Partida Rol por web

La mañana despierta algo plomiza en el Vado. Una densa niebla empieza a diluirse cuando salís del Salón del Vado y véis cómo alrededor varios hombres han ido encendiendo pequeñas hogueras para calentarse del frio. En lo alto, en el cielo, varios cuervos solitarios cruzan graznando el valle hasta perderse de vista.

Vuestro equipaje está preparado a la salida y sólo falta partir hacia vuestro destino. Gelvira Remueveollas os saluda cuando la reconocéis.

- Bueno, tras esta agradable velada, sólo queda partir. ¿Hacia dónde os dirigís?

El viaje hacia el sur os resulta bastante tranquilo. La mayoría de vosotros no conocíais esta zona, como mucho Bredfort se puede haber aventurado a otear desde poco más allá del Viejo Vado pero por lo que os parece al resto, le parece tan desconocida como al que más.

La llanura que se extienda a lado y lado del Anduin parece ominosa. Si no fuera por la lejana silueta de las Montañas Nubladas a vuestra derecha, así como el denso Bosque Negro a vuestra izquierda, os parecería que el paisaje no tiene fin.

Esto os puede parecer un inconveniente... o un beneficio. Los sensibles ojos de Sarunniel no tardan en detectar, una tarde, una tormenta que parece subir desde el sur. Unos densos nubarrones se os acercan y parece que estáis en una situación poco adecuada para resguardaros del viento, la lluvia y el frío. No muy lejos, a vuestra izquierda, parecen alzarse un gran montículo. Quizás allí podáis encontrar refugio. Sin embargo, es curioso, juraríais que una cara del montículo parece representar un caballo gigante de color blanco delimitado con grandes trazos blancos, en el suelo.

Adelantandose hacia la posición de su compañera, le espeta. Muchacha, miras con demasiada intensidad al horizonte. Bosteza por el cansancio. ¿Crees que aquellas nubes van a traernos problemas? Pregunta con interés a su compañera. De ser así, tal vez deberíamos desviarnos hacia aquel montículo de allí y buscar cobijo.

La verdad, pensáis todos tras las palabras de Thror, no es necesario ser elfo para ver que los nubarrones que se os presentan enfrente, no traen nada más que una terrible tormenta que no os conviene que os atrape en medio de la llanura.

A medida que os acercáis a lo que os parecía un montículo, veis que poco a poco va tomando aspecto de una colina. Es mucho más grande de lo que os habíais imaginado y os parece que parte de su escarpada superficie está repleta de lo que os parecen agujeros o cuevas. La mayoría no parecen accesibles pero a medida que la oscuridad de la noche se cierne sobre vosotros, veis como una de las cuevas parece irradiar una cierta luz, como de un pequeño fuego de campo.

¡Eh, muchachos! ¿Habéis visto eso? Pregunta a sus compañeros. ¡No estamos solos en esta colina! Luego les incita. Debemos echar un vistazo, quizá tengamos suerte y sean los bribones que andamos buscando. Piensa un momento. Sería una gran ventaja estratégica contar con el factor sorpresa durante la noche.

- O tal vez solo sea un grupo de gente que se refugian de la más que inminente lluvia. ¡Vamos, Thror! No tiene porque ser un peligro. Hagamos lo siguiente, si queréis. Puedo acercarme yo primero, ver quienes son, y esperad a mi señal para ir viniendo de uno en uno. Si veo que hay peligro, gritaré alguna consigna. Por ejemplo "¡en la cara no!". ¿Qué pensáis?

¡Estoy de acuerdo! Contesta al juglar. Pero ve con cuidado.

Un escarpado sendero se dirige hacia la cueva. Avanzas por el polvoriento camino que reluce con color plateado debido al reflejo de la luna. Aprovechas algunas grandes lajas de piedra verticales que encuentras a lado y lado del sendero para recuperarte hasta que llegas a la boca de al apertura. En el interior puedes ver una densa oscuridad apenas comida por un fuego en el suelo. Sentado a un lado puedes ver una figura envuelta en una oscura capa de viaje. Puedes detallar muy poco de dicha figura, sin embargo dirías que una espesa y larga barba plateada sobresale de la capucha así como lo que te parece el humo de una pipa.

Holdin avanza pesadamente por un escarpado camino que escala uno de los lados de la colina hasta la misma boca de la cueva. En algunos puntos a lado y lado del sendero unas grandes lajas de piedras sirven a Holdin como apoyo para descansar unos segundos antes de seguir adelante. Al cabo de un rato, llega a la boca de la cueva y se detiene a observar qué hay en el interior.

Pues eso, es un sendero escarpado que zigzaguea por un lado de la colina. No hay vegetación y parece bastante polvoriento. De hecho, la luz de la luna le da un aspecto blanquecino. Los costados del camino tienen, en algún tramo, lo que os parecen como losas verticales. Hay alguna más en otros lugares de la colina. Hay la cueva a la que se dirige Holdin accesible pero hay lo que os parecen otros accesos que no lo están debido a derribos de tierra.

El camino, estrecho y escarpado se bifurca y ramifica llegando a muchas de esas grutas, colapsadas o no.

Con un gesto de su mano, Thror incita a sus compañeros a ponerse en movimiento. Sigámosle manteniendo unas 50 varas de distancia. No sabemos lo que esa cueva puede albergar y será mejor estar prevenidos. Dijo a fin de evitar que su estimado amigo corriese algun peligro.