Partida Rol por web

Aquel maldito laberinto sin duda debía de haber salido de una pesadilla, ya que un lugar así tan sólo se podía imaginar ahí o en una película de miedo. La linterna para lo único que me servía en aquella situación era para no tropezar con el de delante y para hacer sombras por las esquinas, que hacían que todo el vello de mi cuerpo se erizara pensando que en cualquier momento alguno de esos insectos me saltaría encima, aunque por suerte no fue así, pero el hecho de que en todo momento se oyeran sus sonidos y sus golpes no ayudaba a que me tranquilizara. Aún tenía puesto el seguro del arma, ya que no quería ocasionar ningún accidente y bueno, también porque estaba lo suficientemente asustada, como para no recordar que se lo había puesto, pero eso era otra más de esa montaña de cosas que jamás reconocería..

Llegar a aquella puerta, no sé si me alivió más o no, pero al menos, la curiosidad por el mecanismo, por lo que nos explicaba aquella doctora, hizo que mis miedos se ahuyentaran al menos durante unos segundos, ya que no tardé en volver a dar un respingo con otro de aquellos " gritos " de fondo.

- Coño.. es que esto es horrible.. ! - Susurré más alto de lo que me hubiera gustado, pues tenía que protestar tras tanto silencio y tanta tensión encima.

Al menos, encontrar aquellos hombres, aunque fuera en mitad de la desolación que ahora representaba aquel lugar, fue como ver una luz al final de un túnel tremendamente oscuro.

Cogí aire para responder, pero negué yo sola con la cabeza, aunque sin llegar a agarrarme los labios con la mano, ya que el gesto hubiera parecido un poco extraño. Tenía que aprender a estar calladita de vez en cuando si no quería que me dejaran en tierra. Esta idea no me duró demasiado ya que al final sí que respondí, aunque lo hice de una forma un poco irónica.

- Sí, es que tenemos la mala costumbre de recogerlo todo cuando nos lo encontramos.. bichos que pican, doctoras heridas.. ya sabe.. en el fondo somos como una ONG.

Una civilización destruida por la codicia, por la vanagloria de unos experimentos fallidos y el uso político de los mismos, sectario y descorazonador. Era una imagen desoladora, pero que a la vez inducía a la reflexión. Los bichos campaban a sus anchas, y fue preciso rematar a uno para abrirse paso por la ciudad, hacia el lugar donde aguardaba una trampa, o quizá la solución a algunos de sus problemas.

Los marines habían hecho honor a su nombre, sorpendiéndoles por la espalda. Aquello era disculpable en un zoomie, pero él, que era un SEAL, sintió que tantos días en un planeta extraño le habían pasado algo de factura. Sea como fuere, se trataba de sus compañeros del SG-3, y no una trampa como algunos habían sugerido. Aquello le tranquilizó bastante, y le volvió a hacer creer en milagros.

Makepeace le saludó, y él respondió al saludo marcialmente, para luego estrechar su mano con una sonrisa.

-Así es, señor Stanley -respondió con cierta sorna por la manera que tuvo al hablarle en un primer momento.

Miró luego hacia la doctora Rosemund, e hizo los honores.

-Coronel, ella es la doctora Karin Rosemund, del pueblo de svoriin. Es una reputada científica que colaboró anteriormente con el oficial Görem, creando esta... plaga, o como quiera llamarla. Ese hombre la usó luego para sus propios fines, pero al parecer han abierto la caja de pandora y ahora estas criaturas actúan por propia iniciativa, acabando con humanos, sean del bando que sean.

Consultó la hora en su reloj.

-No llegaron las comunicaciones del general, quizá porque estábamos en el subsuelo. Hemos agotado casi las raciones, pero tenemos una idea mucho mejor de la situación en el planeta y de la forma de salir de él. Ambos bandos desean que la reina skaald, que es como se llaman estos bichos, sea destruída. El oficial Görem intentará llegar antes y borrar las pruebas que le incriminan en su anterior uso político de estos bichos, en contra de su propia raza. Por eso es importante que nos pongamos en movimiento cuanto antes, y solucionemos el problema, consigamos las pruebas y esperemos a que las aguas vuelvan a su cauce. Porque, al parecer, eliminando a la reina se acaba con su prole.

Tras el comentario de Tom, y quizá contrario a lo esperado, el arqueólogo se limita a sonreír divertido por esa información. Bueno en realidad no resultaba graciosa pero sí la manera de exponerlo del sargento, siempre tan directo como cualquiera de las balas que era capaz de disparar. Le gustaba la gente así, lo suficientemente transparente como para poder confiar en él sin reservas.

Después de ese pequeño inciso se limitó a seguir a su nueva guía cada vez con mayor número de resoplidos y chasquidos de lengua. Se sentía encerrado en esos pasillos oscuros y podría apostar a que ninguno disfrutaba de ese paseo pero él directamente estaba cada vez más hastiado. Cualquiera que se fijara un poco mejor en su expresión y sus gestos se daría cuenta de que el doctor no podría sobrevivir en un sitio así más de unos pocos días antes de volverse loco.

-¡Por fin aire fresco!- espetó cuando al fin llegaron a la superficie aspirando sonoramente. El paisaje no era muy alentador pero tampoco esperaba nada mejor y al tratarse de un planeta ajeno y que ni siquiera conocía no podía sentirse demasiado afectado por la devastación que se presentaba frente a él. Era una tragedia, sí, pero una tragedia que no conseguía conmoverle por no sentirse identificado con ella.

Poco después apareció el SG3 y tras el susto inicial les dedicó un saludo informal con la mano a todo el equipo para después escuchar lo que tenían que decir.
El comentario de Sirkka consiguió sorprenderle y por eso la miró con ambas cejas arqueadas antes de darle un pequeño codazo. Quizá no se había dado cuenta ni era su intención, o quizá sí, pero con esa frase parecía desdeñar la presencia de Rosemund.

-Ah, sí, al capitán se le olvida un detalle importante. Tenemos que matar a esa Reina porque si no no nos darán acceso al único Stargate del planeta que permite llamadas de salida. Por el que llegamos sólo se puede entrar- para él era importante ese detalle, explicaba porqué tenían que solucionar una guerra que no era suya.

Suponía que ahora tendrían que hablar de esas cosas que hablan entre militares y a las que nunca llego a coger el sentido, aunque luego seguro que a todo correr comenzaban a formular alguna clase de estrategia útil para la información.

Eso sí, no me había dado casi ni tiempo a reaccionar cuando recibí el suave codazo del doctor y me giré con los ojos entrecerrados.. Me quedé un momento pensando, sin entender demasiado bien a qué había venido eso, aunque repasé mis palabras una por una mentalmente, ya que me imaginaba que era por eso, pero no encontré nada en ellas que hiciera que sonara raro o mal, así que entrecerré los ojos y esperé a que terminara de hablar para acercarme a él y susurrar

- ¿ qué? ¿ pero a parte de ser un poco irónica he dicho algo que no haya sucedido?

Esperaba que a los demás no les molestase que hablara ahora que ya no estábamos en el túnel, pero me había quedado con curiosidad después de que Rosseti me llamara la atención.

Los jodidos marines.

Eso le levantaba la moral a cualquiera, aquellos hombres estaban muy bien preparados y eran un grupo especializado de rescate para misiones a través del StarGate, pero..no sólo eso, era una prueba más para demostrar que los de la USAF también saben como se juega a esto.

 Sonreí ante su visión y los encaré a la espalda del grupo alzando el arma un momento mientras comprobaba sus intenciones y sólo bajandola cuando ellos hicieron lo propio.

  - Si, no nos vendría mal algo de agua, con lo de quedarse a comer...prefiero volver a casa para la cena.

 Dijo, bromeando ante las palabras del Capitán respetuoso para con sus compañeros del SG-3

 Luego miró a Karin de reojo.

 Supongo que con suerte...tu también podrás recuperar algo parecido a un hogar.

El Coronel escuchó atento, mientra sus hombres se levantaban y poco a poco se acercaban, hasta que acabasteis todos reunidos. Este asentía, de vez en cuando, y miró un par de veces de reojo a la doctora Rosemund. Se preciaba de ser un hombre, sino inteligente, al menos lo suficientemente despierto como para ser el oficial al mando del un comando Stargate. 

-Bien, entonces...- Miró a McGraw. -Si le he comprendido bien, hay dos bandos, o sea, el planeta, está en guerra. Esa mujer es la doctora Karin Rosemund, usada y engañada por un tal oficial Görem, ha creado una plaga... Y luego el oficial la ha traicionado. Entonces es... ¿La creadora de esos zombis que nos han atacado ahí atrás?- Señala con el rifle varios cadáveres, que aunque llevaban ahí desde que habéis subido, apenas si habéis reparado en ellos. Eran humanos, o mejor dicho, medio humanos. Todos tenían el cuerpo deformado, con rasgos de insecto, telarañas, válvulas de secreción, aguijones, garras, y un par hasta medio caparazón de quitina, a modo de joroba, que salía por la espalda. Antes de que nadie pudiera decir una palabra, Rosemund intervino. 

-Esos son capullos...- Makepace esbozó una sonrisa. 

-No hace falta que lo jure...- Ignorando el comentario, Rosemund prosiguió. 

-... Capullos de Skaald... Tienen varios insectos gestándose en su interior, que los controlan, hasta el momento de su nacimiento.- Con el arma en ristre, Rosemund se acerca unos pocos pasos a la pila de cuerpos, observándolos, algo alejada. -Sin embargo, estos insectos ya no nacerán.- El Coronel alzó una ceja, observando a Rosemund, para luego volverse a McGraw. 

-Sea como sea, hemos gastado munición y hecho mucho ruido. Deberíamos buscar un refugio, donde discutir el plan a seguir. Y sea lo que sea, debemos darnos prisa. En 24 horas el General bloqueará nuestros códigos y no podremos atravesar el iris.- 

Cuando el coronel de los marines le dió ese dato, él miró su reloj de pulsera, pensativo. Tenían que actuar y hacerlo pronto, y para ello era necesario moverse. También era verdad que estando como estaban en campo abierto, los skald podían atacarles en masa. Asintió pues, despacio.

-Bien, entonces movámonos. El objetivo está claro, y es la reina Skaald. De todos modos, de momento es mejor es vayamos a una sala segura y tracemos un plan sobre como llegar hasta el bicho, matarlo y acabar con esta pesadilla.

Miró a la doctora Rosemund, compiendo una leve sonrisa.

-Doctora, tenga la bondad de guiarnos hasta una sala de seguridad cercana, a poder ser entre nosotros y nuestro objetivo.

   Tom asintió realizado ante la decisión del Capitán, tenía ganas de entrar en combate...era irónico, cuando se encontraba en los túneles oscuros, sin guía ni orientación, cuando estaba rodeado de enemigos sólo pensaba en salir de allí y ahora...la adrenalina que se iba virtiendo en su torrente sanguineo, poco a poco, acabaría por enviarle aquello de lo que había luchado por escapar...

  Pero ahora te tengo a ti...

 Acariciaba su ametralladora en la discrección de sus acciones mientras miraba a los lados sin bajar la guardia, si las ordenes seguían siendo las mismas avanzaría en retaguardia, afortunadamente...ahora, tenía compañía de hombres como los marines, aquellos tipos se comerían una granada de mano a punto de estallar masticandola y todo, pero, de todos modos, al Capitán le cabrían dos de esas y tendría apetito para comerse sus propios cojones si hiciese falta y luego preguntar si se podía repetir.

  Asentí a Liisa y a Dante, una forma de decirles que no se preocuparan que yo cuidaría de que nada les atacase por la espalda.

Ahora ya éramos una gran familia y feliz.. - Mira si hasta se llevan todos bien.. qué contento se pondría el cura de mi barrio.. - Mis pensamientos fueron totalmente irónicos, pero esta vez me lo ahorré, que aunque el doctor Rosetti no se hubiera molestado en responderme, suponía que sí, que me había llamado la atención por hablar demasiado.

Al menos, esperaba que ahora que estaban todos en aquel estado de " sociabilidad agradable " pudiéramos salir de allí vivos, que en el fondo era lo que más nos debía importar a todos, y no la reina de ese jodido planeta a la que suponía que matar sería casi imposible, sobretodo porque en cualquier especie animal, como con las abejas, cualquiera del panal es prescindible menos su reina, por lo que estaría bien protegida. Aunque estos insectos no fueran como los pequeños " bichitos " de La Tierra seguro que esto no había cambiado.

Suspiré cuando Hammer nos miró, pensando de nuevo en que teníamos que volver a ponernos en marcha y luego, como ya se había convertido en una costumbre, esperé a que todos comenzaran a caminar para hacerlo yo. -  Un militar es un militar, pero saben algo que tú no sabes y es mantenerte con vida..

Rosetti se limitó a mirar a Sirkka significativamente y arquear levemente ambas cejas ante su pregunta, suponía que retórica.
Enseguida centró su atención en la cháchara de los soldados, básicamente porque de sus planes y decisiones iba a depender la supervivencia de todos así que no les quedaba más remedio que seguir obedeciendo órdenes. El entorno resultaba demasiado hostil para los métodos diplomáticos.

-¿Zombies?- repitió con cierto asco tras la definición de Makepeace aunque Rosemund enseguida aclaró las cosas y tuvo que limitarse a suspirar hondamente. Esa mujer era como una wikipedia andante o algo así.

-Creía que el plan ya estaba trazado... A menos que haya que volver a dividirse pata atacar por flancos distintos... También podríamos utilizar alguna maniobra de distracción...- incluso alguien poco versado en tácticas militares como él era capaz de pensar en varias opciones así que tuvo que resignarse torciendo el gesto -En fin, en marcha otra vez- aprovechó el momento para sacar su cámara de fotos y hacer alguna que otra que ayudara a ilustrar el informe. Era más entretenido que caminar acojonado y ahora que tenían refuerzos no debería preocuparse por los ataques sorpresa. En teoría.

Rosemund asiente, y os guía, de nuevo al interior del edificio en ruinas, camino de nuevo a la base subterránea de la que habéis salido. Makepeace, aún sin tener demasiado claro la rápida y algo confusa explicación del Capitán de los SEAL, cierra la marcha. Los marines, dos delante y dos detrás, y el SG-7 en medio. 

Desandáis el camino, cuando, poco antes de llegar de nuevo a la puerta que llevaba al paso subterráneo, la doctora se oculta tras una columna, y os indica con las manos que hagáis lo mismo. Al fijaros en la puerta, a unos tres cientos metros, veis por qué. Görem aparece, tras dos soldados gemonites, observando el exterior. Murmura algo en su lengua, y uno de los soldados contesta afirmando con la cabeza. Rosemund, sin perder el tiempo, señala una puerta al fondo, que lleva a unas escaleras que ascienden. 

No teníamos demasiado que hacer a parte de seguir el camino que nos marcaban y tratar de mantener el ritmo abriendo la boca lo menos posible, así que eso fue precisamente lo que hice. Intentaba mantenerme alerta sobre lo que pasaba a mi alrededor, aunque debía reconocer que era algo cansado, sobre todo si no tenías demasiada práctica como yo, que cualquier día me atropellaría algo al cruzar por un paso de cebra por ir pensando en mis cosas..

Por mi cabeza, seguían pasando datos, intentando organizar de alguna manera toda la información obtenida en aquel lugar, aunque ninguna de ella me serviría para ninguna investigación y eso era algo que me desasosegaba, aunque empezaba a creer, casi en contra de mi religión que lo primero que quería era llegar intacta a mi casa y que lo de llevarme algún dato útil prácticamente sería una especie de lujo.

Traté de ocultarme cuando la mujer nos dijo que lo hiciéramos y miré hacia las escaleras que nos indicaba, pero si aquellos hombres seguían allí, posiblemente yo no llegaría sin ser vista. Cada uno lo que era y desde luego, mi compexión y forma física distaban como 500 km. de ser ni una cuarta parte que la de un militar de los que nos acompañaban.

Rosetti seguía afanado en su reportaje fotográfico, dejando totalmente de lado sus armas y otras cosas a las que prestar atención. A fin de cuentas estaba rodeado de soldados bien armados y ahí no había nada que traducir o explicar dado que la sociedad Gemonite no era precisamente como las de sus libros de historia.

Cuando repentinamente todos se detuvieron tuvo que pedir disculpas al capitán por toparse de bruces con su espalda y antes de que alcanzara a reaccionar otro de los soldados ya tiraba de su chaleco para que se resguardara tras una de las viejas y robustas columnas de esa sala abandonada.
Miró con extrañeza a los presentes, después siguió sus miradas y comprendió la alarma con lo cual acabó mesándose la barbilla.

Aguardó unos instantes esperando alguna orden inmediata por parte de los soldados o de McGraw pero al no tenerla no pudo evitar hablar.
-Hmm... Bueno no son muchos pero ya visteis como se mueven, para mí que esos tipos no son normales- miró la escalera que señalaba Rosemund y se encogió de hombros -No tienen porque vernos desde ahí, ¿no?- de hecho él creía que si se movían había más posibilidades de ser avistados que permaneciendo en esa posición pero evidentemente no era el mejor estratega táctico para esas maniobras.

Habían llegado cerca de su objetivo, pero el enemigo estaba allí también. Habían perdido demasiado tiempo hablando. Hizo una seña a los militares, indicándoles que se mantuvieran en silencio. Luego desde una posición segura, sacó los prismáticos y conectó la visión de infrarrojos, haciendo un barrido despacioso por el parking, para no llamar la atención.

Quizá había más gemonites que no podían ver desde aquella posición, y antes de avanzar debía cerciorarse.

Deconectó y guardó los prismáticos, pensativo.

Tenía dos opciones claras, pero la segunda quizá era más arriesgada que la primera. Debía avanzar, no podía esperar a que los soldados se retiraran. Al parecer, estaban montado guardia, y la cosa podría ir para rato. Pensó un momento sobre lo que hacer, el procedimiento operativo, y luego les hizo un gesto para que se acercaran.

-Bien, esta es la situación -dijo en susurros- Quince sujetos hostiles, dos vigilando hacia nuestra dirección. Al parecer están montando guardia, asi que debemos eludirles usando la astucia y el sigilo, para entrar en aquellas escaleras.

Les indicó donde estaban los enemigos, verbalmente y con pocas señas. Luego miró a los soldados.

-Vamos a fijar los blancos de los objetivos que puedan vernos, antes de avanzar. Iremos de uno en uno, con sigilo, ocultándonos tras esos pilares de cemento, de cobertura en cobertura.

Luego miró a los científicos.

-Ustedes después de mi y algunos soldados. Dos hombres se quedarán aquí cubriendo su avance. Si el enemigo nos ve, tengan presente su ubicación. Disparen a los dos guardias, y lancen humo para cubrir el avance y ocultarnos del enemigo.

Les miró un momento, parpadeando.

-Si tienen alguna sugerencia o plan alternativo, sería un buen momento para decirla.

-A decir verdad...- Makepeace se había acercado, y tras escuchar las sugerencias del Capitán McGraw, le parecía arriesgado. Los enemigos eran quince, ellos diez, 8 armas. Estaban en inferioridad, pero no era abrumadora, ni mucho menos. De hecho, él había contenido a varias docenas de jaffa en más de una ocasión, aquello a cambio se le antojaba fácil. 

-Yo tengo una alternativa. Yo solo puedo salir corriendo hacia las escaleras, llamando su atención. Espero arriba, elimino al guardia que irá delante y coloco C4 en el cadáver, o alguna Claymore. Otro de mis hombres, al mismo tiempo, sale corriendo hacia el hueco de la pared. Con suerte, se dividirán, aunque el resto de los guardias vayan detrás. Esperamos que las Claymore o el C4 hagan su efecto, entonces el grupo central, oculto, sale y les remata. Somos diez contra quince, no es una mala proporción.- 

Me limité a pasar mi mirada de uno al otro de los hombres. Desde luego que a mí lo que se decía buen plan no me parecía ninguno en el que interviniera cualquier posibilidad, por mínima que fuera, de que me volaran la cabeza, pero viendo que en aquel lugar eso iba a ser casi imposible, al menos eso de que mi integridad física no peligrara, me encogí de hombros como diciendo que lo que pensaran estaría bien.

Eché una mirada a Rosseti, esperando que el gesto de mi cara de identificara con el de él, esperando no ser la única " lenta " que no supiera nada de C4, de explotar cuerpos.. aunque seguro que sería divertido ver como quedaba el cuerpo de alguna persona con trozos de hueso incrustados por todas partes.

- Si quieren que camine sigilosamente ya me están pidiendo que confíe en mis habilidades físicas y de eso casi no tengo, quitando un pulso formidable con ambas manos.. - Intentaba darme ánimos mentales a mí misma.