Partida Rol por web

Boston Nocturno

Escena privada de Andrew Lawson

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14/12/2014, 22:29
Andrew Lawson

Andrew se despertó a las siete de la mañana aquel martes lluvioso. Su ruidoso despertador sonó varias segundos antes de que el joven lo apagase con un rápido movimiento de su brazo y se quedó un rato más en la cama. Le gustaba disfrutar unos segundos del sonido de la lluvia golpeando contra la ventana.

Cuando se levantó de su cama de matrimonio cubierto con unas elegantes sábanas negras, se dirigió hacia la cocina. Toda su casa estaba decorada de forma elegante, pero sencilla, sin adornos ostentosos. Como cada mañana, tomó zumo de naranja y leche acompañada de unos cereales. Nunca comía demasiado, tenía que mantener su figura. Tras terminar la comida, se dirigió al cuarto de baño, donde se duchó y se lavó a conciencia. Tras vestirse, volvió al cuarto de baño y pasó largos minuto peinándose. Tenía que mantener su imagen, el arma más poderosa que tenía. Por suerte sabía como hacerlo.

Cuando por fin se dio el visto bueno, salió de su apartamento aquel frío día de invierno para dirigirse a la universidad. Hacía frío aquella mañana, los rayos del sol empezaban a asomar, pero aún no tenían la intensidad suficiente para calentar las frías calles de Boston en invierno. Suspiró mientras esperaba al autobús que le llevaba a la facultad de económicas. A veces se sentía algo solo en la gran ciudad. Había conocido a mucha gente, pero no había llegado a entablar una relación con nadie en especial, salvo con su agente, pero era meramente profesional. Rara vez veía de nuevo a los chicos y chicas que habían pasado por su cama y, aunque lo prefería así, no podía evitar sentirse algo nostálgico de vez en cuando.

Una vez en clase se sentó en uno de los asientos de la primera fila. Era su segundo año en la carrera y, entre lo apretado de su agenda y que sacaba a la mayoría más de cuatro años de edad, no había hecho amigos, solo conocidos. Alguna vez había tenido que pedir prestados apuntes, ya que a veces tenía que faltar a clase por su trabajo. Solía pedírselos a Wendy, una estudiante que, al igual que él, era mayor pata su curso y con la que tenía cierto trato. A los demás estudiantes solo los conocía de vista y de alguna conversación puntual.

Pasó casi toda la mañana en la universidad, de clase en clase. Cuando acabó, intercambió unas palabras cordiales con Wendy y se dirigió a su apartamento de nuevo para comer. Aquella tarde tenía que estar presente en la fiesta por el aniversario de una revista de moda bastante conocida. Su asesor, Frank, había conseguido colarle en la fiesta y, después de una conversación con la directora, había conseguido una cena formal con alguien importante de la misma. El objetivo de la cena era sencillo, conseguir colocar a Andrew en la revista. Todo tenía que salir perfecto y para ello el joven tenía que estar impecable.

Se volvió a duchar y tardó más de una hora en prepararse para la ocasión. Vestido con su mejor traje, salió dirección a la fiesta. Aquella tarde-noche iba a conocer a gente importante y las primeras impresiones eran lo más importantes, como siempre decía Frank. Él iba a ser quien le presentase a todos y él tendría que mostrarse amable, considerado y encantador, a la vez que ocurrente y divertido. Eran las especialidades de Andrew. Además, tal vez encontraba a alguien interesante con quien mantener una agradable conversación y, tal vez, algo más.

La celebración fue muy bien. Al joven le presentaron a mucha gente e intentó quedarse con sus nombres y sus caras, pero al final tuvo que desistir, no podía acordarse de tanta gente. Mostraba una sonrisa radiante y una actitud elegante, pero a la vez cercana y encantadora.

Cuando la celebración acabó, montó en una limusina junto con Frank, una mujer y un hombre joven, y se dirigió a un restaurante de lujo, que esperaba no tener que pagar él. una vez en la cena descubrió que se trataban de la directora de la revista y de su asesor. Tuvieron una charla fluida. La mujer le hizo toda clase de preguntas a Andrew y este contestó lo que creía que ella quería oír. Cuando la cena acabó, Frank acompaño a la Vivian, la directora, a su casa y Andrew se quedó a solas con el asesor.

La indirecta era clara, el hombre era amanerado y había mostrado mucho interés por Andrew en la cena. El modelo aprovechó aquello para llevárselo a la cama y, cuando acabó la noche, supo que había conseguido el puesto. Su carrera había empezado.

Notas de juego

Este es el momento en el que Andrew empezó a darse a conocer en el mundo de la moda. Conseguiría el trabajo y llegaría a ser la cara de la revista. Si necesitas cualquier cosa, solo avisa ^^

Espero que fuese lo que buscabas. 

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18/12/2014, 17:46
Director

Poco a poco Andrew se había ido abriendo hueco en la industria, desde la revista había conseguido contactos en todo el sector. Conocía a todo el que era alguien en el mundo de la publicidad en Massachusetts, aunque tal vez no tenía una relación tan cercana como le hubiera gustado con los más poderosos e incluso tenía números de teléfono de gente de Montreal, Nueva York y Philadelphia. Tal vez su nivel económico aún no hubiera mejorado en consonancia, pero su base de poder estaba cimentada. Ahora tocaba crecer.

Y, tal vez, ese fuera el día en que el riego hubiera empezado a dar sus frutos. Su largo tiempo de acicalado le permitía planificar y pensar en el día que tenía por delante. Había retrasado su despertador, atrasando todo su día; la llamada de Vivian, la directora de la revista, para citarle a una misteriosa reunión de negocios “con unos inversores” había sido el motivo para ello. Estaba citado a la intempestiva hora de las 10 de la noche, como si aquello fuera Ibiza en verano en lugar del final del otoño en Boston, de modo que era mejor planificar el día como si fuera un sábado que el martes que en realidad era, cabía suponer que habría post reunión, aunque en la cita no se especificaba. Intuía que tendría que ver con la agencia de publicidad que habían construido usando la revista como trampolín y que en los últimos meses tenía un crecimiento de facturación impresionante, empezando a suponer un porcentaje significativo en el volumen de negocio de la empresa y amenazando con fagocitar la propia revista a unos años vista. Últimamente todo el movimiento importante en la empresa estaba relacionado con la agencia y para un externo como él era una gran oportunidad.

Los nervios estiraron el día hasta hacerlo interminable, además la excitación le hacía estar hiperactivo, por lo que pudo acabar pronto todas las tareas planificadas, contribuyendo a crear la sensación de que la noche no llegaba nunca; aunque, por otro lado, aquello le permitió pasar por casa para un acicalamiento de última hora antes de dirigirse, como un pincel, a la reunión en las oficinas de un edificio alto de la Back Bay, el centro financiero de la ciudad, justo a la sombra de la Prudential Tower.

La secretaria de dirección era una chica que podría haber sido modelo tanto por percha como por estilo... si no fuera porque su bello rostro sólo sabía mostrar una expresión pánfila, en cuanto le pedías que hiciera algo más complicado que una fotocopia por una cara, o una sonrisa tan falsa que hasta los niños la reconocían como tal, el resto del tiempo. Ella dijo que podía esperar en unos cómodos sillones de diseño, de cuero y caoba que servían de sala de espera a la puerta del despacho situado en la novena planta. Unos diez minutos después, a pesar de que él había sido puntual como un reloj, la puerta se abrió.

Para su sorpresa – y la de ella – del despacho salió Rebecca Wintherdom-Spencer. Otra de las modelos en alza de la revista, a pesar de que las malas lenguas decían que seguramente se abría camino abriendo las piernas, Andrew sabía que era muy improbable, ella no sólo tenía aptitudes y capacidad naturales, igual que él e igual que cientos, sino que conseguía su plus extra porque provenía de una familia inglesa adinerada, y llevaba con ella sus propios patrocinios y contratos. Era un mujer engreída, que parecía dos personas: con los que consideraba por debajo de ella, que eran la mayoría, era una arpía consumada y frígida reina de hielo, arrogante, engreída y dictatorial, muy intimidante; con quienes estaban por encima era encantadora, cándida y simpática. El resultado era muy eficaz, pues tenía a unos convencidos de que era un ángel adorable y al resto demasiado obnubilados o asustados para contrariarla.

La mujer se quedó mirando a Andrew unos segundos, parada en la puerta, sorprendida; igual de parado y sorprendido que se quedó él viéndola salir del despacho dónde esperaba tener una reunión privada. Tras unos segundos recuperaron la compostura y ella se dirigió al ascensor, con andar digno, sin saludar siquiera.

Apenas se habían cerrado las puertas, cuando la secretaria puso cara de concentración, llevándose la mano al pinganillo que llevaba en la oreja. Ni siquiera para disimular cuando le hablaban por teléfono le llegaba. Tras reflejar en su cara que le habían colgado se dirigió a Andrew, con su sonrisa falsa invitándole a pasar.

Mientras se acercaba a la puerta ésta se abrió sola, dando acceso al despacho de Vivian, todo maderas nobles, cuero negro de la máxima calidad, mármol de tonos oscuros y alfombras de lana virgen. La mujer estaba en el puesto central de la mesa auxiliar para reuniones, una tabla redonda en la que la acompañaban otros cuatro hombres de aspecto serio, sombrío e intimidante, tan elegantemente vestidos como solía la mujer, pero marcadamente más clásico. Casi parecían uniformados… si los uniformes fueran trajes de Armani de 2000$, salvo uno: ese llevaba un traje prácticamente victoriano, de seda, si no se equivocaba, con sombrero de media copa a juego incluído, era el de aspecto más soberbio y serio, hasta el punto de tener un aura intimidante, casi de miedo palpable a su alrededor y su mirada era particularmente penetrante, gris; transmitía sabiduría, como si supiera todo lo que había que saber de quien miraba.

Los cinco formaban un semicírculo en torno a una silla de cuero con aspecto muy cómodo vacía. Vivian la señaló, dando a entender una invitación a sentarse. Los desconocidos le miraban sin mostrar el más mínimo atisbo de reconocimiento, mirando cada gesto, cada movimiento, como si fueran científicos estudiando un insecto.

 

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18/12/2014, 17:58
Vivian

-“Señor Lawson, nuestros inversores” – hizo un gesto con la mano abarcando a los desconocidos – “y yo estamos interesados en mejorar nuestro posicionamiento respecto a ciertos medios que consideramos que pueden ser de importancia en el futuro cercano” – tras algunos meses en el mercado y un par de años en la Facultad de Economía de la Boston University – le hubiera gustado cruzar el río e ir a Harvard, pero el dinero se lo impedía – había adquirido suficiente vocabulario para entender que eso era un eufemismo para decir controlar

-“Estamos buscando a alguien con iniciativa, ambicioso, con recursos e inteligencia dispuesto a afrontar el reto y dirigir esa iniciativa permanentemente, con sus mejoras salariales y, sobre todo… digamos sociales. Nos gustaría conseguir acuerdos con el máximo del conjunto de publicaciones alternativas independientes de la región, queremos conseguir que acepten contratos de publicidad con nuestra agencia, ofrecer pequeñas sumas que les haga crecer y nos permitan mayores inversiones, pero sobre todo, que éstas acaben siendo lo bastante significativas en su desempeño para que nos necesiten. Espero haberme explicado." - no había que ser un lince para suponer que querían que esa gente se acostumbrase a su dinero, de modo que acabaran haciéndose dependientes de él y pusieran en peligro su independencia. Mientras Vivian había seguido hablando - "Supongo que te preguntarás a qué llamamos ‘publicaciones alternativas independientes’” – la mujer hizo las comillas con los dedos, no necesitó imaginárselas en el tono, aunque no habría costado –

-“Bueno, fanzines de cierta tirada, BBS ¿era así?” – levantó una ceja hacia uno de los inversores, el menos intimidante, cuyo semblante resultaba demasiado estudiado y estoico para ser completamente creíble, que hizo un asentimiento casi imperceptible; aunque a él le tocaría investigar que era una BBS, seguramente alguna de esas siglas de nerds de la informática o la electrónica – “de tráfico elevado, clubs y publicaciones de las escuelas de moda y periodismo, o de otras que tengan unas tiradas significativas… Creo que te harás una idea.”

Vivian unió sus manos por las puntas de los dedos, con su sonrisa de tiburón y le miró a los ojos fijamente. No pudo dejar de sentir que los otros cuatro pares de ojos también se clavaban en sus pupilas, aunque no pudiera apartarlas de los de la directora.

-“¿Eres tú ese alguien que buscamos?”

El interfono de la secretaria interrumpió la conversación, su voz innecesariamente sensual anunció que el Sr. William Jones estaba subiendo en el ascensor en ese momento. Vivian apretó el botón que le permitía hablar al pinganillo de la mujer y dijo cortante:

-"Llega pronto. Dile que tendrá que esperar hasta que le llamemos."

William Jones. El tercer modelo en alza de la agencia. Un australiano hipermasculino, por supuesto con belleza y talento, pero cuyas ventajas y desventajas estaban mucho más definidas: era muy extrovertido y hablador, le caía bien a casi todo el mundo, era muy activo, practicaba todo tipo de deportes y actividades de riesgo y aventura por lo que siempre tenía historias fascinantes que contar. A cambio, si no se esforzaba, su crianza de clase social baja salía a relucir, si estaba relajado y se sentía en su ambiente, usaba más tacos y expresiones malsonantes que adjetivos. Así que serían tres los que harían aquella entrevista. Cabía suponer que no habría post-reunión, pues.

Vivan llevaba un rato mirándole, mientras él cavilaba en aquello. Por suerte su cerebro le repitió lo que acaba de escucharla decir:

-"Disculpa. ¿Y bien?. ¿Lo eres?" -

Notas de juego

El contenido del post es correcto, entiendo que aunque ese día tenía peculiaridades que no son habituales en el día a día, esa parte se rellena con las costumbres que indicas en las partes más generales: cuando no tienes cenas, trabajas o estudias, pero por lo demás ese es un día típico y esas son tus costumbres y entorno. Recuerda que puedes usar y crear pnjs a tu libre albedrío mientras mantengan la coherencia.
 

Bueno, puesto que más bien pronto que tarde tiene que aparecer tu futuro/a sire, ¿alguna solicitud al respecto? Dado que no tienes mentor ni nada de ese estilo tu control sobre su ficha está un poco limitado, pero si tienes preferencias generales como que sea hombre o mujer, su edad aproximada o algún rasgo específico que prefieras que tenga o no tenga, es el momento de pedir (a parte de ser ventrue, desde luego). 

Ninguno de los personajes incluidos tiene porqué serlo (o no serlo) ni siquiera tiene porqué tener relación con el mundo vampírico. Ya lo iremos decidiendo sobre la marcha, con la excepción del tipo del traje victoriano, que aunque Andrew no lo sabe es el príncipe de Boston. Si tenías ideas para Vivian y quieres cambiar la foto, o lo que sea, sólo dímelo.

Voy a parar mi turno para que si Andrew (o tú) tiene dudas pueda plantearlas y si no, puedas concluir la conversación y seguir desde ahí (ten en cuenta que si Andrew decide no hacer el trabajo, le despedirán, de modo que podrás seguir desde ahí con sus nuevos planes o, en caso contrario, con los planes para conseguir lo que le han pedido)

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24/12/2014, 15:32
Andrew Lawson

Andrew mantuvo la compostura durante la entrevista, tomando una porte estudiada que mostraba elegancia y seriedad, pero evitando ser demasiado altiva. Andrew sabía cual era su sitio y estaba por debajo de aquella gente, al menos por el momento. Escuchaba con atención cada palabra de la directora, asintiendo en algunos puntos que consideraba oportunos, dando a entender que comprendía lo que le estaba diciendo y que estaba de acuerdo. Pese a tener unas ganas enormes de mirar a los otros cuatro hombres, no lo hizo en ningún momento. No habría estado bien visto apartar la mirada del interlocutor.

Cuando escuchó la llamada que hablaba sobre William, Andrew comprendió que no era el único candidato a aquel puesto. Se preguntó que pasaría con los dos que no fuesen escogidos o si, tal vez, si los tres aceptaban, colaborarían para conseguir su objetivo. Dudaba que fuese esto último, la entrevista habría sido conjunta de haber sido así. No, estaban buscando al mejor candidato y ese tenía que ser él. Repasó mentalmente lo que conocía de los otros dos modelos de la compañía. Podría usar lo que sabía de ellos a su favor, pero sin hacerlo evidente. Hablar mal del contrincante solo serví en política, en una entrevista seria como aquella, solo valdría para quedar en evidencia. No, tenía que hacerlo de forma más inteligente. No hablar directamente de los contrincantes, pero marcar los puntos fuertes que tenía él y de los que carecían los demás.

Lo soy. Dijo, con educación, pero a la vez con seguridad en el tono. Había estado esperando aquel momento, no podía mostrarse receloso. Haría cualquier cosa por el trabajo. He estado esperando una oportunidad para demostrar que soy una buena inversión para la revista y no solo como imagen. Si me conceden la oportunidad, no los defraudaré.

No me malinterpreten, le estoy muy agradecido a la revista por todo lo hecho hasta ahora y por confiar en mí, pero soy consciente de que mi actual posición no durará para siempre. Los modelos se reemplazan con el tiempo por otros más jóvenes que den un aire más fresco a las revistas. Por eso he estado esperando la oportunidad de demostrar que soy más que una cara bonita. La mirada era decidida y se paseaba entre los presentes. Pese a todo no mostraba ni un ápice de prepotencia.

Usted habrá podido comprobar que se me da bien relacionarme con la gente. Siguió, centrando su mirada en Vivian unos segundos. Me parece esencial que la persona que ostente el cargo sepa desenvolverse de forma fluida con la gente, y no me refiero a saber ser educado y elegante. Eso no es difícil. Continuó. En aquel lugar era donde entraba la trampa. Tiene que ser flexible. Tiene que saber que actitud tomar con distintas personas y ganarse confianza de la forma apropiada en cada caso, antes de presentarles la oferta. Tiene que conseguir que le vean como a su aliado, alguien con el quien trabajar, dándole una sensación de seguridad de la cual nos aprovecharemos en un futuro.

Si me dan la oportunidad no se van a arrepentir. Tras terminar su discurso miró a los cinco empresarios. No iba a negar que estaba algo nervioso. Se había arriesgado mucho al hablar tanto, pero sentía que debía hacerlo. Si se mostraba sumiso no le cogerían, buscaban a alguien con iniciativa, tenía que hacerles ver que él era el candidato idóneo para el puesto. Esperaba que lo hubiese hecho.

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29/12/2014, 02:48
Vivian

La directora sonreía en todo momento a las palabras de Andrew, asentía suavemente haciendo que el hombre se sintiera más confiado en su discurso. Los inversores por su parte parecían hechos de plástico. Salvo el caballero de aspecto victoriano, que le miraba como un científico a la rata a que acaba de inocular su compuesto experimental.

En un momento de su discurso, éste último dejó su bolígrafo sobre la mesa, en un gesto casual nada notorio. Como un sólo hombre, los demás inversores, y la propia Vivian, giraron la cabeza hacia él. Pareció haber una comunicación no verbal, que puso nervioso a Andrew, pero no interrumpieron su alegato. Enseguida volvieron a prestarle atención, aunque la del inversor de traje demasiado clásico, por no decir, directamente, antiguo, parecía más centrada ahora en un cuaderno de notas que había sacado.

La mirada de Vivian le obligó a volver a ella su atención, lo que le ayudó a concluir su discurso. La sonrisa de la mujer era ahora un poco más tirante, menos natural. Cuando Andrew terminó pareció demasiado ansiosa por tomar la palabra, como si temiera que el joven pudiera decir algo inapropiado si le daba tiempo de volver a tomar la iniciativa.

-"Perfecto señor Lawson. Nos ha leído el pensamiento. Eso es exactamente lo que esperamos de usted. Le entregaremos un dossier mañana con los poderes sobre las cuentas y las autorizaciones de firma, así como el presupuesto del que dispone para su labor. Esperamos que obtenga el máximo de proveedores con suficiente entidad para resultar interesantes. El plazo, el menor posible. Como suele decirse, al que se duerme, le comen el desayuno." - su sonrisa ahora parecía la de un tiburón, y pareció reflejarse en las bocas de todos los inversores. De todos menos de uno, que seguía contemplándole con semblante serio y sereno, como una estatua de la antigüedad.

Notas de juego

Bien, tu siguiente turno debería incluir cómo planeas conseguir lo que quieres. Puedes inventar los pnjs (y sus empresas/asociaciones/etc.) que quieras. O si prefieres pasarlo rápido, una acción genérica con todos los que visitas y los resultados (o tiradas, si no quieres narrar basándote en tus reservas y prefieres intentar arriesgarte)

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13/01/2015, 19:04
Andrew Lawson

Una vez en su barrio, Andrew salió a tomar café y organizar sus ideas. Tenía trabajo que hacer y poco tiempo que perder. Con un cuaderno y un bolígrafo, iba anotando datos, nombres, cifras y objetivos. Aquella era su mejor oportunidad y tenía que salirle todo bien.

Tenía el objetivo, aunque era muy amplio y nada concreto. Debía empezar por ahí, escoger los mejores publicaciones alternativas independientes. Aquello debía ser el primer paso y el más importante. Una vez tuviera los nombres, estaba seguro que podría manejárselas para llevarles a su terreno usando los medios que hiciera falta. El problema era el tiempo. No le habían dado una fecha concreta. Lo más rápido posible. Tal vez fuese una especie de carrera entre los tres candidatos. Contarían adquisiciones y tiempo empleado en conseguirlas. Y tenía que ganar. Nada de universidad por una temporada, tendré que pedir apuntes de nuevo-

Así pues, decidió hablar con la gente de su entorno. Él mismo conocía varios objetivos posibles, pero con aquello le vendría bien un poco de ayuda. La elección de aquellas BBS era la parte más peliaguda y quería estar convencido de hacerlo bien. Contrastaría opiniones y, mientras Andrew cerraba acuerdos con las primeras revistas, la gente de confianza podría buscar nuevos candidatos. Su agente era una posibilidad y también la gente que había conocido y en la que confiaba dentro del mundillo que conocía tan bien. Además, era la hora de cobrarse algunos favores y hacer algunos tratos. Estaba seguro de que encontraría gente dispuesta a apoyarle a cambio de que luego él se acordase de ellos. Tirando de hilos se podían conseguir muchas cosas.

Una vez tuviera un objetivo claro, haría un pequeño trabajo de investigación. Descubriría sobre que trataba la empresa y que temas tocaba, así como sus posibles debilidades, para poder acercarse con una idea de cómo podrían invertir el dinero que les iba a dejar prestado. La estrategia a seguir iba a ser clara. Clara y directa, sobre todo directa. Iba a abordar a los directores de la misma de cara, con una seguridad completa y sin pelos en la lengua. Iba a ir con la verdad por delante, mostrándose seguro de lo que hacía. Alabaría los avances de su revista, pero poniendo de manifiesto los fallos a subsanar para no aparentar ser un oportunista ni levantar sospechas. Quería ir como un inversor interesado en el producto que vendían, dispuesto a prestarles dinero, pero no así porque sí. Sería... Una ayuda para darle el empujón que necesitaban para recoger los frutos que tanto habían esperado. Ambas partes saldrían ganando, beneficios asegurados para las dos partes y nada que perder.

El objetivo de ir a saco era causar impresión, no dejarles indiferentes. Pero algunos tratos no se cerrarían con una sola conversación, solo los que necesitasen el dinero desesperadamente lo harían. A ellos les ofrecería menor de lo que había previsto e intentaría cerrar el trato cuanto antes, no había tiempo que perder. Para los que se mostrasen escépticos, les tendería su tarjeta personal y les invitaría a comer o a cenar para tratar los detalles. Allí, con más tiempo, se los ganaría de una forma más cercana pero igual de directa, hablándoles de su empresa, inventándose razone por la cual estaba interesado en invertir en la misma y proponiéndole ideas nuevas para conseguir ingresos. Ideas que podría llevar a cabo con el dinero prestado. Además, si hubiera alguna otra forma para agilizar el asunto con otros métodos menos formales, tampoco haría ascos.

Notas de juego

Bueno, que conste que esto para mí es muy muy complicado, jaja. No tengo ni idea del mundo laboral, soy estudiante... Pero bueno, lo intento XD

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13/01/2015, 23:08
Andrew Lawson

Aquel potencial cliente había resultado esquivo. La secretaria había impedido que pudiera hablar con él, diciéndole que se encontraba en una reunión, o que se había ido a comer o cualquier otra excusa. Andrew sabía lo que pasaba, el jefe no quería ser molestado. Pero tenía que conseguirle, era una de las bazas clave. Iba a tener que hacerlo de forma aún más directa que de costumbre. Se preparó para la ocasión vistiendo su mejor traje y el mejor de sus peinados. cogió un maletín, más para aparentar que porque lo necesitase y salió hacia la sede de aquella revista.

Una vez allí esperó a que apareciese el director y, al verle, se encaminó a la entrada. Esperó a que él tomase la delantera y le siguió. Al ver que el hombre entraba en el ascensor, Andrew sonrió para sí y echó a andar más rápido para colarse en él. Una vez las puertas se cerraron empezó a hablar. Tenía un trayecto de ascensor para captar su atención. Señor Hill, encantado de conocerle, soy Andrew Lawson. No me conoce, pero yo a usted sí, y he de decir que admiro su trabajo. Dijo, con seguridad y cierta autoridad. No es que me interesen demasiado los avances en la informática, no es mi ámbito, la verdad, soy un poco escéptico con todos estos cambios que están ocurriendo tan rápido, pero he de admitir está usted haciendo un trabajo excelente con su revista. El hombre era de derechas y conservador, odiaba los cambios que se estaban dando en el país. Las palabras habían sido cuidadosamente elegidas. Además, un compañero le había dicho que era muy avaricioso y que odiaba a la competencia.

Le tendió su tarjeta. Me parece encomiable como ha conseguido captar la atención de tantos lectores, sobre todo teniendo en cuenta la competencia. Si se me permite, he de decir que su posición es muy buena y su enfoque podría llegar a hacer de su revista una de las más conocidas del estado. Solo le falta conseguir atraer la atención del nuevo mercado, los jóvenes. Ya sabe, mensajes claros con cierta... picardía enmascarada, eso que tanto les gusta a los jóvenes de hoy en día. No es que apruebe esa actitud, pero ha demostrado ser lo que más vende. Si por mi fuera me olvidaría de ellos, no se merecen nuestra atención, pero es ese mercado del que se está aprovechando Linked y estoy seguro de que le dolería mucho perderlos. Linked era la empresa que le hacía más competencia.

Hizo una pausa para que mordiese el anzuelo. Para eso estoy aquí. Nos hemos interesado en su pequeña empresa, señor Hill y nos gustaría ayudarle a que de ese paso que le llevará a la cima como la más conocidas revista informática del estado. Bueno, empezaremos por el estado, después ya nos plantearemos nuevas fronteras. Clavó sus ojos en los de él. Un anzuelo más. A aquel hombre el encantaría tener una revista de tirada mundial. Estamos dispuestos a ofrecerle una suma considerable de dinero que podrá usar para crecer. Nosotros nos encargaremos de que su revista sea conocida. Déjelo en nuestras manos y tendrá a todo el mercado comiendo de su mano.

Notas de juego

Es un ejemplo, no hace falta hacerlo con cada uno.

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19/01/2015, 21:50
Director

La labor resultó dura. Lo cierto es que su formación estaba incompleta y no era exactamente lo que en aquel momento ponía en práctica, pero la esencia estaba ahí y lo más importante era el trato personal y la negociación. Y en eso sí estaba entrenado.

Todas las entrevistas habían tenido su complicación, la misma charla con el señor Hill servía de ejemplo, resultó uno de sus más notables éxitos, dado que era un sector en alza cada día más importante – a pesar de no estar directamente relacionada con su negocio – y una publicación en el límite alto de lo que buscaban los inversores; pero el trabajo fue arduo, el dueño de la revista, aunque tenía unos puntos débiles que Andrew se había preocupado de averiguar para explotarlos con habilidad, ninguno de ellos era ser estúpido.

Resultó todo lo contrario, Hill le vio venir desde el principio, “claro, y tenernos bien cogidos de los huevos para que publiquemos lo que mejor interese a los dueños de ese dinero, ¿no? Un maná caído del cielo a cambio sólo de la independencia. Lo que diríamos vender tu alma.” Pero Andrew consiguió manejar con mano izquierda sus temores, descartándolos y haciendo crecer por encima de ellos los miedos internos del hombre por la competencia y el futuro. Probablemente los abogados que redactasen los contratos se acordarían de sus ancestros, cuando trataran de disimular en ellos las concesiones que no debían hacer y el señor Hill entendía que tendría, pero el acuerdo se selló.

Creía haber hecho un buen trabajo. Aunque Rebecca tampoco debía ir mal. Ella había sido como un grano en el culo aquellas semanas y le había birlado un buen número de contratos o, tal vez, sería más sincero decir que los había ganado. Su pertenencia a Harvard y la élite relacionada le dio todas las publicaciones y revistas universitarias interesantes en esa universidad; aunque, por suerte, en el resto de las muchas instituciones de enseñanza él había contado con la ventaja de su atractivo masculino, mucho más útil en las escuelas de moda, arte y publicidad que el femenino de ella. La excepción habían sido las escuelas técnicas, sobre todo del MIT, cuando había intentado seguir con la idea de ampliar sus tentáculos en informática, con aquella panda de nerds no había forma de competir con las pierna kilométricas y el escote de cirujano de Rebecca, quien, de algún modo, se había enterado de su éxito con el Sr. Hill y estaba explorando también ese ramo.

Su previsión, investigando los objetivos antes de tantearles, también fue un gran acierto que le ahorró mucho tiempo y energía. Varias veces averiguó en sus estudios iniciales que algunos objetivos estaban ya patrocinados o gestados con fondos de inversión o empresas vinculadas a los Wintherdom o los Spencer, haciendo para Rebecca pan comido añadirles a su causa. Con cierta inquietud por el poder que el dinero viejo de su competidora podría tener en su competición, descartó esas posibilidades tras un sonoro fracaso, un tanto humillante, al tratar de subvertir la primera de esas publicaciones.

El resto, había habido de todo, grandes éxitos, dolorosos fracasos, pero creía haber ganado más batallas que las que había perdido con Rebecca. Le había costado unas cuantas citas aburridas, aunque de alguna había sacado algo de diversión inesperada, muchas cenas y comidas fuera que le habían exigido dosis extra de gimnasio, comprometer la práctica totalidad del presupuesto que le habían asignado – el resto se lo comerían los gastos de representación – y dejar las clases durante todo ese tiempo. Pero se sentía preparado cuando recibió la citación para acudir a un cóctel de dirección en una fiesta privada en uno de los locales de moda del centro, con concierto en directo de un desconocido pero vistoso grupo rock de chicas nipo-americanas incluido.

Creía haber hecho un buen trabajo. Pero también era cierto que Rebecca no lo debía haber hecho peor, aunque creía que había conseguido más contratos que ella entre los que habían pugnado, la modelo podía haberse llevado más de los mejores: dependiendo de cómo lo valorasen podía no se suficiente. Y, claro, siempre había la posibilidad de que ella hubiera buscado en sitios que él no sabía y tuviera un as en la manga.

Con William Jones sentía una especie de intranquila seguridad. No había tenido que competir con él, que él supiera, en ningún caso, salvo el de ese fanzine a color de moda alternativa y tendencias agresivas, que alternaba la moda menos convencional con cosas como viajes y ocio extremos. Pasó casi una semana tratando de reunirse con su directora/maquetadota/redactora jefe – es lo que tenían esas empresas medio aficionadas – antes de enterarse que estaba con Jones en un viaje a practicar paracaidismo y puenting. ¿Sería posible que William hubiera encontrado su propio nicho, haciendo su trabajo en otro ámbito distinto que Rebecca y él? Si era así no sabía qué éxito podría haber conseguido, esperaba que poco, al fin y al cabo no quedaba mucho margen de maniobra entre las fuentes interesantes fuera de lo que ellos dos habían trillado.

Apenas quedaba tiempo para mucho más. Era martes y el viernes por la noche sería la fiesta, que se insinuaba poco festiva, tampoco había nada más que hacer, ni por pendientes en la agenda ni por presupuesto. Salvo que tuviera una idea creativa de última hora.

 

 

Notas de juego

Pues, salvo que quieras hacer algo de última hora en tu siguiente turno, puedes acabarlo con tu preparación para la fiesta y la llegada al local, situado en la Back Bay donde te llevan directamente a la zona VIP en ascensor privado desde la entrada. En la fiesta hay muy poca gente, no más de cincuenta personas, aunque el local es de los más importantes de Boston.

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13/04/2015, 21:09
Andrew Lawson

Aquella semana Andrew había estado más nervioso de lo que estaba dispuesto a admitir. Tenía todo zanjado pero aún así no se sentía a gusto. Echando la vista atrás se lamentaba por las oportunidades perdidas y por algunas decisiones que había tomado, pero era tarde para cambiar aquello y no valía de nada lamentarse. Alea iacta est.

En vez de eso se mantuvo entretenido haciendo lo que mejor sabía hacer, prepararse para la fiesta. Había comprado un traje para la ocasión y había cogido vez en la peluquería. Había leído por enésima vez todos los contratos que había firmado hasta casi aprendérselos de memoria y que nada le pillase de improvisto. Tenía todo atado, incluso la reacción que iba a mostrar cuando le diesen el resultado. Si ganaba pensaba mostrarse orgulloso, pero no demasiado, para no ofender a los demás contrincantes y, sobre todo, para no mostrar demasiada soberbia. Si perdía, ocultaría su enfado y decepción bajo una fina capa de aceptación y sonreiría al ganador.

Para bien o para mal, aquel día sería uno de los más importantes días de la vida de Andrew y él lo sabía. Si lo cogían habría dado un paso de gigante hacia la cima, la tan ansiada cima. Pero si decidían que él no era el mejor, al menos le quedaba que se encontraba entre los mejores. No iba a ser su final, ni mucho menos. Aquel iba a ser su comienzo y con esa idea en la cabeza salió de su piso lleno de seguridad.

Al llegar a la fiesta, el joven se sorprendió de que el local estuviera más vacío. Se esperaba más gente en un local con tanta fama como aquel. Sin embargo, supuso que, al tratarse de una reunión tan importante, tal vez se habrían tomado la libertad de reservarlo.

Barrió la sala con la mirada y una sonrisa agradable, pero segura en el rostro buscando a algún conocido. Vivian, alguno de los cuatro hombres, Rebecca, Jones, tal vez. No deberían andar muy lejos.

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21/04/2015, 17:27
Director

Andrew llegó a la dirección de la fiesta, que resultó la parte de atrás de uno de los locales de moda, el “Semifusa und the Rocks”. Allí había el matón más grande que hubiera visto, parecía que no cogía dentro de su traje. De hecho parecía que no cabía dentro de su propia piel. Con una sonrisa que no parecía diseñada para aquel rostro le abrió la puerta nada más verle.

-“Primera puerta a la derecha, señor, por favor.” – Las palabras le salían automáticas, como estudiadas, tal vez ni siquiera sabía lo que decía.

Dicha puerta resultó ser un ascensor privado que le llevó a la fiesta en sí. Cuando llegó parecía estar casi en el previo, muy tranquila. Con música ambiental y apenas unas docenas de personas reunidas en corrillos, bebiendo y charlando o cotilleando el piso inferior donde el asunto estaba más animado.

Estaban en la parte de arriba del local, una estancia amplia que ocupaba más de la mitad del espacio superior haciendo la parte de abajo un buen tramo el doble de alto que el resto. Tenía su propia música, aquí arriba tenía carácter ambiental siendo muy distinta de la que habría abajo dónde cientos de personas bailaban a todo ritmo.

El lugar tenía su propia barra, con un par de camareros y otro de camareras, que más parecían modelos por su aspecto, y que resultaban demasiados para la cantidad de clientes que atendían, de modo que nadie esperaba más de un minuto a ser servido.

También estaba dotado, lógicamente, de sus baños privados, a pesar de que había un décima parte del público de abajo; así como un pequeño escenario que estaba vacío. El extremo opuesto a por el que había entrado Andrew era transparente, incluídos unos cuantos metros de suelo, de modo que se podía ver un buen trozo de la parte de abajo, incluyendo el escenario donde se preparaba una actuación, la pista de baile y el acceso a las escaleras que subían hasta allí.

La pared lateral junto a la que había salido era de cristal de espejo y daba al exterior; desde fuera parecía un espejo que reflejaba las luces de la plaza pero desde el interior, donde estaba ahora Andrew, permitía ver toda la calle y la entrada del local. Sin embargo, la mitad de esa parte estaba cerrada a su vez, con otra puerta vigilada por un par de guardias de seguridad, como una zona VIP dentro de la zona VIP; las paredes de ese cubículo eran todas de espejo, así que cabía suponer que estar dentro permitía ver todo lo que pasaba tanto arriba, como abajo e incluso afuera sin ser visto.

Entre el escaso público de la fiesta estaban Vivian y todos los inversores, salvo el del traje victoriano; hablaban con una mujer de extrema elegancia y porte dotada de la belleza de la madurez lucía un peinado de mil dólares y un vestido de noche clásico y hermoso, aunque un tanto recargado. No tardó en reconocerla como Madame Fleurcour, una diva de la ópera y los musicales los últimos veintitantos años: según sus informes la dueña del local.

Ni Jones, ni Rebecca estaban presentes en la sala, aunque sí había algún famosete local o no tan local pero residente en Boston. Ninguno que él conociera personalmente, por desgracia, todos parecía provenir de las finanzas, el deporte, la política y la industria incluyendo al alcalde.

También llamaron su atención, por su incongruencia allí, donde hasta el último llevaba un traje que parecía pensado para hacerle sombra al suyo propio, eran una mujer joven y atractiva vestida, un poco rubicunda y con el cuerpo definido y fuerte de quien combina un buen aspecto con mucho ejercicio; el otro era un hombre grande, nervudo y peludo con gran melena y barba rubias que parecía haberse peinado para aquel día de forma excepcional. Vestían ambos con ropa cómoda pero de cierta calidad, como si hubieran buscado en una colección de diseño de segunda fila la indumentaria menos formal y más casual y se mantenían más o menos cerca y sin mezclarse mucho con nadie un bloody mary en las manos, bebida que parecía una favorita de muchos de los asistentes, a pesar de que no era de las más solicitadas habitualmente.

Antes de que pudiera decidirse por ninguno de ellos se acercó a él un desconocido. Era un hombre vestido con un traje elegante y pulcro, corbata incluída, en estricto blanco y negro todo él lo que acababa dando un aspecto demasiado parecido a un camarero de un sitio elegante. Estaba un poco despeinado y tenía una ancha sonrisa que resultaba inquietante. Sus ojos estaban muy abiertos, eran muy claros y brillaban de forma peculiar. Casi no parpadeaba.

Notas de juego

Disculpa la demora, es que había perdido el hilo de algunas descripciones e ideas y he tenido que releer y buscar algunos posts pasados.

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21/04/2015, 17:38
Mathias Kloppke

El tipo estiró la mano, ofreciéndola, a la vez que golpeaba los tacones en un saludo mezcla de formal, militar y broma.

-“Mathias Kloppke, principito.” – apenas tuvo tiempo de estrechar su mano cuando el tipo añadió, tirando de Andrew hacia él – “¿Tienes la lengua azul, principito? No puedo verla.” – mientras mironeaba su boca como si quisiera comprobar si era así o no y sin amago de broma, más allá de su sonrisa inquietante y que era, más bien, la mascara de intentar parecer simpático propia de alguien socializando que una burla o gesto de estar riendo.

Apenas pudo reaccionar cuando pareció cambiar de idea y le levantó la manga para ver su brazo. Tenía una fuerza atroz, que impidió a Andrew soltarse.

-“¿Y la sangre, principito? ¿Es azul?” – miraba fijamente, como si quisiera verla para comprobarlo y Andrew temió que estuviera dispuesto a derramarla para comprobarlo.

Justo en ese momento el ascensor sonó y la puerta se abrió para rebelar a Rebecca, que se quedó cortada al encontrárselos así delante de ella, pero pronto esbozó una sonrisa irónica y arrogante al ver al curioso tipo agarrado a su brazo arremangado y sus esfuerzos vanos por soltarse.

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28/04/2015, 16:28
Andrew Lawson

Andrew se sentía irritado e incómodo con Mathias Kloppke. Todo en él le parecía fuera de lugar. Aquel traje, el pelo despeinado y, sobre todo los modales. Por no hablar de aquella mirada saltona y brillante que, junto con la sonrisa, le daba un aire perturbador.

El modelo sentía que la mirada de aquel tipo que lo escrutaba busca algo más, pero no tenía muy claro lo que era y aquello le ponía nervioso. No entendía como Vivian había podido enviar a alguien como él a buscarle. Aunque tal vez no fuera cosa suya.

Alzó las cejas cuando le dedicó aquel saludo tan peculiar y le estrechó la mano de forma educada. Al menos parecía que tenía ciertos modales. Pero estaba equivocado, aprovechó el apretón para tirar de él hacia el ascensor y, una vez allí, tuvo que echar mano de toda la fuerza de voluntad que tenía para no soltarle un puñetazo. Aunque, la verdad. de poco habría servido, aquel tipo tenía mucha fuerza.

Todo empeoró cuando Rebecca entró en en ascensor y vio la escena. Andrew apretó la mandíbula e intentó recomponerse como buenamente pudo. Dejó de resistirse, no iba a conseguir nada de aquella forma, y, simplemente permitió que aquel extraño tipo siguiera admirando su brazo... O imaginándose lo que había bajo él. No se atrevería a hacer nada, no en aquel lugar al menos, delante de Rebecca, ¿no?

Sin embargo, sí le dedicó una mirada afilada llena de odio por haberle hecho quedar en ridículo delante de la competencia. Esperaba que lo captase, aunque dudaba que con sus modales le importase lo más mínimo.

Buenas noches, Rebecca. Dijo, con toda la elegancia que pudo, mientras se colocaba bien el traje con la mano que le quedaba libre. No le caía bien la chica, pero ir en silencio con aquel tipo agarrado a su brazo era aún más incómodo que permanecer callado y estaba seguro de que ella no iba a empezar una conversación. ¿Una semana dura? Preguntó, con una sonrisa confiada en el rostro.

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03/05/2015, 20:44
Rebecca Wintherdom-Spencer

-“Intensa y productiva, gracias. Duro no existe en mi vocabulario laboral, lamento profundamente que tu te sientas así; seguro que has hecho un trabajo fabuloso, de todos modos. Veo que ya has hecho intensas amistades en la fiesta, siempre tan atento con tus fans, por muy horripilantes que sean.” – Rebecca recuperó la compostura, recurriendo a la acidez habitual que usaba para hablar con quienes no admitía como superiores y retrucando la pregunta ignorando por completo la sonrisa de Andrew para tomar, interesadamente, sus palabras de forma literal.

La mujer sonreía con sorna y suficiencia al ver sus apuros con el extraño e inquietante Mathias mientras salía de ascensor parándose, probablemente sólo para terminar de hablar a su lado; pero antes de que la chica pudiera seguir, de hecho mientras todavía estaba terminando de hablar, Mathias se volvió hacia ella, ceñudo, sin soltar a Andrew con una mano de presa delicada pero férrea, como un grillete acolchado y amplio. La otra mano voló hacia el bracito delgado de la chica sujetándola con la misma suavidad pero idéntica firmeza.

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03/05/2015, 20:45
Mathias Kloppke

-“Tú no eres nuestra princesita. Y tus luces son muy feas. Vete ya a bailar bajo la torre de hierro, venga.” – La impulsó, aparentemente de forma ligera, como quien anima a alguien a salir a la pista de baile; pero Rebecca avanzó, sorprendida y con un grito de sobresalto, una docena de metros trastabillando y tropezando.

-“Ella no nos interesa, principito, no hables con ella. Es fea, se tiene que ir. Aunque tus colores tampoco son muy bonitos, no como los que tiene la mariposa. A ti no me importa que te apaguen.” – su mirada de loco seguía siendo estremecedora con aquella sonrisa congelada y los ojos brillantes, febriles mientras le sujetaba aún la mano.

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03/05/2015, 20:47
Ellia Sergovna

La chica joven de la ropa casual se había acercado para ese momento, dedicó a ambos  una amplia sonrisa, demasiado tensa, con su rostro redondeado sin llegar a ser obeso y que era perfecto para su pelirroja melena un tanto leonina. Agarró el brazo con el que Mathias le inmovilizaba con una presa tan suave como la que el loco le sujetaba a él.

-“Mathias, deja de ser un monstruito con los invitados de Madame. Asustas a la gente. Eres inquietante, horripilante y das grima.” – apretó ligeramente los dedos, sin esfuerzo aparente, su rostro tan – artificialmente – dulce como antes, increíblemente, sonó un crujido en el brazo de Mathias como si un uro de los que se veían en la lucha libre hubiera apretado con todas sus fuerzas. Mathias soltó el brazo de Andrew con una mueca de dolor, lo que aprovechó la mujer para empujarle a un lado con apenas un conato de fuerza, sólo estirando con decisión el brazo. Mientras el rarito se retiraba, jurando que no le molestaba y que eran amigos pero que ahora tenía que irse a salvar a la mariposa, la chica sonrió más directamente a Andrew y se dispuso a alejarse diciendo:

-“Disculpelo, es algo así como el hijo tonto por aquí.” – tampoco parecía que la chica tuviera unos modales muy propios para aquella reunión, pero al menos parecía esforzarse. Por fin podía dedicarse a lo suyo. Rebecca había aprovechado para adelantarse a la barra y estaba ya recibiendo su bebida y aprovechando la circunstancia para hacer la inspección previa que él ya tenía.

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03/05/2015, 20:48
Director

Notas de juego

Disculpa el multipost con tantos rostros pero creo que se entienden mejor las cosas separando quien dice qué y poniéndole caras.

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06/05/2015, 14:54
Andrew Lawson

Andrew escondió su repulsión por las palabras de Rebecca tras una amable sonrisa, pasando por alto sus mordaces palabras. El orgullo podía a esa chica. El propio Andrew era orgulloso, pero prefería guardar ese detalle tras una máscara de falsa modestia salvo cuando tenía que conseguir algo.

Iba a responder a la modelo cuando aquel repulsivo hombre se le adelantó. Cuando le dedicó aquel empujó la sorpresa se dibujó en el rostro del modelo y, tras unos segundos, tuvo que reprimir una sonrisa. Jamás había creído que vería a Rebecca siendo tratada de aquella manera, pero no quedaba bien mostrar su regocijo por aquel acto en público. No era elegante, por mucho que ella se lo mereciese.

Andrew se disponía a reprocharle el comportamiento a aquel escalofriante tipo pero, cuando le dedicó aquellas palabras que el modelo supuso que eran una metáfora de la muerte, se calló. Sería mejor andar con pies de plomo con aquel tipo, su aparente locura podría ser real. Por suerte la chica con ropa informal acudió en su ayuda y espantó a Mathias.

Cuando Mathias soltó al fin la mano respiró tranquilo por fin y se colocó bien la corbata y el traje. Vaya, gracias. Dijo, dedicándole una sonrisa a su salvadora. Tiene más fuerza de la que aparenta. Comentó, recordando el fuerte agarre al que le había sometido. Mi nombre es Andrew Lawson. Inclinó levemente la cabeza, intentando no mostrarse cortés en exceso. Parecía que aquel no era el lugar de la chica, no quería que tuviera que fingir en exceso, a veces resultaba tedioso, el modelo lo sabía bien. Gracias por rescatarme. Bromeó, dedicándole una sonrisa sincera.

Mientras hablaba con la pelirroja, Andrew intentaba captar la mirada de Vivian con disimulo. Quería aber si era apropiado acercarse a ellos o si, por el contrario, era mejor esperar.

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07/05/2015, 16:04
Ellia Sergovna

La mujer respondió a su sonrisa con otra, natural pero no muy sentida le pareció a Andrew, asintiendo a su valoración de la fuerza con una pequeña risita y un cabeceo. También respondió a su presentación.

-“Ellia. Sergovna.” – contestó con una pausa entre el nombre y el apellido. La pronunciación del nombre era complicada, europea del este diría si le preguntasen; lo que era un tanto sorprendente porque no tenía ni el más mínimo rastro de acento en su inglés tanto al hablar con Mathias como al responder a su agradecimiento.

– “Sin problema. Es mi trabajo. Cuidar el patio de recreo de los señoritos.” – dijo con su sonrisa y rizándose coquetamente un bucle del pelo.

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07/05/2015, 16:06
Director

Vivian cruzó la mirada con él, manteniéndola unos segundos. No podía estar seguro pero tal vez fuera una invitación; en cualquier caso la directora se mantenía o parecía mantenerse en la conversación con los inversores y la anfitriona, que parecía el centro de la conversación.

Andrew no estaba seguro de si Vvian había cruzado miradas con Rebecca o no, pero la rubia tras unos segundos más se acercó tranquila pero decidida a ese grupo.

De Jones seguía sin haber rastro.

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14/05/2015, 15:12
Andrew Lawson

Andrew le devolvió la sonrisa a Ellia. Seguro que es un trabajo de lo más interesante. Comentó, dándose de cuenta de que podría escuchar chismes y conversaciones de gente importante. Espero que esta noche no haya muchas riñas.  Le dijo, siguiendo su broma.

Al ver que Rebecca se acercaba a Vivian y, tras recibir la mirada de la mujer, decidió que sería mejor que se acercase él también. Pero no iba a ser siguiendo a la modelo. Aquello quedaría bastante mal. Tendría que hacer tiempo hasta que la llegada de Recebecca y la suya.

Ha sido un placer, Ellia. Intentó pronunciarlo lo mejor que pudo. No era fácil. Si todo va bien, nos veremos más a menudo. Con una última sonrisa de complicidad se acercó a la barra y pidió una bebida para hacer tiempo.Apoyó parte de su cuerpo en la barra y esperó, manteniendo una postura segura y elegante, pero a la vez accesible.

Notas de juego

*Básicamente espera y tal a que le pidan la bebida. Luego irá donde Vivian y los demás. No quería adelantarme demasiado por si acaso, para no tomarme demasiadas libertades ^^