Partida Rol por web

Asiento con cara de tristeza.

-Si.. Los que fuimos allí volvimos cambiados, pero los que se quedaron tampoco acabaron la guerra sin cicatrices. Algunas más profundas que otras.

Miro hacia el pasillo un instante.

-¿Que coño hace tu cuñado? ¿No se habra desmayado el marica? ¿No?

-Bajo abajo, a ver en que situacion tenemos al chaval. Reducir al cabronazo ese y bajais.

Tuerzo el gesto y la mirada cuando habla sobre la guerra. Somos hombres, somos machos, esto de hablar de esas mierdas de sentimientos no es lo que se supone que debemos hacer.

Me vibra el móvil en el bolsillo de la chaqueta. Lo saco mientras se queja del marica de mi cuñado. Miro el mensaje y lo guardo. Frunzo el ceño.

- Y encima mi hermana, que ¿qué coño hacemos? Joder. – miro a Donster – Espero que no y espero que no esté esperando a que vayamos a ponerle una puta tirita. ¿Vas a ver que coño hace?

Cuando me agarras me revuelvo con fuerza y sabiendo lo que hago agarro uno de tus dedos. Sin embargo tu agarre es firme y no puedo si no patalear tirando la mesilla y gritar hasta que me tapas la boca.

Cuando me muerdes mi cuerpo se relaja un tanto y dejo de luchar.

Escuchas un grito ahogado y ruidos de muebles cayendo al suelo.

Mantengo la presa mientras bebo y bebo y bebo, pero en mi cuerpo ya no entra más sangre.
Me concentro ligeramente para mantener la presa, para lo que gasto sangre invocando la fuerza sobrehumana de los Brujah y aumentar mi propia fuerza natural. Eso debería valer para poder seguir bebiendo más del tipo y dejarlo por fin lo suficientemente debilitado para que no sea un peligro ni siquiera para el "cuñao".

La respuesta no llegó: coordinarse hubiera sido demasiado pedir. Podía asumir que los gritos y los ruidos eran la señal de lo que estaba pasando, así que abrió la puerta del baño para encontrarse con lo que hubiese, que esperaba fuese que Sunshine el Sheriff (o Sabueso, o Lo Que Sea) hubiese detenido al veterano.

Jake me sostiene desde atrás en el aire mientras me muerde un lateral del cuello. Aún pataleo un instante y me quedo flácido exhalando un suspiro.

Y cuando sale para tratar de ayudar, encuentra eso...

-¡JACK NO!

El toreador no tenía forma de saber, con lo que había visto, que no le estaba matando... y estaba preparado para tratar de lanzársele encima y apartarlo en unos segundos si el Brujah no se quitaba de encima del excombatiente. No puedes copnfiar en que un vampiro dejará de mamar en el momento adecuado... disciplina o no un yonki siempre es un yonki.
 

Soy incapaz de tragar más sangre. Me mantengo bien alimentado regularmente para mantener a raya a la Bestia y apenas tuve que gastar sangre con este humano. Parece que se relaja y deja de oponer resistencia, pero dudo que haya bebido suficiente de él para dejarlo KO.

Mi nuevo cuñao aparece en escena temiéndose lo peor. Putos prejuicios contra los Brujah, aunque he de reconocer que la mayoría son verdad.

Separo mis colmillos de su cuello lamiendo la herida para cerrarla. Lo hago automáticamente acostumbrado a hacerlo siempre para evitar rupturas de la Mascarada. Nunca sabías como iba a acabar una situación así y si llegaba a lo peor no tenía ganas de que apareciera un cadáver en la morgue con un par de heridas sospechosas, además de lo que pudiera hacerle entre tanto.

Miro con una sonrisa bestial al cuñao, con mis ojos ocultos tras las gafas.

- Tranquilo. – contesto suavemente, aunque mis colmillos aún son visibles – Deja de armar más follón y busca algo con lo que atar a este. Dudo que haya bebido suficiente como para dejarlo KO.

Luego le susurro más amenazador y fácilmente audible por Antuán.

- Y si estás fingiendo y si intentas lo más mínimo o vuelves a hacer otro ruido o soltar otro gritito te desangro hasta la última gota. – dejándole claras mis intenciones sabiendo ahora que todos sabíamos lo que éramos.

Paramos en frente de un edificio con aspecto de rehabilitado hace poco y ser de clase media alta al menos.

-¿Te esperamos y nos sigues en tu vehiculo?

Permanezco flacido y sin moverme.

Antuan parece dudar unos segundos sin contestar ni reaccionar. El tipo sigue flacido. ¿Sera un buen actor? ¿Me habre pasado? Me concentro en escuchar su respiracion o sentir el subir y bajar del pecho contra mi abrazo, algun signo que me indique que sigue con vida.

-Sí, gracias, no tardaré demasiado.

Rara vez doy las gracias. Supongo que cuando se trata de Caricias despierta en mí el lado más humano. Dejo la mochila ahí con el portatil y las grabaciones.

-Os dejo mi bolsa aquí, luego la recojo. Si queréis podeis husmear, el porno lésbico está en la carpeta oculta del escritorio.

Creo que en el fondo, si no me dejan pillar cacho, por lo menos me divierten sus caras de exasperación.

Me encamino hacia mi casa, tardon unos cinco minutos en salir y vuelvo a acercarme al coche de las chicas.

-Vale, Caricias y yo estamos juntos, os seguimos. Si hay que cascar peña, Caricias se va a poner las botas con las entrañas, no suele dejar ni el zumillo. Os seguimos.

Cuando abro la puerta ahi está Caricias expectante. Me acerco y le doy un abrazo de oso, correspondido, lo que me marca toda la espalda.

-¿Como vamos de hambre, coleguilla?

Me acerco a la nevera y le saco las chuletas. Antes ya le di sangre, asi que no hará falta. Le arrojo algunas y le digo con el idioma del tigre, a base de gruñidos y miradas.

-[Nos vamos]

Atento a los vecinos, me aseguro que nadie asome, y hago gestos para que me siga a distancia segura. En realidad Caricias es el depredador por excelencia, es el mejor si quiere pasar desapercibido. Abro la caravana y dejo que entre disparado, y luego cierro.

El traslado de Caricias sucede sin inconvenientes.

...

"..."

Se movió poco a poco, ignorando la sonrisa de animal de Sunshine que no podía ser menos tranquilizadora en aquel momento mientras sacaba de sus enseres la cinta americana y el plástico de correas de embalaje que llevaba siempre encima desde sus inicios en la "sociedad cainita", que implicaba demasiadas escaramuzas horribles y deshacerse de cadáveres recientemente desanimados. Como cada vez que pasaba, ató con cinta americana las piernas y los brazos del hombre por detrás de la espalda, asegurándole las muñecas con las correas.

-...listo.

Al menos esta vez no había tenido que usar la sierra. La guerra con el sabbat y el mantenimiento de la mascarada se identificaban en su cabeza con el horrible sonido de la sierra sobre la carne y el hueso, tendones derramados y el horrible olor de la carne chisporroteante antes de desaparecer.
 

 El hombre no se resiste ni parece estar consciente.

 Subo las escaleras y aparezco en el salon. Miro al hombre en el suelo.

-Espero que esté vivo, porque menudo hijoputa... Tiene montado un cuarto de los horrores ahi abajo y creo que algun tipo de trampa por si el crio intetnaba escapar, creo que esta en letargo.