Partida Rol por web

Bredfort se mantiene en una tensa espera...

El pálido hombrecillo se acerca algo más, curiosos ante las palabras de Holdin.

- A Smeagol no le gustan las armas, ni el fuego. A Smeagol de gustan las historias. Gollum. Gollum. Smeagol sabe cosas, ve en la noche.

Desde la orilla, llegais a ver a la criatura como un lánguido ser antropomorfo de piel pálida y legamosa. Tiene unos grandes ojos y apenas unos mechones de pelo blanquecino caen sobre su frente, pegados a su piel. Sus manos tienen unos dedos largos y huesudos. Nunca nadie de vosotros había visto una criatura de estas características. Quizás las horrendas criaturas que secuestraron a Balin el año pasado, pero esta muestra cierta astucia de la que carecían aquellas.

- ¿Historias?- Pregunto, repentinamente iluminado mi rostro.- Entonces has conocido al hombre adecuado, Smeagol. Pues además de aventurero, mi ocupación principal precisa en ser el mejor cuentacuentos de mi región. ¡Así que prepárate, Smeagol! ¿Conoces la historia del marinero buscón?

Le narro la historia de un hombre que se pierde entre las olas porque buscaba un huevo de oro de gaviota, y tras muchas aventuras, llega de nuevo a su casa. Es una historia infantil, pero facilmente adaptable en función de lo que vaya pidiendo el público.

Breford   mira a la criatura lastimosa a medio camino de la curiosidad y del asco. Y se pregunta...

​me pregunto si esta criatura ha podido causar la muerte de la bestia que no que hemos encontrado en la cueva...

Me alejo poco a poco de Smeagol intentando buscarle la espalda sin que se de cuenta mientras la criatura asquerosa parece escuchar atentamente al maese HOLDIN.

En una primera mirada te parece que sí, que aquella pequeña criatura puede haber sido la causante de la muerte de la bestia. Quizás sea más fuerte de lo que aparenta pero tratándose de un ternero, sí que puede ser.

Sin embargo, al moverte para buscar una posición más favorable para encontrar la espalda de aquel ser, notas como algo en el suelo te resulta pegajoso.

- Smeagol no conoce la historia del marinero buscón.

A la pálida criatura se le iluminan los ojos y te presta atención ante la imminente presentación de un cuento.

Toco un arpegio sencillo con el laúd, los ojos fijos en la criatura. Recito despacio.

- Buscón, buscón, buscón marinero.
Cruzó más de cien olas.
Buscó, buscó, entre playas y rocas
a ver si encontraba un huevo.
Viajó, viajó, montado en un bote,
buscando algo que brilla,
y halló, y halló, desde un galeote,
algo de oro en una orilla.

La música cambia, en una escala menor, mientras trémolo en mi púa hace resonar la cuerda como si algo se acercara.

- Despacio, despacio
el marinero buscó el huevo de oro,
y...

Cambio ahora a una explosión de acordes.

- ¡Que chasco, que chasco!
¡Era un enano cargando un tesoro!
¡Buscón, buscón, buscón marinero!

Y empiezo otra aventura del marinero buscón. Continuo cantándole un rato, hasta que vea que se ha relajado en nuestra presencia.

Jamás había visto una criatura como aquella y aunque a simple vista no parecía ser demasiado peligrosa, Brann se mantenía alerta.

Ante los cuentos de Holdin el ser parecía como un niño, escuchando las canciones con cierto gesto de emoción. Sólo esperaba que cuando terminasen no se volviese agresiva, pues no quedaba claro la naturaleza del pequeño humanoide.

- El hombre joven canta canciones bellas. Gollum. Pocos hombres conoce Smeagol que sepan estos cuentos.

La extraña criatura queda quieta cerca del margen de la zona acuosa, mirando a Holdin.

- Pero sin duda, Smeagol, conocéis a más hombres además de nosotros. Decidme, amigo. ¿Habéis visto a hombres malvados por aquí? Deben ser unos cuantos, cargando armas, y con pintas de forajidos. ¿Los habéis visto? Su rastro nos ha llevado aquí.

- Smeagol los vio. Los vio hace apenas unos días. Gollum! Hace apenas unos días vinieron y estuvieron en la cueva. Hablaban y Smeagol los escuchó - la pequeña criatura se tapa los oidos con las manos - Hablaban de sus viajes, de sus requisas y de su señor, allá en el sur del Bosque. Gollum! Smeagol los temió, se escondió en el lago frio hasta que se fueron. Pero combatieron. Uno de ellos murió y aún sigue en la cueva.

Miro a mis compañeros con una significativa mirada cuando menciona a los otros hombres. Devuelvo la vista (y la sonrisa) a la horrenda criatura.

- Entiendo. Hombres malos, hombres terribles, sí. Les damos caza desde hace tiempo, Smeagol. ¿Hacia donde fueron?- Miro a Bredfort y Brann.- ¿Podéis buscar el cadáver? Esta charla con Smeagol es... absorbente. A ver si podéis averiguar algo.

Brann se gira hacia el cadáver al mencionarlo Smeagol tratando de encontrar algo que les pudiese ayudar. Pero no parecía tener nada que le llamase la atención al hombre.

No veo nada de utilidad... Comentó encogiéndose de hombros.

Brann observa someramente el cadáver sin darle demasiada importancia y no consigue encontrar en él nada de utilidad. Sin embargo, para Holdin algo es evidente: esa cara la había visto antes. Y con vida. Efectivamente, apoyado en el zaguán de la puerta de una posada en ruinas en la Puerta del Bosque Negro, aquel hombre había intentado, de muy malas maneras, alejarlos del edificio algunos meses antes, cuando acomompañaban la caravana del viejo mercader.

Bredfort registra el cadaver para averiguar la posible identidad u obtener alguna pista