Partida Rol por web

 Asiento con la cabeza ante la proposición de aquella jedi, parecia alguien razonable que no se dejaba llevar por impulsos visuales, sino que antes de hacer algo lo meditaba aunque fuera unos segundos, además era buen guerrera, ya que lo que hizo de ir a cerrar una puerta del hangar con tantos soldados sith por delante moviendose como si no hubiera nadie por ese camino eh iba acabando con la vida o hiriendo a los soldados a su paso con una facilidad asombrosa.

 -"Está bién, os guiaré hasta donde querais ir, pues esta nave es un gran laberinto y es muy facil perderse por sus grandes pasillos. Una vez acabeis con vuestra misión serua cuando vosotros me devolvereis el favor prestado sacandome de esta nave."

 Era un trato justo, un favor por otro favor. Ellos serian como mi guardia, si querian moverse por la nave con total libertad deberian cuidarme ya que conocía los codigos de acceso a cada zona de la nave, y si me traicionara, nunca saldrian con vida de ella.

El maestro siguió la acción de su padawan apagando la luz de su sable, sin embargo el caballero jedi seguía contemplando con cierto odio a Asyr, no llego a amenazarle, y se retiró bajando el arma, pero no se fiaba de él.

 - No me creo ni una palabra. - Era un jedi impulsivo, un guardian eficaz pero algo terco. El maestro jedi se acercó y colocó su diestra sobre el hombro de su compañero. - Está bien. Démosle una oportunidad.

 Contestó rápido, sin pensar, pero llevaba parte de razón: ¿¡Para qué!? ¿¡Para que nos traicione frente a Malak!? - El maestro no contestó y sonrió levemente a We'ir, incluso entre los sith había personas razonables.

Tiro de la palanca y la capsula se desacopla de la estructura con violencia, suspiro aliviado. Por fin... Me siento frente al chico, colocando el fusil sobre mis rodillas. Permanezco con la mirada fija en... ¿Como lo había llamado Carth? Ummm... Breyard...

-Por cierto, mi nombre es John, un "gracias por salvarme" estaría bastante bien, aunque sería sublime si me invitas a un trago cuando lleguemos a Taris.

Lo observo con el rostro serio, palpando con mis dedos la superficie del fusil, recorriéndolo en una suave caricia. No creo que haya ninguna recompensa por el muchacho, bueno, otra vez será... Niego con la cabeza.

Me quedo pensativa unos segundos, ¿Traicionarnos ante Malak? ese sería el menor de nuestros problemas cuando lleguemos ante él.

-Bien, es hora de ponerse en marcha, maestro, si él viene con nosotros tendremos acceso a las capsulas de escape si es necesario por lo que podríamos dejar la nave aqui como señuelo, eso si, tendremos que llevar al piloto con nosotros y dejar la torreta y los escudos activados, los sith estarán atareados intentando cortar las puertas para acceder aqui y asaltando una nave vacia, eso nos daría tiempo para llegar a Malak.

La otra opción es que uno de nosotros se quede aqui y proteja la nave, luego el bothan nos guiaria al resto al puente de mando, donde Malak. Si fracasamos el que se quede aqui deberá escapar con la nave e informar al consejo de lo sucedido aqui.

Me costó un poco pronunciar las ultimas palabras, pero procuro que no haya rastro de desanimo. Espero la opinión del maestro, quizá pueda tener una tercera opción.

-Por cierto, ¿cual es tu nombre?

Digo dirijiendome al Bothan.

 Sin duda era el momento mas indicado para hacer las presentaciones, medio ejercito sith buscandonos y Malak alertado por la presencia de estos jedis y mi traición... ahora mismo cualquier segundo perdido podia decidir nuestro futuro y seguramente nuestra muerte, pero bueno... si queria que le dijera mi nombre se lo diría.

 -"Mi nombre es Asyr. Demonos prisa, seguramente Malak se habrá percatado de mi traición y estará en mi busqueda junto a un gran ejercito de soldados sith, pues esta nave, es la nave insignia de los sith y esta preparadara con una gran bateria de torretas automáticas y un un ejército comparable a la población del planeta sobre el que estamos orbitando."-

 Se podia dar por sentado, que les ayudaría y les diria todo lo que sabí con tal de que me sacaran de allí, al fin y al cabo no tenia nada contra ellos, mi misión estaba cumplida por el momento, y no queria morir a manos de un tirano. Aquellos jedis parecian gente inteligente, aunque... querer venir a la nave de Malak entrando de estas formas para "hablar" con él no denotara tener coherencia alguna, pero yo no sería el que les diría que no lo hicieran, ellos eran aqui los super guerreros no yo.

El chico sonríe ante el comentario del hombre que tiene delante. No hay espacio en aquel cubículo para chistes o bromas, casi no había espacio para respirar sin soplarle la nuca a la otra persona.
Tenía intención de contestar algo bien pensado, algo maduro algo que lo hiciera parecer más peligroso...

Si llegamos a Taris puede que encuentre la manera de invitarte a algo.

Luego algo asalta su mente, se está olvidando de algo. Así que hace un repaso mental, sigue entero, le duele la rabadilla, tiene a un tipo con barbas y malas pulgas delante.

A, si. Me llamo Quell. No hace falta que me hables como si fuera alguien importante, porque no soy importante, bueno, para mi soy importante, y supongo que para mi familia... y bueno para gente, pero no soy la clase de gente importante que te puede importar. Bueno, tampoco sé que es lo que te importa, así que.. bueno mi vida te importo un poco, me la acabas de salvar, pero... ¿Y tú estabas en la nave?, no me suena de haberte visto, claro que tampoco es que lleve mucho tiempo trabajando ahí, solo unos meses....

Tenía la costumbre de desahogarse hablando, le ayudaba a sentirse más seguro. Y a veces decía algo coherente.

... y aunque me conocía la nave bien, las caras, bueno las caras no son mi fuerte. Bueno las de las chicas, si, ya sabes de lo que hablo, pero tú no eres mi tipo, vamos que con eso no quiero decir que no seas guapo, que puede que lo seas, para las mujeres digo. Pero que no soy de esos, claro que si tu eres de esos, yo no tengo problema tampoco. Esto.... Creo que me voy a callar hasta que se apaguen las estrellas de este sistema.

La cara de John empezó a cambiar de color, y una vena en la frente se hinchaba peligrosamente. Fue el detalle que le dijo a Quell que debía de dejar de hablar y tranquilizarse como todo el mundo. Callado y sin moverse lo mas mínimo.

La observo detenidamente, colocandome a su espalda, fuerzo el brazo con la intención de hacer algo de daño a sus débiles articulaciones, para mi toda aquella verborrea sólo era eso, necias palabras hasta que indica el lugar donde esconde sus armas. Un armamento poco convencional...

 Hago una señal a uno de mis compañeros, sabe como proceder ante el gesto, una vez esposada podríamos rendirnos a teorias y especulaciones. El zarandeo constante de la nave no levanta el ánimo, pero Revan y su flota son indestructibles. Acerco mi casco a su cuello, como si su olor pudiese inhundarlo, ...escoria alienigena...

 - No es nada personal, pero si fuera por mi simplemente te pegaría un tiro.

Esperé a que el soldado usase unas esposas de energía contra sus brazos "indefensos".

- Mi padawan se quedará, podrá asegurar la nave y tendrá facilidad para esconderse si son demasiados asaltando la nave. Confiaría mi vida en sus manos.- Después de todo era lo que estaba haciendo y lo hacía de buena gana con una sonrisa hacia la pequeña muchacha, había demostrado valía a pesar de ser sólo una aprendiz padawan, mucho más joven que Aladiah.

 El caballero jedi frunció el ceño, su sable de luz azul tembló, pero la luz no desapareció, seguía sin fiarse, susurró de tal forma que sólo Asyr pudiese oirle con claridad: - Te estaré vigilando..."oficial..sith"

 El maestro asintió ante Aladiah, dispuesto a seguir, en las dotes del combate, la twi'lek era mucho más diestra y hábil, sería aconsejable que fuese primero.

   Los soldados sith a su alrededor dudaban, Sanya los había convencido y no estaban dispuestos a tener una equivocación de tal magnitud en contra de un siervo de Revan, era cierto que no tenía documentación, pero su arma y atuendo eran similares a las de alguien que quiere pasar desapercivida entre la gente común. Que supiesemos, todos los de la nave eran jedi, incluso el piloto, y no porta un sable de luz. No ha probado ningún truco mental contra nosotros, asique sólo queda una opción.

 La brutalidad de Sei era reconocida por todos, de entre los soldados rasos de las tropas de Revan era uno de los que más concordaba con la personalidad de Malak, eso le había conseguido respeto y reconcoimiento por parte de los demás que a pesar de tener el mismo rango respetaban sus decisiones, más por miedo que por otro sentimiento. Sin embargo, aún temian más a otros, entre ellos, sus amos, y si Sanya se quejaba tendrían muchos problemas, no sólo ellos, también sus familias.

 - ¡Eh, eh! Ya basta, creo que te estás sobrepasando. Que nos guie hasta el lugar, Somos cuatro contra uno, no tiene ninguna posibilidad de engañarnos. Quitemosle el arma y vayamos a echar un vistazo, en cualquier caso...los jedi ya habrán muerto a manos de Revan. No tiene sentido estar aquí.

 Otro de los soldados prosiguió, parecía que los tres se habían puesto a favor de Sanya: - Y si en el retorcido caso de que alguno hubiese escapado de nuestro Señor Revan, creo que la última idea que podría tener sería volver aquí recorriendo una nave llena de soldados y saltar al espacio con toda una flota sith teniendolos en la punta de mira.

 Uno a uno, negaron y siguieron retrocediendo, el que había discutido con él antes de la llegada de la Zabrak levantó el arma apuntandolos, más a Sei que a Sanya, la presión y las explosiones estaban haciendole pasar un mal rato. Todo alrededor temblaba, incluidas sus piernas.

-Quitadme el arma, no me importa. Mientras me la devolváis más tarde, claro...- dice en tono burlesco. Mira a Sei fijamente a los ojos -Si quieres puedes esposarme, quizá así te sientas más seguro- concluye con algo de seriedad.

Le empezaba a irritar un poco todo este tema de la desconfianza y su paciencia comenzaba a descender un poco. -Disculpad si comienzo a responder con un tono más serio que antes, pero no es muy cómodo que me apunten y amenacen con un arma durante un rato, sin llegar a ninguna conclusión a la vez que veo a vuestras espaldas como la nave se deshace en pedazos. Tenía visualizada otra tumba más cómoda, en fin...- suspira sintiéndose más aliviada al hacerlo.

Mira a los soldados que comenzaban a creer en sus palabras -No pasa nada. Si os ponéis en su situación es bien cierto que, bajo el mando de Lord Revan, no son conocidas otras especies salvo los humanos.- gira de nuevo la cabeza hacia Sei para continuar hablando -Es por eso que en los trabajos más especializados Revan tiene preferencia por otras razas de la galaxia, para disminuir sospechas. En estos campos no hace distincciones de razas si no de capacidades de cada individuo.- hace una pausa breve. -Ideas inteligentes como esta son las que le han llevado a su posición actual.- termina desvía la mirada a su brazo dolorido por la fuerza de Sei.

Se estaba aguantando el dolor todo este tiempo para no mostrar debilidad ante él. La verdad es que más de una vez había pasado por situaciones tensas como aquella, de ahí su pequeña indiferencia.

Quell Breyard, mi futuro dolor de cabeza. Suspiro aliviado cuando el chico cierra la boca, parece que se ha dado cuenta rápido de que no es bueno tentar la suerte de ese modo.

-Ehh, ya, chaval, ya está. Joder... pareces un maldito droide de protocolo.

La culpa es mía por darle conversación. Observo con seriedad los medidores de oxígeno de la capsula, suerte que tenemos de sobra, aunque no dudo que el chaval pueda gastarlo todo con tanto parloteo. Al menos parece sincero, y eso me gusta.

-No se, era una nave muy grande. Yo tampoco recuerdo haberte visto por ahí.

Me encojo de hombros, y miro al chico sonriendo de forma algo hosca. Lo cierto es que no recuerdo a nadie de esa nave. Tengo bastantes preguntas para Carth Onasi, y otras tantas para Bastila, espero que no se me pierdan demasiado, no quisiera tener que patear todo Taris.

 La cápsula abandonó la nave de la República a gran velocidad, la nave ya avanzaba sin remedio hacia su perdición y estaba demasiado cerca de la superficie del planeta como para que la cápsula fuese lanzada con seguridad, el aterrizaje sería forzoso. Para colmo, el fuego enemigo hacía objetivo a la nave martillo de toda su potencia haciendola estallar por los aires, sin importar quien quedase dentro, fuesen Sith o miembros de la República Galáctica.

Cuando la Espiral Endar explotó la onda expansiva sacudió la cápsula desestavilizandola, comenzaba a notarse el calor ante la fricción de la atmósfera de Taris, muy similar a la de Alderaan, y un bufido extraño que contribuía a la inseguridad del viaje, era probable que se estrellasen contra alguna de las ciudades, en el peor caso que se perdieran en la profundidad de sus bases. Podría haber víctimas, y esas víctimas podrían ser ellos.

Miro a los presentes con determinación.

-Bien, decidido entonces, que la fuerza te acompañe hermana.

Digo dirigiendome a la padawan.

Camino hasta las caja y miro hacia el cristal de arriba desde donde nos observa el soldado sith, esa prodría ser nuestra salida.

-Apilemos unas cajas para trepar hasta ahí.

Comienzo a apilar, no harían falta demasiadas, nosotros no tenemos problemas para saltar a cierta altura, pero nuestro compañero bothan dudo que pueda, tendremos que hecharle una mano una vez asegure la sala de control.

Una vez apiladas varias cajas me preparo para saltar, no es que sea un salto grande o complicado, sino porque nada mas romper el cristal es muy probables que me disparen, tendría mis sables preparados para ese caso. Una vez subida a la caja mas alta compruebo que todos esten listos.

-Bien vamos allá, intentaré asegurar nuestro destino, maestro ayude a Asyr a llegar hasta arriba.

Me tomo unos segundos de lapso, concentrandome, respirando hondo e intentando tranquilizarme para alcanzar cierta armonía, finalmente brinco hacia el cristal con ambos sables y lo rompo para aterrizar dentro, no espero una calida bienvenida, intento desviar cualquier disparo que pudiera caer sobre mi y desarmar al soldado que lo realizara.

 Aquel jedi no confiaba en mi, quizás hiciera bien, nunca se puede fiar de nadie, y menos si no le conoces de nada, yo también haría lo que él en su lugar pero me beneficia que piensen que no soy un sith, así podré salir de esta nave con su protección, que ya era mejor que salir por mi propio pie, ya que podria salir con los pies por delante de esta nave, ya me entendeis...

 -"Todo lo que necesiten para su misión se lo proporcionaré, diganlo y si está en la nave les llevaré al lugar donde se encuentra y lo podrán coger."-

 Un maestro jedi entre nosotros, si que debe ser grave la cosa como para que un maestro jedi haga acto de presencia en la nave de Malak, quizás subestime a estos locos jedis, quizás tengan alguna posibilidad contra Malak, aunque sus posibilidades siguen siendo nulas, estos guerreros de la paz creo que aun no se han enfrentado a un Lord Sith, y en especial a Lord Malak,desde luego yo no sería el que les parara en su misión, no debía poner mas enemigos en mi lista.

 Subiré por las cajas sin demasiado problema, haciendome un poco el desvalido, pero lo suficientemente hábil como para no necesitar su ayuda.

Un droide de protocolo, para ser una especie de chiste, era bastante malo. Si hubiera dicho un droide de protocolo intentando jugar al paccack, hubiera sido otra cosa. Descaradamente tengo mucho trabajo por delante para que este tipo sea gracioso.

No era extraño que no se hubiera cruzado con él. No solía ponerle mucho caso a los demás, tenía sus propios problemas, que solían ir de cómo hacer que el capitán al que serbia estuviera cómodo y como poder escaquearse para que en medio de esa comodidad no se diera cuenta de que necesitaba algo más.

Un súbito movimiento lo desestabilizo todo. La nave había estallado. Su mente viajo rápida hasta formar la cara de Carth Onasi. El héroe de guerra. Con suerte había salvado el pescuezo, al igual que ellos. Según pensó esa frase se arrepintió sobremanera. El culo del chaval estaba que ardía. Y eso no es un buen síntoma.

No soy ningún experto en capsulas de escape y todo eso. Pero me da la sensación de que la vamos a palmar. Así que cuando quieras puedes hacer algo. Usa tu magia y haz que aterricemos sanos y salvos. ¿No?

Lo miro como suplicante. No quería palmarla ahora, después de haber tenido que quedarse para joder un rato mas a los Sith, creía que se había ganado una escapatoria, y aterrizar en el planeta era una buena opción. Sin embargo parecía que todo se torcía otra vez. Una sensación que en las últimas horas ser repetía una y otra vez.

Por absurdo que pareciera quería pensar que había una fuerza cósmica que en aquel preciso instante cogería con una mano invisible aquella capsula y la depositaria en lugar seguro sin más tribulaciones. Nada más lejos de la realidad. 

Ante la sacudida, me agarro al techo con el brazo y me asomo por uno de los pequeños ventanales que dan al espacio exterior. La Espiral Endar ha explotado. Aún quedaban Siths dentro, aunque eso no parecía haberles importado a la hora de volar la nave.

¿Por que tomar una nave y después volarla? Es absurdo. Quizá fueron buscando algo, más concretamente a alguien, a esa Bastila, probablemente, y una vez abandonó la nave, ya no había ningun motivo para no volarla por los aires. Entonces la quieren viva...

La voz del chico vuelve a sacarme de mis pensamientos. ¿Que haga mi magia?. Niego con la cabeza, de las miles de personas que había en la Espiral Endar, me ha tenido que tocar él, precisamente él.

-Agarrate bien, va a ser un aterrizaje movidito.

Las capsulas no podían manipularse una vez lanzadas, aunque eran más resistentes y seguras de lo que aparentaban a simple vista. Morir, no creo, pero un blandengue como Quell igual acaba con algún hueso roto, o inconsciente. Sonrío complacido con la idea de tenerlo callado durante un rato.

La historia no pintaba bien. El mercenario, un tipo duro, de esos que te matan por no tener el mismo gusto por la ropa, decia que se agarrara. ¿Que se agarrara a qué?. Alli solo estaban ellos dos.

Sonrio como pudo. Intentando visualizar como seria si alguien abriera la capsula humeante despues de estrellarse y se encontraran a Quell tirado encima de John. Tremendamente desagradable. Bien, tenia claro que no queria morir y pasar la verguenza de que lo vieran medio calcinado sobre el cuerpo de ese desconocido.

Bien, pues agarrate tu por ese lado, y yo por este vale.

La frase no tendria mucho sentido, sobre todo porque el compañero de viaje no podia saber en que estaba pensando el joven. Pero algo tenia que decir, no iba a dejar que dijese la ultima palabra.

El pitido es extraño, intenso y todo el metal cruje y se dilata creando una sensación de inseguridad completa a vuestro alrededor, se nota calor dentro, vuestros cuerpos sudan y aquello que os sirve de agarre aumenta su temperatura como si tratase de defenderse de vosotros, no consigue quemar vuestra piel sin embargo hace más incomoda si cabe la trayectoria hacia el planeta.

 El rastro de humo que deja la cápsula la hace visible en buena parte de las ciudades que conforman la superficie de Taris, el impacto va a ser fuerte y como había predicho Doe, el trascurso justo antes también. Cuando se produce el primer choque, la cápsula se detiene por completo, Jhon se golpeará la cabeza en el vaivén constante y perderá el conocimiento, sin embargo Quell no tendrá tanta suerte, una vez inmovil todo da vueltas, está muy mareado y no es para menos, tiene el estómago revuelto y sus sentidos anulados casi por completo, todos los ruidos cesan, excepto el crujir del metal que suena como el fuego devorando combustible de las minas de Duro, cuando todo parece seguro, cuando las puertas están destinadas a abrirse se oye un fugaz descenso, un silbido en el viento que acaba con una pequeña explosión justo al lado de vuestra posición, aquella barbarie debía haber sido producida por la cápsula de Carth, habían logrado estrellarse juntos contra el planeta.

  Quell puede abrir la escotilla y salir de allí inmediatamente, pero no tiene fuerza suficiente para transportar el cuerpo de Doe y menos con todo su equipo encima.

Los soldados, en ocasiones, eran capaces de sorprender incluso a un jedi, efectuó dos disparos después de que una lluvia de cristales cayese sobre él y sobre todos aquellos aparatos electrónicos que había estado manejando, era una torre de comunicación y tenía muchos de los dispositivos que el hangar necesitaba para funcionar a la perfección, de hecho, había estado a punto de volver a activar las torretas automáticas, lo que consideraba una de sus pocas opciones para sobrevivir.

 Como una rata acorralada, y tras ver que sus dos disparos eran desviados sin problemas a tan poca distancia por la luz de los sables de Aladiah, no se paró a contemplar como su arma quedaba partida en dos, la tiró contra Aladiah y justo después lanzó una patada directa hacia su pecho, puede que no fuese la maniobra más inteligente contra alguien que puede amputarte un miembro sin demasiados problemas, pero no era peor que un mandaloriano enfurecido. El primer golpe daría sin problemas en el objetivo, empujando a Aladiah contra la pared de uno de los laterales, contra unas taquillas de duracero. El impacto fue duro, pero no tanto como el brazo izquierdo del soldado contra el derecho de Aladiah, su diestra bloqueaba la muñeca de su brazo izquierdo, poniendola contra las cuerdas y devolviendole el flaco favor que le había hecho cortando su arma a la mitad con un rodillazo a la altura del vientre.

  - ¡No me das miedo perra jedi!

 Aladiah estaba casi por completo inmovilizada, y la fuerza muscular de aquel soldado era superior a la de todos los que había conocido hasta entonces.

Saco las esposas de mi cinturón y me dispongo a colocarselas en la muñecas con los brazos a la espalda, para posteriormente desarmarla.

-Vosotros, ineptos, cerrar la boca. Hasta que se compruebe su identidad se le considerara como un prisionero, ¿o prisionera? con estos alienigenas es dificil de saber con certeza.

Miro fijamente a cada uno de los hombres mientras arresto al sospechoso

Si las miradas matasen... me quedaba solo.

Con el ceño aún fruncido y un tono claramente arisco me dirijo a la tropa.

-Ahora que un frente esta atendido, iremos a por los invasores que se encuentre en la nave, y ya despues iremos a comprobar la identidad de esto.

Y tirando de las esposas hacia arriba, hago fuerza para que se levante e inicie la marcha.