese zopenco te echó también? Hace rato nos corrió también, que sujeto amargado.

Habló con aire empático, poniendo las manos en la cintura.

-Estábamos dando vueltas por aquí pensando en como devolverle la cortesía, pero no esperaba que fuese costumbre el ser un grosero.

Ni hablar de que entendía a simple vista que el grosero debería ser el sujeto que tenía en frente, pero esta era una buena chance de sujetar una vía directa a gente interesante. De momento, eligió actuar de modo coloquial y casual, como aledaña plaga menor a la sociedad. Lamentablemente, o no tanto, Keitaro tendría que seguirle el juego en esta.

 -¿Eh? -inicialmente el chico voltearía a ver con desconfianza y molestia, pero al verte acercarte acabaría chasqueando la lengua. -. Sí, es un idiota: ¡no sabes con quién te metes! -gritaría de vuelta a la puerta, dándole otra patada.

 Lo que comentabas llamaría la atención de aquel hombre, que te miraría un tanto confundido por unos segundos antes de que despertases su curiosidad.

 -Ohhh, así que buscan venganza: excelente, le entro -aseguraría de inmediato, básicamente sin pensarlo.

 Para ser una jugada salida de la nada, Keitaro debía admitir que se te dio bien convencer a aquel sujeto para que confiase en ustedes: tu carisma natural era algo que nadie podía negar, para bien o para mal, y es que no se te dificultó en absoluto meterte en los intereses de aquel individuo.

 -Antes mencionaste a los Nobunaga... ¿Trabajas para ellos? -preguntaría tu acompañante, mostrándose curioso por la forma en la que el rubio anunciaba pertenecer a uno de los grupos más adinerados de la ciudad.

 -¿Qué? Oh, ¡sí! Me uní hace una semana: ¡Soy un amigo cercano del jefe! Bueno, mi padre lo es, ¡pero el punto es que ya soy un miembro reconocido con autoridad para encender fuego este maldito local! -motivación no le faltaba al hombre, eso estaba claro. -. ¿Qué tal si los llevo a nuestro escondite para que conozcan al jefe? ¡Seguramente él tenga una buena idea para hacer saber a este idiota que no debería causarnos problemas!

-¡Eso suena mejor que tirar piedras por sus ventanas!

Sora no puso ni un gramo de dificultad en que pudiera tropezar el razonamiento de ese sujeto, no fuera que hubieran segundas reflexiones de eso. No era fanática de andar vagando por la calle en toda honestidad si no era en un día de compras o similar. De hecho, no era muy fan tampoco de esta clase de búsqueda de encuentra y trae asignada a todos, pero estaba tratando de tener algo de buena voluntad antes de retornar a buscar ella misma formas para sus fines.

-Si, cualquier sitio suena mejor que este tiradero, vamos.

 -¿Verdad que sí?

 Sin tener ni una sola sospecha visible, el chico empezó a guiarlos por aquellas oscuras calles, caminando con naturalidad sin preocuparse de la imagen que podían dar en un sitio como ese. Si viesen a alguien como él acompañado por dos personas cubiertas cualquiera sospecharía que algo tramaban, pero era la esencia de ese tipo de sitios: todos tramaban algo.

 Fue de ese modo como acabaron llegando a un callejón oscuro donde el hombre, en un acto caballeroso, les abriría la puerta hacia el interior de lo que debía ser la guarida de su grupo, ubicada tras un viejo local que debía ser más una fachada que otra cosa.

 Si bien el ambiente no cambiaba mucho en el interior a como era afuera, por dentro se podía respirar un aire mucho más directo a... peligro. Nada más entrar, podrían ver varias cajas apiladas en los rincones, un par de ellas ligeramente abiertas dejando asomar los cañones de varias armas ligeras. Por supuesto, el sitio no se encontraba desocupado en absoluto, siendo que en el sitio se encontraban presentes varios hombres con aspecto similar a la del sujeto que los llevó allí: cicatrices, ropas un tanto llamativas, aspectos de matones en general... Contando al guía, eran un total de seis matones, un par de ellos teriomorfos, sin tener en cuenta a un hombre sentado junto a un escritorio, mirando en esos momentos a otra persona que estaba atada a una silla a unos pasos de él, con una bolsa en la cabeza.

 El hombre en cuestión era visiblemente mayor que el matón rubio, con una notable cicatriz en el rostro, ojeras, restos de barba y bigote, y tatuajes asomando de la abertura de su camisa. También cabía mencionar que usaba unas gafas de tonos oscuros, pese a que en aquel sitio no había mucha luz.

 -¡Jefe! ¡Mire lo que he traído! ¡Este par quiere unirse para darle su merecido al viejo del restaurante! -anunciaría motivado el chico.

 -Hablas del viejo Kenshiro, ¿no? -preguntaría el hombre, antes de levantarse de su silla y caminar hacia vuestro guía, tomándolo entonces del cuello de la camisa para levantarlo con relativa facilidad, clavándole una mirada de ira. -. Lo se, idiota: acaba de llamar para quejarse del desastre que estabas montando. Te permití unirte a la familia porque tu padre es un hombre de confianza, pero como sigas causando alborotos en nombre de nosotros tendrás que pagar por ellos tu mismo.

 El que parecía ser el jefe terminaría soltando al rubio, quién ahora era victima de una mezcla de nervios y preocupación por haberse dado cuenta del error que había cometido: no tenías duda de que era el tipo de sujeto que no tenía idea de como funcionaba realmente aquel mundo.

 -En cuanto a ustedes... Lamento lo que les haya dicho este idiota. Como compensación por las molestias, ¿puedo ayudarlos en algo...? -a diferencia de su subordinado, el jefe parecía tener más respeto y orgullo, asemejándose a la imagen que tenía cierto público general de la Yakuza.

 -Hmph... -por su parte, Keitaro decidiría dejar que hablases tú mientras miraba el ambiente de alrededor. El rubio había dicho que formaba parte de la familia Nobunaga, pero aquel sitio parecía más la guarida de una mafia relativamente pequeña que el hogar de un multimillonario.

-Actualmente, si.

El tono vino sorprendiendo a Keitaro, al haber abandonado el timbre barriobajero y más sencillo que había adoptado antes. Era seguro y elegante, el tono que transmitía que estaba exactamente dónde quería estar. Por lo demás, tomó nota de los detalles del entorno. Le daba algo de penilla por la persona en el asiento, y le hizo preguntarse si así es como sus padres imaginaban que habían sido estos años para ella. "Seguramente," pensarían, "luego de todos estos años le ha lavado completamente el cerebro. Nuestra hija no es así." Decidió en ese momento que si venía al caso, dejarles creer eso era lo mejor para la salud mental de ambos.

-Este encuentro es más que afortunado. ¡Veo que tiene un mercado! Y yo tengo un comprador a quien le interesa un mercado abierto. ¡Incluso yo misma podría hacer una compra si encuentro productos de interés! -puso las manos en la espalda con tranquila mesura- Supongo que no tiene una tarjeta de negocios, pero un nombre sería bueno para empezar una relación comercial. Es algo temprano, pero tendría interés en encontrar a alguien de la familia principal eventualmente en este día, pero por supuesto para eso tendremos que entendernos primero.

Miró alrededor un momento. Se aseguró de seguir un curso de sugerencias lógicas, pero no ser demasiado demandante... aún.

-Soy firme creyente de que la hospitalidad allana cualquier clase de conversación. ¿Podría pedir que continuemos hablando en un sitio más privado?

  -Anda, que conveniente -pesé a cómo terminaron así, el hombre sabía corresponder tu positividad, viendo una oportunidad de negocios en aquella visita. -. De ser así, estaré más que dispuesto a hacerte una oferta tras escuchar lo que necesitan.

 Naturalmente, aquella petición de hablar en un sitio más privado la encontraría sabía y lógica, dándose cuenta de que eras alguien con mínima experiencia en esos asuntos.

 -Tenemos una sala de interrogatorios: pensaba llevarme a este para allá, pero supongo que podemos usarla antes para charlar... -explicaría el jefe mirado de reojo al hombre atado en la silla, momentos antes de presentarse. -. Soy Kioshiro Nobunaka, y tengo el presentimiento de que será un placer hacer negocios con ustedes.

 El enarcamiento de ceja de Keitaro ante la presentación del jefe seria notable, preguntándose si fue un error suyo al escuchar o del hombre al presentarse, o tal vez fue otro accidente que se sumaba a la lista de aquel subordinado rubio al hablar de su grupo... De momento, no parecía querer darle vueltas al asunto ahora que tendrían una oportunidad de hablar con un jefe, fuese o no quién pensaron que era.

 De ese modo, Nobunaka los acompañaría por una puerta que conectaba a un pequeño pasillo que acababa en una sala sacada de una película de terror: una mesa metálica, una silla, una bombilla con un tenue y restos de sangre seca por el lugar. Solo faltaban herramientas de tortura y tendrían la sala completa...

 -Hmph... -luego de ser el primero en entrar, el hombre apagaría y encendería la luz un par de veces hasta que está tomó un brillo más adecuado, yendo entonces a tomar asiento en la única silla. -. Muy bien, me gustaría escuchar que es lo que tienen en mente... Pero antes también querría ver correspondida la muestra de hospitalidad conociendo sus rostros...

-Tenía en mente algo más hospitalario...oh, bueno.

Hubo un suspiro de resignación, y luego un gesto con la mano quitándole importancia. Reconocía la amenaza implícita de que aquello podía ir bastante mal si aquel jefe no escuchaba algo que le agradaba, y aunque siempre estaba la opción de salir de forma menos gentil, realmente le producía pereza sin fin la idea.

Escuchó las peticiones, ambas razonables. Una podía cumplirse fácilmente, la otra...haría lo mejor posible para poner a Gabriel en buena luz, pero realmente en ese punto y con los antecedentes de ayer y hoy no tenía demasiado a su favor yendo por él. Era alguien con algo de poder y algo de ambición, pero literalmente estaba enviando a otros a conseguir todo lo que necesitaba. Quería ser optimista, de que no terminaría irritada por haber perdido el tiempo. Esperaba que en los próximos días, actualmente pudiera ganar algo de lealtad real si es que había algo que lo inspirara.

-Muy bien. -dijo con sencillez, y removió la capucha- Mi nombre es Sora Himeko. Últimamente estoy siendo algo popular, así que quizá haya oído una cosa o dos por ahí.

Esbozó una pequeña sonrisa.

-Quisiera creer que no se le ocurrirán ideas chistosas, escuché que este sitio es serio con su línea de suministros y comercio y realmente me fastidiaría tener que reiniciar la búsqueda.

Por supuesto que no había escuchado algo así, pero improvisar era parte de su anterior oficio. De hecho, un idol es también un actor musical, unos pasos extras del actor estándar.

 -Entenderás que no puedo invitar a cualquier persona a mi casa cuando ni siquiera hemos negociado... Tal vez en otra ocasión podamos planear una reunión más adecuada -opinaría el hombre, consciente de que no era el mejor sitio para hacer una charla de negocios, pero también consciente de el tipo de personas que había en esas calles.

 Una vez en el sitio de "reuniones", el hombre esperaría expectante a que cumpliesen su petición de presentarse tal como él hizo antes para promover un poco la confianza en aquel inesperado encuentro.

 -Yo soy Nakamura Keitaro, soy su acompañante -seria la presentación del chico tras quitarse también la capucha.

 -Mght... Mght... -asentiría un par de veces el jefe. -. Tienes una fama considerable, sí... No me esperaba encontrarme a una ex-idol en un sitio como este -afirmaría, escuchando entonces lo que esperabas de aquel encuentro. -. Me halaga saber que tenemos buena fama, pese a que a veces tengo que lidiar con trabajadores como el que los trajo hasta aquí... Entonces, ¿buscan armas? ¿Equipamiento específico tal vez? Dependiendo del número y las especificaciones, así como la fidelidad de solo tratar conmigo y no con la competencia, podríamos llegar a un acuerdo generoso para ambas partes.

-Primero que todo, abrir el mercado. En estos días he hecho algunos amigos y estos son varios, y todos ellos tienen pocos sitios a los que recurrir. Sería bueno tener una sucursal donde hacer compras.

Pensó un momento.

-¿Un acuerdo de exclusividad? Suena razonable. Mientras esta casa pueda proveerlo, se comprará de aquí. Sobre qué buscamos...

Excelente pregunta.

-¿...hay un inventario o lista de servicios o son más bien adaptables a las peticiones? Armas puedo confirmar que si, y equipamiento especial asequible este grupo nutrido tendrá peticiones variadas. Ahora que pienso...Kei-kun, tienes alguna petición en especial? Es un buen momento para probar el alcance del inventario, consideralo como una salida de compras enfocada en ti.

 -Mientras paguen tendrán disponibilidad total a nuestros productos: es así como funciona el mercado -aseguraría el hombre, asintiendo satisfecho cuando aceptaste lo del acuerdo de exclusividad, escuchando entonces como parecía tratar con la representante de un grupo variopinto: no era algo extraño teniendo en cuenta la sociedad de poderes en la que vivían, donde todos tenían distintas capacidades y necesidades, siendo que en esas cosas generalmente era tratar cada caso como uno específico y no grupal. -. Nos dedicamos más a las ventas de armas que otras cosas, pero siempre puedo hacer de intermediario para conseguirles equipos mediante otros contactos, asegurándoles la calidad, por supuesto.

 -En mi caso, todo tipo de arma me viene bien, pero no puedo cargar con todo encima al mismo tiempo: me gustaría tener el equipamiento más versátil que puedan conseguir, que me permita cambiar entre un enfoque letal y no-letal... Tal vez armas de fuego con distintas municiones -comentaría el chico teniendo en cuenta lo que le comentaste en su momento de buscarle algo para que no recurriese siempre a armamento letal.

 -Tienes pinta de asesino... Te vendrían bien armas que se oculten en la ropa, como cuchillas en los zapatos y esas cosas. No creo que sea complicado de conseguir, el armamento oculto suele ser abundante en el mercado, aunque tendré que hablar con algunos amigos para ver si pueden fabricar una pistola con esas características... -el hombre no ocultaba el hecho de que no tenía seguridad al 100% de poder conseguirles lo que pudieran pedirle, pero al menos tenía voluntad de hacer lo posible por conseguirlo. -. ¿Qué hay de ti? Por las noticias tengo entendido que tu quirk es un poco... destructivo. ¿Qué puede necesitar alguien como tú?

-¡Hm! -bueno, en el final del día tenía una profesión bastante rentable, no es nada difícil creer de buenas primeras que puedo pagar muchas cosas. Qué puedo, pero si gasto de más deberé excusarme con el abuelo.

Los ojos cambiaron a una mirada complacida. El quirk de su abuelo le precedía, y aunque de más pequeña siempre le había acomplejado esto, por ese entonces podía sentir algo de orgullo al respecto.

-Ciertamente, he sido bendecida con un quirk poderoso y altamente destructivo. Lo malo es que lo es tanto que pocas cosas lo resisten. Lamentablemente el material que se usa para muchos dones relacionados a fuego o calor no es suficiente. Estaría interesada en un material apto para soportar al menos 1500 grados.

Pensó un momento y levantó un dedo con aire inquisitivo.

-Pero de ser posible, no debe ser metálico en sus componentes, o la mayoría de ellos. Es solo un capricho que sea así, por supuesto. -cerró los ojos, contenta- En los próximos días volveré para ver cómo van estos encargos y seguramente traiga a más compañía para que hagan sus propias compras. Las cosas están yendo bastante afablemente...dejaré caer como muestra de buena fe adicional que este grupo comenzará a moverse mucho, muy pronto. Esto significa ¡habrán muchas compras! Y más aún. Después de todo, está por sucederse un cambio de poderes en la ciudad, y otras cosas grandilocuentes.

Puso ambas manos en la espalda.

-Por ahora, quizá sería bueno establecer un punto de venta usual para visitar. ¿Quizá intercambiar información de contacto? -sugirió esto, intrigada. Una vía abierta de comercio y unas compras casuales. Su humor mejoraba por momentos.

 -Generalmente los héroes hacen trajes hechos a partir de su cabello: sí tu cuerpo es capaz de resistir tus temperaturas, crear equipo a partir de él seria lo más inteligente -opinaría el hombre, acariciándose la barbilla con tono pensativo antes de meter una mano en su bolsillo para sacar su teléfono y empezar a ojear unos viejos mensajes, aún prestándote atención y siguiendo la conversación. -. Suena que tienen un gran proyecto en mente, uno de esos que el gobierno suele cortar de raíz sin dejar ver la luz del sol... Una locura completamente -diría con sinceridad mientras levantaba la vista hacia ti, sin desear ofender tus motivaciones pero siendo realista con la experiencia que tenía en esas cosas.

 En todo caso, parecía que una buena relación de comercio podía salir de todo aquello, por lo que el hombre se puso finalmente en pie tras guardar su teléfono cuando hablaste de darse un medio de contacto.

 -Por supuesto: solo dame un momento...

 Volteando entonces momentáneamente hacia a un lado, se quitaría las gafas para dejarlas sobre la mesa junto a él, y tras girarse nuevamente clavaría su mirada directamente en tus ojos.

[Slave Eyes]

 En un instante, sentirías como tu cuerpo era golpeado por una corriente eléctrica a la vez que tu mente se nublaba. Los ojos anteriormente cubiertos por las gafas de aquel hombre resultaban tener un patrón de estrella en ellos, mismo que durante unos instantes pudiste percatarte de como se dibujaba ahora en los tuyos.

 -¡Sora! -de inmediato, Keitaro intentaría lanzarse por aquel hombre, sacando un cuchillo para arremeter sin demora, pero inconscientemente tu cuerpo se movería para ponerse en medio mientras aún procesabas todo.

 -Es inútil: mi quirk tiene una tasa de efectividad del 100% durante los primeros segundos -explicaría el jefe, suspirando pesadamente. -. Debo decir que la oferta fue tentadora, pero no tengo seguridad de que un sueño tonto de cambiar la ciudad sea un negocio rentable, a diferencia de la recompensa que alguien puso por entregarte con vida...

 En ese momento, la puerta del pasillo se abriría de golpe permitiendo la entrada a varios de los hombres que esperaban afuera, todos armados con ametralladoras y apuntando de inmediato a ambos.

 -Pórtense bien y esperen a que venga la persona que puso la recompensa: no tengo idea de quién pudo haber ofrecido tanto dinero por ti, ni siquiera la ley recurre a esos medios de mercenarios... -comentaría el hombre, nuevamente acariciándose la barbilla.

 En todo caso, habiendo pasado ya varios segundos desde que empezó el efecto del quirk del hombre pudiste recuperar parte de tu cordura, al menos la suficiente para ser consciente de que estabas bajo los efectos de una especie de hipnosis... *

Sora reaccionó...sorprendentemente de forma inmediata, muy para sorpresa del sujeto. Se sintió aflojando el cuerpo por un segundo eterno, en el que se planteó que tanto esperaba viniendo con una buena actitud a un sitio peligroso como ese. Apretó los dientes.

Puedo ser aterradora también. Esto no ha terminado.

Dio un paso lateral para que estuviera en el punto medio entre ella y la entrada, y había extendido una mano hacia adelante y arriba. Por supuesto, debido a la diferencia de altura no iba a suceder nada similar a que le levantara del cuello, y tampoco era alguien así de fuerte. Pero, no lo necesitaba.

-...y creí qué actualmente iría sin problemas. Que decepción... -el tono continuaba siendo afable, pero ahora mismo había peligrosidad intrínseca. La palma se sentía cálida por momentos.- Creo que necesito hablar con alguien de mayor rango que pueda apreciar que algo de dinero ahora no se compara a regulares en compras. Ahora, Kioshiro-kun.

La mano, relativamente pequeña, se apretó levemente. Estar enfadada le ayudaba a comprometerse en su papel. Y realmente se estaba esmerando en el mismo. A pesar de la cordialidad, había peligro tras cada una de sus palabras.

-Si tan siquiera bajas mas de un milímetro la vista para tratar eso de nuevo, vamos a descubrir las maravillas de 1500 grados de energía solar a quemarropa sobre piel humana. Te aseguro que cáncer de esófago será la menor de tus preocupaciones.

Dijo aquellas horribles sin que le temblara el pulso. Habían pocas opciones, y había sido afrentada de esa forma. No había lugar para ser gentil, debía redoblar la apuesta.

-Y ahorrate amenazarme con Keitaro, tu mismo apreciaste correctamente que clase de profesión puede tener. Me disgustaría que lo hirieran, y esto se transmitiría directamente a cuanto calor emita. Por ahora, Kei-kun va a cerrar la puerta, y me tratarás de convencer con halagadoras ofertas de por qué debería continuar en negociaciones con esta casa.

 La expresión de sorpresa de Kioshiro no podría ser más notable cuando fuiste capaz de liberarte de su quirk casi de inmediato. Sería un gesto del que de percatarian también sus hombres, quienes centrarían sus armas hacia ti preparados para atacar, pero ante la inevitable amenaza de poder quedar hecho polvo sería el propio jefe quien cerraría los ojos a la vez que alzaba las manos en gesto de rendición.

 -El precio de la recompensa empieza a tener sentido... -aseguraria el hombre antes de bajar lentamente una mano a la mesa para buscar sus gafas y colocarselas. Al abrir los ojos, estos ya no poseían el patrón de estrellas.

 Tal como indicaste, Keitaro echaría a los hombres del jefe de la sala, no sin antes quitarles las ametralladoras para luego cerrar la puerta, dejándoles nuevamente en privacidad.

 -Estoy pensando en un trato que pueda salvar mi cuello, pero tengo una duda... ¿Por qué piensas que hay un superior sobre mi? -preguntaría Nobunaka.

 -Tu subordinado decía que era subordinado de Nobunaga, y tu no pareces un multimillonario excéntrico -responderia Keitario luego de acercarse, llevando una ametralladora alrededor del cuerpo con la correa y la otra en una mano.

 -¡Ese idiota...! -estaba claro que aquel rubio solo sumaba dolores de cabeza al jefe. - Pues no, no somos un grupo super reconocido: mi familia tiene cierto estatus en las calles, pero somos una mafia a la que le  gusta pasar desapercibida. Menos problemas, ¿saben...? -pese a todo, era consciente de que debía decir algo de interés pronto si no quería ser carbonizado, por lo que tras meditar añadiría. - Realmente fui sincero con las propuestas de antes... Da igual si no me dan su exclusividad, pero mis limites estan en conseguir contactos a traves de los cuales conseguir lo que necesiten... Suponiendo que eso ya no les interesa, ¿que tal una lista con mis contactos de confianza? Así podrán hacer ustedes mismos los acuerdos sin que piensen que yo me estoy quedando algo.

-No creerías las presiones de oficio que enfrentan los idol de Japón.

Sora escuchó y suspiró, nuevamente.

-Ya veo, nombres mezclados con un poco de alcohol o idiotez de por medio. Aún decepcionante...pero, los contactos son algo inesperadamente eficiente. -ladeó la cabeza levemente- Eso hará para un comienzo, Kei-kun tomará los datos de tu teléfono o libreta personal, es muy eficiente. Incidentalmente, ¿quién es el sujeto secuestrado de la otra habitación? ¿Otro "rescate"?

 -Algo así... -respondería antes de sacar lentamente su teléfono para entregarlo a Keitaro, quién empezaría a registrar de forma impecable, leyendo y anotando en su propio teléfono para luego pasarlo a otra lista con más calma. -. Desde hace unas semanas ha estado apareciendo por estas calles, totalmente perdido y sin recuerdos de haber estado antes aquí. Poco después aparece una recompensa para entregarlo con vida, y básicamente competimos entre todos por capturarlo y ver quién se queda el pago. Honestamente no entiendo quién pagaría tanto por alguien para dejarlo salir nuevamente con tanta facilidad: o es genial escapando, o su dueño no se preocupa en absoluto por lo que le pase realmente...

 De forma inesperada, el ruido de la puerta siendo forcejeada llamaría vuestra atención hacia el pasillo, incluyendo la del jefe. Keitaro inmediatamente apuntaría su ametralladora, segundos antes de que la puerta fuese abierta gentilmente luego de que alguien hubiese trucado la cerradura desde el otro lado.

 -¡Espera, espera! -pediría rápidamente Nobunaka para evitar que decidieses acabar con él allí mismo.

 Seria un hombre de cabello largo y ojeras quién abriría la puerta, vistiendo una camiseta y pantalones cómodos de bajo costo, los mismos que utilizaba la persona que anteriormente estaba en una silla con la bolsa en la cabeza.

 -¿Qué rayos...? -por supuesto, Keitaro deduciría quién era, y por eso le resultaría extraño que ahora estuviese libre siendo capaz incluso de abrir la puerta casi en un instante.

 -¡Q-Quieto! -gritarían varios de los hombres en la otra sala, apuntando con sus armas al secuestrado tal como hacía Keitaro desde vuestro lado.

 -¿¡Qué diablos hicieron!? -gritaría Nobunaka, con su paciencia puesta a prueba nuevamente por su subordinados.

 -¡Se libero solo! ¡Solo le quitamos el ojo de encima un rato y de pronto estaba forzando la puerta con unas ganzuas! -explicaría alguno de los matones.

 -¿¡Y por qué rayos no lo detienen!?

 -¡Señor, él dice ser...!

 ¡Hanzo Nobunaga!

 -Mátame, por favor... -pediría el jefe en voz baja, antes de chasquer los dientes. -. ¿¡Como es esa mierda de que eres uno de los hijos de Nobunaga así de pronto!? ¡Antes no recordabas ni tu nombre!

 -Dejen de gritar... -pediría Hanzo, llevándose una mano a la cabeza posible producto de migraña. El hombre no parecía preocupado en lo absoluto de su situación actual...

La palma se calentó levemente más, pero solo un poco, prestando atención a la nueva escena.

-Que mal, que mal, tienes costumbre de tratar de cobrar rescate de gente que no puedes manejar -observo con aire intrigado a la nueva persona, pero se dirigió al mafioso- No me gustaría ser tu mañana. Hmmm...

Sora miró a Hanzo por un largo momento, y luego sonrió.

-Un rostro atractivo siempre mejora el día aunque sea un poco. Cómo ves, estábamos teniendo un problema o dos con esta persona. -su tono se mostró interesado, y sin perder un nervio preguntó:- ¿Te agradaría ir por una bebida de preferencia y un postre luego de que estos asuntos estén finiquitados?