Partida Rol por web

Esto es una casa de locos - dijo completamente cabreada con todo, consigo misma, con la situación y el mundo. Magnus se chocó con ella cuando apareció y se apartó para dejarle paso - ¿y bien? - le preguntó ignorando al tabernero, sin tener ningún interés en él ni en lo que tuviera que quejarse, la elfa se había quedado en las escaleras, por lo que no comprendía porque seguía con el tema.

Contra todo pronóstico, Gruk había recibido un golpe tan fuerte en la cabeza que lo había dejado atontado. Todos menos Lollenda y Magnus se encontraban atontados y sin poder pelear

-Arriba no hay nada -respondió Magnus a la pregunta de la elfa justo antes de que el tabernero le pegase un puñetazo dejándolo atontado.

El parroquiano envalentonado porque todos habían caído, fue a por la única forastera que quedaba, Lollenda, pegó un puñetazo a la elfa sonriendo al ver que había impactado, esperando que la joven cayese como los demás

-¡He encontrado algo! -dijo Paul subiendo las escaleras corriendo y feliz, al ver el estado de todos solo puso pronunciar un "Oh"

—Ugh —dejó escapar mientras se tambaleaba.

Paul intentó ocultarse yéndose otra vez a la planta de abajo.

Afortunadamente, el iniciado logró interponer su báculo entre el puño desnudo del parroquiano y su varonil faz, frunciendo el ceño ante su agresividad. Acto seguido, no dudó en devolverle la agresión con el bastón.

Has encontrado un pasadizo tras los barriles

Magnus golpeó con su báculo al parroquiano, pero con tan poca fuerza que no le hizo daño. El parroquiano al ver que Magnus no luchaba limpio sacó su porra y lo golpeó en la cabeza, aunque apenas le hizo daño. 

El tabernero al ver que Paul intenta escabullirse escaleras abajo saca su garrote y golpea en el brazo izquierdo dejándolo gravemente herido

Magnus alzó el báculo para atizarle de nuevo, pero estando en la escalera era complicado calcular el espacio, así que acabó por golpear la pared en lugar de al hombre.

Magnus vuelve a fallar el ataque y el parroquiano aprovecha para darle un potente golpe que lo deja gravemente herido. El tabernero golpea con una fuerza brutal a Paul que consigue hacer que los huesos de su brazo derecho sobresalgan y se vean, cortando sus propios huesos una arteria y desangrándose al momento, el pequeño se iba a llevar a la tumba aquello que había visto

Apretando los dientes a causa del dolor, y queriendo devolverle a aquel jodido parroquiano el favor, el iniciado volvió a asir el bastón en contra del mismo, con ambas manos.

Magnus golpeó al parroquiano pero con tan poca fuerza que de nada le sirvió, ya que no le produjo ningún daño. Sin embargo, el ahora se encontraba contra dos enemigos, el tabernero y el parroquiano. Magnus pudo esquivar el ataque del parroquiano, pero no el del tabernero que lo golpea hasta la muerte

Cuando el grupo recupera la consciencia y se da cuenta de lo que está pasando, os encontráis en el callejón al lado de la taberna, todos con un buen dolor de cabeza, pero a vuestro lado se encuentran los cuerpos de Magnus y Paul muertos

Gruk se despertó tal como tantas otras veces había hecho, tirado en un callejón y con dolor de cabeza, solo que esta vez nada tenía que ver con el alcohol; un simple vistazo alrededor le hizo ver que, además, no era el peor parado. La rabia le embargó, gruñó, se puso en pie y cogió el casco que llevaba enganchado a la cintura; esta vez no iban a dejarle inconsciente por un golpe fortuito. Tras pensarlo un momento, también se descolgó el pico de la espalda y lo empuñó con ambas manos. De esa guisa, se dirigió sin esperar a nadie a la puerta de la taberna y, de una patada, la abrió.

El silencio se hizo en todo el lugar, a medida que las voces se fueron apagando y las miradas de los que allí bebían de nuevo miraban al origen de aquél estrépito. Gruk, un ogro ahora imponente embutido en su pesada armadura, era una visión nada halagüeña. Era mejor que corrieran.

—Humanos matar amigo. Gruk exigir sangre —dijo con voz metálica por el yelmo.

-¿De nuevo aquí? ¿Es que no aprendéis? -dijo el tabernero sacando su garrote a la par que el parroquiano sacaba su porra

Lollenda abrió los ojos y se incorporó de golpe, aunque como todavía estaba aturdida, terminó yéndose para un lado, cayendo prácticamente encima del cuerpo del ulricano. Se aparto de inmediato con asco, y entonces se percató también del cadáver del mediano. La elfa chasqueó los dientes. No les tenía particular aprecio, pero habían pasado algunas penas juntos.

La voz del ogro la sacó de sus pensamientos, y lo miró de reojo justo a tiempo para ver cómo se colocaba el casco y asía el pico con fuerza. Quizás ella también quería venganza, así que esperó a que se alejara un poco para, de manera poco ceremoniosa, hurgar en los dos cuerpos inertes y tratar de encontrar un arma que le sirviera. Creía recordar que el mediano tenía una ballesta.

Lollenda se había quedado rezagada, mientras tanto en el interior de la taberna, el tabernero fue hacia Gilbretch y lo golpeó hiriéndolo.

Fawkes se lanzó con su alabarda contra el parroquiano, pero este se echó a un lado y lo golpeó con su porra, hiriéndolo levemente.

Gilbretch sacó su espada e hirió al tabernero en el brazo, era mejor con la espada que con el báculo, a pesar de usar siempre el báculo y en aquel momento lo estaba demostrando

Ese momento de silencio tenso había sido aprovechado por sus nuevos compañeros, quienes se habían lanzado a por el parroquiano y el tabernero, sin duda buscando la revancha y queriendo quitarle el protagonismo. Pues bueno, eso no iba a pasar, Gruk era siempre la estrella del momento.

El ogro no tuvo miramientos, cargó a través de la sala pico en alto y, nada más llegar hasta el parroquiano, le endiñó con él en la cabeza.

Lo primero que hizo Lollenda fue registrar al ulricano, dejando salir un silbido de impresión al ver la cantidad de monedas que tenía. No dudó en tomarlas, pues parecía que tendría que quedarse en aquella maldita y enloquecida ciudad más de la cuenta, y tener dinero para pagar un hospedaje decente y seguro le vendría bien. Además, tomó las órdenes del capitán de la guardia, pues seguramente les servirían más adelante, así como también el marco de oro, ya encontraría a algún orfebre que quisiera comprarlo. Finalmente, se pertrechó con las piezas de cuero del religioso, suspirando de alivio al sentir toda su anatomía cubierta por la armadura.

El mediano fue el segundo en recibir la "atención" de la elfa. Primero se colocó la camisa de mallas por encima de la armadura de cuero, agradeciendo ser lo suficientemente delgada como para poder utilizar la prenda. Además, también le quitó las monedas, y pronto tomó la ballesta, los virotes, el carcaj y la poción de curación. Empezó a andar hacia la taberna mientras alistaba el arma con una de las saetas. La diplomacia había fallado, y ahora sólo quedaba la violencia.

Lollenda entró a la taberna con rapidez y violencia, además de cara de pocos amigos, y no tardó en apuntar al tabernero con su flamante nueva ballesta. Accionó el mecanismo, pero quizás el súbito movimiento causó que fallara el disparo, muy para el disgustos de la elfa.