Partida Rol por web

Apenas recibió la sugerencia, recordó las palabras de Frank el día anterior, tras hablarle del frenesí, cuando le habló del miedo rojo: la defensa de la Bestia: contra el Sol, contra la amenaza… contra el fuego. Sólo la idea de encender la chimenea y prender fuego le hacía sentir como cuando en el instituto tocaba un examen para el que no había estudiado. Miró a Frank, poco convencido, y vio en sus ojos que aquello no era sólo una destrucción de pruebas fruto de la lógica. Era una prueba. Quería saber si tenía fuerza de voluntad, si aquello había sido un accidente puntual o una rémora en su vida que se repetiría cada poco.

Aún se estaba vistiendo, cada vez más nervioso con la idea de que tenía que encender un fuego cuando se abrió la puerta del loft en el piso de abajo; desde la oficina tenían una vista privilegiada, aunque desde abajo costaría verlos a ellos. Con andares seguros, gesto ceñudo y porte intimidante, Amûnet entró y oteó todo, fijando su vista en ellos como si pudiera verlos a través del esmerilado del bajo de los cristales. Con gesto preocupado Frank apretó algo en su mesa y pudieron escuchar el piso de abajo mientras Elijah terminaba de cambiarse de ropa.

Amûnet se dirigió hacia la escalera de caracol, Ninette se interpuso, con cara de burla y actitud chulesca.

-“¿Hay una representación nueva de Cleopatra y Marco Antonio y nadie me ha avisado?” – preguntó a los diseñadores de forma retórica provocando carcajadas, para inmediatamente volverse a la vampiresa y decirle – “Lo siento, cielo, pero por muy emperatriz que seas no se puede molestar al maestro sin cita previa. Pero si me dejas un nombre y un teléfono, te llamamos cuando el sr. Carnation pueda recibirte.” – las risitas contenidas de los demás no llegaron a ocultar la frase susurrada, aunque lo bastante alto para que el micrófono la captara y, por tanto, de seguro también su interlocutora – “el siglo que viene o por ahí.”

La chica de piel oscura se quedó mirando a Ninette un segundo, las risas se cortaron radicalmente, como si todos hubieran muerto de repente. La joven de estética punk palideció, retrocedió trastabillando y, si no hubiera sido por una silla, se habría caído. Temblando como una hoja se quedó boqueando mientras la otra, sin decir esta boca es mía, siguió andando. Varios de los modistos, una vez pasó la amenaza andante se apresuraron a atender a Ninette, que estaba blanca como un muerto y con el rostro desencajado de miedo.

Frank apagó la escucha un segundo antes de abrirse la puerta y dejar entrar a la, si Elijah había entendido bien sus lecciones de política, sheriff de la ciudad. En ese interludio que tardó en entrar, su creador le hizo una seña urgente para que pusiera a arder la ropa. Obviamente no iba a acabar – probablemente ni a empezar – antes de que la chica entrara, en unos segundos, de modo que el motivo no podía ser ocultar pruebas.

El divo trató de darle un par de segundos extras para decidirse o reunir valor dirigiéndose a la entrada al encuentro de la intimidante depredadora, con su mejor su sonrisa y su voz de reinona más aguda posible.

-“Amûnet, querida, que sorpresa…” –

En toda su pataleta infantil había pasado por alto un detalle. ¿Acaso su propio sire no habría matado una y otra vez? ¿Acaso no estaría él mortificado por la culpa? Le debía una disculpa.

Cuando le ordeno que se desnudara hizo una mueca, no por quitarse la ropa, sino por la que le ofrecía para cambiarse. -No voy a ponerme esmalte de uñas negro- Dijo con una falsa firmeza cómplice, algo recompuesto. Frank tenia la virtud de monopolizar su atención. Se quitó la ropa mientras soltaba otro chascarrillo. -De normal no me quito la ropa sin una copa antes- -O por 15 dólares- pensó rememorando su turbio pasado. Pero su sonrisa desapareció al escuchar a esa zorra de sheriff. Habría reaparecido al oír a Sharp vacilarle, pero cuando eres un asesino un sheriff es lo último que quieres ver, y prefería la silla eléctrica antes que vérselas con ella.

Rápidamente terminó y lanzó la ropa a la chimenea. La encendió con un fosforo, obligándose a permanecer junto al hogar mientras las llamas se avivan. Los segundos extra que ganó Frank los empleó en leer la documentación de su primera víctima. Era un nombre que nunca olvidaría, aunque su cartera se fue al fuego*.

Cuando la vampiresa llegue a la puerta Elijah estará a medio vestir. -Yo creo que no me pega, ¿no tienes algo negro?- Dice hacia donde están los otros dos vampiros. Tratando de poner su mejor voz de hijo rebelde.

Frank esbozó una sonrisa maligna cuando Elijah pidió ropa negra, justo a la vez que entraba Amûnet. Si decir nada, asintió con sorna y miró dentro del armario dónde había una prenda en negro. Se trataba de un traje con chaleco que parecía sacado de un concierto de los Village People y revisado con prisas para darle un toque más moderno. Era de cuero, o algo parecido, y parecía faltarle la parte de atrás del pantalón… aunque por diseño parecía que era a posta: no faltaba nada, en realidad, dentro de la visión del diseñador.

Amûnet rompió la chanza con su mera presencia y un segundo después también el intento de socializar de Frank. Entró con mirada asesina, luego vio a Elijah junto a la hoguera y su ropa ardiendo dentro y algo cambió en sus ojos. Aún así parecía muy enfadada cuando habló:

-“¿Todo bien, Frank? Eso me dijiste el otro día al salir de su apartamento, ¿recuerdas? Todo bien.” – les miró a ambos con ojos entrecerrados – “Un hombre violado y desangrado hasta quedar como una uva pasa tirado en un rincón del parque ¿es eso todo bien? ¿Creéis que me aburro para tener que ir detrás de los neonatos? El príncipe, bendito sea por la estabilidad que da a la ciudad, ha decidido permitir cuatro a la vez. CUATRO. ¿hay sitio para uno que vaya violando y matando por los parques, os pregunto? Porque seguro que a mi me lo van a preguntar cuando pidas presentarle, Frank”

Frank pareció un poco descolocado. Y con ampulosos gestos de diva ofendida chilló:

-“¿Le has estado siguiendo? Pero qué impertinente. Que feo, Amûnet, que feo. El chico ha perdido el control, sí, un frenesí por tener reparos para alimentarse. ¿Quién no ha entrado en frenesí alguna vez? Esta arrepentido, sabe el problema y… y está bajo control.” – le señaló allí, pegado a su hoguera.

Amûnet, en realidad, no había perdido ojo a Elijah, ni siquiera cuando parecía dirigirse a Frank. Resultaba un poco intimidante, pero la Bestia del joven no reaccionaba tan abiertamente hacia ella como la otra noche, por algún motivo que no alcanzaba a entender.

Los dos hombres esperaron que dijera algo, pero en vano, ella seguía mirando a Elijah, evaluadora, como si esperara que dijera algo, tal vez algo equivocado.

Elijah se decide a hablarle. No le queda otra. -Lamento mucho todo lo que ha ocurrido. Ha sido como un estado de enajenación mental. Como si algo dentro de mi tomara el control, yo me he despertado cuando estaba todo hecho. No puedes ni imaginarte lo terrible que es ser poseído de esa manera por una personalidad monstruosa.– Está seguro de que la vampiresa si se lo imagina. Pero el paripé es el paripé. Show must go on.

Comienza a ponerse su máscara. La de reinona irrelevante está cogida por su sire, así que adopta una con la que ahora mismo se siente muy identificado: gótico deprimente. -Supongo que ahora soy así, tengo un monstruo repugnante y cruel dentro. No hay discurso ni explicación sobre la bestia que pueda prevenirte sobre su magnitud. ¿Por qué es tan salvaje? ¿Es ella la que desea matar o solo alimenta mis propios deseos ocultos?

Tras unos segundos añade, mirando a Frank -No quería avergonzarle delante de la sheriff, sire.

Frank acogió a Elijah en un abrazo paternal, acompañando su actuación, casi llorando. Elijah se preguntó si no habría engañado también a su sire haciendole desesperarse con él. No podía estar seguro. Lo que si era cierto que no se acercó mucho a la hoguera, más bien ofreció su abrazo para que fuera el neonato quien se alejara.

En cualquier caso Amûnet bufó hastiada. Les dejó con su pantomima, con los brazos cruzados y expresión furibunda, aunque sin hacer comentarios tampoco. Cuando parecieron tranquilizarse mínimamente y recuperar un poco su compostura, avanzó hacia la pareja, decidida.

Rompió el abrazo sin brutalidad pero con firmeza y decisión... Y sin esfuerzo aparente, Elijah no creía que estuviera usando la magia de sangre y aún así la fibrosa pero estilizada muchacha parecía tener la fuerza de un campeón de halterofilia.

-“Vale, ya está. Ya lo se. El frenesí es muy duro y todo eso. ¿Pero una violación y asesinato a los dos días de crearte? ¿Estás seguro que puedes controlarlo? Sabía que serías el más problemático de los neonatos desde que saliste de tu casa famélico.” – agarró a Elijah, apartándole de Frank, y le cogió con una mano de las mejillas, miró a sus ojos fijamente, lo que hizo que Frank se tensara y liberara los colmillos, por alguna razón que el chiquillo no alcanzó a entender, parecía a punto de atacar a la mujer.

-“Pero el daño está hecho, parece que tienes *un poco* de autocontrol cuando quieres” – desvió la mirada unos segundos al fuego que seguía ardiendo – “Y no es probable que tu vitae pueda reutilizarse para algo mejor. Por mucho que me menosprecien los engreídos señoritos de alta sociedad” – miró con reprobación a Frank – “mi función y deseo siempre han sido la protección y bienestar de nuestra estirpe. No creo que reclamar tu vitae sea la solución, supongo que hice bien en no precipitarme.”

Su sire había vuelto a guardar los colmillos y, aunque tenía la fachada de estar como si fuera un alumno de colegio católico recibiendo una bronca, a Elijah le pareció que detrás ocultaba una cierta vergüenza o incomodidad. Amûnet, por su parte, que había pasado a una actitud de abatimiento y reproche volvió a mostrar su versión dura e intimidante

-“Pero esto no va a quedar así de simple. Vas a hacer dos cosas: la primera venir conmigo a limpiar como es debido tu mierda y dar la cara donde haya que darla.” – Frank puso cara de preocupación, pero no protestó, aunque sí bufó con exagerados y excesivos aspavientos. Amûnet le miró, pero no durante su teatro sino para formular la segunda condición.

-“Y, dado que me has obligado a dedicar la noche a hacer de niñera y fregona en lugar de dedicarme a lo que debería haber hecho, para poder irme mañana a resolver los problemas del norte, luego te vas a ocupar tú del encargo.”

Ahí fue dónde Frank explotó, manteniendo su fachada de locaza en todo momento, con gritos estridentes que Elijah se preguntó si no se oirían en la planta de abajo.

-“¡Pero estás loca! ¡¿Un encargo?! Pero por el amor de Dios, si ni siquiera he terminado de instruirle en lo básico. Es un recién nacido, ¿cómo va a resolver él nada? Puedo ocuparme yo.”

Amûnet se quedó mirándole muy seria antes de responder.

-“¿Lo harás tú? ¿Te ocuparás de arreglar todo lo que rompa y afrontar las consecuencias? ¿Cómo si fuera un bebé y tú su mamá?” – era obvio que estaba siendo sardónica, pero algo en su mirada reflejó una idea que germinaba y que sí le gustaba, que no todo lo que decía era una tontería. Los ojos de Frank reflejaron miedo.

-“Claro, tal vez sea lo mejor, un par de tragos más y que sea una marioneta un par de décadas o tres, hasta que pueda controlarse bien y no necesite supervisión. Es una solución que puedo apoyar ante el príncipe. ¿Es eso lo que quieres?” – su mirada alternaba entre Frank, que se había quedado aún más pálido de lo habitual abriendo y cerrando la boca sin saber bien qué decir pero negando con la cabeza, y Elijah, cuya mente trataba de entender lo que estaba pasando y empezaba a rememorar las palabras de Frank del día anterior sobre el vínculo de sangre.

Si hay algo peor que un homofobo, es una homofoba.  -¿Es que nadie le ha dicho a esta marimacho que viste como una bollera?- Piensa el fotógrafo que ya estaba cansado de que esa perra infernal cuestionara la hombría de ambos con tanto recochineo –No te preocupes, me pongo manos a la obra. Supongo que deshacerse de un cadáver no será tan difícil cuando sabes cómo hacerlo. Ya siento que este sea mi primer asesinato.- Cuidado Elijah- Se reprende a sí mismo ante este arrebato de franqueza. -… si es que he sido realmente yo.

-¿Qué quieres que haga? ¿Qué lo queme? ¿Qué lo tire al mar? –¿Que me lo coma con patatas fritas? -Solo dime que hay que hacer con el cuerpo y con el encargo.

Elijah no iba a poner más en peligro o vergüenza a su sire por este asunto. Su afecto y protección eran reconfortantes. Pero era algo mutuo, él también quería protegerle. Y más cuando él mismo era la causa de los problemas.

Lo que más le dolía es que esta situación giraba en torno a encubrir un asesinato, dejando al lado la dignidad del muerto o la compensación a sus seres queridos.

-“No. No es fácil. Y, no, no soy una experta. Pero sí hay mejores formas que dejarlo tirado medio desnudo en un parque sin una gota de sangre ni una sola herida salvo las de una violación. Supongo que aún no te han hablado de los cazadores de vampiros, pero estas son las historias que les atraen. Y, como sheriff, prefiero que no haya de esos en Boston, gracias.” – era obvio que la otra opción, el vínculo de sangre extremo, le gustaba más, pero aceptaba que no era lo que Frank realmente quería decir ni pensaban hacerlo.

Se giró para marcharse haciendo un gesto a Elijah para que la siguiera.

-“Vamos, neonato. Y espero que lleves bien llena la cartera. Limpiar la mierda suele costar dinero.” – Frank miró nervioso a Elijah, sacando su propia cartera, que parecía bastante llena, como preguntando si necesitaba dinero*.

Tras esperar confirmación abrió la puerta para salir bajo la mirada inquieta y preocupada de su creador. Los trabajadores de Frank seguían juntos, alrededor de Sharp que estaba blanca todavía, murmuraban enfadados aunque los agudos sentidos de Fank oyeron perfectamente los insultos, bravatas y propósitos contra Amûnet – si ella los oyó también, no se le notó – pero cuando bajaron las escaleras, se callaron y no movieron ni un dedo, mirando al suelo, el techo o cualquier sitio menos la mujer, que no les dirigió ni una mirada, ni para bien ni para mal.

La vampiresa le llevó hasta un callejón lateral donde esperaba un coche, un ford taurus rojo. Ella fue al asiento del conductor. Pararon junto a una cabina pública, mientras llamaba por teléfono le dijo:

-“Mientras te consigo la descripción, ve inventando una historia lacrimógena de cómo viste a un tipo hacer más o menos lo que tu le hiciste al tipo. Pero cambiando lo de morder por degollar, claro.”

Cuando contestaron pudo oírla hablar, aunque no al del otro lado.

-“Con Máximo… De Amûnet, con mucha prisa.” – esperó un rato, unos cuatro minutos – “Si. Necesito la descripción de un violador de hombres famoso… Sí, de hombres y mejor si usa cuchillos… Para ayer… No, querido, te deberá una el chiquillo de Frank, en lo que a mi respecta estás ayudando en la labor del Sheriff. Si crees que excede de tus obligaciones se lo cuentas al príncipe…Ja ja ja, no, no lo conoces todavía... Sí, ya ves, empieza fuerte. Espero que el vuestro no de tanto trabajo.” – una espera de más de cuarto de hora, de repente empezó a soltar descripciones, haciendo gestos a Elijah para que tomase nota, aunque fuera mentalmente.

-“Metro ochenta y cinco… Pelo negro… Unos ciento treinta kilos… Musculado de gimnasio… Nariz rota, como de boxeador… Ropa deportiva… Piel oscura, como latino, pero sin rasgos típicos de ellos… ¿Algo más?... Gratias ago, Máximo. Vale ^.”

Luego se giró hacia él, indicándole que volviera al vehículo.

-“Ese debe ser el protagonista de tu historia. Termina de perfilarla en las dos paradas que nos quedan.” – la siguiente parada fue en la parte de atrás de un hospital privado bastante cutre y orientado a curas de urgencia, no muy lejos de su casa. En el oscuro callejón la mujer trapicheó con un enfermero de mirada huidiza y aspecto desagradable por unas bolsas de sangre, usando para ello el dinero de Elijah, por algún motivo fue una pequeña fracción de los fondos que le había hecho preparar.

En la vuelta al coche, pararon de nuevo en una cabina de teléfonos y la chica llamó por teléfono. Otra conversación a medias.

-“Con el Agente Peterson, por favor…” – un minuto de espera – “Hola, Pedro, soy yo… Sí, eso, ‘la mora’ pero te he dicho cien veces que no soy árabe, ni musulmana… Da igual, ha habido un asesinato… Truculento, en realidad, pero te tengo un testigo, él lo vio todo… Estamos detrás del estadio en el Parque Moakley.” – en realidad no estaban allí, aunque estaban cerca. El sitio estaba a la misma distancia de su casa que el parque de la desgracia, sólo que en dirección contraria y muy cerca del mar.

Llegaron al sitio con tiempo de sobra, Amûnet sacó el cadáver del maletero del coche, con facilidad, como si fuera un dummy de gomaespuma en lugar de un muerto y lo dejó con cuidado en el suelo, colocándole en una posición natural para haber caído muerto de espaldas, sacó un cuchillo y le dijo a Elijah:

-“Degüellale. De lado a lado.” – mientras sacaba las bolsas de sangre y las abría, aunque él no se vio afectado por el olor, ella desnudó los colmillos, con ojos brillantes - "luego hazz un buen charco con éstass, como ssi le hubiera ssalido del cuello." - su voz ahora era más gutural y un poco sibilante.

Elijah tomo el dinero que le ofrecía su sire, un poco avergonzado por ello. Le dio un beso en la mejilla y se despidió con una sonrisa tranquilizadora, quitándole importancia al asunto. No quería que se preocupara más de lo necesario.*

No, querido, te deberá una el chiquillo de Frank … se lo cuentas al príncipe…Ja ja ja, no, no lo conoces todavía... Sí, ya ves, empieza fuerte. Espero que el vuestro no de tanto trabajo.”

Escuchar aquellas palabras le resulto humillante. Su acción de esta noche no iba a perderse en el olvido. Lo primera referencia que mucha gente iba a tener de él era “el asesino y violador de hombres” Menuda forma de empezar. Además sabia que la primera impresión es la que se grava a fuego para siempre.  Ese sería su apodo para los siglos venideros.

Se mortificó en la vergüenza y el desprestigio. Y lo hizo por un buen motivo: Si dejaba de hacerlo, acudían a su mente los recuerdos de hechos ocurridos… la violación y el asesinato. El desprecio de los asesinos inmortales o la vergüenza que pudieran hacerle sentir era una trivialidad comparada con la angustia de saber que en sus venas corre sangre inocente. Le falta el aire, y eso que  ya no necesita respirar. Desearía poder vomitarla toda, sacarse el alimento tomado mediante canibalismo. Quizá así se sintiera más limpio. Pero eso solo lo dejaría famélico de nuevo. Quizá cometiera el mismo fallo. U otro peor.

Escuchó la descripción del molarco al que iban a cargarle el muerto. Ya sea porque resulta más cómodo hacerlo sobre alguien con antecedentes o porque Amunet tiene un poco de decencia, suena como alguien peligroso. Se alegra de que sea a un violador de verdad con semejantes pintas y no a una descripción al azar al que vayan a implicar.

El viaje se le antojó eterno, apenas respondía con monosílabos a la sheriff. Supuso que a ella tampoco le importará. Desde luego no iba a darle el gusto de oírle suplicar o pedir perdón. Su odio hacia esa mujer era casi tanto como el desprecio que ella manifiesta hacia él. Cuando descubrió que el cadáver ha estado todo el rato en el maletero se sintio marear, como si estuviera en una pesadilla: todo era irreal y monstruoso –Puta psicópata loca-

"luego hazz un buen charco con éstass, como ssi le hubiera ssalido del cuello."

Elijah la contempló. Estaba viendo un destello de lo que había en su interior. La luz nocturna, su mirada sedienta, su voz cavernaria,… Todo revelaba una “sinceridad natural”, “una fuerza orgánica”, un bodegón de determinación y hastío. Podría haberse quedado horas contemplándola, ojala pudiese fotografiarla en ese momento.

Amunet, la mayor victima de Amunet.  La única Amunet que podía despertar una reacción positiva.  Amunet la que fingía desprecio y odio para aparentar que habia algo más que hambre ahí dentro.

Solo su gruñido al insistirle en que coja el cuchillo le hace volver al presente. Posiblemente ella piense que ha sido un momento de duda o temor a usar el arma. Se arrodilla junto al cadáver, preparado para realizar una última profanación. Su sire le había dicho que era bueno parecer más débil de lo que se es. Así que, aunque podría fingirse firme y quizá (solo quizá) rebanarle la garganta con determinación, se permite expresar sentimientos sinceros.

-No… no quería hacerte esto. Yo solo me desperté al principio de la noche, con hambre… y de repente apareci sobre ti. Perdi el control… lo siento, lo siento mucho.- Le dice temblando, casi llorando al cuerpo sin vida. Su mano tiembla con el cuchillo antes de atreverse a hacer el tajo que la mascarada exige. Derrama las bolsas de sangre con cuidado. No sabe qué forma tiene que hacer, así que deja que el liquido caiga sobre su cuello, justo en el tajo, y que se derrame como él quiera.

…Como si el pavimento fuera una lamina y la sangre acuarela…

Al terminar, pliega las bolsas de plástico. Evidentemente, no querían que las vieran allí ni que las encontraran en una papelera cercana.

-¿Crees que debería rezar a algún dios? ¿O ya no hay esperanza para mí?- Le pregunta a la sheriff

Amûnet no dijo nada mientras él hablaba con el cadáver, se quedó a su lado, sin hablar ni hacer comentarios. Cuando miró en su dirección no había sombra de expresión alguna, ni burla, ni desprecio, sólo le observaba respetando sus acciones. Cuando terminó su charla, habló muy bajo, como si realmente no quisiera que la oyera, lo que era una idea un poco tonta porque, obviamente, la oía perfectamente.

-“Supongo que sabes que no te oye. Hay… Hay una forma, hay gente que puede ayudarte si realmente necesitas explicárselo, se llaman Giovanni y controlan buena parte del Este y el centro de la ciudad. Pero no es una experiencia agradable, ni para ti ni para él; además de ser muy cara, y no hablo de dinero, sino de favores, favores a una gente terrible. Pregunta a Frank antes si quieres tratar con ellos, al menos en ésto debería saber qué hacer.”

Se separa unos metros extra cuando él empieza a derramar la sangre, Elijah pudo oír claramente sus colmillos saltar y la Bestia de su interior, se acobardó, tuvo que hacer un esfuerzo consciente para no salir corriendo lejos de ella. Pero, en realidad, parecía bastante bajo control, simplemente se mantenía a distancia.

Tal vez sus preguntas fueran retóricas, podrían haberse tomado por tales, pero Amûnet las contestó, tal vez por no entenderlas así o tal vez para hacer tiempo hasta que viniera el policía.

-“Sólo conozco dos tipos de dioses, los que no responden a las plegarias y los que cobran sus respuestas demasiado caras. Si me preguntas a mi, no ganarás nada con rezos, sólo con actos. Pero eso no quiere decir que no haya esperanza.” – hizo una pausa y, cuando continuó su voz era un poco más baja, aunque seguía siendo dura, eso si en ningún momento hizo ni el más mínimo amago de acercarse físicamente a Elijah – “Que no tuvieras un plan como éste preconcebido para cuando ocurriera ésto, es esperanzador. Que no te de igual lo que has hecho, es esperanzador. Que no puedas degollar el cadáver sin pestañear, es esperanzador." - hizo una pausa antes de seguir, el vampiro más joven notó su duda, se la imaginó mordiéndose un labio pensativa, porque su rostro estaba escondido entre sombras

- "Si no hubiera esperanza, te habría matado directamente. No te voy a engañar, estás mal, tu sire se equivocó en tu conversión o al elegirte, no importa lo que sea, el caso es que tu Condena será más complicada que para otros. Pero eres más humano que la mayoría de ellos, eso te dará tiempo extra. Tal vez lo consigas, desde luego eres lo menos malo que se puede conseguir con la vitae que portas.”

Tuvieron unos cuantos minutos más para conversar antes de que por el camino que bajaba a la playa aparecieran las luces de un coche, un breve segundo lucieron las de las sirenas de policia como si quisieran avisar pero luego dejaron de hacerlo.

Amûnet se acercó a la zona por la que llegaría el coche, que bajaba a más velocidad de la recomendable, pero trazando las curvas con habilidad. Mientras lo hacía le hizo una seña para que se acercase y le dijo que preparase una gran cantidad de dinero, casi todo lo que le quedaba de lo que le había dado Frank.

-Creo que estaba justificándome ante mi mismo más que disculpándome con él.– Confesó el toreador -No quiero deber favores a nadie y menos para  esto. Si encima de que lo mate no le dejo ir hacia el túnel de luz, o lo que sea que haya al otro lado, sino que convoco su fantasma mediante un ritual doloroso solo para decirle cosas que supongo que ya no le interesaran, estaré siendo egoísta.-

Luego escucho su cumplido sobre que había esperanza para él, cumplido que fue seguido de una seria y despectiva reprimenda. Una vez más que si su sangre estaba defectuosa, que si no era adecuado. Oyéndola parecía que Elijah fuese uno de esos pobres desgraciados que han sufrido malformaciones durante el embarazo. Aunque, viendo al cadáver, eso sería casi mejor. En presencia del cuerpo no puede negarlo ni ponerse chulo. Efectivamente estaba mal, muy mal. Violador y asesino, ambos conceptos luchaban por ver cuál era la losa más pesada, cuál de los dos le aplastaba antes.

Preparó el dinero, ¿tenía que sobornar a la policía para que se creyeran su historia? Vamos que sabían que todo era un cuento. ¿Era un servicio de recogida de cadáveres de pago con el plus de ser oficial?

Recogida de cadáveres a domicilio, dígame. Si, nuestras tarifas son caras, pero nuestros empleados son policías y ambulancia. Nadie va a pillarles transportando el cuerpo.