Partida Rol por web

Volvió su atención a Claude.

- Si, claro.. podemos ir a donde quiera, pero no podemos ir atrás en el tiempo..Es decir, no podemos volver justamente al lugar de donde nos fuimos a la misma hora, llegariamos a la misma ahora que tenemos aquí.. no sé si me explico.. Si aquí han pasado horas, allí tambien.

¡Oh!, lástima-dijo decepcionado el criminal-debí suponer que habrían trabas...

Casi de inmediato alzó de nuevo el rostro, sonriente.

-En fin, calculo que desde nuestra desaparición en el barco este ya habrá arribado a puerto y es muy posible que ya lo hayan guardado en la cámara acorazada del museo...-dijo pensativo Mirage-... pero considero que con nuestro actual capacidad táctica podremos permitirnos robar el oro pese a encontrarse en tierra...

Dio media vuelta, con gesto decidido, y comenzó a caminar con la mano que portaba el bastón señalando al frente.

-¡Partamos de inmediato!, ¡debemos personarnos cuanto antes en el Gran Museo Británico de Londres!-exclamó entusiasmado por el golpe a la mayor de las instituciones culturales de todo Reino Unido-aunque primero... deberíamos hacer una pequeña parada en la Torre de Londres...-añadió con una sonrisilla traviesa.

El grupo se diriguió a otra caverna cercana, tras subir por una pendiente y "pagar" peaje a un Jammer que decía ser el dueño del portal (El Jammer recibió como recompensa ver el puño metalico de Wright mas de cerca) y entraron en él.

El portal se abrió justo en la torre del reloj de Big Ben, donde había un pequeño elebador, cuya palanca final, acababa en una letra china que brillaba con luz roja, y que antes no era apreciable, pero ahora que habían visto el inframundo, ese signo era la forma de reconocer donde estaban los portales.

Claude recorrió con la vista el grisáceo y, en su opinión, atractivo paisaje londinense. Exhibía una sonrisa de complacencia, apoyado sobre su bastón con la diestra mientras sujetaba su preciado libro en la otra mano.

-Bien, señor y señorita, nuestra primera parada se encuentra a apenas una milla de distancia siguiendo el río en dirección Este...-explicó señalándo con la punta del bastón a una estructura fortificada que se veía en aquella misma orilla, a lo lejos.

Se trataba, sin duda, de la Torre de Londres, la más antigua y destacada infraestructura destinada al encarcelamiento de los más renombrados edelincuentes y condenados. Desde luego, aquél no era lugar para matones como Bob y Tommas, pero sin duda, habiendo sido capturados tan cerca de allí era muy probable que los hubieran dejado en la Torre a la espera del traslado a un agujero más infecto.

-Desde luego es una locura, se trata de la prisión mejor fortificada por el hombre de toda la ciudad...-Claude se volvió hacia sus dos socios, dejando el cielo gris encapotado a sus espaldas-pero considero que un grupo que se encuentra por encima de la condición humana como lo somos ahora nosotros... podría cumplir dicha encomienda...

Sonrió emocionado, dirigiéndose a John en primer lugar.

-Señor Wright, sé que es una desconsideración el prponérselo, pero considero que usted sería el más indicado para actuar como señuelo...-propuso con tono cauteloso-los sistemas de defensa de mi época se encuentran gravemente atrasados resppecto a su... tecnología... ¿cree que podría soportar las represalias de los guardias?

John miró a su interlocutor, serio.

-¿Podrán retenerme ellos a mi?

Respondió con una oscura pregunta que sonaba afirmativamente.

Claude sonrió al hombre metálico.

-Lo cierto es que dudo que tengan alguna oportunidad contra usted... el armamento que emplearán es algo más rudimentario que el que emplearon aquellos hombres en la cantina...

A continuación se giró hacia la estimable dama demoníaca y primera aliada suya.

-En cuanto a usted, señorita Lian, me preguntaba si no le importaría acompañarme por el sistema de alcantarillado que recorre el subsuelo de la ciudad...-dijo con una expresión más suave-no será un trayecto placentero, pero podremos situarnos bajo la prisión sin ser detectados e introducirnos desde abajo. Sé que no habrá ningún conducto lo suficientemente ancho como para que lo atraviese una persona, se trata de un sitio con un nivel de seguridad elevado... pero sabiendo de su habilidad para abrir rutas alternativas a vías infranqueables, creo que no será difícil encontrar algún punto débil por el que introducirnos...

Hay una toma aerea del viaje que haran los guerreros hacia la prisión. Allí, un guardia patrulla la entrada, camina de un lado a otro, despistado. Encuentra una libra en el suelo y sonrie.

-¡Debe ser mi dia de suerte!

Justo entonces el puño de Wrigth se estrelló contra la cara del guardia.

-Despejado.

Dijo la máquina, mirando hacia la penitenciaria.

-Voy a lo mio.

El robot abrió la alcantarilla cercana sin apenas le supusiera un esfuerzo. Asimismo, pateó la puerta principal y las cadenas se abrieron. La sirena de alarma sonó..y luego disparos. Fase uno completada.

Asiente a las órdenes de su nuevo jefe y todos bajan hasta la calle, enseguida el nuevo compañero les abre su camino, dejándolo libre de gente.

- Muchas gracias - dijo con una sonrisa  a John y se dejó caer en el laberinto que eran las alcantarillas.

Esperó a que su jefe bajara mientras intentaba situarse para poder mostrarle el camino que deben seguir hasta la Torre de Londres.

-Admiro su eficiencia, señor Wright, muy bien echo-alabó Mirage junto al boquete por el que ya había descendido la joven señorita Lian-... confío en que pueda entretenerlos durante el tiempo suficiente... ¡buena suerte!

El doctor descendió hacia el interior del conducto húmedo y oscuro, procurando no caer a la corriente de aquella aguua infecta que recorría el centro del canal.

-Bien señorita Lian...-dijo con una sonrisa apenas apreciable en la oscuridad-... nuestro turno.

Con el libro maldito fuertemente aferrado bajo su brazo izquierdo, el doctor encabezó la marcha por los itrincados túneles subterráneos. No era la primera vez que los utilizaba, pues ya había viajado a traves de ellos para eludir el largo brazo de las fuerzas de seguridad de la Scotland Yard. Incluso se había hecho con un pequeño farolillo de queroseno para la ocasión, que pendía por su asa del extremo del bastón que este sostenía.

-Pronto deberíamos localizar algún conducto de ventilación bajo las instalaciones de la prisión... -comentó sin mirar atrás para evitar perder el equilibrio-... seguramente demos con alguna conexión a las mazmorras. Creo estar en lo cierto al suponer que no le resultará problemático abrir una vía de entrada, ¿cierto?

Claude se detuvo y se giró, sonriendo a la muchacha.

-Aunque, si no le es molestia, esta vez sería preferible que lo hiciese con la mayor delicadeza y discrección posibles-dijo refiriendose al estruendoso boquete que había abierto en el casco del barco para liberarlo-... no podemos confiar ciegamente en que todos los guardias acudan a la algarabía que organice el señor Wright...

Sigue de cerca al Doctor, parece que el hombre se conoce bien el camino, mejor para ella.. así no se perderán. Le escucha mientras caminan, en el silencio de los tuneles se escuchan sus pisadas chapoteando.. y ella siente que el vestido le pesa algo más, se le están mojando los bajos.

Se detiene un momento y se escucha como se rasga el vestido, de ser un vestido largo, ahora es corto, por encima de las rodillas, irá más cómoda ahora.

- Oh claro.. no tengo ningún problema en abrir agujeros donde me pida - rie - Lo de no hacer ruido.. eso ya no estoy tan segura.. pero no se preocupe, puedo entretenerlos bien a los que intenten cercarnos. Qué.. le ha gustado mi demostración de poderes?? Está satisfecho de su compañia??- pregunta.

-¡Desde luego que sí, querida!-exclamó Claude sin aminorar la marcha, con el farolillo pendente del extremo extendido del bastón-puedo afirmar sin ninguna duda que ustedes dos son los mejores asociados con los que jamás he tenido del placer de colaborar...

El doctor recordó entonces a los numerosos matones y mafiosos de medio pelo con los que había tenido que trabajar y por culpa de los cuales había estado numerosas veces a punto de ser encarcelado. Si ir más lejos, seguramente ahora estaría ocupando una de aquellas celdas que tenían sobre sus cabezas, en la superficie, de no ser por su fortuíto encuentro con el ser del Submundo. El único con el que había llegado a tratar con verdadero respeto e, incluso, admiración era el bueno del profesor Moriarty, James como prefería llamarlo. Aunque la suya era una labor intelectual y planificadora, similar a la suya, por lo que no habían llegado a colaborar demasiado a menudo, pero sí se habían dado apoyo mutuo en más de una ocasión...

-...es más creo estar en lo cierto al decir que, de no darse las circunsancias en las que estamos trabajando, ustedes solos podrían valerse perfectamente sin mí para llevar a cabo el plan-comentó animado-por eso considero que podremos finalizar nuestro pequeño proyecto sin nungún problema y... ¡ah!, ahí la tenemos...

Claude dejó la lámpara de queroseno en el suelo al tiempo que señalaba hacia las rendijas de un canal de desagüe por las que se filtraba la escasa luz de las antorchas del interior de las mazmorras.

-Aquí le resultará más sencillo abrir una nueva vía de entrada...-dijo fijandose, ahora que se habían detenido, en el desastroso aspecto que presentaba el hermoso vestido de su acompañante-y lamento haber tenido que recurri a esta ruta, pero descuíde... cuando tengamos el oro podrá comprarse cuantos vestidos guste...

Dicho esto dió un paso atrás para dejar trabajar a la señorita Lian al tiempo que señalaba las rendijas con el extremo del bastón.

-Cuando usted quiera...-invitó en elegante ademan.

Lian rompe la puerta con sus poderes sobrenaturales. Ambos siguen un angosto pasillo y luego suben por unas escaleras viejas hasta llegar al desague de la carcel. Se oyen disparos y  gritos, parece que Wrigth hace bien su trabajo.

-Excelente, señorita Lian, buen trabajo-alabó el doctor complacido.

Se asomó al nuevo boquete para comprobar si había moros en la costa. Por el momento todo parecía tranquilo... y no era de extrañar a juzgar por los gritos y el tumulto que podía escucharse desde allí abajo.

-Parece que el señort Wright esta cumpliendo eficientemente con su parte...

Emergió por el agujero y tendió cortesmente su mano a la joven dama del inframundo para ayudarla a subir. No había que olvidar las buenas maneras...

Una vez listos miró hacia ambos lados del pasillo por el que habían aparecido. No recordaba del todo bien la zona, no había estado allí dentro desde su injusto encarcelamiento allá en su infancia. Aquél lugar le traía recuerdos y ni tan siquiera uno bueno. Una vez se hubo decidido tomó el caimno que se extendía a su izquierda, aguardando a que la muchacha lo siguiese.

-Creo que este es el camino más rapido a los calabozos-informó Claude-será mejor no demorarnos mucho o esta operación se extenderá peligrosamente si consiguen pedir refuerzos...

Haciendo alarde de sus poderes, consigue abrir el boquete. Ayudada por el doctor sube y con una sonrisa le da las gracias. Una vez arriba, mira a su alrededor comprobando que su compañero lo está haciendo a la perfección.

- Si, cuanto más rápidos seamos.. mejor.. - dijo siguiendo con un paso rápido al hombre.

El duo se dirige al interior de la carcel. Los presos os piden libertad, pero no se la dais. La humeda y cavernosa edificiación llega a la zona de presos mas pobres, allí es donde malvive el objetivo. Por ahora no hay ningun guardia.

El doctor se paseó entre las celdas, haciendo girar velozmente el vastón en su mano y exhibiendo una amplia sonrisa, haciendo caso omiso del griterío y las súplicas de aquellos rufianes. Varios de los allí presentes ya habían topadose con él tiempo atrás, algunos como sicarios a los que había abandonado (principalmente los que más gritaban, furiosos), otros como antiguos socios o, simplemente, competidores. La grn mayoría lo había repudiado y había hecho burla de sus métodos, demasiado esquisitos y desarrollados para sus estúpidas y reducidas mentes.

-¡Mirage, Mirage!, ¡soy Leu' Dervié!, ¿me recuerdas?-exclamó uno de los que se encontraban en la sección de presos más ilustres, un viejo noble que había colaborado con él en un plan de extorsión y hurto de propiedad utilizando la ley como principal arma. Fnalmente dieron con el método para arrestarles, pero el noble se encontraba ya solo cuando Scotland Yard había llegado-¡sácame de aquí, ¡sácamee!, te prometo que te haré sumamente rico si consigues liberarme, ¡vamos!

Claude pasó a su lado sin detener el paso, haciendo girar su bastón y ampliando más si cabe su sonrisa.

-Sabéis cuando debéis controlaros, señor Conde, pero la paciencia nunca fue una virtud vuestra...-comentó alegremente-eso fue lo que condenó nuestro pequeño proyecto...

-¡No!, ¡esperad!... ¡¡Douvallieeeer!!-exclamó desesperado el preso.

Claude prosiguió su marcha en dirección a las celdas de los presos más insignificantes. Allí es donde encontraría a sus más recientes ayudantes.

-Buenos días, señor Tommas, señor Bob...-dijo Claude sonriente, plantándose frente a una celda compartida por los dos hombres y clavando el bastón frente a sí-me legra verlos de nuevo...

No tardó en hacerse a un lado para luego indicar a su encantadora acompañante, con un gesto, que abriera un nuevo agujero en el muro enrejado.

-

Y cuando termine, señorita Lian, si me hace el favor...

-la sonrisa del doctor se abrió de nuevo en sus labios-

ayude a los demás reclusos a salir... a todos...

Sigue de cerca al doctor, observando que gran parte de la gente de alli le conocía, que le suplicaban salir.. pero él se mantenía frío y seguía con su objetivo, entiende como su jefe se fijó en él para tal objetivo.

Se detiene a su lado cuando habla con dos hombres y le indica el nuevo lugar por el que debe abrir paso la chica.

- Quiere que suelte a todos todos?? Como vos ordene.. - dijo la chica si rechistar - Apártense.. - dijo a los hombres de la cárcel para evitar males mayores.

Estiró la mano hacia la pared donde quería abrir el agujero, cierra el puño y en segundos sus ojos se vuelven totalmente negros.. Poco a poco va abriendo el puño, y cuando lo tiene totalmente abierto, suena una pequeña explosión y el agujero se abre ante ellos.

- Listo.. - dijo la chica con una sonrisa, sus ojos aún seguían negros.

Se giró hacia el pasillo por el que detrás se habían quedado los presos, algunos estaban asustados, asi la chica impresionaba y más viendo lo que era capaz de hacer. Ahora estiró ambos brazos hacia delante, y los levantó bruscamente, rompiendo a la vez todos las cerraduras de las celdas, ahora eran libres.

Una vez acabó, sus ojos volvieron a su ser habitual y su atención se centró en el doctor.

El doctor indicó a sus dos viejos ayudantes que salieran de la celda, con su perenne sonrisa.

-Bien, señores, no se alejen demasiado... tampoco usted, señorita Lian, este será un proceso delicado...-dijo Claude con voz moderada.

Volviéndose hacia el pasillo por el que habían llegado, alzó la voz para que los presos liberados pudieran escucharlo. Afortunadamente, la cavernosa infraestructura facilitaría que su eco se propagase por toda la estancia.

-¡Caballeros, CABALLEROS!, por favor, ¡prestenme atención!-anunció con tono educado y decidido-aunque ya muchos de ustedes me conocen me presentaré... ¡ante ustedes se descubre el doctor Douvallier!... ¡y hállome aquí para hacerles una proposición!

Claude amplió su sonrisa y entrecerró los ojos en ladina expresión. Su voz descendió un ápice, algo más inquietante, pero haciéndose aún audible.

-Como sabrán, no podrán salir de aquí sin que los guardias de la prisión escapen... ¡de modo que les ofrezco mi ayuda para escapar de esta sórdida prisión a cambio e su colaboración en mi más reciente y espectacular proyecto!

Claude alzó sus puños al aire en gesto triunfal, esperando animar a su peculiar público.

-¡Únanse a mí y les puedo prometer que jamás tendrán que regresar a esta ni ninguna otra prisión del mundo entero!

Se coloca tras Douvallier y observa como llama la atención de todos y les explica el plan, no sabe que se traerá entre manos.. pero será capaz de convencer a todos esos para que les sigan.

Mira de reojo a los otros dos secuaces del doctor y sonrie de lado, de nuevo su mirada vuelve al frente y se cruza de brazos.

Todos aullan al unisono.

-¡¡Sii, nos uniremos a ti!!