Partida Rol por web

 Luego de prepararse partirían con algunas horas de anticipación hacia la ciudad donde se encontraba el banco objetivo. Una vez allí, observarían desde sitios seguros a la espera de que terminasen de pasar las horas, encontrándose ahora en la azotea de un establecimiento de dos pisos ubicado en diagonal al banco, siendo que podían tener una buena vista de la gente que entraba y salía.

 -Muy bien... Repasemos el plan -propondría Sayomi mientras terminaba de fumar un cigarro.

 Mientras seguían en la guarida Gabriel les ayudó a planificar como realizar el golpe arriesgándose lo menos posible: la clave era ser rápidos y directos, entrando y tomando todo para salir antes de que pudiese llegar algún héroe.

 Inicialmente, debían evitar que los trabajadores cerca de la zona de atención al cliente pudiesen accionar las alarmas, y sin saber exactamente cuales estarían en que sitio debían estar preparados para detenerlos de una forma u otra: de estar muy juntos Sayomi aseguraba ser capaz de detenerlos un tiempo para darles tiempo a alejarlos de allí, pero si estaban más separados habría que usar otro medio.

 Las probabilidades de que uno de los guardias tuviese un quirk problemático eran muy bajas, pero aún así Gabriel insistía en intentar dejar fuera de combate a todos tan pronto como pudiesen: nuevamente se presentaba el caso de que dependería de que tan juntos estuviesen, pero si su información no era errónea estarían divididos en pequeños grupos que podrían enfrentar uno tras otro de manera controlada.

 También debían identificar a la persona con las claves de la caja fuerte y conseguir que la abriese.

 Cumpliendo todos esos pasos, solo era cuestión de usar las bolsas del propio banco para tomar todo el dinero posible y huir, para lo que Gabriel recomendaba que Sayomi robase un auto estacionado, cosa que hizo mucho antes para tenerlo ya preparado cerca del sitio del golpe: parecía que los conocimientos de la mujer no se limitaban solo a la medicina.

Estando con Gabriel, Aoi no dudaría en recalcarle de nuevo la necesidad de que Kurai estuviera en esta misión y no en la otra por obvias razones. Su Quirk era el indicado para esta misión, no habría una sola falla gracias a ella y la eficiencia era lo que se buscaba después de todo. No discutiría, simplemente sería un apunte antes de seguir escuchando lo que tuvieran que decir Gabriel y Sayomi. 

-Bien, creo que podría intentar alejar a los guardias uno a uno de la zona de atención al cliente, si los separamos el tiempo suficiente como para combatirlos de uno en uno, será todo un éxito.  

Sería entonces cuando centraría su vista en Sayomi.

-Jess ha dicho que puede comer cualquier cosa y así la usa. ¿Eso... incluye objetos físicos no comestibles? No quiero introducirle en la boca objetos dañinos a una niña, la verdad. Aunque sería importante que fuera preparada, como... con una red, un cuchillo o balas por poner ejemplos.

Por su parte, el día anterior no tuvo tiempo para recogerlo ya que lo estaban reparando en una tiendita de barrio pero con el tiempo que tenían en el día de hoy pudo ir a por su pequeño tanque de agua portátil, no muy grande, del tamaño de una mochila y bien camuflado por lo que pasaba inadvertido.
Volvió con el tanque y sonrió a Sayomi y Jess. -Ya estoy listo, tengo el agua, la pistola y el cuchillo.  Todo en orden. ¿vosotras? 

Mientras que Sayomi quería repasar el plan, yo la escuchaba sentada en el suelo mientras me miraba los pies moviéndolos de un lado a otro sincronizados. El plan era entrar, coger e irnos muy muy muy rápidos... así al menos era como mi mente había resumido todo el plan, ignorando los detalles que realmente poco entendería en ese momento... Como por ejemplo porque Aoi insistía tanto en que Kurai era buena elección para la misión y porque no venía. También sabía que había mucha gente que quería que no cogiéramos el dinero, y había alguien que nos tenía que abrir la caja donde se guardaba. ¡Y que tendríamos que huir en un coche muy chulo que Sayomi me dijo que se encontró! ¡Que suerte que se lo encontrase!

También miraría con curiosidad esa mochila rara que llevaba Aoi -¡Aoi tener cuchara-mochila lleva-agua!- esa fue mi reacción al verla por primera vez, mirándolo con curiosidad -¡Jess ser niña buena y comer todo! ¡Verduras incluidas!- respondería a Aoi cuando él respondía si podía comer "objetos físicos no comestibles"... aunque realmente de esas cuatro palabras solo conociera el significado de dos de ellas. Me levantaría del suelo -¡Jess preparada! Decir que hacer Jess y Jess hacer... ¿Jess deber bailar?- diría y preguntaría con una sonrisa... ¡Yo haría lo que ellos me dijeran para que la mision saliera poyotasticamente bien!

 -Podría funcionar, aunque no debemos tardarnos mucho en eso o sospecharán: todos los guardias de un banco no dejarían sus puestos uno tras otros sin decir nada... -opinaría la científica, escuchando entonces las dudas de Aoi sobre el poder de la niña. -. El quirk de Jess se compone de dos partes: una le permite masticar lo que sea para poder tragarlo, y la otra le permite que su cuerpo se transforme según lo que consumió. El problema está en que comer muchas cosas le cae mal, pero según come algo con frecuencia su cuerpo se adapta y puede usar sus efectos sin la necesidad de comer el objeto de nuevo: precisamente, ella ya es capaz de usar una pistola sin tener que comer una, además de las capacidades de un par de animales...

 La reacción de Jess haría que Sayomi le dejase un par de palmadas sobre la cabeza, con una expresión neutra mientras terminaban de repasar los detalles.

 -Yo también llevo una pistola con silenciador, y Jess en sí misma es un arma viviente. Esperaré afuera para evitarnos problemas si alguien me reconoce: saca a los guardias, Aoi, y yo me encargaré de ellos, luego entraré a apoyarlos.

 Con el plan establecido, bajarían de aquella azotea por las escaleras y se dirigirían al banco para poner en marcha el golpe.

 Tal como había comentado, Sayomi se quedaría afuera para no ser vista por la gente de adentro, siendo que ustedes podrían observar ya en el interior a 3 personas tras la barra de atención al cliente, 2 de ellas ocupadas con un par de personas haciendo procedimientos bancarios a través de las ventanillas.

 El recibidor se encontraba dividido por un muro de 3 metros donde se encontraban las ventanillas de atención al cliente, siendo a un lateral donde se ubicaba una puerta que permitía a los trabajadores entrar y salir. De vuestro lado podían ver a dos vigilantes con pistolas en sus cinturones, sentados junto a la puerta del muro mientras charlaban cómodamente y sin preocupaciones dando por hecho que seria otra noche tranquila. Si las indicaciones de Gabriel eran correctas, al otro lado del muro debían haber un par de salas más así como un pasillo que llevase a la caja fuerte, donde seguramente habrían otro par de vigilantes.

Si Sayomi decía que el plan podía funcionar... ¡Es que entonces teníamos plan! ¡Wiiiii! -Hmmm... ¿Poder lanzar circulito números?- preguntaría sacando de mi bolsillo... una moneda que me encontré por ahí, aunque no tuviera ni idea de que era -¡Jess poder lanzar circulito! Jess siempre recoger circulitos ver por calle... ¡Guardias seguro querer recoger circulitos tambien! ¿Jess tener razón?- diría y preguntaría sonriendo... No se, ese creo que era el mayor aporte que podía dar al plan... ¡Yo haría lo que me dijeran!

Escucharía como la doctora describiría mi poder... ¡Ella lo explica mucho mejor que yo! Sabiendo muchas palabras que yo no conocía o que seguía aprendiendo. Pero también me sorprendió que la doctora se lo dijera así... ¡Ella siempre me ha dicho que no debía decir mi poder a la gente! Aunque supongo que será porque Aoi es amigo. Cuando ella terminase de describir mi poder, sonreiría gustosa cuando me dio un par de palmaditas, y yo asentiría feliz -¡Si! ¡Jess poder usar pistola! ¡Bang, bang!- diría haciendo el gesto con el dedo apuntando a Aoi... aunque obviamente sin tener nada aún en mis manos. Aunque miraría a Sayomi -¿Pero Jess donde usar pistolas? Gente vieja casa decir Jess solo poder hacer bang bang a círculos rojiblancos y papel pintado- también eso dejaba ver que aunque sabía que era una pistola... No es que la hubiese usado antes salvo en objetivos estáticos.

Asentiría a lo que dijo Sayomi, acompañando a Aoi cogida de su mano si él me dejaba irando el interior... ¡Cuantas pistolas tenían esa gente! Entonces miraría a Aoi -¡Jess ayudar Aoi! ¿Necesitar Jess hacer algo... Bailar?- preguntaría a Aoi completamente a su disposición.

 Si el quirk de Jess era tal como lo describía la doctora, era cuanto menos interesante y... poderoso, dependiendo esencialmente de cuanto pudiese resistir la niña antes de sufrir los efectos secundarios.

 -Es una buena idea, pero creo que ahora debemos usar otro método para asegurarnos de que salga bien -diría a la pequeña en un intento de no menospreciar su iniciativa de dar ideas, pero siendo realista en cuanto a que era una terrible idea...

 Aoi soltaría una pequeña risa al ver a Jess apuntarle de esa forma, escuchando entonces como mencionaba de su "vieja casa", dirigiendo de forma disimulada una mirada a la doctora esperando ver algo que le confirmase los pensamientos que pasaban por su cabeza. Con el desconocimiento que tenía Jess del mundo daba por hecho que creció bajo el control de alguien o algo, ¿pero exactamente con qué fin...?

 -Hmph... Claro, ¿por qué no? -luego de acompañar a Jess al interior tomando su mano, le bastarían unos segundos para estudiar la situación y crear un plan de acción para hacerse cargo de los oficiales, un plan donde Jess realmente podía ser de utilidad con una de sus ideas. -. ¿Ves a ese señor de allá? ¡Baila para él para que no te quite los ojos de encima! -le motivaría, señalando entonces a uno de los dos vigilantes junto a la puerta del muro.

 Por su parte, Aoi empezaría a hacer uso de su quirk sacando de su mochila unos finos hilos que se desplazarían de forma casi imperceptible hacia el otro oficial, coordinando su ataque para conectarse a sus extremidades y a la vez cerrarle la boca, todo con el fin de hacerle caminar fuera de allí...

 Escuchar a Jess hablar de la gente de su viejo hogar haría poner mala cara a Sayomi mientras ignoraba la mirada de Aoi: el chico podía pensar lo que quisiera, pues una cosa era hablarle del quirk de la niña para poder coordinarse y otra hablar de su pasado...

 -Dentro habrá gente que querrá pararnos... Si ves que alguien nos quiere hacer daño, imagina que es uno de esos círculos roji-blancos o un papel pintado -le indicaría la científica antes de que se separasen para poner en marcha el plan.

 Una vez dentro del banco, los hilos de Aoi se conectarían a su objetivo antes de que este, sin ser capaz de poner la resistencia suficiente para que su compañero se percatase de que algo pasaba, se pusiese en pie y empezase a caminar hacia la salida.

 -Oye, ¿pasa algo? -preguntaría el otro hombre, confundido por la repentina salida de su amigo, siendo que se pondría en pie seguramente con intenciones de seguirle.

 Mientras tanto, uno de los clientes acababa de solventar sus asuntos con el banco, emprendiendo también su salida reduciendo así aún más el número de personas presentes.

 El caso es que Aoi podría sacar al guardia del banco con sus hilos, sintiendo al poco tiempo de enviarlo a un callejón cercano como estos se tensaban indicándole que el objetivo había caído inconsciente, seguramente gracias a Sayomi.

 -¡Oye! -gritaría entonces el guardia que quedó atrás, esperando recibir una respuesta de su compañero, antes de empezar a caminar a la salida con expresión de desconfianza.

Estaba funcionando, sus hilos conectaron correctamente con el hombre, llevándolo hacia la esquina para que Sayomi pudiera acabar con el. En cuanto sintió sus hilos tensarse, los desató de su primera víctima pues no dudaría en ir a por el segundo guardia. A toda costa debía evitar que este avisara a sus compañeros de algún modo.

Si todo iba bien, los hilos se engancharían sobre el guardia y este sencillamente haría un gesto desenfadado con sus manos antes de ir hacia su compañero, en completo silencio. Ahora solo restaba que Sayomi de nuevo hiciera su magia y se habrían librado de los dos guardias principales, solo faltaba librarse de los trabajadores y de los clientes que restaban... De manera pacífica pues eran ciudadanos, no tenían nada que ver con ellos. 

Asentiría sin tomarme para nada mal que dijera que mi idea de la moneda era mejor no usarla... Mejor, ¡así me la sigo quedando para mi! Escucharía a la doctora decirme que la gente que quería detenernos y hacernos daño, tenía que imaginármelo como una diana -¡Vale, Jess hacer Doc Sayomi decir!- diría sonriendo obviamente desconociendo las implicaciones de dispararle a alguien... aunque sin duda en este momento, aquello sería mejor.

Entraría de la mano con él, mirando con curiosidad el lugar sorprendida -¡Guauuu...!- exclamaría sorprendida de ver el sitio... Antes de atender a Aoi y sonreír -¡Bailar, si! ¡Jess intentar todos mirar!- así es como le entendí yo... ¡que todos me mirasen a mi, no solo el guardia!

Es por eso que me coloqué en medio del banco a la vista de todos mientras Aoi haría lo suyo... ¡Y yo haría lo mío! Empezaría a bailar sin música ni contexto, pero con muchísimas ganas y con muchísima diversión tarareando para mi misma... Y también con ilusión. ¡Estoy ayudando bailando, estoy ayudando bailando, soy útil, wiiiiiii!

Es por eso que aunque fuera divertido, trataría también de bailar lo más en serio y bien que podía hacerlo, siendo que convertiría el banco en mi pista de baile para que todos disfrutasen de mi danza mientras Aoi hacía lo suyo.

 Si bien en su momento el guardia tenía sospechas de que algo pasaba, fue muy tarde cuando se dio cuenta de que los hilos le habían rodeado y ahora se habían conectado a su cuerpo, siendo inútil el forcejeo mientras era llevado en silencio hacia el exterior.

 Generalmente, al ver que ambos guardias salían los trabajadores le darían importancia, preguntándose que había provocado que dejasen sus puestos de esa forma, pero en ese instante apareció algo que llamaría más la atención de todos los presentes: Jess.

 El bailecito improvisado y tarareado por la pequeña haría que todos los ojos se posasen en ella, e incluso no era exagerado decir que las cámaras convenientemente se giraron a mirarla.

 -¡Qué monada! -diría uno de los trabajadores libres.

 Ciertamente, el plan de distracción había funcionado exitosamente, al punto de que varios de los presentes incluso sacaron sus teléfonos para grabar a la pequeña: generalmente observaría a su acompañante para confirmar que podían hacer eso, siendo el más cercano Aoi, pero con tal actuación el chico básicamente pasó a ser invisible a ojos del resto, al igual que lo era aquella puerta hacia el otro lado de la sala ahora desprotegida por la ausencia de guardias.

 De vuestro lado solo quedaba un cliente, siendo que los tres trabajadores continuaban observando desde el otro lado de sus escritorios, con sonrisas provocadas por la linda y a la vez cómica que resultaba ser Jess en ese momento.

Magnífico, en el momento en que sintió como de nuevo se tensaban sus hilos los deshizo pues sabía que su compañera habría logrado su cometido. Ahora solo faltaba... No, no faltaba nada. Cuando miró hacia la zona de los clientes y los mostradores, Jess estaba marcándose un baile espectacular que por poco lo deja embobado a el también. Se escabulló así como pudo hacia Sayomi para comprobar que los guardias estaban bien fritos en el punto ciego de las cámaras y no dudó en pillar todas las pertenencias posibles de estos como los walkis, las pistolas taser, porras etc*** para guardar todo lo que pudiera en su mochila, bolsillos y donde fuera también para Sayomi. Sería útil en el futuro. -Vamos, hay que darse prisa mientras baila, ha dejado un hueco perfecto para poder pasar sin ser vistos por nadie. Queda un cliente cerca pero también está embelesado con Jess, hay que aprovecharlo. 

Dicho esto, avanzó intentando pasar lo más desapercibido que pudo entre la gente como si se tratase de un cliente más que pasaba por allí. Esperando el momento perfecto para ir hacia el interior del lugar, no sin antes hacerle a Jess unas señas mientras escondía en una de las plantas decorativas uno de los walkis para ella después de calibrar ambos en un canal diferente al de los otros guardias (Es algo que se hace super rápido).

  Mientras Jess continuaba distrayendo al público con su grandioso baile, Aoi aprovecharía de ir a reunirse con la científica luego de haber quitado del camino a ambos vigilantes, haciéndose con un generoso botín formado por los walkis de ambos, un par de pistolas de fuego aún con su munición, y una única tarjeta de acceso que debería servir para moverse por la mayor parte del banco.

 La mujer seguiría al chico de vuelta al interior del sitio, sorprendida de lo bien que se le daba a Jess llamar la atención para que nadie les prestase atención mientras avanzaban hacia la puerta y pasaban al otro lado.

 -No, no me sorprende en absoluto... -recapacitó.

 No había dudas de que estabas haciendo un excelente trabajo, siendo que aparte de notar que Aoi dejaba un aparato en una maceta también podrías percatarte de un asentimiento por parte de Sayomi: ¡Eso era como una felicitación silenciosa!

 En todo caso, aquella danza improvisada lograría mantener a las personas embobadas en ti por un buen rato, al menos el suficiente para que tus compañeros se perdiesen al otro lado de la sala en cuestión de un corto minuto, tiempo tras el cual un hombre se uniría al banco.

 Vestía con un traje negro de esos de empresario, con corbata también negra y una camisa gris debajo. Sus rasgos más característicos definitivamente era su cabello bi-color, de unos flequillos rojos por delante mientras el resto caía recogido en una coleta negra hacia atrás. Adicionalmente, sus ojos también eran poseedores de unas iris color ruby.

 -Anda, esto si es una sorpresa -comentaría el hombre al ser una niña bailando lo primero que se encuentra al llegar al banco: y no solo eso, sino la atención que todos tenían sobre ella. -. ¡Excelente baile, pequeña ¿Cómo te llamas? -decidiría sacarte conversación, agachándose para estar más a tu altura mientras te dedicaba una agradable sonrisa.

 Luego de adelantarse hacia el pasillo tras la zona de atención, saltando la seguridad gracias a la tarjeta de los guardias, harían un par de cruces antes de llegar a la sala donde se encontraba la caja fuerte. Junto a ella habían dos guardias un tanto más atentos que los anteriores, aunque estos seguían buscando la comodidad al estar sentados mientras hablaban, siendo que en esa misma sala se encontraban otros trabajadores en computadoras encargándose de todos los movimientos y procedimientos bancarios, esencialmente asegurándose de que todo funcionase como debía. A diferencia de antes, desde la puerta podían ver que había bastante más gente adentro...

 -Tienes 10 segundos: sin los guardias interponiéndose, podremos sacarle fácilmente al resto la clave para la caja fuerte -te indicaría la doctora, esperando tu confirmación antes de ambos hacer su entrada.

 Nada más abrir las puertas, todos voltearon a mirar, incluidos los guardias que rápidamente se levantarían mientras llevaban las manos a sus armas.

 -¡Alto allí! ¿¡Quienes...!?

 Pero antes de que aquel hombre pudiese terminar de hablar, Sayomi extendería una mano hacia él a la vez que sus ojos liberaban un destello rojizo: en un instante, ambos hombres quedaron paralizados en la nada, cubiertos de una especie de aura difuminada que les hacía parecer detenidos en el tiempo. La mujer no les quitaría la mirada de encima...

Entraron muy fácil gracias a las distracciones de Jess y la tarjeta., lo que les dio vía libre durante un corto tiempo para poder revisar bien el lugar y trazar un nuevo plan de acción. La mujer tenía claro lo que debían hacer y el también, ambos asintieron y se dejaron ver para que comenzara la acción. Del tanque de su mochila, comenzó a salir todo el agua que rodeó completamente a uno de los guardias indefensos y desprotegidos mientras se abalanzaba con su cuchillo contra el otro. Tener a esta mujer al lado podía serle muy útil en el fondo pues la prisión acuática era una trampa mortal si Sayomi paralizaba y dejaba expuestas a las víctimas de la misma aunque por desgracia parecía que en un primer momento no había sido muy efectiva, esperaba que la prisión siguiera haciendo su trabajo como debía.

Sin duda, el ver que la doctora me asintiera felicitándome en silencio... ¡fue una cosa que me animó mucho más a bailar tarareando con aún más ganas! La gente se me quedaba mirando muy feliz de verme, lo cual me hacía también feliz a mi mientras continuaba bailando con ritmo y sin contexto... ¡Y por eso seguía haciéndolo! Además porque tampoco me dijeron cuanto tiempo debía de quedarme bailando... ¡Así que me quedaría todo lo que necesitara!

Entonces, entraría un hombre curioso en el lugar... Que para mi sorpresa, se acercaría a mi mientras yo continuaba bailando sin descanso -¡Gracias!- agradecería entre tarareos feliz cuando me dijo que mi baile era excelente, sonriendo contenta sin detenerme de bailar -¡Guau, tener pelo colorines!- exclamaría sorprendida y de forma inocente al ver que tenía el pelo de más de un color... ¡Que interesante! -¡Jess!- respondería al hombre cuando me preguntase mi nombre.

 Los guardias tendrían poco que hacer ante esa rápida coordinación de ambos, siendo uno de ellos aprisionado por la prisión de agua mientras el otro era alcanzado casi de forma letal por el cuchillo, pero no seria hasta que Sayomi desefundase su pistola con la otra mano que ambos hombres encontrarían fin a sus vidas siendo rematados por un disparo a cada uno.

 Los gritos de los trabajadores empezaron a llenar la sala, momentos antes de que los ojos de la científica dejasen de emitir ese brillo rojizo y los cuerpos de los guardias cayesen al suelo nuevamente afectados por el movimiento.

 -¡El código de la caja! ¡Rápido! -exigiría la mujer a gritos, mientras todos los trabajadores se mantenían con las manos en alto presos del nerviosismo y el temor.

 Rápidamente, de entre todos los trabajadores seria un hombre quién saldría de su puesto de trabajo.

 -¡Por favor, no lastimen a más nadie! ¡Y-Yo soy el que tiene el código! -revelaría antes de tragar saliva, señalando el tablero junto a la gran puerta. -. El código es... Mght... 7...

 -¡RÁPIDO! -le gritaría Sayomi.

 -¡7-6-7-4-1-2-1...!

 El hombre apenas habría acabado de soltar el código antes de que una nueva bala saliese del arma de Sayomi, atravesándole la cabeza y haciendo que el pánico se desatase por completo en el sitio, siendo que varios de los trabajadores empezarían a correr fuera del lugar de forma descontrolada, entre gritos de terror y auxilio, mientras otros se quedaban pegados a sus sitios incapaces de moverse, esencialmente porque tú aún tenías un cuchillo, poderes de agua y a Sayomi con una pistola y excelente puntería.

 -Hace rato le vi presionar el botón de alarma... -te explicaría entonces la científica para excusar su asesinato frío, acercándose entonces al panel para introducir el código y así abrir la bóveda.

 El interior era una única sala cuyas paredes eran ocupadas en su totalidad por varios cajones metálicos, todos ellos repletos de dinero. Así mismo, en medio de todo había un gran cubo formado por los billetes sobre una carretilla, seguramente recién transportados al banco, así como también varios sacos a medio vaciar. En ese sitio debía haber dinero más que suficiente para mantener a una gran familia por meses...

 -No tenemos mucho tiempo antes de que llegue algún héroe: ve llenando todas las bolsas que puedas, Jess nos ayudará a sacarlas -dado que era obvio que su distracción afuera no serviría mucho más, te pediría el radio para poder hablar a Jess a través de él. -. Jess, ven aquí.

 El hombre reiría un poco por el comentario que soltaste sobre su cabello, antes de asentir un par de veces luego de escuchar como te presentabas mientras continuabas bailando.

 -Qué linda eres, Jess, pero creo que deberías dejar de bailar e irte a un lugar seguro: verás, aquí entre nosotros... Vengo a asaltar este banco -declararía.

 Seria entonces que las personas que te veían bailar volverían a la realidad al prestar atención a las palabras del hombre. Todos se miraron entre ellos intentando verificar que nadie había escuchado mal, pero no seria necesario cuando los gritos de auxilio empezaron a venir desde el fondo: muchos trabajadores del sitio empezarían a salir corriendo desde el pasillo al otro lado del muro, poniendo en alarma a todos y haciendo que empezasen a correr descontroladamente en busca de la salida, mientras otros se tiraban al piso presos del pánico.

 -¡Vaya! No pensé que eso fuese tan... efectivo -diría sinceramente impactado por como una simple declaración había hecho vaciar un banco: lo más extraño en definitiva era que no había aparecido ningún guardia a detenerle, lo que seria lo normal. -. Oh, rayos: ¿acaso vine cuando había otro atraco...?

 Si bien no sabías exactamente que era lo que Aoi había dejado en la maceta hace varios minutos, al menos serias capaz de prestarle atención cuando te percataste de un ruido proveniendo de la radio.

 Jess, ven aquí.

 Desde otra parte del banco, Sayomi te llamaba.

 -¿Te llaman a ti? -preguntaría el pelirrojo, viéndote con curiosidad. -. Acaso... ¿Formas parte de todo esto...? ¡Oye! ¡Eso es genial! -opinaría con una amplia sonrisa. -. Nunca es demasiado pronto para empezar con estas cosas.

Pronto la prisión de agua se deshizo ya que Sayomi no dudó un segundo en atravesarlos con balas. Sonrió levemente ante la eficiencia de la mujer antes de correr hacia la caja fuerte pues sabía bien su papel en ese momento, apuntando con su propia pistola en una mano y con el cuchillo en el otro mientras su compañera trabajaba. 

¡7-6-7-4-1-2-1...!

Bingo, Sayomi abrió la caja y el comenzó a llenar las dos bolsas con asa que eficientemente la mujer había traído dobladas hasta el lugar. No tuvo miramientos ni lo colocó ordenado pues no había tiempo. Decidió que lo más inteligente era vaciar una sola carretilla y no intentar abarcar más de toda la bóveda que veía. Así pues, se puso dos de las bolsas cruzadas una a cada lado. Tomó dos de los sacos y el resto lo llevó en el carro para que Sayomi cogiera casi todo lo que quedaba, dejándole a Jess una bolsa para que pudiera ayudar ya que los adultos iban bien cargados con todo. -Adelante vámonos rápido. No tienes que excusarte, es el trabajo. Han pasado 5 minutos, diría que estamos a cinco más de ser rodeados. Fue lo único que dijo, la mirada fría de Aoi en esos momentos distaba mucho de la amabilidad y sonrisa que tenía la primera vez que cruzaron alguna palabra. 

Le lanzó el walki para que esta contactara con Jess, quien esperaba que actuase rápido, gracias a la avalancha de gente que huía del sitio, la niña tendría carta blanca para pasar hacia el interior.

Lo único que no le gustaba de aquello era que se habían expuesto completamente, eso le provocaría muchos quebraderos de cabeza ya que era la primera vez que sería captado haciendo el mal y alguien seguiría vivo para contarlo.

No dudó en correr junto con Sayomi y Jess en cuanto llegara, sabiendo que el coche les esperaba en un lugar apartado de la entrada, yendo por un pasillo secundario que conectaba con el parking desde el cual descargaban el dinero que transportaban al banco tal y como se había estipulado en el plan inicial.

Sonreiría cuando el hombre me llamó linda -¡Gracias! ¿Como llamar tu?- preguntaría con una sonrisa amable en mi rostro mientras que continuaba bailando y distrayendo a la gente, aunque me sorprendería que me dijera que dejase de bailar -¿Porque? ¡Yo deber bailar!- le preguntaría y le diría, pues me habían dicho que bailase y lo haría... antes de que dijera que él había venido a asaltar el banco... ¡Yo también había venido a eso!

Entonces vería como toda la gente empezaba a gritar, con sonidos viniendo de donde mi madre y Aoi estaban, para luego ver como todo el mundo del banco acababa escapando para salir. ¡Vaya, hubo gente que se cayó al suelo! Así que aunque se que me dijeron que no dejase de bailar, me moví bailando para ayudar a alguno que se había caído para que pudieran correr fuera... ¡A lo mejor es que fuera hay algo muy chulo y si se quedan tirados en el suelo se lo pueden perder!

Ya cuando nos habíamos quedado ese hombre y yo a solas, escucharía lo sorprendido que estaba mientras yo continuaba bailando sin parar -¿Que ser "efetivo"?- preguntaría al hombre antes de que preguntase si había venido cuando había otro atraco, junto a la llamada que escuchaba de esa radio -¡Guau, mando con palo hablar como Doc!- me sorprendería cuando escuchase el walkie-talkie hablarme como mi mami... ¡Quizás eso significaba que mami me llamaba!

Miraría al hombre -¡Si, banco ser asaltado ahora! ¡Yo deber bailar para todos mirar Jess!- diría sonriendo al hombre respondiéndole a sus preguntas sin problema y con una sonrisa -¡Si, ser genial, Jess divertir bailar!- le diría pareciéndome un hombre muy amable... ¡Seguro si él había venido a atracar el banco como nosotros, nos podría ayudar! Dejaría de bailar ya que esa cajita me había dicho que fuera y entonces tomaría de la mano al hombre sonriéndole con amabilidad -¡Pelo colorines venir Jess, todos poder ayudar asaltar banco y ser amigos!- le diría al hombre sonriendo inocentemente llevándomelo de la mano a donde estaba la doctora y Aoi, aunque cogiendo por el camino el walkie-talkie que hablaba como la doctora.