Partida Rol por web

Aquel lugar sin duda era realmente sospechoso, no solo el vehículo, sino también todo aquello, y esa puerta con tanta seguridad. Rina no lo duda y camina hacia la furgoneta, su intención era tratar de ver algo, se acerca por el lado del conductor para tratar de ver si hay alguien dentro mientras piensa.

- Esto es realmente sospechoso, no me fio de nada la verdad, porque tantísima seguridad en las entradas si es un sitio abandonado, sin duda no lo esta... estoy segura que aquí hay gato encerrado, voy a echar un vistazo, veamos si puedo averiguar algo... no será cosa de vampiros no? espero poder encontrar a Haruna aquí, y rescatarla y sino al menos poder informar

Se acerca con precaución ya que no quería ser descubierta a mirar el interior de vehiculo, si no hay nadie tratara de abrirlo

Investigar la furgoneta, confimó la mala impresión que le causaba. Los cristales tintados parecían pensados, justamente, para hacer imposible reconocer a los que viajaran dentro o que se pudiera cotillear el interior. Tanto obstruían la visión que Rina estuvo segura de que no había nadie, no porque lo distinguiera con claridad, sino porque tuvo que asomarse, frotarse con el cristal y exponerse tanto para no conseguirlo que, por fuerza, la habrían visto y escuchado desde dentro de la cabina si hubiera alguien. Aún así sus sentidos mejorados le decían que dentro de la cabina no había nadie.

La parte de atrás era aún más rara, la caja, pues no tenía asientos y parecía haber sido adaptada para carga, no tenía ventanas exteriores - algo relativamente frecuente - pero sí parecía tener un ventanuco interior y estaba, por lo demás, aislada de la cabina.

Estaba cerrada con la llave, lo que hacía muy difícil abirla, pero Rina lo intentó de todas maneras. Lo había visto hacer a menudo por televisión con cosas muy parecidas a su lima de uñas. La práctica resultó más complicada de lo que la ficción sugería, tras un par de intentos suaves comenzó a acumular frustración, un par de movimientos violentos y, nunca supo qué fue antes, si su movimiento brusco rompió la lima en la cerradura y eso disparó la alarma haciendola sobresaltarse o si se disparó la alarma y eso la hizo dar un respingo que rompió la lima dentro de la cerradura del conductor.

Como fuera, la mitad de la lima estaba fuertemente encallada en la cerradura del conductor, la alarma de la furgoneta chillando con un ensordecedor pitido agudo y Rina sentada en el suelo de forma poco digna en el sucio suelo junto a la puerta del conductor de la furgoneta negra, frente a la puerta del almacén.

Rina trata de abrir la furgoneta, pero parece que no es posible y comienza a sonar la alarma de esta, ya era demasiado tarde así que no lo duda y coge alguna piedra o algo de la puerta y la tira con todas sus fuerzas contra la ventanilla del conductor para romperla mientras piensa:

- Ya que ha salido mal, que piensen que es un robo...

Su intención es la de que parezca que han intentado robar en la furgoneta, para lo cual asoma la cabeza y trata de coger cualquier cosa y marcharse de allí corriendo con la intención de ocultarse en algún lugar cercano donde poder ver a la persona que salga del almacén para mirar la furgoneta

Rina reaccionó rápido, una piedra voló desde el suelo contra el cristal con una fuerza que ella no creía tener. Era como si, de repente, tuviera el cuerpo cultivado que le habría correspondido si hiciera ejercicio de forma habitual en lugar de cuando no tenía más remedio o sacaba un rato libre.

Inmediatamente buscó un lugar para ocultarse, mientras la puerta del local se abría de forma apresurada pero lenta. Sonaron candados y cierres al abrirse durante los segundos suficientes para que ella alcanzase unos contenedores cercanos. Se asomó para ver salir a la carrera al gigantón de antes, pistola en mano.

Miró a la furgoneta y alrededor, obligando a Rina a terminar de esconderse. Miraba en su dirección general, como si hubiera visto algo, pero no terminaba de localizarla.

-"¡Eh, hijoputa!" - chilló evidenciando que no la había visto al confundir incluso el género mientras apuntaba en todas direcciones con la pistola y pinta de estar dispuesto a usarla - "¡te has metido con la gente equivocada. Te vamos a reventar el culo, chupapollas!" - giró la cabeza hacia dentro para su siguiente grito, aún así los finos oídos que Rina había heredado de Kaufmann le permitieron escuchar claramente.

-"¡Tíos, tíos, algún hijoputa ha roto la ventana de la 'furgo' y ha salido corriendo."

Rina se alegraba de haber sido capaz de esconderse, sin embargo, lo que sucedió justo después ya hizo que se alegrara menos puesto que parecía que el tipo que salió tenía intenciones de ir a buscar más refuerzos, Rina se queda lo mas quieta que es capaz, por fortuna ya no respiraba por lo que haría mucho menos ruido, por lo que se queda totalmente quiera esperando que crean que alguien ha salido corriendo.

Estaba claro que aquel sitio era peligroso ya que había al menos un tipo con una pistola y si había mas dentro no le extrañaba que estuvieran armados como ese, así que por el momento sabedora que no le habían visto ya que decir que ella era un chico cuando claramente no lo era indicaba que no le habían visto bien y no sabían donde estaba, aun así estaría alerta por si tenía que escapar a la carrera

Entre maldiciones y promesas de hacerle cosas horribles a quien estuviera detrás de aquello otros dos macarras, con los mismos colores de banda que los tres que había visto hasta ese momento, salieron a inspeccionar la furgoneta. Tras comprobar que no había nada más preocupante que una luna rota, el gigantón negro se quedó limpiando un poco los cristales, con la pistola entremetida en la parte de atrás de los pantalones, mientras la pareja volvía al edificio, cerrando la puerta. Ninguno de los tres dejó de maldecir, amenazar y blasfemar en todo el proceso, aunque se urgían unos a otros, con prisa y agobio.

Viendo lo que había sucedido Rina suspira y espera, parece que los tipos finalmente se marchan, tenía entonces a uno de los tipos solo limpiando la furgoneta. La vampiresa se queda pensando unos segundos:

- Esta es mi oportunidad, tengo que acercarme a él y averiguar qué es lo que sucede, no voy a tener una oportunidad como esta, pero... podre hacerlo?, vamos, Rina, lo haces por tu amiga, seguro que está metida en problemas, además ahora eres más fuerte

Bastante temerosa se acerca al hombre lo mas rápido y sigilosamente su intención es usar un pintalabios de su bolso como si fuera una pistola, colocarlo en la espalda y así ganar tiempo para coger el arma del hombre para poder intimidarle

El gigantón estaba maldiciendo, limpiaba los cristales procurando no cortarse sin dejar de jurar y amenazar al responsable de su desdicha con todos los sufrimientos que se le ocurrían, evidenciaba su simplicidad y lo primario que era el que todos ellos eran sexuales y violentos.

Ojeaba de vez en cuando el sitio por el que había desaparecido Rina, por suerte el contenedor tras el que estaba era muy largo y tenía otro cerca, de modo que la chica pudo retirarse a cubierto hasta conseguir acercarse desde otro ángulo. Cuanto más se acercaba más grande le parecía el mostrenco y más se evidenciaba que estaba muy furioso.

El corazón se le estaría saliendo por la boca, si lateriera. Como no era el caso sólo sus gesto crispado evidenciaba los nervios y el miedo que sentía. Si alguien la viera en ese momento se asustaría de lo macilento que era su aspecto y no tendría dificultad para notar que no respiraba. En el fondo era otra ventaja, pues era menos ruido el que hacía.

Su plan tuvo éxito consiguió encañonarle con el pintalabios provocándole un sobresalto que le hizo gritar, cortarse con los cristales que recogía y darse un coscorrón tremendo con el techo de la furgoneta. En el intervalo ella consiguió la pistola del animal, que tardó lo suyo en reaccionar y levantar las manos, aún así sus palabras eran furiosas y amenazantes.

-"¿Quién eres, gilipollas? ¿Sabes quienes somos? Te estás metiendo en un lío de cojones, tío. ¿Has hecho tú ésto? Por que si es así me cago en tu puta madre. Mis colegas te van a dejar tieso en un momento, colgado."

Rina estaba realmente temerosa, sabía que aquello no era una buena idea pero tenía que hacer algo, así que se arriesga y hace aquello que había pensado, consigue encañonar al hombre con el pintalabios y mientras este maldice, se corta y golpea la cabeza logra quitarle su arma, ya era demasiado tarde para echarse atrás, Rina procura poner su voz un poco ronca para que no se le reconozca y habla en un tono bajito mientras dice:

- Si no quieres que te llene de plomo... responde, solo quiero algunas respuestas

Realmente estaba nerviosa y no sabía que decir, pero tenía que averiguar algo, así que decidió meterse en el papel de una película que vio no hace mucho de policías

- Se que es lo que hacéis y me da igual... pero habéis tenido a una chica que es demasiado problemática... dime que hacéis con las chicas

Mientras decía eso en su mente pensaba.

- Venga Rina, como si fueras la asesina esa de la película que era muy buena, era pequeña y era muy buena, venga, transmite seguridad seguro que así este tío no sabrá que hacer

Rina intentó recordar la película y hacer lo mismo que el personaje, pero la realidad era que nunca había intentado intimidar a nadie, no era su estilo ser violenta ni amenazante, no tenía experiencia real en aquello y ella misma notó que su voz de tía dura sonaba ridículamente forzada, era como una función de teatro aficionado mala y sobreactuada.

El tipo se giró, hecho una furia, por un momento pensó que tendría que disparar. La pistola fue, justamente, lo que salvó los muebles en el último momento; era obvio que el tipo no le temía pero un disparo era algo serio.

-“Pero si eres una tía… ¿Has roto tú la luna, zorra?” – su sonrisa fue realmente desagradable, probablemente se estaba deleitando en su mente con lo que pasaría cuando volteara las tornas. A Rina le costó reprimir un escalofrío que habría acabado con su intimidación.

El rostro del hombre mostró un poco de perplejidad, era obvio que no entendía bien lo que le había preguntado, o tal vez se sentía confundido por sus palabras

– “¿Qué tías? Hacemos muchas cosas con tías, las follamos, hacemos vídeos, les llevamos negocios: putas, bailarinas, cantantes, camellas, servicio… A veces varias cosas o todo a la vez, algunas son negocios, otras independientes, otras son de la banda. Lo único que no hacemos es dejarlas mandar. No sé de qué problemas hablas, ¿Jodie? ¿La novia del jefe? Ya la tiene controlada, por lo que sé.” – aunque decía la verdad, Rina sabía que no había entendido la pregunta, probablemente su baladronada con saberlo todo y dando por hecho que Haruna era problemática, no había disparado las conexiones adecuadas en la cabeza del tipo o las había confundido llevándole por caminos que no eran los que la interesaban.

El mostrenco dirigía miradas de interés y urgencia a la salida del almacén y su comprensión de los demás le dijo que esperaba que alguien saliera pronto y le ayudase o la distrajera.

Rina estaba realmente tensa, trataba de no mostrarse nerviosa, pero realmente le costaba y la situación era muy grave, se queda unos segundos pensando y tras la respuesta del hombre y pensar en que poder decir, se acuerda en que todo el mundo conoce el nombre de los Yakuza y lo peligroso que son, pero realmente no saben ni donde están ni como actúan, así que arriesgándose y queriendo terminar cuanto antes aquello dice:

- No lo entiendes...conoces los Yakuzas? pues una de sus chicas ha desaparecido por vuestra culpa.... y claro... es problemática

La vampiresa suspira profundamente y mirando a los ojos al hombre trata de mantenerse serena aunque realmente le cueste bastante y dice:

- Sabes lo que dicen de los Yakuza no? dime donde esta esa chica

-“¿Los Yakuzas? ¿Eres una de ellos? Pues más vale que os volváis a vuestro puto pueblo. Este es nuestro territorio, tenemos amigos poderosos. Somos los United Blood de la Coste Este, chavala, Blood ¿no has oído tú hablar de nosotros? Esto no es Japón.” – parecía que no diría más, pero miró significativamente a la puerta cerrada del almacén y decidió seguir hablando – “Supongo que tu amiguita lo entendió y ha preferido venirse al caballo ganador. No estoy seguro de quien puede ser, tenemos muchas zorritas por aquí, ¿qué era? ¿cantante, actriz?... ¿puta?” –

Rina no se engañó, el mastuerzo trataba de ganar tiempo no de responder preguntas.

Rina sonríe y dice:

- Muy bien, muchas gracias por tu información de hecho creo que es suficiente por el momento

Rina sonríe aunque por dentro está bastante nerviosa mientras piensa:

- Bien, Rina y ahora que haces para que este tío no te siga y puedas marcharte sin demasiados problemas...bien, ya la has liado, espera... creo que podía hacer eso... umm concéntrate, concéntrate

Rina se concentra para usando su sangre vampírica potenciar su cuerpo, su intención es la de dar un fuerte golpe en la boca del estomago del tipo con el arma en la mano para que el daño sea mayor y así al menos ganar algo de tiempo antes de marcharse corriendo lo mas rápido que era capaz

- Vamos, si has podido contra un tipo que sabia defenderse seguro que puedes dejar sin aliento y doblado a este

Rina había probado un par de veces en compañía de Kauffman a recurrir a sus dones vampíricos para potenciar su cuerpo. Esperaba, con confianza, que no fuera un problema lograrlo ahora que realmente lo necesitaba, con los nervios y el estrés de una situación violenta.

Los ojos del gangsta, aterrados probablemente al ver cómo los suyos se inyectaban en sangre hasta ser bolas rojas fue la primera pista que le dijo que lo consiguió. La segunda fue la fuerza con que la pistola golpeó al hombre con violencia, derribándole sobre el asiento de la furgoneta como si la que midiera metro ochenta y pesara casi cien kilos fuera ella, una fuerza aún mayor que la solía darle la sangre.

No fue un golpe definitivo, pero como ella sólo quería escapar fue más que suficiente. Para cuando el mostrenco se recuperó y salió detrás de ella, gritándole poco imaginativas obscenidades y amenazas de muerte para ella y su familia, había tomado una buena ventaja que se ampliaba cada vez más gracias a su buena forma física que, con la sangre de vampiro ayudando, la hacía claramente más rápida que el mafioso de barrio.

El tipo cesó la persecución tras apenas veinte metros, cuando ella ya había recorrido el doble y saltado una valla como una atleta profesional, agradeciendo haberse puesto pantalones y no falda pero maldiciendo los tacones, que no acabaron en buen estado la carrera. Su perseguidor volvió corriendo y dando voces, contando la epopeya.

Mientras pensaba cómo volver a casa sin llamar la atención, los aguzados sentidos de Rina captaron el sonido la puerta del almacén al cerrarse e, incluso, al asomarse discretamente para tener algo parecido a línea de visión, distinguió dos personas que salían cargando un fardo de plástico negro de aproximadamente metro y medio. Era difícil distinguir las cosas en aquella penumbra portuaria desde aquella distancia.

A voces y gritos, los tipos llevaban el fardo, ahora ayudados por el mostrenco hacia la parte de atrás de la furgoneta.

Rina había conseguido escaparse, tenía un nombre y un lugar, aunque lo de ese lugar seguramente no duraría demasiado, sin embargo, se acerco un poco para ver qué es lo que estaban haciendo en esos momentos. La vampiresa esperaba que su acción hubiese asustado al matón lo suficiente como para que pensara que no era alguien normal, que lo que le había contado era cierto. En ese momento Rina no sabía realmente que hacer, observaba como cargaban ese cuerpo y decidió apuntar el numero de la matricula de la furgoneta.

Realmente no sabía qué hacer ya que ella no era esa clase de personas, y entonces se acordó de algo:

- Tal vez debería informar... sí, creo que lo más prudente seria informar, aunque no lo sé seguro aun... que puedo hacer? Rina, que puedes hacer? ummm creo que lo mejor va a ser seguir y esperar un poco a ver qué es lo que hacen

Entonces mira el reloj para asegurarse que aun tiene bastante tiempo para volver a casa antes de que se haga de día

Los hombres que portaban el bulto lo llevaron hasta la parte de atrás de la furgoneta, por el camino pareció tropezarse el que iba en cabeza y, enfadado, golpeó al fardo con violencia, como si fuera culpa de éste.

Aguzando su vista hasta que veía como si tuviera prismáticos pudo distinguir la matrícula de la furgoneta, que era personalizada: “BLD K177” del estado de Massachussets.

Los dos tipos subieron a los asientos del vehículo, mientras el portero volvía al almacén con pasos exagerados de gangster de barrio y mirando en todas direcciones.

Arrancaron mientras ella miraba el reloj, aún quedaban cinco horas para el amanecer y, probablemente, no empezaría a sentir la modorra previa al letargo hasta media hora antes.

La furgoneta enfilaba hacia los muelles mientras pensaba en sus posibilidades, aunque quedaba mucha noche estaba en South Boston sin medio de transporte ni forma de seguir a la furgoneta en breve, salvo que robase uno de los pocos coches que había por allí, algo en lo que no tenía la más mínima pericia.

Rina viendo como dos de los tipos se han ido se acerca con precaución, sentía ganas de marcharse, sin embargo, no podía irse sin saber realmente que es lo que sucedía ahí, tenía claro que aquel lugar era un sitio turbio, tal vez demasiado turbio y no podía permitirlo, porque y si Haruna estaba allí? O y si había algo que le podría llevar a su amiga? Tenía que intentarlo, tenía que mirar que es lo que sucedía, no podía marcharse.

Tratado de no hacer ruido se acerca a la puerta, la pistola la lleva en la mano, no sabe si sería capaz de usarla, pero prefiera llevarla por si acaso, nunca se sabia y tal vez el truco de antes podría servirle de nuevo, de lo que si que estaba segura es que tenía que asegurarse que Haruna no estaba allí para poder marcharse

Rina se aproximó a la puerta con discreción, aprovechando la oscuridad sólo rota por las lejanas y escasas farolas, la pequeña bombilla que alumbraba la entrada a la que se dirigía y las luces rojas de las muchas grúas cercanas del puerto. La falta de huecos en el almacén jugaba en su beneficio, dado que a menos que hubiera cámaras de vigilancia que ella no veía era imposible que la vieran desde dentro.

Ya junto a la puerta metálica pudo percibir que no era fácil de abrir. Era una puerta de seguridad y su cerradura era buena, impropia de un local como ese, aparentemente en desuso. Tras su frustrado y frustrante intento con el vehículo sabía que intentar abrir aquello le era imposible, más incluso sin la lima de uñas… Bueno si era sincera y desde la experiencia última: más no, igual.

Sabía que el gangsta negro gigantesco debía estar detrás de la puerta, como mucho en un cuartucho al lado, dado lo poco que tardó en salir cuando se disparó la alarma.

Mientras la furgoneta salía de la línea de almacenes despacio con un respeto escrupuloso de las normas de tráfico – incluyendo el límite de 10 millas por hora – que contrastaba con la conducción agresiva, casi de street racing, del BMW M3 de los otros pandilleros.