Partida Rol por web

 1982, hace un par de meses que saliste del reformatorio, buscando algo para comer te encontraste con un trabajo de mesera en un café de carretera a las afueras de Tannessee, una media hora a pie de la ciudad, aunque procuras hacer la mayor cantidad de turnos de noche para así poder quedarte a dormir en la trastienda hasta la mañana siguiente, la dueña no tiene mal corazón, y no le importa que duermas allí siempre y cuando esté todo como debería estar. Al fin y al cabo le estás vigilando el local. 

 Apenas llevas un mes trabajando allí, y tras salir del reformatorio has tenido muchos gastos, ropa nueva, unos zapatos que te estén bien por fín, tendrán que pasar un par de meses más hasta que consigas dinero suficiente para pasar página, irte lejos, tan lejos tan lejos que sólo los buenos recuerdos consigan alcanzarte. Donde la radio de tu padre siga sonando en las noches de verano, un lugar donde la voz de Albert Hammond resuene en las calles, un lugar donde nunca llueva, iría a California, todos son felices en California.

 Llevas un par de meses trabajando, servir café ya no tiene secretos para tí, has conseguido alquilar una habitación en un motel no muy sucio, tu armario por fín sirve para guardar ropa, y hace dos semanas encontraste una bicicleta que te arreglaron por un par de pavos y te deja dormir quince minutos más cada día. La felicidad huele a café. 

 Quizá no sea el mejor trabajo del mundo, pero la gente trata bien a Max, las propinas pronto le darán para comprar un billete para California, y se acerca el verano, has estrenado un vestido nuevo, algodón blanco, y te queda genial con unas sandalias que alguién olvidó en una habitación del motel. 

 Rick acaba de entrar por la puerta, viene siempre a comer a esta hora, trabaja en una gasolinera, muy cerca del café, tiene una camioneta, es muy guapo y sueña con ser director de cine. Sabes tratar a los clientes, te conoces la vida de todos los camioneros gordos y malhablados de la zona, de hecho, el bate de beisbol que guardais bajo la barra también conoce a algunos, sería una estupidez no interesarse por la vida del único cliente joven y atractivo. 

 Observas a Rick tirado en la cama, exhausto, parece que os empezais a entender en la cama, al menos ha dejado de ser doloroso para comenzar a ser divertido, no entiendes como puede dormir con el calor que hace, os quitasteis la ropa hace horas, la sábana cayó de la cama tb, pero es imposible dormir con este calor. Aunque no es desagradable, ojalá todas las noches en vela hubieran sido por la atmósfera sofocante, y no por las desgracias acontecidas en los últimos años, no quieres volver a pensar en ello. 

 Una gota de sudor resbala por la espalda de Rick, sumergido en un profundo sueño, reconoces tus uñas en un arañazo que luce su espalda, y un hormigueo te recorre por dentro al recordar los movimientos de su ahora dormida cadera, sentada en la cama recorres la cara interior de su pierna con tu mano, estás tentada por despertarlo de nuevo, pero aunque no puedas dormir, también tu estás cansada, optas por recostarte a su lado a pesar del calor y perder la mano en sus desordenados cabeza, no aguanta mucho, apenas unos minutos más tarde, balbucea algo sobre el infierno, y se despega de tí sin despertar del todo, habeis quedado frente a frente, tu mano sujeta aún un mecho de su cabello.

 El flequillo se le pega a la frente, está colorado y respira con dificultad, te recuerda a aquella tarde en la que te invitó a salir por primera vez. Llevabas el vestido blanco de algodón, era la primera vez que te lo ponías, llevabais tiempo flirteando, pero estabais muy lejos de cualquier raya que haya que pasar, llegó a la hora de siempre, un poco más tarde quizás, llevaba una camisa de cuadros que nunca le habías visto, y un sombrero que lo hacía parecer algo más mayor, aunque también desde que cruzó la puerta estaba rojo como un tomate, y sudando a mares, no paraba de retorcerse las manos, y mirar a todas partes. Nunca habías visto a nadie tomarse un café tan rápido. Para tu sorpresa, no había soltado todavía el vaso cuando estaba despidiendose con un escueto adiós y saliendo por la puerta. Cinco minutos más tarde, cinco minutos en los que tu habías visto su reflejo en el cristal alejarse y retroceder innumerables veces, entró de nuevo. 

 - Megustaríairalcineelviernesporlanoche,ymegustaríamuchoquemeacompañaras. 

 Una sonrisa se dibuja en tu cara, quizás se pusiese menos nervioso ahora, pero todo ese nerviosismo se había convertido en amor, en pasión, en alegría. No recordaba la ultima vez que había ido al cine, pero recordaría esta por mucho tiempo, una película preciosa, un pequeño extraterrestre de ojos saltones y cuello alargado había perdido a su familia quedandose solo en la tierra y se hacía amigo de un niño, y al final conseguía volver de nuevo. Recuerda la angustia de los momentos más duros de la película, y la indecisión de Rick para pasarle el brazo sobre los hombros, menos mal que tu siempre has sido más decidida. 

 De repente los ojos de él se entreabren un poco, lo justo para preguntarte en que piensas. 

 - En la primera película que vimos juntos, he decidido que a mi también me encanta el cine. 

 Entre sueños, alargando las palabras y sin pronunciar todas las letras la voz de un hombre, un chico, enamorado suenan en una habitación oscura de un motel no muy sucio.

 - Algún día haré una película, toda una serie sobre tí, para que todo el mundo pueda quererte tanto como yo.

 Turno de noche en el café, Rick vendrá a recogerte en cuanto termine su turno, se tomará un café largo con una hamburguesa, y esperará a que termine el tuyo para llevarte a casa en la camioneta. 

 De repente, una chica de tu edad, algo más pequeña quizá entra corriendo en el café, unos momentos más tarde aparecen dos tipos gordos y borrachos, vociferando algunas obscenidades. No hay nadie más.

Genial, - Pienso para mi misma - justo lo que necesitaba ahora: Un par de borrachos en el turno de noche.

Miro el reloj calculando cuánto tiempo me queda hasta que aparezca Rick. - Aún queda demasiado... - Toco con la mano por debajo del mostrador el bate de beisbol que usamos con los indeseables y me doy un respiro. - Todavía puede resultar innecesario... - Desde detrás de la barra y con el ceño algo fruncido les pregunto.

¿Querían algo?

 Entre eructos, voces, e insultos consigues desenredar algo así como que los conductores del camión habían recogido a una autoestopista, habían parado a descansar ahí fuera, y bebidos y cansados han intentado aprovecharse de ella y ha salido corriendo refugiandose en el bar. 

 La chiquilla, ha corrido contra la barra, y está intentando saltar para pasar a donde te encuentras tu sin mucho éxito. Intenta gesticular palabras, pero solo consigue mirarte, y llorar. Ves que tiene un moratón en un brazo, y el tirante del vestido desgarrado.

Tranquila chica, ya paso todo.

Le digo con el bate cogido por debajo del mostrador. Acto seguido la ayudo a pasar a mi lado de la barra antes de que puedan llegar los borrachos. No la llevo hasta la portezuela en la barra que permite la entrada para que los borrachos no caigan en la cuenta de dónde está, ya que está en uno de los extremos.

Abro la puerta que hay tras la barra y da a cocina y le susurro a la chica:

Cariño, entra ahí. Ahora no pueden hacerte nada. Nada más entrar estarás en la cocina, en la pared hay un teléfono, úsalo para llamar a la policía porque me parece que esto va a traernos problemas.

Después me giro a los dos borrachos y les digo en voz autoritaria pero amigable.

Chicos, ya os podéis ir largando. Aquí no queremos problemas. Os doy una ronda gratis de cerveza que pague la casa y os largáis ¿qué me decís?

 Alguna reticencia que podía quedar en los borrachos se ve disipada cuando pones el bate de beisball sobre la mesa. Entre bromas sobre su virilidad, y olvidándose de la chica al perderla de vista, se sientan en sendos taburetes esperando la prometida cerveza. 

Hago lo que les prometí y les sirvo una jarra de cerveza a cada uno.

Espero que esto les calme y nos ahorre problemas, si siguen así cuando lleguen los policías les diré que ha sido un error.

 Comienzan a tomarse sus cervezas de forma bastante escandalosa, se gritan cosas, se insultan, y comienzan a discutir sobre baseball, mujeres, peleas y clubs de alterne, se van calentando el uno al otro, y cuando parece que se van a liar a palos entre ellos se van por la puerta canturreando el nombre de un conocido club de alterne de la zona. 

Respiro profundamente y abro la puerta de la cocina en busca de la chiquilla.

 Te la encuentras en un rincón agarrándose las piernas, ha parado de llorar aunque le notas en la cara que lo ha hecho largo y tendido. Aún tiene la respiración entrecortada, cuando abres la puerta salta hacia un lado pero se tranquiliza al ver que eres tú, sola. 

 Me... me llamo Jessica. Gracias. 

 Levanta la cabeza y te mira, no es ni guapa ni fea, puede que mejor vestida fuese algo resultona. Ahora que la miras con más detenimiento le echarias unos dieciseis años. 

Ven aquí Jessica... Esos capullos ya se han ido. ¿Estás bien?

 Jessica sale de la cocina se sienta en la barra y te agradece con una sonrisa la taza de café caliente que le sirves, aunque por la cara que se le poner al probarlo deduces que debe ser sino la primera la segunda vez que prueba esta bebida. 

 Gracias, hay mucha mala gente suelta en america, no sé que hubiera sido de mí si no llego a encontrar esto abierto. Nunca debí escaparme de casa. Me he fugado, mis padres querían entrometerse entre Arturo y yo, estamos muy enamorados, él se fue a vivir a la Tannesse, y cuando mis padres me prohibieron ir a verlo decidí escaparme de casa. 

 Le da muy a su pesar otro sorbo al café.

Max mira a la chica con detenimiento, por su cabeza pasan sentimientos contradictorios.

Por un lado, siente pensa por la chica, cree en el amor y si el amor de la chica es tan fuerte no debería tener trabas.

Sin embargo, por otro lado, Max siente repulsión por Jessica. - ¿Abandona su casa dejando a sus padres? ¿Es imbécil o qué? A la gente le cuesta valorar lo que tiene, aunque sean cosas tan importantes como los padres. Si esta pequeña estúpida tuviera dos dedos de frente.

Entre ambos sentimientos contradictorios se impone el segundo, pero cuando decide expresar su opinión lo hace con ternura. No deja de sentir lástima por esa chica.

Una carretera no es un lugar seguro para una chica de 16 años, y hacer autostop en un lugar como Tannessee es jugar a la ruleta rusa, pero no te culpo, no podías saberlo. Cuéntame tu historia....

¿De dónde eres?... ¿Cuánto tiempo llevabas con Arturo?... ¿Tanto os queríais?... ¿Por qué el se vino a esta región?... ¿Hace cuanto de eso?... ¿Qué hicieron tus padres entonces?... Las preguntas se van sucediendo unas a otras y vuelan más tazas de café. En un momento dado la policía interrumpe la historia de la chica, toma nota de la incidencia y abandona la cafetería. Después, Max cerró la cafetería dejando a la pequeña dentro. Jessica vuelve a su historia. Poco a poco Max va comprendiendo los sentimientos de la chica y, aunque ya no siente repulsión por su decisión, en su fuero interno si que se haya algo molesta con la niña. Ella nunca pudo disfrutar de unos padres, de un hogar, de una familia. Y la chica es una adolescente egoista que no sabe valorar esas cosas. Cuando la historia de la niña concluye Max ya ha congeniado con ella, una serie de palabras amables y comprender sus sentimientos acabo sirviendo para que Max y Jessica establezcan una especie de relación de amistad. Es entonces cuando se decide a opinar.

Escucha Jessica, ¿cuántos años crees que tengo? Tengo nada más que 19 años, apenas recién cumplidos, y ¿sabes una cosa? Durante esos 19 años he llorado durante muchas noches y he deseado con todas mis fuerzas tener un hogar y unos padres que se preocuparan por mi. Crecí en un reformatorio... - Le cuento mi historia, intento darle un matiz triste, un matiz que haga a la chica valorar la dedicación de su familia, aunque no siempre sepan comprenderla. Tardo un largo tiempo, pero después de escuchar su historia se lo debo - ...Tu padre puede haber sido restrictivo y no haber sabido comprenderte, pero lo que él quería era intentar asegurarte un futuro, evitar que tu acabases criando a tu familia en una situación peor de la que él había conseguido para ti. Y por supuesto evitar que acabases en una carretera de Tannessee violada, asesinada y abandonada en un hoyo en el desierto. Siento ser tan cruda, Jessica, pero es importante que sepas valorar lo que han hecho por ti. No dudo de tu amor por Arturo, y es obvio que tus padres no han sabido valorarlo, pero tienes que comprender que para ellos era una decisión muy difícil. Tuvieron que elegir entre el amor y la felicidad de su hija de 16 años, o asegurar su futuro, su bienestar y su felicidad a largo plazo. Sencillamente no pensaron que tu amor fuera tan puro. Se equivocaron. Pero no pierdas lo que tienes, no malgastes tu suerte por una mala decisión de tus padres y tu decisión consecuencia de esta. Te lo dice una chica que se ha visto forzada a hacerse a si misma y que se ha pasado muchos días llorando y lamentando que las cosas no fuesen más fáciles o disponer de alguien que me proporcionara un poco de guía.

En ese momento alguien comienza a golpear la puerta cerrada de la cafetería, a través del crisal Max reconoce a Rick. Tiene un aspecto horrible, viene despeinado y con ropa un tanto desastrada de tanto trabajo.

¡Joder, Rick, metete la camisa por dentro del pantalón! ¡¡Como sigas viniendo a buscarme con esas pintas me voy a acabar largando con un motero!! Últimamente he estado recibiendo piropos de uno de los miembros de una banda de moteros llamada los Ángeles Caidos. - Miente Max a gritos mientras se acerca a la puerta para abrirle con una sonrisa en la boca.

 Quizá tengas razón, quizá no haya sido una idea muy inteligente por mi parte irme de casa con veinte pavos, pero estaba enfadada, y quería castigar a mis padres por no comprenderme. Lo siento, comparada contigo, mi historia es una mierda. Pensarás que soy una adolescente estúpida. Yo lo pienso al menos. 

 La policía entra y se disculpa por haber llegado tarde, se han cruzado con unos camioneros que iban a más de lo permitido, les han dado el alto y no han querido colaborar, por lo que han tenido que zurrarlos un poco. Tras ver que todo ha pasado y que no es necesaria su presencia allí, te piden un par de cafés para llevar y se van.

----------------- y llega Rick -----------------

 Chica, lo siento, llevo ocho horas trabajando en una gasolinera, y lo que es peor, ocho horas esperando para verte, da gracias al cielo que sólo traigo la camisa por fuera del pantalón. 

 Es entonces cuando se fija en la chica. 

 No tienes pinta de tener un camión, de que tu marido te haya dejado por una secretaria veinteañera, ni de ser un tipo peligroso escapando de la justicia. ¿Qué se te ha perdido aquí y a esta hora?

 Reticente, aunq confiada ante tu postura al recien llegado responde con un escueto.

 Es una historia muy larga, estoy volviendo a casa con mis padres y me he quedado tirada aquí.