Partida Rol por web

- Hace años que ya no soy un simple miembro del Club. Deberías habérmelo dicho para que hubiese tomado medidas personalmente... armó un escándalo en su casa y nos llamaron para intervenir. Yo no me enteré hasta que volvieron, pero Travis se había descontrolado y empezó a decir que le habías dado la patada y que todo era mi culpa. Por culpa de eso ahora varios piensan que yo también bebo de tu mano y me he largado del clubhouse de malas maneras. - se pasó la mano por la frente, bufando al recordar lo ocurrido: las palabras de Eliot y el asco que sabía que le tenía con solo mirarle, la dureza de lo que Mark le dijo... y que en el fondo tenían su parte de razón - No influirá para nada en el trato, pero quizás no habría ocurrido si hubiera sabido lo de Travis. -

Se levantó mientras soltaba el humo del cigarrillo tras dar una calada, acercándose un poco para sacar el móvil del bolsillo y comprobar la pantalla para ver si había algo antes de dejarlo sobre el escritorio de Raven. Se sento encima observando a su antigua domitora: la había pillado fuera de juego con lo de Travis y eso no le gustaba nada... pero prefería pensar que realmente sólo había sido el enlace de Roxane Ogden para darle guerra al club cuando llegó a Arizona. - ¿Hay algo más que deba saber al respecto? Ahora mismo no tengo intención de volver, pero cualquier paso en falso puede convertirme en un enemigo a sus ojos... y no me gustaría nada llegar a ese extremo. -

Raven se recostó en la silla apoyando los brazos en los laterales con el rostro ligeramente alzado hacia él. La luz se reflejaba directamente en sus pupilas intensificando la claridad de sus ojos. No había nada nuevo en su pantalla, aunque ya sabía que allí la cobertura iba y venía a placer.

-Lo siento por él. No era mi intención -musitó quedamente. Plegó la toalla para dejarla en la mesa y tras un momento mirándole abrió un cajón para sacar su propia pitillera de plata (una que él reconoció) para fumar con él. Encendió el cigarrillo con rapidez y echó hacia atrás la cabeza para soltar el humo-. No hay nada más que pueda volverse en tu contra ahora mismo más allá de mi identidad.

Se volvió hacia atrás para alcanzar un cenicero y lo puso entre ambos. El pelo seguía empapando su vestido dejándolo en un tono más oscuro justo bajo el cuello y los hombros. Le miraba sin decir nada, como antes, cuando resultaba imposible decir en qué estaba divagando aunque claramente tenía que ver con él pero se resistía a decirlo. Raven apoyó los codos sobre la mesa.

-¿Y quieres hacerlo? ¿Beber?

- Ya saben quién eres... creo que Travis se lo dijo. Y si él no lo sabía por tu mano o lo descubrió o lo ha descubierto Eliot Sanders de alguna manera. Por eso ha ocurrido todo esto y ahora imagino que dudan de mi. - murmuró el ghoul mirando la estela del humo subir a lo largo de la sala. De haberlo sabido él mismo se habría encargado de Travis... con todas las consecuencias: su verdadera relación con aquella mujer no tenía que haber salido todavía y menos aún por medio de una tercera persona. Ahora ya se habían hecho una idea preconcebida que iba a costar mucho romper.

Darryl miró de reojo a Raven colocarse en la silla: a cada noche que la visitaba creía de alguna manera estar quitando una capa más del abrigo que Roxane Ogden vestía para dejar su verdadera personalidad en el fondo... o al menos la personalidad que él conocía. Cuando habló por última vez ladeó un poco la cabeza. - Bueno, ya he tomado una copa pero... - entonces se dió cuenta de a qué se refería realmente y el corazón le empezó a latir con fuerza ante la mera idea. En esa ocasión fue a él al que le costó responder - No debería... -

¿Y por qué no? Le había dado la espalda al club de alguna manera y la taza que había tomado apenas había servido para saciar su necesidad: si algo ocurría como sospechaba Chris necesitaría estar a sus máximas capacidades para enfrentarse a lo que hiciera falta. Ya fuera para defender al Club, a él mismo... o a Raven. Así que directamente se giró para encarar a la vampiro, mirándola todavía sentado en la mesa. - ¿Y si lo hiciera? ¿Qué significaría? - había evitado el lazo obsesivo de la sangre antes, así había sido siempre... pero uno nunca podía fiarse, y menos si se trataba de la chiquilla de uno de los vampiros más antiguos de América.

Raven aplicó los labios al cigarrillo. Sonrió brevemente, como si aquello fuese un pequeño juego, un suave tira y afloja con viejos sentimientos que empezaban a desenpolvarse. 

-Eso depende de si quieres beber de mi o no. -Sacudió la ceniza mientras se quitaba los zapatos con los pies para subir las piernas a la silla. Poco quedaba de aquella temperamental Roxane Ogden vestida de traje-. Sabes que no me resultaría para nada complicado saciarte con cualquiera de los que están bajo mi mano. También sé que estás pensando en mañana, pero tú estás en una complicada balanza en medio de todos, y no me gustaría que te inclinases a favor de otros si algo llegase a pasar.

Beber per sé no suponía más que un chute de adrenalina y vitalidad. Beber de quien fuese, en un vaso, daba lo mismo. Le quitaba a la transacción cualquier tipo de carga emocional o vínculo, pero lo que Raven insinuaba bajo todo aquello -y eso lo sabía bien-, iba mucho más allá de lo personal e íntimo. Su sangre le había devuelto a la vida en una ocasión, le había concedido una nueva oportunidad y le había arrastrado al fondo de aquel agujero de desenfreno y locura. Beber de ella, de su piel cálida acabaría con ambos en un frenesí que podía traer tanta dicha como odio, y Darryl no entendía por qué lo mencionaba ahora. ¿Era porque era un momento de debilidad? ¿Porque estaban a las puertas de algo más grande que ellos? ¿Por que la noche siguiente podría ser la última noche que se viesen?

Las dudas le corroían casi tanto como las ganas.

- Doy por supuesto que hablábamos de ti todo el tiempo. - beber la sangre de cualquiera de los otros no significaba nada para él, pero Raven le estaba poniendo en bandeja algo que le retorcía por dentro como una brasa encendida, la opción de tomar un veneno que podía llevarle a la cima o volver a hundirle bajo tierra. No sólo eso... posiblemente si bebía de ella volvería a caer en el mismo error de antaño y Eliot tendría definitivamente la razón.

Pero... ¿y si realmente conseguía sobreponerse? ¿Sería capaz? - En resúmen: me estás ofreciendo un collar de perro con diamantes y acariciarme la cabeza para que ladre en la dirección que quieras, ¿es así? - preguntó enarcando una ceja. Raven había sido muy clara con aquello, 'no me gustaría que te inclinases a favor de otros', y mientras que por un lado agradecía su franqueza otra parte de él se asqueaba ante lo que eso realmente podía significar - Supongamos que acepto. Si mañana sale todo bien... ¿qué harás desde entonces? Y si las cosas se torcieran... ¿podrías prometerme que nunca me pedirías hacerle daño a nadie del Club? -

Eran dos líneas rojas que tenía que dejar bien claras antes de considerar siquiera la opción.

Raven suspiró y ladeó la cabeza hacia el lado opuesto de Darryl. Cuando habló, lo hizo sin mirarle y en susurros.

-Darryl, ¿cuándo has hecho conmigo algo que no quisieras hacer? ¿Cuándo he tenido yo el poder de dominarte más allá que cualquier otra mujer? Cuando crucé la línea dijiste "basta", te marchaste... -Una calada tan suave como sus susurro. Dibujó una sardónica sonrisa volviéndose hacia él-. Sigues creyéndote esa ilusión de que yo tengo el poder, y todavía no te das cuenta de que podrías pedirme el mundo y no sabría decir que no. Lo que pase mañana sigue siendo decisión tuya.

- Creo que he sido claro, Raven, pero déjame repetirlo... no he insinuado que vayas a ordenarme que lo haga. Te he preguntado que si puedes prometerme que no me lo pedirás. - especificó, con un tono de voz más serio aún - Si no estuviera dispuesto no habría estado tanto tiempo aquí y me habría ido en cuanto termináramos de tratar los asuntos relacionados con el club. A una parte de mi le gustaría volver a tu lado, más si pretendes irte de aquí cuando esto termine como me dijiste anoche... -

Aunque ella hubiese apartado la mirada, Darryl giró la cabeza para mirarla directamente, con un suspiro que se escapó por sus fosas nasales como si por ellas perdiera toda la fuerza de voluntad que le quedaba dentro. - Pero si tengo que volver a separarme de ti por algo así no lo voy a soportar. No soy tan fuerte. -

Sus ojos no pestañearon ni un momento mientras hablaba, pero algo en su rostro le dijo que esa respuesta no le satisfacía. Apuró el cigarro reteniendo el humo y se incorporó para aplastarlo en la base del cenicero. Después resopló dejando escapar una densa humareda negando lentamente.

-Si pudiese prometerte eso, ¿crees que estaríamos teniendo esta absurda conversación? -masculló. Apartó la silla y se levantó quedando a su lado y a su altura-. Puedes decirles que a las diez es una buena hora para mí. Iré sola, como piden, pero no sin protección. Esta no se desatará si nadie me toca, así que déjaselo bien claro y ya me encargaré yo de recordárselo.

Cuando ella se levantó, la mano de Darryl buscó rápidamente la muñeca de Raven. - No he terminado. Sólamente quería una respuesta. - dijo tirando un poco de su brazo hacia él - Quiero beber de ti, pero en ningún momento cambiará mi posición respecto a Al, Maeves o Cassidy. Estoy contigo, no con ellos. Y mañana Paul no se atreverá a hacer ninguna estupidez: él no es un vampiro, me gustaría ver si es capaz de transformarse antes de que le descerraje cuatro tiros en la cabeza. -

Opuso algo de resistencia, la justa para mantenerse en el sitio sin ser brusca. Darryl sabía que si no quería ser retenida él poco podía hacer sin un arma de un buen calibre, pero logró disparar la tensión. Raven le sostuvo la mirada con seriedad.

-Ni siquiera te hablé de Anthony. ¿Qué te hace pensar que te involucraría con ellos? ¿Qué te hace pensar que querría que fueses parte de mi vida otra vez?

Podía apreciar cómo las aletas de la nariz se movían ligeramente a la par que su pecho con cada respiración.

- Lo mismo que me podría hacer pensar que algún dia te encontraría haciendo el trabajo de oficina de una ricachona, con un local de jazz y vestiendo ropa elegante. - respondió alzando la barbilla con orgullo. Realmente no podía esperarse ya nada de la vampiro, por eso quería que fuese lo más clara posible con él - Creo haber aprendido de los cinco años que pasamos juntos y de lo que nos ocurrió, y cuento con que tú también lo has hecho. Te dije anoche que estaba aquí para ayudarte a ti y a mi mismo. -

- Yo siempre he sido claro contigo: si tú lo eres conmigo no habrá humano, lobo o vampiro que pueda sacarme de tu lado. -

-No tengo una respuesta, Darryl. -Movió la mano y Darryl la soltó sin forcejear. Ella retrocedió ligeramente-. Solo sé que este no es tu mundo y que jamás debería haberte metido en él. Tú no eres un ghoul, no te doblegas. Pero no eres lo que yo soy. No estás encerrado en la noche, no sabes lo que es eso. Eso es lo que aprendí después de cinco años contigo, que por mucho que pretenda no eres como yo, y que si quieres puedes marchante una mañana sin que pueda hacer nada. Si tu no estuvieses aquí no dudaría en hacer arder todo...

El teléfono encima de la mesa empezó a sonar interrumpiéndola. El nombre de Christopher apareció en la pantalla. Raven chascó la lengua y se pasó las manos por el pelo echándolo hacia atrás y entrelazando las manos tras la nuca.

Escuchó sus palabras atentamente, pero la llamada le sacó de aquel extraño y tenso trance. Miró al teléfono para comprobar quién era y después a Raven, mientras lo cogía en la mano sin contestar todavía. - Y tú sigues creyendo que porque tu sangre no me doblegue voy a irme un día cualquiera cuando he roto mi vida por ti y cuando volvería a hacerlo de nuevo, Raven Parr. Tengo que responder. - resopló frustrado, llevándose el teléfono a la oreja y apartando la mirada de la vampiro pulsó la tecla de descolgar. - Dime. -

Raven se dio la vuelta y sorteó el escritorio por el otro lado encaminándose hacia el otro extremo de la habitación.

-Ey. Te llamo porque Laura no aparece. Maxwell acaba de llegar y dice que por su casa no ha parado. Dim sigue buscándola. ¿No tendrás idea de dónde puede estar?

- Me cago en Dios... lo único que se me ocurre es que esté en la oficina en la que trabaja. Quizás se ha encerrado allí, porque si no no entiendo dónde puede estar metida. - le respondió al garou, echando un vistazo curioso a Raven. Tan fría y tan regia en ocasiones... pero otras veces parecía que su voluntad se tambaleaba como un castillo de naipes ante una ligera brisa. - Yo mismo la buscaré si hace falta, pero ese es el último lugar que se me ocurre. -

-Quizá... No sé si han pasado por allí. Espera: Ey, Max... -escuchó de fondo a Doggy diciendo que sí, habían pasado por allá. Raven, mientras, se había dejado caer en una de las butacas y apenas veía sobresalir la coronilla de su pelo por encima del respaldo-. Nada allí. Les he dicho, sobre todo a Dim, que piense en algún sitio que le guste a ella. La casa de sus padres, no sé. Vamos a seguir buscando hasta que estos se tengan que preparar para marcharse. ¿Te aviso entonces?

- Sí, mejor. Espero que haya suerte... gracias por avisarme. Peinaré Lake Atwood por la mañana si no hay suerte, tiene que estar en alguna parte... Tengo que colgar, hablamos después, ¿vale? Un abrazo. - dijo antes de colgar a Chris para volver a dejar el teléfono sobre la mesa. Dónde cojones estaría esa mujer...

Se pasó la mano por el rostro antes de acercarse a la butaca donde Raven se había sentado, rodeándola para sentarse frente a ella. La miró de reojo, pero mantuvo la cabeza en dirección a ninguna parte. - Escucha, Raven. Cuando esto termine, pase lo que pase, me gustaría que hablásemos. Si lo que te preocupa es lo que me has dicho... estaré dispuesto a hacer algo al respecto. Tú le has puesto el freno a tu venganza por mi, como has dicho, y me gustaría poder hacer algo por ti. Incluso... - sus manos se crisparon por la tensión: pero en aquel momento verla tan hundida le ablandaba por completo - ...si eso implica la posibilidad de dejar de ser lo que soy y parecerme más a ti. -

Estaba insinuando algo, pero ni él mismo sabía cómo decirlo en palabras pues la simple idea le aterrorizaba, era simple y llanamente miedo a lo desconocido, miedo a lo que podía significar ser como Raven.

Era evidente que había muchas cosas por hablar allí, pero aquella sugerencia, la sola mención de aquella posibilidad les habría un mundo de opciones que hizo que a Raven le diese un vuelco el corazón. La vampiro le miró fijamente, lívida. Sus ojos expresaban una mezcla de terror y esperanza, y mil otras cosas más a una sola vez. El silencio llenó la habitación más allá de sus pensamientos o expectativas. Había sobre la mesa una carta nueva, y ninguno de los dos sabía que hacer a continuación. Estaban sentado a escasos metros, pero parecía haber un muro helado entre ambos.

-Darryl... -musitó con apenas voz, y no pudo continuar. No sabía cómo. No existían palabras en ningún idioma que ella conociese para expresar cuanto sentía en aquel momento. - No creo... No podría hacerte eso a menos... a menos que me lo pidieses de verdad y sin reservas. Y creo que nadie sobre la faz de la tierra pueda... pedir algo así siendo consciente de lo que está haciendo.

Al fin fue capaz de levantar la mirada y no pudo ocultar una sombra de temor por lo que le había dicho. Había vivido los últimos años de su vida bordeando el mundo de los vampiros en una delgada línea pero sin dejar de lado todo lo que le hacía humano. Jamás, ni siquiera los años en los que estaba entregado a Raven se planteó la remota posibilidad de convertirse en uno de ellos pues la idea era rechazada por su subconsciente de inmediato.

Pero ahora... Raven parecía haberse esforzado por ayudarle, en apariencia dejando atrás el que era su mayor deseo: vengarse por la muerte de su Sire. Y él estaba ayudándola, estaba ahí dándole apoyo... pero realmente, ¿no sería eso entregarse por completo a la vampiro? Y si todo estaba realmente solucionado... ¿qué se lo impedía realmente? Ya tenía claro que aquel no era su lugar: como bien le había dicho ya Chris, había dejado de ser un verdadero miembro del club desde que tomó el parche de Nomad.

- Quiero hablar contigo al respecto: dices que el tuyo no es mi mundo, pero me he dado cuenta ya que mi mundo tampoco es realmente el mío. Estoy en alguna parte, entre ambos, y cada vez me siento más ajeno a todo. Si eso me permite estar contigo sin que temas a que desaparezca... podría considerarlo. Pero necesitaría hablar largo y tendido de ello, y sobre todo, por encima de todo lo demás, necesito cerrar todo este asunto como es debido. No podría dejar mi vida atrás con esa carga sobre mis hombros. -

Raven negó con la cabeza una y otra vez hasta que dejó de hablar.

-No lo entiendes. No voy a hacerlo. ¿Por qué te haría eso? Esto no es vida, Darryl. Es despertarse cada día siendo menos tú y más algo que no puedes reconocer en el espejo. Al principio es... divertido, es una alternativa a morir, pero ahora muchos días lo único que quiero es morir y olvidarme de que tengo que beber de alguien, de que no puedo ver la luz del sol aunque sepa que está al otro lado del muro. Los días pasan y la gente se muere y tú ni siquiera tienes arrugas y te sientes cada vez más lejos de la realidad. No, Darryl. No hay un tú y yo. Cerraré ese trato pero no pienses ni por un momento que voy a hacerte lo que Ogden me hizo a mi.

Se levantó de un brinco incapaz de permanecer sentada. Aquello le aterrorizaba casi más que al propio Darryl.

-Si me marché de aquí no fue porque la política me asustase sino porque odié tanto, tantísimo a Anthony por no haberme dejado morir, que no se me ocurrió otra cosa más estúpida que lanzarme a la carretera contigo. ¿Crees que me llamo Roxane? ¿O Raven? ¿Rose, Ruth, Raquel, Ryley? La persona que fui se murió hace siglos en la orilla del Mississippi.