Partida Rol por web

- ¡¿Disculpa?! Esa guarra me estaba mirando mal desde que llegué al bar. ¿Quien se cree que era? Se merecía una paliza.

Con el mismo tono de voz. Reafirmando lo que decía, repitió: - En defensa propia. Haciendo un leve amago de mirar a la subteniente, pero sin perder totalmente la atención de su helado, que empezaba a derretirse, y no sabía por qué.

Dio una profunda cucharrada al dulce, y antes de separar el "tesoro capturado", y sin soltar la compa de la mano izquierda, y la cuchara de la derecha ... se giró hacia la tarada de la mercenaria que les acompañaba. - Y se la diste, por eso me tocó dejarte en la catedral, a ver si conseguían que no te murieras. Luego, lentamente, se giró otra vez hacia la barra, comentando perspicazmente. - Y no veas que ilusión le hizo a la monja esa, amiga tuya, verte por allí.

Sabía que estaba forzando a la chica. Tenía un montón de papeletas que sus costillas sintieran una sensación punzando por un gancho...pero no creía que lo fuera a hacer. De todas maneras, sin soltar la copa, la posicionó sobre la barra. No quería que su tesoro se perdiera por un arranque de ira.

Bebo un largo trago de mi ron. Y miro para calcular cuantos tragos me puede durar. 

- Algo de eso me contó esa puta. - Luego mi tez se vuelve triste. - Lo que no entiendo es porqué me dejaron abandonada mis antiguos amigos. ¿Que sucedió? - Y vuelvo a beber para ahogar las lágrimas. Aquello fue un duro golpe y tardaré en recuperarme. Es más, en este momento, no sabía si quería oír lo que pasó o no. Podría perder mi coraza de dura. Y eso no era bueno. - Que les jodan. 

Pasado el momento tenso se giró hacia ella: - Hermana, que no eran amigos tuyos. Sabía que desvelar esos datos podría dolerle en lo más profundo, pero no quería decirle que la habían abandonado por ser derrotada por la robota. Y para si pensó: - Menos mal, que el loco del gatillo fácil no es igual de desleal que esos cabrones. Era una púa al hígado de la mercenaria. Esperaba que aumentase su aprecio por él y dejase de pensar que era un pirado que le gustaba disparar sin ton ni son. Ese pensamiento se materializó en susurro leve. Leve pero audible.

Ya, reiniciado el ataque otra vez al helado preguntó: - ¿Y por qué tanto amor con la monja? Quería reorientar la conversación. Lo prefería, para que no se le hundieran los ánimos, ya que ella misma había dictaminado un "Que les jodan". - ¿Le robaste el novio o el puesto?

Aquel cabrón tenía razón. Tantos años en La Forja, y los hijos de puta me habían abandonado. Aprieto el baso con mi mano. La furia me estaba saliendo. Pero intenté calmarla. No merecía la pena. Como bien decía Murray, no serían mis amigos. Y aunque me doliese, no podía hacer otra cosa. Cuando éste cambió el hilo de la conversación, lo agradecí.

- Esa zorra, - digo medio sonriendo, - se ha criado conmigo. La conozco desde que eramos unas mocosas y robábamos en las tiendas del barrio. Eramos unas jodidas cabronas. Jajaja. A nuestra edad, y nadie se atrevía a meterse con nosotras. 

Aquellos recuerdos me animaban. Eran tiempos difíciles, pero hermosos. No había tantas complicaciones como ahora. Es posible que en estos momentos, mi nivel económico fuera muy superior. Pero eso no garantiza la felicidad.

Pero tenía una duda: - ¿Y por qué tanta tirria ahora?

- ¿Tirria? - Pregunto asombrada. - ¡A esa zorra la adoro! Se que estará a mi lado cuando me haga falta. Igual que yo para ella. Es mi mejor, bueno, mi única amiga.

Se ve que vosotros dos os conocéis bien chicos. 

¿Queréis que os dejemos solos en plan tortolitos?

Acabé mi copa y me pedí otra, el mítico momento en el que se me calienta el pico y los ojos se me van al cuello suave de La subteniente. Había que cerrar el chiringuito o la iba a cagar, fijo.

- Ya le gustaría a este. Además, es de gatillo fácil. Jajaja

Y me río alegremente con los que parece ser va a ser mi nuevo equipo. Es evidente que no son Frank y Threshum, y que siempre me cuesta adaptarme a nuevas personas, pero que coño. Iba a otro planeta, y tenía que hacerme con ellos. Esta vez, estaba segura de que sería más fácil.

Jajajajaj. Muy bueno.

Supongo que contigo nadie tiene garantías de no salir herido Lyona. Qué miedo.

El alcohol, y chicas. Es mi combinación de desastre favorita.

Rió con el comentario.

Lo dejó pasar y se centró totalmente en su helado, que ya daba incipientes muestras de querer derretirse. - Ya no me dará dolor de muelas.

- Veo que os importa poco la misión a la que vamos. Es cierto que yo también me estoy relajando. Pero eso no es bueno.

Siempre me salía la vena de militar. La de tenerlo todo controlado. La del orden. Cierto es que no lo estábamos pasando bien, pero aquello no era bueno. Al menos eso me habían enseñado en la academia. 

- Mi subteniente, no estoy deacuerdo. Si no relaja, cada vez estará más fatigada, y en el momento de la verdad estará molida, y por tanto, no responderá. No estamos pillando una cogorza ni nada parecido. Solo charlamos.

- Murray tiene razón mi subteniente. Dije aproximándome a un panel de selección musical y poniendo algo movido. Por qué no se relaja, bailamos, bebemos un poco y luego nos vamos a cenar.

Aquella actitud me estaba haciendo perder los papeles. No sabía que hacía allí. Yo no soy como ellos. Miro a Donovan poniendo música e invitando a un baile. La situación ya era demasiado incómoda como para eso. Me bebo el ron de mi baso de un tirón y me levanto.

- Si me disculpáis, prefiero retirarme.

Y me dirijo hacia fuera del bar.

- ¡Que le jodan!

Digo mientras veo abandonar el lugar a Raquel.

- Es una estirada. Jajaja

Y levanto el baso en dirección a la puerta, brindo con alguien invisible y bebe un largo trago. Y vuelvo a reir.

- Jajaja

Cuando ya se ha marchado:

Miro al soldado Leiser y con estilo reprobatorio le prevengo: - Es culpa tuya, con esa mierda de música que esperaba.

Aguanta la respiración unos instantes, y tras eso empieza a descojonarse.

Tras una buena sarta de carcajadas y risas, tras recomponerse, da una mini explicación educada:

- Disculpadla. Desde que la conozco, ha tenido problemas de salud.

Espera Rachel, no...no te vayas.

Digo mientras la veo marcharse. Acabas de cagarla,  pero bien, Don.

Regreso con los otros,dos,conmacar de circunstancias y les escucho. No te pases Lyona, la Sub es una buena soldado y una fiel compañera. Si quiere irse es libre, como todos.

De acuerdo Murray, yo también sé que esta delicada, por eso quería que se soltase un poco. 

Parezco meditar unos segundos si salir por la puerta o pedir otro trago.

A la mierda, otro Bourbon.

- Con dos cojones.

Grito cuando Donovan pide otra copa. Y río sinceramente.

- Que cada uno aguante su cruz. Bueno, ¿alguien quiere un pulso? Estoy segura de que os jodo a los dos. Ja ja ja

Ahora ya no estaba la otra chica y podía soltar la lengua sin pegas: - Si, seguro que eres capaz de follarnos a los dos a la vez. Pero claro, él no estaba pensando en el pulso. De todas todas maneras, si le decían algo, contestaría que no pensaba en eso, y que tras haberla visto pelear, ... mejor que no, que seguro que tenía esta sus partes de titanio. Que se la estimaba mucho y la necesitaba para mear....o algo así.