Partida Rol por web

Caballeros de la Antigua República - Vol. 1

Órbita de Taris

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16/04/2009, 16:50
Carth Onasi

- Oh, oh.- El sensor indicaba nuevas tropas sith abordando la nave, es más, un buen número de ellas se dirigian hacia allí para tomar el puente. Me giro al instante, rápido sin desprender la zurda de los mandos de control, sólo me llevará unos minutos, pero en esta ocasión necesito mirarle a los ojos.

 Maldición...será mejor que salgamos de aquí cuanto antes. Aún nos quedan unos minutos. ¡suficiente!

- ¡Quell, es hora de irse! Has hecho un buen trabajo.- Vamos Carth...no es momento para felicitar al muchacho.- Coge este comunicador, y estas puntas, consigue un arma y sal de aquí.- Le tiendo un comunicador que tenía en uno de los bolsillos del cinturón y cuatro puntas informáticas, luego señalo la taquilla donde muchos soldados dejaban sus armas, allí podría encontrar una espada de duracero o quizás un blaster que le ayudase a salir de la Espiral Endar con vida.- Ve a la sala donde se encuentran las cápsulas de emergencia, quedan dos. Quiero que cojas una de ellas y abandones la nave. Todo estará bien. ¿De acuerdo?

 Vale...vale, tranquilizate Carth, vas a acabar por asustar al chico. Echo un vistazo al lector vital, tenemos poco tiempo. Quell podía coger también una pequeña PDA con los esquemas del area cargados, eso le ayudaría a no perderse por la nave, aunque estaba seguro de que conocía bien el camino. En el puente de mandos había dos puertas, una conducía hacia la enfermería, los camarotes y el comedor, la otra llevaba a los almacenes, el hangar y la última esperanza de los supervivientes de aquella nave, las capsulas de emergencia.

 Me quedaría aquí para avisar a los últimos supervivientes y saldría pitando detrás de él.

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16/04/2009, 19:58
Saul Karath

Ignorando la presencia del Bothan que había logrado pasar inadvertido ante el soldado Saul permanecía en el camarote del almirante, las puertas estaban abiertas, quizás para evitar sospecha alguna y daba la espalda a Asyr, estaba hablando por un holo-comunicador y parecía frustrado.

 - Te envio este mensaje para que recapacites. Únete a mi. Sé que tuvimos nuestros enfrentamientos en el pasado, pero en esta nueva era que comienza el futuro son los Sith. Comprendeme. Tuve que hacerlo y volvería a hacerlo. Recuerda cuando trabajabamos juntos. En ocasiones, en la guerra incluso los inocentes mueren. No...DEBEN morir. Piensalo...no desearía que te arrepintieras por tu decisión.

 El sonido codificado del cierre de la transmisión se produjo justo después, mientras compruebo que no haya nadie a mi alrededor, sin detectar a Asyr, ignorando su presencia cercana. Aquello podía comprometerme, pero estaba bien...

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16/04/2009, 20:46
Aladiah

En primer lugar me dirijo al puente de mando de la nave para dejar algunas instrucciones claras.

-Mantenga la energia en linea y los escudos preparados, es posible que no esten demasiado predispuestos a hablar, si las cosas se ponen feas active la torreta para cubrir a nuetros hombres, trataremos de tomar este hangar y mantener la nave a salvo. Veamos que nos cuentan....

Camino a la parte de atras de la nave con el grupo de hombres dando las instrucciones precisas.

-Saldré yo primero quiero comprobar cuan amistosos se muestran ante nuestra visita, si las cosas se ponen feas intentaremos tomar este hangar y protejer la nave, esperad mi señal y mantened vuestras armas a punto, si todo va bien ustedes se quedarán aqui y protejeran la nave, si no, para esto les han entrenado. Bien, vamos allá...

Coloco mi tunica jedi con cuidado, con la capucha cubriendo mi cabeza y parte de mi rostro.

Las puertas de la nave se abren, por el momento solo estoy yo, veamos que nos tienen preparado.

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16/04/2009, 21:11
Director

Cuatro soldados caminaban hacia la rampa de descenso de la nave de la República, otro más se mantenía a una distancia prudenciar con un lector de signos vitales, era obvio que registrarían la nave una vez hubiesen detenido a su tripulación. Los cuatro avanzan al unisono, los extremos algo más adelantados, fusiles bláster en posición y blindajes brillantes en plata metálica, la voz de uno de ellos sonó distorsionada a través de la negra barrera de su casco.

- Deje sus armas en el suelo lentamente y coloque las manos sobre la nuca muy despacio. Donde pueda verlas.

 

 Todo el hangar estaba lleno de soldados, toda aquella pequeñña tropa contaría con unos veinte soldados pendientes de su movimiento, uno de ellos observaba desde la seguridad de la sala de control del hangar, desde una posición elevada y a través de un cristal, en apariencia, blindado. Las intenciones eran clara, arrestar a la tripulación de aquella pequeña nave diplomática en nombre de Revan y Malak.

  Los jedi en el interior no actuaron, dejando completamente sola a Aladiah, el piloto también optó por tratar de esconderse dentro de la nave, si tenian suerte no serían descubierto. Si la lucha comenzaba estarian preparados para actuar, pero hasta entonces...los nervios sólo consumian su moral

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16/04/2009, 21:21

Escucha las conversaciones que estaban teniendo los soldados y decide aproximarse con calma hacia ellos. Haber quién es el primero que me apunta con un arma... piensa mientras avanza hacia ellos, con un gesto enfadado.

-¿Vosotros sóis soldados?- les pregunta cortándoles la discusión -Lord Revan está en apuros y vosotros aquí apuntandoos con un arma entre vosotros.- levanta un brazo, señalando el pasillo que estaba en la punta contraria -Eso está lleno de soldados enemigos, ¿qué hacéis aquí?- les pregunta en tono serio. -Si no váis a hacer nada dadme un arma que yo misma iré, vosotros podéis pegaros un tiro entre vosotros si queréis.- se cruza de brazos, esperando una contestación por parte de alguno de ellos.

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16/04/2009, 23:40
Quell Breyard
Sólo para el director

Tres segundos. Tres segundos fue lo que tardo el muchacho en cerrar la boca y coger lo que le ofrecía el mando. Y salir pitando de la habitación.

Adiós, Señor.

Esas fueron sus únicas palabras, que un minuto después resonaban aun en la cabeza del muchacho.

Nada de palabras honorables, ni despedirse como se debía. El hombre se queda a morir, y mira que estilo tengo para dejarlo tirado. A correr.

Hizo a la carrera cada cosa que le había dicho. Comunicador al bolsillo. Puntas al otro bolsillo. Buscar arma.
Abrió una taquilla. Allí había dos armas, un blaster y una espada de duracero. Su mano dudo brevemente.
Conociendo la cantidad de tropas enemigas que había en la nave, poco haría con un blaster. No tenía una puntería aceptable. Y le llevaría demasiado tiempo disparar a hombres mejor entrenados que el. Así que cogió la espada.

Bueno, amiga, ayúdame a salir de aquí 

Recito mirando el filo del arma.
No necesitaba ningún mapa del lugar, conocía cada palmo de la nave, en sus idas y venidas había recorrido cada rincón para escaquearse de todo tipo de empresas que le encomendaban. Así que corrió por los pasillos como si del viento se tratara en busca de la zona de las capsulas.

Paso por el comedor, estaba desierto. Quizás tendría suerte y no se cruzara con ningún enemigo. La nave volvió a temblar por culpa de los impactos. A ese ritmo explotaría con el dentro.

Toca la puerta de acceso al hangar. Solo esa sala lo separaba de escapar de una pieza. Y tenía la impresión de que seguramente encontraría enemigos. Toco el botón para que se abriera la puerta y se escondió tras el marco.
Poco a poco fue sacando la cabeza para ver si tenía vía libre o no.

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16/04/2009, 23:42
John Doe

Miro de reojo a Trask, si tiene algún tipo de as en la manga, es momento de usarlo. ¿Por que demonios he tenido que despertar aquí?... ¿Por que no he aparecido en el Borde Exterior recibiendo un masaje de un par de gemelas Twi'lek?. Suspiro cuando Trask da un paso adelante, muy valiente, pero completamente futil, si ese era su as en la manga, estamos jodidos.

La maldita nave se estaba viniendo abajo, y ni siquiera podíamos pararnos a pensar en eso, supongo que el Sith no atenderá a razones, y mi espada de duracero no parece rival para su flamante sable de luz. No me jodas.

No se como lo verá Trask, pero yo me niego a morir aquí, que cosa más triste sería morir sin recordar ni quien eres... Levanto el fusil y disparo una ráfaga aparentemente desesperada, no tendrá ni que molestarse en esquivarlo, los disparos van bastante desviados a su derecha, pero... ¡SORPRESA!...

Impactan contra las tuberías, propulsando varios chorros de vapor directamente contra el Sith. ¿Te gusta la sauna?...

-Alférez, ¡le aconsejo que corra!

Seguramente eso no le detendría mucho tiempo, salgo corriendo por aquellos pasillos desconocidos para mi, cuando nos alejemos un poco de ese Sith el alférez sabrá a donde dirigir nuestros pasos.

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17/04/2009, 00:16
Trask Ulgo

Cuando Jhon ya se retiraba después de disparar aquella ráfaga comprendí su estrategia, aunque no sé si era consciente de lo que acababa de hacer. Mis pasos viran en el eje de los talones, las botas se resienten ante la presión de mi impulso y salgo tras el recluta.

 - ¡Al suelo!- Alcanzo a decir cuando salto hacia adelante con rostro desesperado, extendiendo el brazo para llevarme a Doe conmigo, el pitido de aquellos tubos se hace intenso cuando el gas sale a duras penas por los agujeros creados por los disparos del bláster de mano, aquel humo disipa la visión del sith avanzando hacia ellos, por poco tiempo. Puede sonar como una mecha, pero es algo peor, la cadena a comenzado. La explosión es intensa, es como una avalancha que se atropella en el estrecho pasillo de la Espiral Endar. Aquel maldito jedi oscuro estaría frito en instantes, John y yo teniamos suerte de poder contarlo pues el fogonazo en forma de una gigantesca bola de fuego consumio buena parte del techo y el suelo, calcinandolo en negro sin dejar rastro alguno, salvo cenizas y carbonilla. De la tradicional arma de aquel guerrero del lado oscuro no quedaba más que una carcasa fundida y rota, pero el gas seguía saliendo y amenazaba con explotar nuevamente.

  Ayudandose de ambas manos para levantarse, tuvo la iniciativa de hacerlo antes que Doe, alzando a media altura el bláster, observando aquella magnifica estrategia.

 - Veo que eres un tipo listo, John.- Más adelante una terminal de comunicación en el pasillo tenía las luces encendidas, alguien trataba de ponerse en contacto con ellos. - ¡Ahí! Vamos o moriremos intoxicados.

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17/04/2009, 00:27
Carth Onasi

- Aquí Carth Onasi desde el puente. Bastila está a salvo y ha salido de la nave, es prioritario que os dirijais hacia las cápsulas de emergencia, junto al hangar, estaré esperandoos allí. Ésta nave va a explotar, ¡está al borde del colapso!

   Espero su confirmación, puede que John no me conozca, lo reclutamos en una de las lunas en el borde exterior, mercenario que protegía comercio ilegal de especias, supongo que si no puedes con ellos debes unirte, nos venía bien sangre joven, a pesar de que con esa barba parece algo mayor, esperaba de corazón que saliesen con vida. La República cedía ante el avance de Revan y Malak, y no había mucho que pudiesemos hacer para evitarlo, sólo proteger a Bastila y a nuestras tropas. Mi expresión en la pantalla es triste, aunque segura y firme. ¡Son soldados de la República, maldita sea! Pueden hacerlo...

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17/04/2009, 01:16
John Doe

Carth Onasi... Repito su nombre en mi mente, su rostro, su voz, o quizá el haber oido de nuevo el nombre de Bastila, todo evoca en mi una avalancha de recuerdos. ¿Así que un mercenario, eh?

Asiento con decisión ante la idea de abandonar la nave. Es la mejor idea que he escuchado desde que recobré la consciencia. Miro hacia uno de los corredores del crucero intergaláctico, no se por que, pero tengo la certeza de que por ahí están las capsulas de evacuación. Supongo que no es la primera vez que estoy en una nave republicana.

Cargo el fusil bláster, y vuelvo a dejarlo a mi espalda, listo para disparar si encontramos algún otro imprevisto. Bastila ya ha abandonado la nave, y es muy probable que ella fuera la jedi que vi en mis sueños. Ya habrá tiempo para buscarla más tarde.

-Recibido, señor.

Doy un paso para colocarme junto a Trask, esperándo que se ponga en marcha para seguirle. Y más nos vale darnos prisa.

 

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17/04/2009, 01:11

 Parecia que no todos aqui estaba porque realmente querian ser parte de este gran imperio, parecia que habia cosas que les motivaban a enrolarse en el lado de los sith, tanto sus ansias de supervivencia como el propio miedo a los propios sith, que patetico elegir un bando por el miedo hacia ese bando, y no porque realmente quieres y las ideas que promulgan son las que mas concuerdan con tu forma de pensar... Ademas, obliga a los conocidos a enrolarse como el en el bando sith o sino los matara... sin duda el miedo y el poder que obtienen les hace hacer cosas que van en contra de natura, pues quien seria capaz de matar a su hermano por no elegir el mismo bando e irse al contrario... yo eso nunca podria haberselo echo a mi hermano, el para mi era alguien admirable al igual que para mi pueblo, ojala estuviera a mi lado para acabar con los enemigos de nuestro pueblo, y crear un velo de paz en nuestros territorios para vivir tranquilamente con nuestra raza en Bothawui.

Todo lo que se pasaba por mi mente ese momento no era bueno, estaba ante quienes asesinaron a mi hermano, desde luego en mi mente no habia ni una neurona que no me incitara a matar al mayor numero de sith posibles, pero debia cumplir algo, ya no solo por mi, sino por mi hermano Kai, su imagen antes de partir a la armada se me aparecia una y otra vez en la mente no era algo tan facil de olvidar. Él no querria que hiciera lo mismo que sus ejecutores, que le obligaron a la fuerza a alistarse en la armada sith. Debia serenarme, y vengar cada cosa que le hicieron, y aun no era momento para darme a conocer y matar en la nave a nadie, pues me podrian descubrir.

http://img11.imageshack.us/img11/6411/bothan07.jpg

 Me encuentro oculto gracias a mi cinto, mientras me mantenga quieto no me descubriran, a si que esperaré a que el almirante marche de su habitación para echar un ojo a lo que se encuentre por allí y encontrar lo que estoy buscando... los archivos secretos de esta nave.

 

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17/04/2009, 02:56
Trask Ulgo

Me cuadré ante la imagen de Carth, si había alguien capaz de sacarnos de aquí ese era él.

- Carth Onasi es un héroe de la República, tenemos suerte de estar en la misma nave que él. No nos abandonaría. ¡Vamos! ¡A la cámara de las capsulas!

En una carrera por la supervivencia y sabiendo que las tropas sith estaban abordo no siendo esto un impedimento para que la nave volase por los aires, mi corazón bombea con fuerzas renovadas inspirado por la grandeza de Carth, sé bien el camino, sin embargo, no lo recordaba así. Atravesamos varias salas, entre ellas un pequeño comedor, estaba lleno de cadaveres, muchos eran nuestros compañeros, miembros de un mismo bando, miembros de la República Galactica, y los menos eran Sith, sus armas descansaban junto a sus cuerpos sin vida, aún aferrandose a ellas. Era una guerra cruenta, pero ¿Qué guerra no lo es?

 Dos caminos posibles, un pequeño pasillo y tan cerca de la salvación aparece algo..con lo que no podemos lidiar...Me detengo en seco, apunto con el blaster pero niego, me echo a un lado indicando militarme a John que haga lo mismo en el otro extremo del marco de la gran puerta que conduce al pasillo, no se si el ha llegado a verlo, no se si nos ha visto, pero algo es seguro, no tendremos tanta suerte como la última vez.

 

Alzo el bláster colocandolo junto a mi mejilla, miro a Doe y asiento. Si no nos ha detectado le tenderemos una trampa.

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17/04/2009, 03:45
Aladiah

Intento que mis movimiento sean lentos y pausados, la primera impresión no es muy buena y la verdad es que tener cuatro fusiles apuntandome me incomoda, aparte de que no sería sensato subestimar la rapidez de estos soldados que han demostrado ser terriblemente efectivos en su trabajo, quizá haya que optar por algo un poco mas sutil. Mi capa jedi me ofrece la suficiente cobertura para tener ambos sables en mis manos, no sería prudente dejarme capturar por el momento y dejar que desarmen a mis hombres. Las opciones de evitar eso con la palabra son escasas.

Doy un paso al frente, calculando de forma muy sutil la distancia, estoy sola de momento asi que dudo que sientan temor alguno por sus vidas, su precaución es mas por mero proceder.

-Venimos en nombre de la republica a negociar con vuestro lider Malak...

Y era cierto, pero ellos no sabrían que eran palabras de mero relleno que utilizo para ganar tiempo y concentrarme, ahora viene el momento delicado, debajo de las mangas mis dedos acarician el encendido de mis sables laser, y mi mente se centra para canalizar la fuerza...

Mi mirada permanece tranquila hacia los soldados, mientras mi mente se centra en las pilas de cajas que hay alrededor, serían una buena cobertura para mis hombres, luego tendría que centrarme en sellar almenos uno de los accesos al hangar para que puedan centrar su fuego en el otro.

A una distancia relativamente corta hay tres pilas de cajas, de forma sutil las muevo lo suficiente para que caigan al suelo dejando en las cercanias de la nave multitud de sitios en los que buscar cobertura, a la vez que aprovecharía la distracción que provocara el estruendo de estas al caer, para encender ambos sables y cortar haciendo dos arcos rapidos los fusiles de los soladaos, en momentos como este es cuando mas agradezco portar dos.

-Ahora.

La señal estaba dada, a partir de aqui todo serian disparos y explosiones, almenos mis hombre encontrarian al salir 4 soldados desarmados y un lugar de cobertura.
 

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17/04/2009, 03:35
Director

   El almirante salió, deteniendose un instante junto a Asyr, puede que fuese humano pero sus sentidos estaban bien desarrollados, el campo de sigilo de su cinturón era un instrumento delicado, lo había usado en muchas ocasiones y nunca había fallado, pero por algún motivo era tal la desconfianza que el almirante creaba a su alrededor que no se fiaría ni de su propia sombra. Miró hacia el rostro del Bothan sin expresión, buscó con la mirada algún rastro en el suelo y chasqueó la lengua con desprecio, frustrado camino alejandose cerrando las puertas tras de sí.

  La habitación era amplia, con dos literas y numerosos contenedores de duracero donde posiblemente el almirante y su acompañante de camarote, cualquier otro oficial al mando, guardaban ropa y otras pertenencias privadas, parecian sellados pero podía intentar abrirlos, quizás no necesitase siquiera forzarlos. Si profundizase en sus taquillas personales, encontraría la ficha de servicio del almirante Karath en la república, incluidas todo tipo de medallas y distintivos al valor, pues aunque no todos lo supiesen, en algún momento de la historia aquel hombre había sido considerado un héroe fiel y leal al senado. Poco de interés podía encontrarse en aquellas habitaciones, salvo un pequeño comunicador de bolsillo y un holoproyector, el mismo que hubiese utilizado para enviar aquel mensaje, puede que la memoria albergase más mensajes y subterfugios por descubrir.

  Antes de que la tentación pudiese con su voluntad, pudo dar un respingo ante el alarmante sonidos de la seguridad de la nave, intrusos. Debían de haber abordado la nave, las alarmas sonaban con fuerza, chillando para evitar que nadie escapase, We'ir no podía determinar si se trataba por algo que hubiese hecho él o no, pero eso complicaba las cosas.

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17/04/2009, 04:57
Director

   El hangar había sufrido numerosos daños y las naves sith habían depositado sus tropas a través de ellos, había decenas de cadaveres republicanos en aquel suelo negro brillante, tan brillante si cabe como la sangre que ahora se había extendido por él. Por la extensión y dimensiones de aquella matanza Quell podía deducir que hacía poco tiempo que habían pasado por allí, No todos tenían heridas de bláster, muchos otros habían sufrido macabros golpes con armas de duracero u otro metal. Incluso a uno de ellos lo había matado un arma de energía, tal como la que llevaban los jedi que servian con la República. La Guerra Civil Jedi, la llamaban, una confrontación mucho más confusa que la guerra contra los mandalorianos. Hacía tiempo, mucho tiempo que Quell no sabía nada de su planeta natal, tampoco de su familia, quizás porque siempre fue un muchacho independiente, a pesar de su edad. Carth le había servido como guía las últimas horas, cuando las cosas se complicaron en el puente todos recurrieron a su experiencia, puede que aquel hombre, aquel simple humano, hubiese librado más batallas que toda la tropa que yacía muerta en aquella nave.

  La vía estaba libre, aparentemente, sin embargo, había un pequeño problema, alguien había saboteado las torretas automáticas, si hubiese entrado sin más, ahora sería un hombre muerto. Se movía hacia el interior, en busca de nuevos objetivos, en principio no deberian de estar activas, Carth las desactivó hace una hora, y no es un soldado que suela equivocarse. Tendría que hacer un tiro preciso si quería librarse de ellas, pero para eso necesitaría un arma bláster, otra posibilidad era tomar un desvio por el interior de la nave, el rodeo sería importante. Sólo en aquellos segundos antes de decidir recordó, también, que había conductos de ventilación por todo el hangar, que renovaban el aire y expulsaban hacia el espacio cualquier residuo en las particulas del aire que podían traer las astronaves consigo, a pesar de que no los conocía demasiado bien. Existían más posibilidades, pero cuatro torretas automáticas en el techo del hangar eran un obstaculo muy a tener en cuenta.

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17/04/2009, 05:16
Soldado Sith

Una decisión arriesgada, demasiado arriesgada, con la experiencia obtenida contra los mandalorianos, las tropas sith se habían convertido en tropas de asalto que muy asiduamente recurrían al combate cuerpo a cuerpo para ganar ventaja, aprendieron mucho de los mandalorianos luchando en su contra, y parte de ese aprendizaje, sin el código de los mismos, podía resultar letal y costoso no sólo para las victimas, también para ellos. Los movimientos de Aladiah eran efectuados con seguridad, y con las armas alzadas fue dificil evitarlo, tanto que todos los fusiles se vieron reducidos a dos partes chispeantes, el cañón de todos ellos cayó al suelo ante la distracción de las cajas, justo cuando almenos un par de ellos ya apretaban el gatillo. Al hacerlo, el fuego prendió sus armas de las que se liberaron en instantes, quitandose la correa que las atacaba a sus cuellos y lanzandola lejos mientras sus cascos oscuros estaban fijos en la jedi. El que aún portaba el detector de signos vitales extendió el brazo detrás, ya cuando retrocedía con zancadas largas.

 - ¡Acabad con ella! ¡Ahora!- A los que todos respondieron con fe ciega - ¡Si, Señor!

 Aún ante la desventaja de ir desarmados, los cuatro valientes se lanzaron contra la jedi en lucha cuerpo a cuerpo, alzando los puños a la altura del mentón, dispuestos a combatir, rodeandola.

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17/04/2009, 05:25
Director

   Las tropas comenzaron a formar, dispuestos, una pareja de soldados se arrodillo en lo alto del hangar, cerca de las puertas de acceso al interior de la nave dispuestos a disparar cuando aquellos cuatro soldados cayesen o abriesen una obertura suficiente como para disparar sin posibilidad a error. El encargado del hangar, desde su ventajosa posición tras el cristal empotrado en la pared fondo del hangar golpeó la mesa de control, si alguien se había fijado en ese movimiento sería el que desencadenó que todas las alarmas de la nave comenzasen a sonar. Aquel quejido era propio de cruceros como aquel cuando se veían asaltados, no por unos cuantos republicanos o unos jedi, sino cuando eran bombardeados. Ellos no podían saberlo, pero hablaba por un comunicador, pidiendo refuerzos en el hangar, no jugaban, aseguraban la situación. Un cien contra uno era un reto, incluso para el mejor maestro jedi.

  Sin embargo, por el momento, sólo se trataba de unos veinte soldados, salvo aquella pareja todos descendieron por unas escaleras, de ambos laterales yendo en su busca, armados con fusiles, y los menos con espadas de duracero, protegiendo a los grupos de tiradores de un ataque furtivo cuerpo a cuerpo. Se dispusieron a disparar, al igual que las torretas automáticas del techo que rotaron en su propio eje buscando un blanco seguro, sin embargo, ante la presencia de los soldados sith, no dispararon. Las cajas resvalaron por el uso de la fuerza enfrente de la rampa bajo el puente de la nave diplomática y a la voz de ahora, el piloto activó la torreta automática desde su escondrijo, rogando por salir vivo de aquella situación. La padawan actuó primero, algo temerosa sin sacar su sable de luz, tirandose al suelo tras una de las grandes cajas para esconderse y ganar así una mejor posición. Su maestro fue tras ella, pero no se escondió sino que ganó la posición de la twi'lek para cubrir su espalda y su flanco izquierdo. Sin embargo, el otro caballero jedi, no salió de la nave.

 La torreta en la nave de la República disparó al instante, eliminando al sith que había dado la orden, y después hiriendo de gravedad al situado más a la derecha de Aladiah, quedaban tres en el cuerpo a cuerpo, y otros tantos justo después, si los eliminaban a todos con una muerte rápida, las torretas del hangar los harían picadillo.

Notas de juego

Cargando editor
17/04/2009, 06:19
Soldado Sith

Si no llevasen casco cada uno de aquellos tres soldados sith, posiblemente los cuatro hubiesen enarcado las cejas con incredulidad ante la presencia de la Zabrak. ¿Acaso piensa que somos idiotas?/ Esto... / ¿Le pegais un tiro vosotros o se lo doy yo mismo?

 El sonido del fúsil fue al unísono, el roce metálico y el cañón enfocado al tronco de la muchacha, apuntaban sin mencionar palabra. A decir verdad, uno de ellos, en concreto, se alegraba de aquella presencia femenina, podía ser una asquerosa alienígena pero le había librado de una confrontación no deseada con uno de sus compañeros. Quizás por eso no disparó directamente.

 Las alarmas estaban sonando, esto era la guerra, y tomar prisioneros no era una opción que Revan y Malak pensasen por el momento. La mayor parte de la flota de Revan estaba conformada por humanos, y muchas razas eran discriminadas o apartadas conscientemente del servicio a la hora de desempeñar un rango alto dentro de su armada, a menos, claro, que llevasen el uniforme, pues con el uniforme todos eramos iguales. Eso hacía sospechar a aquellos tres soldados. Sin embargo ninguno se decidió a actuar, tampoco a pedir explicaciones. Sei Kiath tenía la última palabra, sino lo mejor sería pegarle un tiro y lanzar el cadaver al espacio. Y si resulta ser alguien importante...sin pruebas no hay delito.

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17/04/2009, 11:20
Quell Breyard
Sólo para el director

Quell estaba en un aprieto, eso era seguro. Pero al menos no había tropas enemigas. Miro el techo, puede que hay hubiera una salida.

Si en el comedor hubiera una terminal, podría haber intentado desactivar las torretas otra vez. También barajo llamar por el comunicador a Carth Onasi y pedirle que lo hiciera el. Pero sería darle más trabajo a un hombre que lo estaba dando todo por él y por el par de personas que quedaban en la nave. No podía permitirse lujos.

Así que con la mirada fija en el techo y los conductos de ventilación y con el ceño fruncido hasta el punto de parecer un zabrack realizo un gesto con la muñeca, que impulso la espada hacia arriba.

Dos movimientos más tarde, una pieza de conducto caía pesada al suelo. Envainando la espada. Se encaramo como pudo al conducto. Meterse dentro no fue sencillo. Casi no entraba, y el arma larga puesta en su cintura no ayudaba demasiado. En aquel momento pensó que tendría que haber cogido el blaster también.

Bien por ti, Quell, eres un hacha haciendo elecciones. Quien te mandaría a pedir un buque insignia como destino. Serás idiota.

El sudor le hacía daño en los ojos que le picaban. Tubo que soplar para quitarse el pelo de delante de la cara, lo que levanto partículas de polvo dentro del conducto, y le hizo toser.

Me matare yo solo a este paso.

Empezó a reptar, muy lentamente, después de 10 segundos solo había conseguido entrar entero en el tubo. En ese momento decidió que tenía que moverse rápido, sino seria carne muerta en lata.

No tenía idea de hacia dónde tenía que dirigirse. Pero seguro que era para adelante. Así que brego en ello con todas sus fuerzas. Un minuto o dos más tarde, pues era difícil calcular el tiempo dentro del tubo en el que estaba llego a una bifurcación. Si es que se le podía llamar así.

Uno de los tubos ascendía lentamente. El otro seguía unos pocos metros más hacia adelante y luego caía. Suponía el joven que solo caería medio metro o más le valía a él. Porque según sus cálculos hacia arriba solo estaba el espacio y era más probable que estuviera la sala de las capsulas de emergencia.

Repto los metros que le quedaban. Pero no había calculado tan bien como pensaba. Estaba claro que con la falta de luz, no podía darse cuenta, de que el tubo que presuntamente seguía de frente, estaba realmente inclinado hacia abajo. Así que sin quererlo se precipito hacia adelante. Intento pararse en el recodo que doblaba antes de caer verticalmente. Pero solo consiguió darse un golpe muy duro en la mano.

Presa del dolor del golpe seco cayo por agujeró golpeando nuevamente contra una pieza del conducto, esta ante la fuerza del impacto cedió y Quell volvió a caer, esta vez contra el suelo. Por suerte, consiguió revolverse lo suficiente para no dar de cabeza contra el suelo. Porque era la parte de su cuerpo que iba la primera, y finalmente dio con la espalda contra el duro suelo.

En aquel momento perdió el aire de sus pulmones. Durante una fracción de segundo pensó que se moriría o se quedaría parapléjico sobre el suelo. Las lagrimas brotaron de sus ojos a causa del tremendo impacto y de sus súbitos pensamientos.

Lentamente y mientras el dolor se extendía por cada parte de su cuerpo el aire volvía a introducirse en sus pulmones. Aun así su vista estaba difusa y no conseguía centrarla.

Cargando editor
17/04/2009, 12:32

Los soldados apuntan hacia su cuerpo sin dudar. Me lo imaginaba, idiotas... piensa mientras niega con la cabeza. Ya no está con los brazos cruzados, si no extendidos, mostrando su tronco para que apunten mejor. -Vamos, estás dudando mucho.- mira hacia el pasillo del lado contrario -Si no me disparáis ahora iré yo misma- aún mira hacia el pasillo. Se da media vuelta hacia él viendo que los soldados no la harían caso y da unos cuántos pasos hacia aquel pasillo. -Veo que Revan...- dice en un tono misterioso mientras sonríe, aunque los demás no pudieran verlo -No os cuenta todos sus planes...- tras eso comienza a caminar al otro lado del hangar lentamente.

Se detiene a medio camino para girarse y mirar a Sei Kiath -No venís, ¿no?- levanta una ceja cuándo le pregunta, esperando su contestación.