Partida Rol por web

¡Que empiece el combate!

En Saba Nur estaba muy contrariado. Muchos de los luchadores que habían venido al torneo habían sido mediocres. Algunos ni se presentaron a pelear. Como la mujer, Uro-Jian, que prefirió la vergüenza de la huida antes que ser derrotada.

Creía que estaba en un sitio donde sólo los mejores venían a participar. Pero exceptuando a su primer contrincante ninguno parecia haber dado la talla.

Y ahora estaba en la final contra un tipo que no había peleado ninguna vez. Eso era una vegüenza. Deberían suspender el combate y buscar a guerreros de verdad.

No obstante, se había comprometido, y no sería él quien saliese huyendo. Entró en ring y esperó a Sun. Si es que venía claro.

¿Acaso sólo iba a combatir una vez?

Su primera contrincante no había ofrecido resistencia más allá de los primeros segundos, y su segundo enemigo había resultado culpable de una trama de asesinato. No entendía qué es lo que estaba sucediendo, y en cierta manera estaba contrariado. No había tenido siquiera la oportunidad de demostrar porqué estaba ahí, cual era la verdadera razón de que un chico con una venda en los ojos hubiera llegado a las finales de aquel torneo.

Pero ya todo daba igual, su contrincante estaba erguido ante él y Sun entraba en la arena con su acostumbrada capa carmesí cubriendo su cuerpo la cual dejó caer en cuanto estuvo en posición. Su pelo azul ondeaba presa de la ligera brisa que acariciaba el lugar y la cinta zafiro que cubría su mirada seguía fija en su posición.

Movió la cabeza, como si estuviera escrutando el lugar, sintiendo cada sonido, cada olor, cada diferencia de temperatura... todo. Y suspiró. Había llegado el momento, esa era la final, para bien o para mal todo su viaje terminaría en pocos... ¿minutos? ¿Segundos?

-Que gane el mejor.

Las palabras salieron de sus garganta afiladas como espadas al tiempo que una sonrisa afloró en sus labios.

El combate iba a comenzar.

El viento comenzó a danzar alrededor de Sun. No era la primera vez que sucedía y el chico no parecía estar asustado, tan sólo sintió como cada uno de sus músculos, como cada una de sus células se hinchaba y se preparaba para el inminente combate. Su cuerpo se adaptaba y el arco que había traído con él se colocaba rápido en su posición de ataque.

Una gota de sudor comenzó a deslizarse por la frente del muchacho con la venda en los ojos, resbalando hasta dicha banda y acariciando su piel. Sun tenía que estar atento a cada uno de los movimientos de su contrario. Cambios de temperatura en el aire, sonidos ligeros, como un pie acariciando el suelo o un pequeño pendiente bailando en el aire. 

Sus sentidos estaban alerta... mucho más alerta que los de cualquier otro.

Su arco, en el cual dos alas gigantes dibujaban un perfecto ave de presa, clamaba por la sangre de su enemigo. Las miradas rubíes del propio arma parecían amenazar un ataque inminete. Y... así era.

Una flecha fue colocada en sus manos a la velocidad del rayo y en un abrir y cerrar de ojos estaba siendo tensada la cuerda. El sonido del material probando su elasticidad llegó al oído de Sun como una melodía familiar, algo a lo que estaba acostumbrado.

Suspiró.

Y sus dedos soltaron la flecha.

El disparo de Sun fue rapido y preciso y En Saba Nur fue incapaz de esquivarlo recibiendo una pequeña herida en un brazo.

En Saba Nur estuvo apunto de reaccionar ante la flecha, pero no fue lo suficientemente rápido. No obstante, aunque la herida no había sido demasiado grave, sí que fue lo suficiente como para que evitara hacer lo que quería.
A pesar de todo se acercó a Sun mientras se concentraba en su interior, a simple vista no parecia notarse cambio alguno mucho. Pero era obvio que algo no estaba igual que antes.

La flecha había acertado. 

Sun casi pudo "ver" como la sangre de su contrincante comenzaba a brotar. Bien, había comenzado con buen pie, ahora tenía que mantener las distancia. Por ello comenzó a andar hacia atrás mientras cargaba una nueva flecha en el arco y suspiraba deseando que el resto del combate también fuera a su favor.