Partida Rol por web

Cadena Alimentaria

Sr. Olvidable

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11/09/2021, 17:14
Director

Echaron un vistazo al piso, que parecía casi igual de deprimente que la escena del baño. Napier vivía solo en aquel cuchitril que no se había esforzado lo más mínimo en mantener limpio. En el salón había restos de comida en el sofá, en el suelo, cajas de comida china vacías y alguna de pizza que todavía mantenía alguna porción solo recordada por el incipiente moho que crecía sobre el queso. En el mueble del televisor había una foto en la que se veía una versión más joven y mucho más feliz de Napier con una chica bastante guapa que a juzgar por como vivía el trabajador social debía llevar mucho tiempo sin verle. Era la única foto de todo el apartamento. El único traje de Napier estaba tirado sobre la cama y se trataba de un traje barato de funcionario de color gris, tan anodino como los que habían visto en su visita al DSM. Por lo demás, no había signos de que nadie se hubiera colado allí para abotargar a pastillas a Napier y simular un suicidio. Antes de que Vincent forzara la cerradura nadie más lo había hecho y las ventanas estaban intactas. En el baño, tampoco había ninguna pista relevante. El cadáver de Napier no presentaba signo alguno de violencia. Todo hacía indicar que simplemente se había recostado en la bañera, había vaciado de golpe todas las pastillas y había esperado a que llegara el final.

Tenían la sospecha de que algún mentalista se había introducido en el cerebro de Napier para obligarlo a tomarse esas pastillas y suicidarse, pero no podían comprobarlo. Lo que darían en aquellos momentos por tener algún poder para detectar influjos de otros mejorados. De hecho en la UDIM tenían unos cuantos con ese poder que iban designando a las diferentes escenas del crimen para comprobar si los asesinatos habían sido realizados con algún poder. Eran parte del grupo de la científica, como el forense o como el fotógrafo que tomaba fotos de la escena. Cuando había dudas de si un caso era un homicidio regular o implicaba a algún mejorado, aparecía uno de los chicos de la UDIM con el poder de detectar influjos y si sonaba la campanita el caso pasaba inmediatamente a manos de la Unidad contra Delitos de Individuos Mejorados, sino el papeleo y todo el follón se lo quedaban los de Homicidios del distrito donde hubiera tenido lugar el suceso. Hasta entonces poco más se podía sacar de aquel lugar. A menos que un detector de influjos dijera lo contrario, aquello había sido un simple suicidio.

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15/09/2021, 16:57
Vincent Valenti

Bien, visto está que necesitamos apoyo de la Central aquí... Llamaré al calvo a ver qué puede mandarnos. No creo que nos den la brasa con la entrada triunfal que hemos hecho. Este cabronazo apestoso es un eslabón perdido en nuestro caso. Y creo, como tú, Kenzie, que le han dado el pasaporte. Jodido hijo de puta... Parece hasta feliz ahí sentado.

Telefoneé a Ryo al instante.

Colega, ¿sabes esos días en los que las cosas no dejan de mejorar? Es uno de esos días. Hemos ido a hablar con los loqueros que supervisaban a Jared Whitten y hará unas dos semanas que le dieron la baja por depresión al que venía encargándose de él, un tal Ben Napier. Hemos querido ir a entrevistar a este pavo y nos lo hemos encontrado sentado en la bañera con un buen montón de pastillas para alcanzar el Sueño Eterno.

>> Necesito una unidad aquí, tío. Si es posible, con alguien para echar un vistazo a posibles influjos. ¿Tenemos a alguien así ahora mismo ocioso? Igual estamos paranoicos, pero quiero descartar que sea algo más que un suicidio, ¿me captas?

Notas de juego

Mensajito rápido para hacer juego ^^

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15/09/2021, 17:39
Ryo Fujimori

—Joder, tío, pues ya verás cuando vuelvas a la central y veas los ojitos que está poniendo tu enamorada la teniente Edwards preguntando por vosotros. Le he dado largas. Ya sabes, bro. Nos cubrimos las espaldas. Ahora mismo te mando a la científica y todo eso, creo que el Pajarito está jugando al buscaminas, el muy cabrón. 

El Pajarito era Martin Walter, apodado así porque al igual que los pajaritos de los antiguos mineros, solo callaba cuando detectaba que algo olía mal, en este caso a mutante implicado. El resto del tiempo estaba silbando, cantando, tarareando... No era muy hablador, pero se pegaba el día con esas ladinas cancioncillas que terminaban incrustándose en tu cerebro y te sorprendían en mitad de la ducha en tus propias cuerdas vocales. 

Unos minutos después de la llamada de Vincent a Ryo, en la calle frente al edificio de Napier aparcaron tres furgonetas blancas de las que empezaron a bajar los chicos de la científica. Detrás de ellos iban los del Distrito 9, porque en caso de que el Pajarito dijera que no había influjos de ningún tipo el caso rebotaba a sus manos. Era el protocolo habitual. A esas alturas, los hermanos Valenti y Umbrigde se encontraban esperando en la calle con un café para llevar, y un zumo de piña en el caso de Adele, cortesía de una bromilla de Vincent. En el piso poco más había que hacer y ningún detective en su sano juicio esperaría a los de la científica en el interior de la escena de un posible crimen a menos que quisiera llevarse una bronca de órdago. El Pajarito llegó silbando That´s life de Frank Sinatra, una canción muy apropiada para un posible caso de suicidio, subió al piso y menos de dos minutos después bajó silbando y simplemente dijo que la UDIM podía volver a casa. Los chicos del distrito nueve lo celebraron con palmaditas en la espalda y sonrisas alegres. Todo el mundo quería un caso de suicidio para mejorar las estadísticas: eran fáciles de resolver y solo tenías que darle un poco la turra a la familia y hacer algo de papeleo. La mayor complicación podría estar con el seguro, pero no era nada comparado con otros casos. Si hubiera sido un asesino normal y corriente que dejara el caso abierto durante meses y del que no pudieran sacar pista alguna, seguro que no estarían nada contentos.

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25/09/2021, 22:00
Umbridge

Parece que se trata de un suicidio —sentenció Umbridge tras un suspiro—. ¿Pero por qué? ¿Qué le llevó a quitarse la vida exactamente? 

No podía dejar de darle vueltas, algo que agradeció para no pensar en lo mucho que le cabreaba que los de la científica celebrasen un caso de suicidio como una buena noticia. Tenía la sensación de que podía darles información muy valiosa sobre Whitten y el atentado, pero las pistas se esfumaban con un colocón y una sonrisa congelada.

¿Creéis que tiene algo que ver con lo de Whitten? Me parece demasiado conveniente que aparezca muerto justo ahora, poco después del intento de abrir un boquete en mitad de Manhattan.

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30/09/2021, 17:02
Mackenzie Valenti

La afirmación de Walter consiguió que una ceja de Mackenzie se elevará. — Venga ya. ¿Lo estás diciendo en serio? ¿Suicidio? — Miró a su hermano con el desconcierto pintado en la cara como retándole a hacer algo. A desmentir aquella afirmación que parecía desafiar toda lógica. ¿Cómo coño iba aquello a ser un suicidio? Joder, habría apostado su sueldo del mes a que alguien lo había quitado de en medio a Napier convenientemente. ¿Era posible que el capullo se hubiera suicidado? Desde luego. Todo el mundo sabía que el suicidio se había convertido en la mayor causa de muerte del país. Tal vez la presión del trabajo había podido verdaderamente con él. Había pedido una baja. Incluso podría ser que Napier fuera un funcionario consciente de su propia ineptitud y el incidente con Jared hubiera sido el detonante que le faltaba para inmolarse. Mackenzie dudaba que alguien le echara de menos. 

Pues Napier es un callejón sin salida. No lo sé. Puede que sí que se suicidara. ¿Puede que proporcionara información privilegiada sobre los mejorados a alguien y que al ver lo que le había pasado a Jared se sintiera culpable? — Aquello estaba cogido con pinzas, pero algo en ella se negaba a admitir que aquel tipo totalmente negligente en su trabajo no tuviera nada que ver con su caso. — Joder, en algún sitio tiene que haber algún hilo del que podamos tirar. Tal vez tengamos más suerte en casa de Jared. Yo conduzco. —

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06/10/2021, 17:33
Director

Pajarito Walter se encogió de hombros como respuesta a la pregunta de Mckenzie y la expresión de su rostro reflejaba un "es lo que hay, ¿qué quieres que te diga?". Aunque en las teorías que manejaban los agentes la manipulación de la mente de Napier para que se suicidara parecía de lo más conveniente, no les quedaba más remedio que aceptar que sí que lo había hecho por propia voluntad. A menos que los restos del influjo fueran tan leves o hubiesen ocurrido tanto tiempo atrás que ni siquiera Walter pudiera detectarlos, en cuyo caso tampoco podrían demostrar nada. Lo cierto era que Ben Napier tenía todas las papeletas para haberse suicidado por su propia mano, sin mediación de nadie más, visto el historial de problemas que había dejado tras de sí.

Salieron de ese callejón sin salida para continuar con el plan que tenían marcado para esa mañana. Haberse desviado del planteamiento inicial para ir a casa de Napier y tener que esperar al equipo de forenses y todo aquel marrón les había robado gran parte del tiempo y ahora iban con el culo prieto. Y lo peor de todo es que había sido para nada. Esperaban al menos que el apartamento de Jared Whitten les diera alguna pista, por exigua que fuese. El informe de Whitten del artículo 18 recogía una dirección antigua, y cuando llegaron allí se frustraron al ver que en el apartamento que indicaba la dirección vivía una joven pareja de recién casados que no conocía a Jared de nada; para colmo de males en los buzones del edificio no aparecía el nombre de Whitten por ningún lado. El portero del edificio fue su salvador. Al verlos allí perdidos se ofreció a ayudarles y al nombrar a Whitten aseguró que sabía de quién le estaban hablando y les dijo que ya no vivía allí, pero que tenía los datos de donde encontrarle y les dirigió a un apartamento ilegal en el sótano de un barrio acomodado. Así, mientras Mckenzie conducía hasta la nueva dirección, Umbridge aprovechó el desplazamiento para hacer una llamada y conseguir una orden de registro1 y hacerlo legal en esta ocasión.

Aunque el dueño del piso se quejó, cuando le enseñaron la orden no puso más objeciones confiando en que no denunciaran la ilegalidad del arrendamiento y se centraran en rebuscar entre las cosas de Jared. El apartamento no era tan desastre como se habían llegado a imaginar. Las posesiones de Whitten eran muy escasas. Su armario contenía un conjunto limitado de pantalones, vaqueros y camisas de cuadros. Los libros de la estantería eran en su mayoría manuales de bricolaje en el hogar. Una pila de correo sin abrir incluía varios cheques de la seguridad social, ofertas de suscripciones a revistas de deportes y un montón de correo basura. Whitten era dueño de un pequeño televisor, un viejo reproductor DVD y un puñado de películas, en su mayoría de acción y con Sylvester Stallone como protagonista, lo que confirmaba lo que le había dicho a Vincent durante el interrogatorio de que era fan suyo y no pretendía que lo metieran entre rejas.

El apartamento no tenía mucho más. Lo más reseñable lo encontraron en el cuarto de Jared. En lugar de libreta de direcciones, o de apuntarlo en el teléfono móvil como ya hacía todo el mundo, Whitten tenía un cajón de la cómoda lleno de tarjetas de negocios y viejas notas adhesivas con números de teléfono anotados: proveedores de materiales de construcción y bricolaje, contratistas, y ese tipo de negocios. Una de las notas adhesivas incluía una serie de números de teléfono tachados, excepto el último, escrito junto a la palabra papá.

Notas de juego

1Por disponer de la habilidad Derecho

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08/10/2021, 20:44
Vincent Valenti

Con la muerte de Napier en un dead end, mi sentido del humor atravesaba un interesante claroscuro. El condenado suicidio era demasiado conveniente a mi juicio, pero los detectores de influjos confirmaban la teoría del suicidio. ¿Era concluyente al 100%? Desde luego que no, pero en este preciso instante sostener que alguien estaba detrás de la muerte de Napier era lo mismo que asirse al borde resbaladizo de la azotea de un rascacielos en una lluviosa noche de invierno.

No había más opciones por el momento, así que me encendí un pitillo y con aire meditabundo me alojé en el asiento del copiloto mientras mi hermana nos condujo al apartamento de Jared. Durante el trayecto, Adele pidió una orden de registro para ahorrarnos la posibilidad de que alguien nos parase los pies. No le puse pegas porque era consciente de que el día corría deprisa y las pistas no aumentaban. Antes al contrario, joder.

¿Cómo obligas a un hijo de puta a matarse sin incriminarte...? —pregunté en voz alta en tono reflexivo.

A día de hoy, poderes mentales mediante, podías obligar a alguien a quitarse de en medio. Desde luego, por mucho Charles Xavier que te creyeses, eso era una chapuza, puesto que los amigos de la UDIM podían ver en el muerto rastros de tu influencia psíquica. Pero me dio por pensar que un tipo sutil con suficiente tiempo y dotado de un control refinado de sus habilidades mentales podría llegar a implantar traumas mentales en sus víctimas. El proceso, claro, sería más lento, pero el resultado sería más natural a largo plazo. Y las trazas de manipulación mental, intuía, mucho menores.

Este asunto de Napier me está tocando los cojones... —me limité a reseñar como sinopsis de mi estado de iracundo malestar a mi hermana.

Oye. —dije a Kenzie bajando la voz, cerciorándome que Adele hablaba con la oficina del Juez para tramitar la orden de registro. —Ese admirador tuyo... —Traté de encontrar las palabras para sonar calmado. Al menos, de un modo razonable. 

¿Hay algo que quieras contarme, Kenzie?

Si tenía un ligue, cosa que no sería de extrañar, me dije que podría soportarlo. Que lo sobrellevaría como un hermano normal.

Para mi desgracia, no somos hermanos normales.

* * * * *

Revisé el piso y al ver las cintas de Stallone no pude evitar sonreír.

Cobra. El brazo fuerte de la ley. Menudo hijo de puta... Sabía que eras de los míos, joder. Los perdedores nos reconocemos al instante... —pensé para mí mismo mientras negaba con la cabeza.

Eh, nenas. Aquí tenemos el número de su padre, creo. También hay otros números. Tachados. Hmmm... —tomé el adhesivo e hice un mohín mientras fruncía el ceño. —Esto es interesante.

Verifiqué que no se me escapaba nada en aquel cuchitril con un metódico vistazo al cuarto de Jared.

Notas de juego

Quemando puntos de Investigación por si sale algo ^^

Me quedo el postit para indagar en los números tachados y tal.

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09/10/2021, 09:27
Mackenzie Valenti

Mackenzie comprendía el estado de ánimo en el que se encontraba su hermano. Ben Napier era un verdadero desastre. Un jodido incompetente. Un fiambre inconveniente. Podría haberles proporcionado información relevante. Lo sabía. Se lo decían sus entrañas. Pero habían llegado demasiado tarde. — No tiene sentido darle más vueltas. Está muerto. Con lo poco que sabemos de él me hago una imagen mental bastante clara. Puede que alguien le diera el último empujón que necesitaba, pero parece que el tipo tenía un pie en la tumba y el otro en una cáscara de plátano desde bastante hacía tiempo. —

Con una sonrisa pintada en la cara que intentaba ocultar su incomodidad Mackenzie le lanzó una fugaz mirada a su hermano. — Vale. Me has pillado. Me he apuntado a un curso de cocina y he conocido a alguien. Un gourmet misterioso que me manda tartas y bombones a la comisaría con la intención de engordarme. Con mi suerte igual está lo bastante loco como para después querer cocinarme y servirme con un condimento de patatas panaderas. O tal vez setas y espárragos. Terrible.— 

Una vez en el piso de Whitten Mackenzie observó aquellos números escritos y tachados. El último de ellos ponía papá. ¿Por qué Jared habría escrito el número de su padre en un post it? — Joder, ¿cuántas posibilidades hay de encontrar a alguien hoy en día que no tenga teléfono móvil? ¿Por qué apuntar los teléfonos en post it? Y ¿todos estos números tachados? ¿Serán todos de su padre? ¿Por qué cambiaría alguien tanto de número de móvil? — Mackenzie cogió su propio número de móvil y activó la llamada oculta. Tomó el post it, marcó el número que aparecía en junto al nombre papá y esperó. Tal vez fuera el padre de Jared. Tal vez no. 

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09/10/2021, 17:43
Umbridge

Dudo que pudiese permitirse un móvil si no siquiera pudo comprar un ordenador —dedujo al ver las películas amontonadas junto al DVD—. Muchas de estas cosas pueden comprarse en grandes almacenes o en tiendas de segunda mano, eso si no son directamente piratas. Dudo que con los cheques de la Seguridad social le llegasen para poco más que pagar el alquiler.

Umbridge esperó expectante a ver si el padre de Whitten contestaba realmente a Mackenzie. Intuía que el pobre muchacho solo llamaba para pedir dinero o mendigar algo de cariño, aunque también cabía la posibilidad de que se tratase de un reverendo.

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11/10/2021, 11:46
Director

—¡Diga! —Una voz rasposa y grave respondió a MacKenzie al otro lado de la línea. Lo hizo de manera autoritaria, como exigiendo que le dieran una respuesta de quien perturbaba su paz y tranquilidad con el número oculto y con la sospecha de que se trataba de alguna compañía telefónica que quería ofrecer alguna mierda que no quería contratar— ¿Quién coño llama?

Mackenzie pudo construirse una imagen mental del tipo con solo aquella manera maleducada de hablar y el tono de su voz. Se imaginaba a alguien mayor, probablemente violento y con todas las papeletas de ser un aficionado empedernido a empinar el codo más de la cuenta. Incluso se preguntó si constaría algún expediente a su nombre en los ficheros policiales.

Por su parte, Vincent echó un vistazo al austero apartamento de Whitten sin encontrar nada relevante. La vida que allí llevaba era de lo más tranquila que se hubiera podido imaginar. No había recortes de periódico que relataran fijaciones obsesivas con las conspiranoias que había manifestado cuando había estado a punto de volar media ciudad, ni nada que pudiera hacer indicar que estaba obsesionado con algún famoso o algún otro asunto, como las bebidas carbonatadas de las que había hecho intensa mención. La ausencia de aquellas cosas era lo más relevante del lugar, además del hecho de llevar una agenda de lo más extravagante. Mientras su hermana probaba suerte con el supuesto número del padre, él decidió llamar a los otros números que se mantenían legibles de las notas adhesivas de Whitten. Efectivamente se trataban de empresas de bricolaje y construcción, cuando preguntó por Jared lo describieron como un trabajador diligente que siempre andaba un poco despistado pero que era un manitas con buena mano para la obra. Hasta hace cosa de un año, coincidieron los dos o tres lugares a los que Vincent llamó, cuando Jared dejó de ser fiable y pasaron de contar con él.

Notas de juego

No hace falta gasto, no había mucho más que rascar en el apartamento por eso puse lo de los teléfonos.