Partida Rol por web

 Luego de una larga noche, pudiste descansar como un roble en la comodidad de tu cama, y tu para nada humilde habitación. Los rayos de sol se filtraban a través de la persiana, momentos antes de que de forma poco gentil estas fuesen abiertas de golpe bañándote con una suave caricia solar en toda la cara y el cuerpo. Al abrir los ojos, distinguirías la silueta de aquel que anoche dormía contigo ahora en pie, vistiendo su uniforme de mayordomo mientras acercaba a la cama un carrito con el desayuno.

 - Buenos días, Sora - te despertaría con una expresión neutral.

 En el carrito habían varias bandejas que aún tapadas no eran capaces de contener el agradable olor a comida recién preparada por manos hábiles y excelentes ingredientes.

 - Himeko-sama aún no despierta, y Gabriel nos dio el día libre - explicaría entonces enseñando su teléfono, donde efectivamente había un mensaje del líder diciendo que no era necesario que volviesen ese mismo día, mismo que también podrías encontrar en tu propio teléfono: luego de lo del hospital, lo mejor era no moverse mucho por un tiempo ante el público. -. Supongo que no hay planes para hoy.

Sora gruñó un poco con el súbito despertar.

-Muy generoso de Gabriel. Me hubiera gustado quedarme hasta tarde si no hay planes...

Se sentó en la cama y se estiró.

-Ah, sabes que regularmente prefiero ejercitar antes del desayuno, pero no puedo negarme a ser consentida. -suspiró- De acuerdo.

Calzó unas pantuflas mullidas y se acercó a la mesa, para el desayuno. La habitación era en extremo cuidada y delicada, muebles de madera suave, general estetica rosa, telas y tules que se agitaban a las mínimas perturbaciones de aire. Todo daba un ambiente bastante de fábula, y se había mantenido así desde que era pequeña. En otra vida lo habría decorado con toda clase de todos vibrantes y vistas excéntricas, pero esa estética era la elegida por su abuelo, y reconocía todo el amor en verle como algo a guardar entre sedas y mullidez. Así que no tenía problemas en conservarla.

-¿Cómo está el clima hoy? Si está demasiado frío, por favor cierra la terraza de cristal y climatizala, tomaré sol tras terminar aquí.

 - Te hubiera dejado dormir hasta tarde, pero Battler insistió: dice que despertarse tarde es el comienzo a que una chica termine con una habitación llena de posters de juegos y chicos de promociones.

 Keitaro iría destapando los distintos platillos, revelando un desayuno completo y balanceado más que abundante, aunque seguramente incomible para la mayor parte de las personas vivas sobre la tierra teniendo en cuenta la cantidad casi exagerada de picante que se había utilizado para condimentar todo: el simple vapor que emanaba la comida caliente haría llorar a los no experimentados.

 - La tormenta de anoche trajo consigo bastante humedad, por lo que hoy será un día caluroso y soleado. Si despierta pronto, tal vez Himeko-sama aproveche para acompañarte - dicho eso, continuaría sirviendo una bebida caliente para acompañar el desayuno. -. Los sirvientes vendrán luego por los platos: yo iré a preparar la terraza.

 De ese modo, Sora podría disfrutar de un hogareño desayuno distinto al banquete que ella misma se había dado la noche anterior: el estar en su casa lo hacía todo un poco más cómodo, y empezar un día libre con el sol radiante también era para alegrarse.

 Cuando estuviese lista, Sora encontraría en la terraza todo preparado por su chico para que tome el sol: varios muebles para tumbarse, una mesita con snacks varios, revistas para entretenerse, una selección de inciensos para ambientar... Y por supuesto, al propio Keitaro, esperando que llegase la chica para dar el visto bueno.

 - ¿Quieres que te traiga algo más? - por supuesto, no pedir nada ahora no significaba que no pudiese hacerlo luego: lujos de gente con mayordomos.

-Estoy bien por ahora, gracias. -replicó esto en mejor humor, ya sintiendo el calor de la luz natural- Estaré aquí un rato, no espero nada particularmente estresante hoy.

Se estiró levemente, y decidió retomar el sueño de la levantada temprano, al menos brevemente.

-Oh si, la portátil y ese pendrive por favor, debe estar sobre la mesilla de cama. -cerró los ojos y esperó, en general en una suerte la meditación para prepararse para lo que podía haber...o no. En el peor caso sería algo relativamente decepcionante, pero estaba preparada.

 - Iré por ellos.

 De ese modo, la chica podría disfrutar de varios minutos de paz bajo el sol mientras el chico iba y venía, regresando con lo que le había pedido y entregándoselo antes de apartarse un poco: aún no perdía la costumbre de actuar como mayordomo en la mansión, y es que pese a su relación como pareja el chico siempre se consideraría sirviente personal de Sora, o más bien su guardián...

 Al colocar el pendrive con el chip de memoria en la laptop y explorar su contenido no encontraría más que unos pocos documentos, fotos, y una única grabación.

Para Eclipse.mp4

 Okey, okey... ¿Ya comenzaste a grabar?

 Nada más iniciar el video, se podían ver las calles nocturnas de la ciudad desde un callejón, donde Bedivere estaba siendo grabado por un teléfono o cámara.

 Vale, pues... No tengo mucho tiempo antes de regresar, así que iré al punto: desconozco los detalles del caso "King's Fall". Entiendo que fue el detonante para que un héroe muy prometedor se volviese uno de los villanos más temibles de sus tiempos, pero para ese entonces yo apenas era un enano.

 Los registros hablan vagamente de un par de mujer que estaban investigando a seguridad pública, y luego ya no se supo más de ellas... Definitivamente tuvimos algo que ver, pero hasta yo estoy privado de acceso a la verdad de ese asunto. La única persona que podría decir algo no puede ser otra que la propia responsable de hacerse cargo del "problema", pero mi predecesora se encuentra actualmente en Tártaro. Sí de alguna manera logras entrar ahí y reunirte con el resto de reclusos, caso que veo casi imposible, debes buscar a Morgan le Fay: ella podría darte las respuestas que buscas...

 Respecto a los documentos, estos eran archivos corrompidos que hablaban de la investigación que llevaba a cabo la abuela de Sora: obviamente, todos estaban censurados y modificados para que no hubiese registro de lo que investigaba, pero lo que parecía en perfecto estado eran las fotos de la persona que Bedivere mencionaba en la grabación.

 Morgan le Fay, antigua heroína de seguridad pública y actualmente villana prisionera en el Tártaro. A ojos del público nunca fue el tipo de heroína en la alguien querría convertirse, teniendo más aires de anti-héroe que otra cosa, pero al final era respaldada por aquella organización que sabías le brindaba los recursos y tapaderas para hacer el trabajo que nadie más podía hacer...

¿Y tu que estás haciendo, Bedi-san?

Con el clip claramente dirigido hacia ella, había...detalles que le incomodaban. Parecía estar contando con que lo encontrara, por lo cual sabía de alguna forma de sus intenciones. Pero hablaba como si estuviera en contra de alguna forma de Seguridad Pública.

Entonces...¿qué hacía eso allí? Si esas personas tenían posesión de esto, lo habían descubierto de alguna forma, y le extrañaba que no estuviera "silenciado" fuera en Tártaro o de forma más permanente. Y si habían dejado eso allí específicamente para que lo encontrara, ¿por qué? ¿por qué no se habían protegido mejor si le esperaban con otra gente? Dudaba que irse con sus sujetos de prueba, personal y con estrellar la isla fuese un precio razonable a pagar para que lo encontrara.

Tras ver la imagen de la villana, aparte de apreciar la belleza helada que mostraba, se quedó pensativa y confundida con todo aquello. Debía darle vueltas cuidadosamente y tratar de comprender. Por muy cabeza de aire que pareciera, usualmente no le apetecía caminar directo a una trampa. Y más una del riesgo de ir a ese sitio.

Cerró el portátil de momento, y luego de dejarlo en la mesilla, sus ojos también, meditando todo aquello bajo el sol.

 Luego de analizar el contenido del chip y tener tantas conclusiones como dudas, los minutos pasarían mientras la chica disfrutaba del sol de la mañana, hasta que la puerta de la azotea nuevamente seria abierta seguida de los pasos pesados de un gran hombre.

 - ¿¡Donde está mi nieta favorita!? - diría con entusiasmo luego de entrar, vistiendo una bata roja que rápidamente se soltaría para dejarla caer hacia atrás, revelando ir en traje de baño debajo preparado para disfrutar también del sol.

 Aquel señor de cabellos blancos y figura musculosa no era otro que Mordred, conocido por sus cercanos como Himeko Noritaka, y más precisamente por Sora como "abuelo" así como otros motes cariñosos. Para alguien de su edad, presumía de un físico saludable y atlético, en el que también se presentaban algunas cicatrices que hablaban de sus tiempos de actividad como villano, siendo la más resaltable aquella que le había dejado tuerto de un ojo poco antes de su retiro.

 Detrás de él venía otro señor de edad avanzada, quién como parte de su trabajo atraparía la bata de Noritaka: Nakamura Akasaka, el Battler original de la mansión y secuaz del caballero solar durante su etapa de actividad. Fue este mayordomo quién también adoptó a Keitaro, haciéndose cargo de educarlo y entrenarlo para ser un guardián digno de la familia Himeko.

 Por su parte, Keitaro saludaría a su superior y al dueño de la casa con una educada reverencia, mientras Akasaka iba a colocarse junto a él dejando a Noritaka ir a por Sora.

 - Keitaro nos dijo que te metiste en algo grande: mira que entrar en esos líos... ¡Este viejo ya no puede aguantar tantas preocupaciones! ¡Ha, ha, ha! - bromearía mientras pasaba a tumbarse en una reposera junto a la ex-idol.

-¡Abuelo! ¡Te ves como si pudieras con un ejército de algún país por tu cuenta, y aún no me puse a hablar de tu Quirk! -se colgó momentáneamente del cuello tras ponerse de pie, antes de dejarle ir. Si había una persona con la que se aniñara más, era con él. Después de todo a ambos les gustaba esa dinámica. Conservando el tono loco de contento, saludo al asistente del señor de la casa- ¡Buenos días, Akasaka!

-¡Todavía debes decirme cómo fue tu cita con la señora Delacroix! 

Puso ambas manos en la cintura, exigiendo respuestas, para luego hacer un gesto con la mano quitando la seriedad a lo demás.

-Kei-kun se preocupa mucho, pero no ha sido la gran cosa de momento. Al menos hasta hoy algo más temprano. Actualmente ando dando vueltas con un grupo de pandilleros con aspiraciones a crimen organizado, pero siento que están más perdidos que yo así que no estoy segura de querer sumarme a cargar con otros. No son desagradables cuánto menos, así que estoy tratando de no juzgar tan rápido.

 - Oye, compararme contra el ejercito de un país es injusto... ¡Para ellos! - reiría a carcajadas por el comentario mientras correspondía el gesto rodeando a la chica con sus brazos. Al igual que le sucedía a ella con él, acompañarla hacía salir su lado más relajado y agradable: las personas de la ciudad nunca podrían imaginar a Mordred como el dulce abuelo que realmente era.

 - Buenos días, Himeko-san - si bien como jefe de mayordomos era riguroso como ningún otro, al haber estado ahí durante el crecimiento de la chica en la mansión se ganaría el derecho de llamarla por un honorífico de más confianza, sin llegar a usar su nombre de pila como sí hacía con su abuelo.

 Por otro lado, la sonrisa radiante del hombre se congelaría durante unos instantes cuando Sora decidió indagar sobre su encuentro con la señora que le consiguió por internet, viéndola adoptar esa pose y mirada que le hacían temer como se pondría la chica para sacarle información y motivarle a cosas.

 - No estuvo mal, pero necesitamos vernos más tiempo para ir enserio... Entiendo que los jóvenes de ahora se vuelven pareja de un día a otro... - que realmente no era así, pero entre que no interactuaba mucho con otros jóvenes y la forma en la que Sora anunció su relación con Keitaro... - Pero en mis tiempos nos tomábamos las cosas con más calma... ¡Prometo que seguiré con esto esta vez! Es una mujer muy agradable, he, he... - reiría con un tanto de nerviosismo al final.

 Entonces, Noritaka escucharía con atención lo que tenía que decir sobre el grupo con el que había participado recientemente. El hombre se acariciaría la barba con aire reflexivo mientras asentía cada tanto, entendiendo a lo que la chica se refería y  apoyándola en su forma de actuar.

 - Muchos grupos grandes salen de donde uno menos se lo espera...

 - Sí me permiten opinar... - interrumpiría Battler I, acercándose un poco pero sin ponerse en medio directamente, esperando que ambos volteasen para continuar hablando. -. Deduzco que la razón por la que Himeko-san considera la idea de apoyar al grupo es porque sus objetivos son similares, o directamente enlazados con los suyos... Si la organización es el mayor problema, ¿por qué no intentar guiarlos por un mejor camino? Tomar el puesto de líder suena un poco extremista, pero no dudo que Himeko-san cuenta con las habilidades sociales para conseguir información y persuadir los movimientos del grupo a uno que considere más seguros... Seria como aprovechar los recursos de la manera más eficaz.

 Tras escucharlo, Noritaka alzaría las cejas a la vez que lo señalaba con un puño y pulgar.

 - Tiene un buen punto... - no era un misterio que, durante su época de villano activo, Battler I era el principal consejero de Mordred. -. ¡Pero no nos comamos la cabeza con esas cosas ahora! En unos días es el cumpleaños de mi nieta favorita, ¿¡A que no tienes idea de lo que te pienso regalar!? - así de pronto, el hombre volvería a esa amplia sonrisa de emoción.

-Haha, no me gusta la idea porque el sujeto que está al mando se está esforzando en lo que hace. Además, si eso había decidido moverme por mi cuenta. Es nuestro tema personal, después de todo. No tengo interés en imponer mis metas a las de otros...no por ahora, cuanto menos, heh...

Se frotó la nuca, quizá debería apuntar a ello de forma más despiadada, pero realmente no tenía cabeza para ello ahora, lo mejor que podía hacer era el reciente acto asumido si eso, para evitar que le tomaran demasiado el pelo.

-¿Regalo?...¿¡Finalmente arreglarás la instalación de una piscina de lava!? -preguntó esto de forma pícara. Era muy complicado como le había explicado varias veces, pero nunca perdía tiempo de preguntar. Por lo demás, se apartó casualmente para zambullirse en la piscina climatizada con agua cálida, y emergió tras unos momentos quitándose el cabello del rostro con un suspiro satisfecho.

-¿Tienes algo que hacer hoy? Si tienes un tiempo, quizá podríamos ver una película juntos hoy.

 - Así como lo dices suena a que es un buen sujeto - opinaría el hombre con una leve sonrisa, entendiendo que alguien como Sora quisiese dar una oportunidad a los intentos sinceros del líder antes de considerar si valía la pena molestarse en tomar el mando. -. Antiguamente yo también pertenecí a un grupo antes de trabajar solo: aún a día de hoy mantengo cierto contacto con ellos por los viejos tiempos... Ciertamente depender de uno mismo suele ser lo mejor, después de todo nuestro quirk no es el más compatible para preocuparse de tener gente importante cerca, pero ya en casa y lejos de las batallas siempre es bueno tener a alguien con quién hablar - diría con sutil nostalgia, antes de negar con la cabeza y dejar los temas serios de lado, sacando el asunto del regalo que, con la reacción de Sora, sacaría una carcajada al abuelo. -. ¡Oye, oye! Eso tomaría al menos tres regalos... Pero nunca he dicho que no la haría, ¿no? - sembrada la duda, él permanecería tumbado bajo la comodidad del sol mientras la chica iba a """refrescarse""", siendo que su pregunta le haría voltear ligeramente el rostro hacia atrás para que su mayordomo le confirmase lo que iba a decir. -. En general tengo el día libre... Hasta la noche, ¿correcto? - Nakamura asentiría, momento en el que Noritaka volvería a acomodarse en la tumbona. -. Hablando de estar en contacto, voy a reunirme con unos viejos amigos... ¡Pero soy tuyo hasta entonces! Puedo apartar un cine para que vayamos y tener una tarde de películas: ¿Qué te parece?

-¡Me encanta la idea! Iba a sugerir algo con la sala de películas pero las vistas y sonidos de cine son siempre superiores. ¡Y no hay como las palomitas de un cine!

​​​​​​Sora se hundió un momento para emerger en el centro de un flotador con aspecto y forma de dona, dejándose flotar a gusto mientras movía los pies con suavidad, desplazándose lento por la alberca.

-No te preocupes sobre mis andadas. Solo desearía que hubiese tenido cuidado con su primer encargo, pero esa está en mí por no tener más cuidado. Ya te contaré de camino, pero no te enfades demasiado. ¡Si algo, me sirvió para practicar ser más "profesional". Temo que no soy particularmente intimidante si me muestro de forma corriente, heh...

Se veía bastante entusiasta con toda la idea, probablemente fuera a secuestrar del tiempo de su abuelo un poco más con alguna cena afuera y alguna otra actividad que surgiera en el momento.

 - Siempre podemos usar la sala de películas, ¡pero hay que aprovechar la ocasión y disfrutar el día en grande! ¡Ha, ha, ha! - era evidente que Noritaka era el tipo de abuelo que consentía de toda manera posible a su nieta, siendo que no por nada la chica tenía esa libertad de darse lo que ella quisiese sin pensar en los costes: a lo largo de su vida Mordred fue incapaz muchas veces de decirle "no" cada vez que le pedía algo. -. No puedo enfadarme contigo... ¡En todo caso lo haría con ese sujeto que te envía descuidadamente a hacer encargos! Pero suena a que solo empezó con mal pie y que puede ser alguien bastante relevante - concluiría antes de continuar disfrutando del sol, dejando a Sora disfrutar sola de las cálidas aguas.

 Pasadas unas pocas horas de arreglos, se encontrarían ya en la sala del cine: generalmente bastaría con reservar toda la sala para gozar de privacidad y no tener inconvenientes por sus identidades, pero Mordred como siempre quiso tomar algunas precauciones y acabó rentando todo el cine... Así mismo, junto a sus asientos habían cantidades absurdas de palomitas, refrescos y dulces, de los cuales Keitaro había tomado un poco antes de sentarse en las primeras filas, alejado de ambos pero presente por si necesitaban algo.

 - Okey, ¿Qué quieres ver esta vez? - preguntaría el hombre con entusiasmo, siendo que al haber rentado todo el cine tenían control sobre que película se reproduciría en esa sala... El poder del dinero.

Tras una larga selección de bocadillos, dónde finalmente eligió básicamente todo en tamaño grande, se pensó un momento largo la pregunta recibida, y fue de vuelta a recuerdos de estrenos recientes.

-¡La del póster colorido! -replicó, contenta- La nueva versión del Color que Cayó del Cielo! Adoro al actor.

Estaba sugiriendo una película de terror. Era temprano para la misma, pero se sentía en el humor como para ello. Pero antes que nada, se puso de pie y llamó por Keitaro.

-¡Kei-kun! ¿Por qué tan lejos? Eres mi novio, y tengo dos asientos justo a mi lado, de los cuales uno no está ocupado más que por mi abrigo. -y con esto, Sora quitó la chaqueta del sitio, mirando al chico expectante- ¡Vamos!

Meditó un momento, y bajo la voz para volver a hablar a su abuelo.

-Oh, ayer tuve una cita. Hoy es para nosotros, pero en otra ocasión quizá fuera encantador algo así. -buscó en su celular, para mostrarle la foto de ayer que había mandado a la inesperada compañía para la cena- Se veía contento de variar la rutina.

 - ¿E-Enserio? ¿Tan temprano una de terror...? Esta bien... -  claramente el abuelo no iba a negarle sus deseos de ver la nueva versión de aquella película, e incluso si la chica le comentaba de ver otra él se negaría e insistiría en ver esa que ya había propuesto... Pero en el fondo Noritaka no era alguien de películas de terror: cualquiera pensaría que el caballero solar Mordred era alguien implacable que no tenía miedo a nada, pero su nieta sabía bien que era un señor sensible para algunas cosas. -. ¡Bah! ¡Qué mas da! ¡Vamos a verla! - asentiría con seguridad, siendo que tampoco era de los que se echaban para atrás.

 Por su parte, Keitaro había actuado por costumbre como trabajador dada la presencia de Noritaka, pero bastaría el llamado de Sora para que el chico se levantase de su asiento y fuese a acompañarla en el otro asiento a su lado, todo mientras ella le contaba sobre lo sucedido la noche anterior.

 - Ha, ha... Parece que lo pasaron bien: No te habrá encantado únicamente por su rostro, ¿no? - comentaría bromista antes de llevarse un buen bocado de palomitas a la boca antes de que siquiera empezase la película.

 - Ya le había propuesto lo de la cita antes de conocerlo - aclararía Keitaro quién para entonces ya se había acercado para sentarse, provocando que la sonrisa del abuelo se tiñese ligeramente de preocupación.

 - Sora-chan... - como alguien de mente abierta, Noritaka aceptaba que la chica se buscase varias parejas si eso era lo que hacía feliz su corazón, pero era consciente de que tenía un "pequeño" problema de caer fácilmente ante el encanto masculino...

-Mucho entra por los ojos inicialmente -replicó sencillamente- Pero si no hay sustancia tras ello, pierdo interés rápidamente. Sin embargo, este chico al menos resultó intrigante. ¡Parece que es alguien de otra familia importante!

Hizo memoria.

-Nobunaga. De búsquedas en internet me salen o noticias aburridas o acusaciones de corrupción desacreditadas. Parece que tienen una reputación bastante movida a diferencia de nosotros.

Notó el tono precavido y replicó al mismo con una mirada audaz, sonriente.

-Yo solo ofrezco la posibilidad a quien me interesa. Quizá sean solo citas casuales y encantadoras, con toda su diversión. Quizá algo más. Si en el final del día decido ir más allá y la persona puede aceptar mi forma de ser, eso es eso.

 - Que uses que su familia sea importante para justificar que te haya encantado su aspecto no lo hace mejor... - aseguraría el hombre, sabiendo perfectamente que Sora realmente no era TAN interesada como parecía algunas veces... Pero caía muy rápido con ciertas cosas...

 Pero sus preocupaciones tomarían un tono distinto cuando la chica hizo memoria y mencionó el apellido de su cita, siendo que tras sus declaraciones Sora podría notar como el semblante de Noritaka se había oscurecido ligeramente, con una mirada seria puesta sobre ella antes de apoyar una mano en su hombro, sujetándola con suavidad pero firmeza.

 - ¿Te relacionaste con un Nobunaga...? - no se escuchaba molesto, no podía estarlo con ella, pero era evidente que no era algo que le agradase. -. Son más que simples corruptos, pequeña... Tienen gran influencia desde las sombras en todo el país, y la usan únicamente para darse sus caprichos. Su linaje ha estado lleno de monstruos, pero ninguno como el padre actual de la familia: Red Sun amenaza con acabar con todo en un instante, pero la existencia de su quirk siembra en las personas el temor de ser sometidos a un sufrimiento eterno...

 Dada la conversación, Keitaro prestaría atención desde su asiento guardando completo silencio, sabiendo que no era un tema para él pero del que igualmente debía y quería estar al tanto si era por la seguridad de Sora. Por su parte, Noritaka finalmente apartaría la mano de Sora, recostándose en su asiento con la vista al frente.

 - Un único encuentro me bastó para saber que no quería nada con él... En ese entonces tenía un hijo adoptivo, y por la edad supongo que será el de la foto: sus ojos, al igual que ahora, son los de alguien que no apoya sinceramente las acciones de su padre, pero que aún así le obedecería ciegamente al no tener oportunidad de enfrentarlo... Y luego están los otros dos, que están igual o peor que su padre - añadiría, suspirando pesadamente. -. Se que me falta mucho para entender la forma en la que actúan los jóvenes hoy en día, pero por favor, Sora-chan: escucha a tu viejo cuando te dice que tengas cuidado con ellos... No sabría que hacer si el maldito enfermo de Kazama Nobunaga te pone las manos encima...

-Suena a qué sería mejor que dejara de existir. -observó- Aún me inclino poco a esas soluciones, pero si te haría respirar tranquilo creo que puede arreglarse. Después de todo tengo un día libre, y sé que no puedo pretender que tengo las manos limpias.

Cruzó las piernas, mirando al frente también con gesto resignado.

-La vida es cruel...pero no podemos hacer más que seguir adelante. Sabes...ayer, ví a mi padre. He estado temiendo el encuentro, siendo como lo recordaba esperaba que me pusiera sin dudar en una celda. Estaba esperando algo así, y aún me estaba preparando para hacerle frente...pensando que diría, que si fingiría esto o aquello. Pero...solo no sucedió. Se veía cansado y lleno de dudas, un estado en el que no quería verle.

Respiro hondo.

-Me hace pensar tonterías egoístas, en lo que puede ser, y demás...en fin, ayer fue un día donde pasó mucho y no quiero agobiarte con todo. Vamos a ver esto.

 - Esos pequeños que adoptó no tuvieron la culpa de haber sido adoptados por un monstruo, pero son muchos los que no pueden escoger su destino...

 Seria entonces que Sora decidiría contarle de la experiencia pasada la noche anterior, momento en el que la mente del anciano dejaría totalmente de lado el asunto de la familia corrupta para centrarse en sus propios problemas familiares: su expresión se relajó de sobremanera pasando de una de molestia a duda y preocupación, con una sutil ilusión en sus ojos que estuvieron cerca de quebrarse al escuchar como fue el encuentro.

 - Nadie podría estar preparado para algo como eso, al igual que él no lo estuvo para perderte - su mirada se agacharía mientras el tono de culpabilidad empezaba a dominar sus palabras, siendo que no era misterio para la chica lo duro que resultaba todo aquello también para su abuelo. -. Tú padre era terco, pero tenía un corazón más noble del que podría tener yo: Siempre ha necesitado de algún argumento para actuar, y tal vez a día de hoy sea incapaz de juzgarte sin saber realmente por lo que has tenido que pasar para tomar las decisiones que tomas... Claro, yo no tuve esa paciencia de su parte, pero tampoco se lo puse fácil... - suspirando, Noritaka apoyaría una mano suavemente sobre el hombro de Sora. -. Espero profundamente que puedan recuperar el tiempo perdido: tal vez entonces yo también pueda acercarme a arreglar las cosas...

 Por supuesto, entendía que cambiar de tema era necesario tanto para él como para ella, siendo demasiadas cosas para tratarlas en una sola tarde de cine, por lo cual Noritaka se recostaría nuevamente en su asiento y pasaría un brazo por detrás del cuello de Sora para abrazarla antes de sonreír. A su vez, Keitaro decidiría dar su apoyo a la chica acercando su mano para tomar la de ella y apretarla suavemente, dedicándole una de sus sutiles pero sinceras sonrisas antes de que la película diese comienzo.

 La tarde pasaría volando en compañía de los dos seres queridos a los que más se podía permitir mantener contacto la chica, abandonando la sala de cine ya cuando la luna se posaba en el cielo y las estrellas eran opacadas por las luces de la ciudad. Justo en la salida esperaba uno de los autos de la familia con el chofer correspondiente, el cual inesperadamente parecía estar entablando conversación con otro hombre: un sujeto apuesto de tez clara y facciones finas, largo y sedoso cabello negro y labios finos. Vestía ropa ajustada y de muy buena calidad, con colores fríos que hacían resaltar pequeñas piezas de joyería que usaba alrededor del cuello, cinturón y colgando de sus gafas.

 - ¿Qué hace él aquí...? - se preguntaría visiblemente sorprendido, y un tanto disgustado, el abuelo de Sora.

 - Y entonces... ¡Oh! - el galante sujeto se percataría entonces de la familia saliendo del cine finalmente, cortando en seco su conversación con el chofer para acercarse a los recién salidos. Por su parte, el trabajador suspiraría aliviado, mostrando gestos de haber tenido que soportar durante un largo rato una charla. -. ¡Mordred-san! Y vienes acompañado por... Déjame adivinar: ¿La pequeña estrella? ¡Ha crecido mucho desde la última vez! Ya es toda una mujer - declararía con una cálida y encantadora sonrisa.

 - Por favor, Agravain-san... Para... - le pediría Noritaka.

 Aquel nombre le resultaba familiar a Sora, y no solo porque era de otro caballero de la mesa redonda, sino porque también era el título de un famoso héroe que se dedicaba a salvar gente... en los tribunales: dueño de uno de los mayores despachos de la ciudad, se trataba del abogado al que toda persona quería de su lado al ser acusado de un crimen. Con un historial casi imposible de veredictos de inocencia, era sorprendente verle tan casual relacionarse con uno de los mayores villanos del siglo.

 - No se supone que vendrías a buscarme - se adelantaría Mordred a señalarle a su conocido.

 - Oye, yo quería esperarte en donde acordamos, pero el resto insistió en que viniese a buscarte: decían algo de que tu nieta podría secuestrarte.

Sora paso la tarde entre palomitas, y luego de la relativamente calmada película inicial decidió ir por cosas más orientadas a acción y comedia, y luego de la tercera iba siendo tarde y su estómago le pedía más que snacks. Salió respirando profundo el aire nocturno, estirándose y con una gran sonrisa, aunque con una capucha cubriéndole como era usual.

-Ah...tengo suerte de consumir bastante combustible calórico o siento que habría engordado en esta visita. Pero el chocolate con caramelo es tan seductor...¡kuh!

Se quedó aturdida por un momento. Había visto a ese hombre aquí y allá en noticias, pero en persona era algo bastante diferente. Se recompuso pronto, poniendo las manos en la espalda con aire educado, mientras procesaba en su mente.

Un traje elegante, accesorios enjoyados enmarcando...¡pero por sobre todo, que rostro tan atractivo! Ah, me doy, me doy la belleza adulta es demasiado para mí. Lamentablemente no hay ninguna forma en la que pueda invitar a salir a alguien de forma tan despreocupada si el abuelo tiene esa cara de preocupación.

​​​​-¡Buenas noches! Efectivamente a veces me lo llevo a días de familia. También discutimos un poco sobre mi cumpleaños próximo...¡en breves seré mayor de edad! El mundo de los adultos me espera.

Dijo lo último con una sonrisilla algo más grande de lo que quisiera.