Partida Rol por web

 Te habia llamado, y te habia citado en el hotel que soliamos compartir cuando estabamos juntos, cuando llegas ya estoy en la habitación, la suite como siempre, no excesivamente lujosa, pero si amplia.

 Te espero sentada en el sofá que preside la sala de estar.

Antuán estaba un poco inquieto cuando entró, aunque toda inquietud desapareció cuando vio a su chica. Dios, cómo la quería.

El detalle de que ella se hubiera ocupado de que así fuese a base de atarlo con poderes sobrenaturales y droga vampírica era... bueno, era horrible un poco inquietante, pero qué le iba a hacer. Ella siempre había sido así, y él ni siquiera se daba cuenta de que era la sangre hablando por él. Sus últimas semanas habían sido el infierno sobre la tierra, y había hecho cosas horribles que prefería no repetir, y a Silvia le ENCANTABA escucharlas. Erh. La mujer era rara así. Hasta qué punto estaba del todo con la idea era difícil de decir tan pronto: definitivamente mucho menos que su sire.

-Hey Silv -dijo, acercándose, tras comprobar que no había nadie- ¿Cómo estás?

Nada de nombres cariñosos para él, la que abusaba de los nombres como "churri", "cari", "gordi" y similares era ella. El olor de la sala (y de ella) era un olor familiar que le hacía relajarse y abandonarse incluso antes de entrar, y el ambiente estaba lo bastante poco cargado como para que pudiera respirar sin dificultades, o tener que usar cualquiera de las muletas que había desarrollado en aquel tiempo. Ya aprendería, dijo ella, pero para eso tendrían que pasar años, y todavía estaba por pasar uno.

"Menudo aniversario"

-¿Semana muy dura en los salones?

Dijo, agachándose para darle un beso.
 

Sonrío con la satisfacción de quien se siente en una posición dominante. Respondo a tu beso y te agarro para sentarte a mi lado.
Cuando nos separamos te miro con cara de tristeza.

-Mala semana, sí. Ha habido problemas serios, en Estados Unidos, pero nos afecta seriamente, lo salvajes del Sabbat han atacado Boston, no una escaramuza, un ataque frontal. Mis superiores opinan que si tienen exito allí, se vendrán arriba aquí.

Dejo unos instantes para que vayas absorbiendo la información.

-Y mi sire considera que el clan de la Rosa ha de contribuir...

Y mi sire considera que el clan de la Rosa ha de contribuir

No necesitaba demasiada habilidad política para estas alturas del partido oler la mierda. Era exactamente lo que le habían hecho hacer en Sevilla, que había resultado ser una especie de paraíso del Sabbat (sin que de alguna forma se enterase cuando estaba vivo aparentemente) y lo que le habían hecho hacer cuando había tratado de "migraar" a ballecas. Resulta que hay pocas oportunidades para que el nuevo no sea utilizado como arma arrojadiza, especialmente si el nuevo tiene a alguien detrás pinchándole para "hacer méritos" a quien realmente no puede decir que no.

-Boston. En Estados Unidos.

"Oh VENGA YA"

A Silvia le importaba tres pares de cojones EEUU excepto porque era el sitio del que venían las películas que consumían. Pero. Y este era un pero con mucho peso. Estaba más que seguro que lo de que su churri fuera considerado un tipo duro y peligroso la ponía loca, y las posibilidades de que la decisión estuviese definida porque si salía vivo acabaría pudiendo llevar del brazo a un veterano-de-las-guerras-sabbat era un factor de peso más considerable en la balanza.

Pero qué se le iba a hacer.

-¿Así que vamos a ir...? -preguntó incrédulo, buscando la mirada- Ah. Voy a ir.

Lo prefería: la mera idea de que se pusiera en peligro le hacía removerse las entrañas. También le hacía removerse las entrañas, sin embargo, la idea de que no podía verla por un tiempo más que por skype. No podía ganar en aquella situación.

-¿Cómo vamos a organizarlo?

Pongo carita de pena.

-Habia que mandar a alguien, no sé que debe mi sire al promogénito de allí. Pero se ha ofrecido dominios y recompensas varias a quienes vayan, podrias pedir algo así, un reconocimiento que te haria poder entrar a los circulos mas altos...

Se ve en mis ojos la avariacia, porque lo tuyo es mio y...

-Esto es al más alto nivel, un Justicar lo organiza desde Europa, ya ha mandado a alguien por delante...

Callo un segundo.

-¿Irás?

Como si pudieses decirme que no, o tuvieses otra opcion, al emnos es un detalle preguntarte.

...y soy el muñeco desechable de turno. Otra vez.

No es que a Sandra no fuese a molestarle también, pero era una cosa diferente: ella sólo tenía que ignorar la presencia de su hombre más allá de conversaciones por skype o la ocasional visita en algún hotel que podía permitirse con los amigos importantes que tenía. Para él era un mundo diferente de molestia, algo más sucio y visceral lo que se encontraba delante. No quería serguir teniendo que mezclarse con ese mundo. Pero con monstruos como aquellos, cómo podía decir que no, y aquello no era una racionalización en absoluto. No podía negarse.

-Sabes que no me siento cómodo con todo esto, pero. No te puedo negar nada, beibe -dijo, levantándose y poniéndole los dedos apoyándose ligeramente en sus hombros- Ya lo sabes.

Literalmente. Si quisiera no podría, y es un dato con el que todavía se siente algo incómodo pensándolo en la soledad, aunque lo acepta. Pero no ahora. No ahora cuando está tan cerca y su corazón bulle y las emociones le dominan, cuando la serpiente de sangre estrangula el corazón y garganta muertos tan dulcemente.

"¿Qué puñetas será un Justicar?"

Sonaba a alto cargo medieval, que a su vez sonaba como la clase de cosas que un grupo que tenía Primogenituras podría tener.

-Voy a necesitar algo de tiempo para poder organizar el viaje, de todas formas, Sandra -trató de explicar- Una cosa es haberme buscado un piso allí en el sur donde no se me moleste mucho, pero si necesito organizar un viaje hasta la otra punta del mundo ahora que soy... ahora, necesitaré calcular carreteras y movimientos y toda esa clase de asuntos.

Cosas que no tenía ni idea de cómo hacer, pero que estaba seguro de que con unas semanas de trabajo podría organizar incluso sin tener un chavo en el bolsillo. Lo único es que era eso, semanas de trabajo: como un proyecto en serio, pero para preparar un viaje. Uno en el que si algo salía mal en lugar de tener un día perdido en el aeropuerto acabaría EXPLOTANDO VIVO. ¿¿Alguien puede hacer bastante énfasis en lo rematadamente jodido que es eso??

Sonrio y mirandote a los ojos acaricio tu barba.

-¿Harás esto por mí? Si lo haces bien iré allí contigo, por lo que dicen están dispuestos a conceder dominios y cargos, ¿Te imaginas?

Me pierdo unos segundos en mis propias ensoñaciones.

-Bueno.

Tono de negocios.

-El viaje te lo dan hecho, tu solo tienes que estar mañana por la noche aqui en la puerta principal, un cohce te recoje y te lleva a Madrid. Dicen que sin problema. Y de ahi sales en un vuelo de carga que llegará a Boston ese día, despertarás ya en un hangar y alguien irá a por tí.
¿Si?

Te sonrio y te miro con mirada felina, con promesas en mis ojos.

Le depositó un beso suavemente en los labios.

-¡Claro que lo haré! ¿No lo he hecho hasta ahora?

Técnicamente hasta ahora sólo había trabajado de forma que no llamase la atención y no trajese "vergüenza a la sangre", lo que aparentemente implicaba tener que tragarse todo lo que los líderes de turno quisiesen lanzarte encima para tirarte cualquier clase de hueso si querías vivir con un mínimo de tranquilidad. Sin embargo-

*la súbita imagen del asesinato de un hombre, un monstruo, y el horrible trabajo con una sierra de carpintería vuelve a su cabeza*

-tenía experiencia en aquel asunto, podría decirse. Tenía meses de horrible experiencia en aquel asunto, pero en aquel momento incluso volver a las calles asesinas de la noche vampira parecía no ser tan malo. Quizá Boston ofreciera algo diferente. O quizá simplemente no quería ver la otra posibilidad.

"..."

Él era mucho más escéptico en lo de que les concedieran un cargo que ella, pero tenía sentido: ella había sido la estrella y la figura querida de una figura poderosa de las cortes de los muertos vivientes, mientras que él había vivido diez meses de pesadilla mientras trataba de adaptarse a todo lo que significaba ser una especie de zombi caníbal superpoderoso. Entrevista con el Vampiro nunca te hablaba de cuando la ennui desaparece y las cadenas y las navajas relumbran en cada esquina, o de cómo cuando desaparece la magia de las nuevas sensaciones sigues teniendo que tratar con un mundo tan diferente de lo que has vivido toda tu vida que tu cuerpo no sabe adaptarse.

-Bueno, mira, eso es un alivio -dijo sin reparar demasiado en la idea de que al parecer le iban a meter como carga en un avión- ¿Hay algo que quieras que lleve y prepare? No tengo demasiada gente como para que me puedan hacer un favor, pero... he echado algunas manos, y creo que si necesitara algo posiblemente podría conseguirlo.

En aquel momento llevaba algo encima. Concretamente dos algos. También tenía un contacto que podía proporcionarle una pistola que no sabía usar, porque aquello no era USA y en toda su vida no había visto razón alguna para usar una pistola. Pero tampoco había imaginado nunca que hubiera acabado lanzando cuchillos como si fuera alguna especie de fenómeno de circo, y mira. Las vueltas que da la vida.

Cuando ya no estás vivo.

-Te voy a echar de menos -admitió.
 

Sonrío complacida.

-Claro que lo has hecho, has hecho todo lo que has tenido que hacer.

Te abrazo el cuello y acerco mis labios a tu cuello.

-Yo también te voy a extrañar.

Entonces muerdo tu cuello, lo justo para llegar a ese momento entre dolor y placer.

Cuando despiertas a la noche siguiente, tu sire ya no está, un sobre en la mesilla es el unico detalle que desentona en la habitacion.

El toreador resucitó despertó en la cama, rápidamente. Ya no había grados a la hora de salir del sueño, sólo despierto o dormido... aunque igualmente gastó unos segundos en estar tumbado sin hacer nada. Aquel pequeño placer no había desaparecido.

Se destapó y miró al techo. Tenía levemente resentido el cuello (demasiado juego anoche nena) y sentía la sed que se había hecho tan familiar a aquellas alturas: con suerte sólo sed de fondo, pero nunca dejaba de estar ahí. Estaba tumbado en el hotel y sólo con las ventanas tapadas y por unos momentos le entró la aprensión a toro pasado de que qi alguien hubiera entrado podría estar MUERTO. Pero. No lo estaba. Y la habitaación olía a usado, sin el confort familiar del aroma corporal, pero lo bastante atenuado tras el uso como para encontrarse cómodo un rato. Ah, y había metido una quemadura una sábana, a juzgar por el olor.

Cómo había ido ay-

"Claro que lo has hecho, has hecho todo lo que has tenido que hacer"

Ugggggghffff, rememoró a disgusto, recordando el supremo pagafantismo destilado por aquella respuesta. No era su momento más orgulloso. Se levantó y buscó las ropas para la ducha, rascándose discretamente el culo mientras cogía el sobre.

"Huh"

¿Instrucciones de viaje, asumía? Lo abrió para leer...

 El sobre es grande, tamaño folio acolchado, dentro encuentras un fajo de billetes en dólares y unos cuantos euros, una nota y un anillo.

 La Torre de Marfil se tambalea, debe convocar a sus fieles en su defensa. Ha sido elegido para defender nuestra causa y el honor de nuestra familia.

 Pese a que el honor deberia ser suficiente, todo acto tiene su contrapestación, accion-reaccion. Si consigue satisfacer a mis amigos, será recompensado ampliamente, más ampliamente de lo que podria serlo aquí.

 De lo contrario, ella lo pagará.

 Acuda a la puerta del hotel al anochecer y aborde el coche negro que le espera, allí le darán mas indicaciones.

 Fdo. Pere Blai.

 El nombre te suena, de echo, alguna vez Silvia ha reservado la habitacion utilizando ese apellido junto a su nombre.

...

Tuvo que contenerse para no aplastar la carta. Aquella clase de amenaza era tan innecesaria después de todo lo que había pasado que estaba claro que el tal Blai era uno de los importantes, o al menos de sus adictos y cortesanos: encajaba perfecto con lo que había visto de todos ellos hasta ahora. No la creía, pero la creyese o no era igual: la serpiente hacía su efecto y la furia entraba a su vista hacia la idea. Guardó la nota arrugada en los bolsillos, o eso hubiera hecho de llevarlos: lo que hizo fue arrugarla y tirarla en una bola junto a ellos.

Igualmente guardó los billetes y los efectivos, porque nunca vienen mal. Ahora sí que necesitaba una ducha con algo frío, y no sólo para despejarse, sino para calmar el asesinato que le retumbaba en la boca como respuesta al miedo: desde hace meses era una reacción demasiado instintiva a casi todo lo que pasaba. Y como el simple instinto, la mayoría de las veces podía echarse atrás en cuanto se le dedicaba un pensamiento. Pero eso no hacía menos... incómoda la idea de que con todo eso estuviera ahí. Siendo.

-Me cago en dios, y me cago en dioooos, y me cago en panete, y me cago en dioooooossssss...

Nueve minutos más tarde salía de la ducha un hombre más limpio y un tanto más tranquilo, tomando las ropas con las que había venido y saliendo por la puerta en búsqueda del coche negro. Porque su extorsionista era de la idea que si se podían hacer las cosas con estilo mafioso merecía hacerlas bien (bien con estilo mafioso).

 Un Maseratti, si quieren ser sutiles van mal. En cuanto sales a la calle, el conductor, un tipo de edad indeterminada entre treinta y muchos y cincuenta, sale y se coloca junto a la puerta trasera de su lado, mirándote.

 Una vez entras encuentras a una mujer sentada atras, el conductor cierra tu puerta, monta y arranca.

 Te observo unos segundosn en silencio. Sonrio y alargo una mano con la palma hacia abajo, no para que la estreches.

 -Encantada señor Blai...  ¿O prefiere Antuan? Soy la Arconte Verrati.

La ventaja de no tener donde aferrarte es que no tienes tentaciones de llamar tanto la atención: sólo la llamas cuando las cosas van cuesta abajo. Por otra parte, en su nueva vida, rara era la misión que no acababa cuesta abajo, y raro era el mes en el que no acababa en una misión: ordeñar al neonato era el pasatiempo favorito de todo el mundo, y la población es escasa.

"Encantada señor Blai...  ¿O prefiere Antuan? Soy la Arconte Verrati"

-Antuán está bien, gracias, Arconte. Encantado.

...

"¿Esto va en serio?"

Honestamente no tenía ni idea de qué hacer: no era un maestro de la etiqueta cortesana, pero al menos tenía la suerte de saber de épocas en las que podía ser algo parecido, así que tomó la mano con cuidado e inclinó la cabeza delante de ella. No depositó un beso en ella como si fuera un Arzobispo con su anillo: su existencia podía ser una mala película del Padrino, pero trazaba la línea en el literal besamanos como si estuviéramos en la p*** Edad Media.

-¿Puedo saber cuál será el plan?

Parecía encantadora, pero la idea de estar encerrado con una mujer de varios siglos en una especie de MONSTRUOS en la que no te haces más débil cuando envejeces sino al contrario y en la que cualquier mínimo altruísmo se descartaba en cuanto alguien desviaba la cabeza un mínimo no le tranquilizaba demasiado que digamos. El olor a coche bueno era casi intolerable, y necesitaría unos momentos para poder procesarlo, pero al menos su cabeza seguía mandándole zumbidos de alarma prioritarios con respecto a aquella mujer. El maldito "Auspex".

Sonrio complacida.

-Vamos a Monte Real, a Portugal, bueno, en realidad es usted el que va, yo solo le acompañaré un tramo del camino. Desde ahí saldrá en un vuelo de mercancía fletado desde la base militar. Vuelo directo, sin escalas. Acabará en un hangar del aeropuerto de Boston, donde le recogerá alguien de la camarilla local.

Doy unos instantes para que proceses la información.

-Su valedor, por llamarlo de alguna manera, dice que le ha proporcionado lo que necesitaba, pero puedo proporcionarle lo que necesite para el viaje.

De haber sabido qué era exactamente un Arconte (vampíricamente hablando) es posible que Antuán hubiera decidido tomar menos riesgos y tener menos reservas. O quizá no: es la maldición de los neonatos, demasiado apegados a la forma de pensar y a la época que los alumbra. Con todo, no era idiotaa, así que realizó el equivalente a una exhalación mental cuando vio que había funcionado. En el mundo de los muertos vivientes, a diferencia del mundo real, Historia podía servir para ganarte la vida. O para salvártela cuanto menos.

-Entiendo.

"...yeughs"

La perspectiva de ir de paquete en un avión no sólo le resultaba degradante sino que además le causaba bastante miedo: la cantidad de cosas que podían salir mal para alguien que se calcinaba al sol eran inmensas, y no tendría ningún sitio al que huir mientras estaba atrapado allí durante horas y horas sin poder moverse, o bien atravesado en el pecho por un tocho de madera, y ninguna de las dos opciones eran su idea de una noche de fiesta.

Las malditas cosas que hacemos por amor.

-No creo que necesite nada, Arconte Verrati. Aunque... no conozco la zona, ni he estado allí jamás, así que cualquier cosa que crea que necesitaré será agradecida.

Llevaba su equipaje, pero aquello se le hacía algo corto-corto para una nueva existencia en un nuevo mundo en lo que iba a ser una especie de super-guerra de bandas o de cárteles mejicanos. En el que uno de los bandos ahorcaba bebés y abría ancianos en canal. Que les follaran a aquellos hijos de puta: esos monstruos estaban mejor muertos, y si le temblaba el pulso una vez por Dios que no le iba a temblar dos veces. No con el "sabbat".

Sonrio de nuevo.

-Otros habrian intentado aprovechar la situación señor Antuan, dinero, armas... sted quiere información de la zona.
Me gusta su manera de pensar.

Trasteo unos instantes con mi telefono movil.

-Cuando llegue al avión tendrá un dossier sobre Boston y la zona, con información general, además de un pequeño anexo con información sensible, despues de leerlo deberá destuirlo.

Te mido unos instantes antes de continuar.

-¿Y bien? ¿Sabe que la camarilla recompensará sus acciones? ¿Ha pensado que quiere?

Su primer pensamiento ante aquello fue

"PERO QUÉ ME ESTÁS CONTANDO SOSIO"

y el segundo fue tratar de pensar qué clase de persona tendría tan poca vista como para entramparse con lo que venía a ser una especie de capo mafioso en esteroides. Y entonces se vio obligado a recordar que, en mundo real, "una buena parte de la gente" era una respuesta a la vez conservadora y adecuada. Pero en su caso al menos no tenía ganas de entramparse en deudas de prestación con alguien llamado "Arconte". O con nadie de la Camarilla, si pudiera elegir. Mientras pudiera elegir. No era capaz de hacerse tantas ilusiones después de lo que había visto y, suponía, le quedaba por ver.

-Gracias.

Aquel nivel Gadget de intriga se le aproximaba demasiado a una película de espías, y el "sutil" coche negro tampoco ayudaba a la idea. Suponía que el tomaría muchas más precauciones o ideas sensatas en ese sentido porque, bueno... no se podía permitir otra cosa. Los de arriba en cambio podían ponerle el drama que quisieran a la existencia que no iban a ser ellos los que lo penasen.

-Mmmmmm. No realmente -dijo, algo cauteloso, midiendo las palabras- Supongo que dependerá mucho de quién represente a la Camarilla cuando todo se estabilice, y cómo.

Trató de dar lo que pensaba una respuesta neutra. En realidad su experiencia en el terreno le indicaba que el premio habitual en la Camarilla era "puedes seguir existiendo, larva; ahora toma unos cuantos euros por la labor, que no se diga que no recompensamos a la servidumbre, eso es, quién es un buen muchacho" e incluso si fuera a ser recompensado, que no estaba tan seguro, no creía que fuera él el que fuera a capitalizar ese beneficio. Y ya estaba bien, había conseguido rascarse sus propias virutas de los trabajos que había hecho y dudaba que esto fuera a ser diferente. Mayor riesgo, pero...