Partida Rol por web

William señala a unos arbustos que se encuentran a poco más de un metro de la jaula en su posición sur. En el centro de la misma se puede hacer una buena fogata.

Pálido y claramente asustado, el reverendo apenas sí se mueve, temeroso de la vilenta reacción del extraño.

- Crees que si hubiera hecho un pacto seguiría en esta jaula. No deberías volverte contra los únicos que pueden ayudarte. Calmaros, todo ha sido un malentendido y deberíamos concentrarnos en cocinar esa comida. Necesitamos estar fuertes si queremos llegar a escapar de estas criaturas...por favor.

Archibald guarda su cuchillo lentamente. Explicadme que son esas maquinas y para que sirven, explicadme que os han hecho y cual es vuestro plan... hoy he visto morir a mucha gente por culpa de esos monstruos así que no penséis ni por un momento que voy a quedarme quieto en esta jaula esperando mi muerte. Que alguien me ayude a recoger ramas del arbusto mientras me lo explicáis.

Con esto Archibald se dirige al extremo sur de la jaula.

- Si lo que quieres es cargarte a esos monstruos tienes toda mi simpatía.- dice pasado el momento de testosterona Tom - La verdad es que no entiendo mucho que nos hicieron. Nos pusieron en unas máquinas y de pronto, tras un mareo, comprendía perfectamente el lenguaje de esas bestias. No sé si el padre podrá darte más información.

Mientras habla va recogiendo ramas para poder cocinar al fin la carne.

- No sé como consiguieron que entendieramos su lengua diabólica, pero algo nos hicieron. Quizá como en la antigüedad ahora entendemos la lengua de Babel, pero mientras no lo usemos más que para el bien, y no pequemos de orgullo, Dios seguirá velando por nosotros. Los caminos de Dios son inescrutables, debemos aceptar lo que nos viene dado y actuar en consecuencia, pero no debemos preguntarnos las razones que tiene Dios, pues incurriríamos en uno de los peores pecados, dudar de Dios. Para los que dudeis o temais, soy vuestro sacerdote, puedo escuchar vuestras dudas y aconsejaros, y no habría mejor tarea para mí que la de intentar ayudaros a superar vuestros miedo y a aeptar el papel que Dios nos ha dado en todo esto.

Este tío está completamente loco Eeee bien, entendéis lo que dicen, no? Habéis oído algo que nos pueda ayudar a la hora de salir de aquí?? Pregunta Archibald Conocéis algún punto débil que podamos aprovechar para escapar?

James trata de encender el fuego con la yesca de Johnny.

Pronto el fuego comienza a arder en el interior de la gran jaula.

Traed la carne, tengo muchisimo hambre.

El olor a carne al empezar a cocinarse hace que mi mente vuelva a la normalidad y comienzo a pensar de nuevo como una persona. Ha pasado mucho tiempo desde que nos encerraron aquí y estos... estas... criaturas no nos dejarán escapar, ya lo han intentado, y ya han muerto.

No sé que es lo que pretenden, pero lo único que sé es que lo que yo quiero es salir de aquí, aunque sea con los pies hacia delante...

- Me estoy volviendo completamente loco, ¿sabéis? -, les digo a mis compañeros de celda. - Tengo que salir de aquí como sea. -

Permanezco sentada en un rincón balanceandome ligeramente mientras rodeo mis rodillas con mis brazos. Mientras los hombres discuten permanezco callada ladeando la cabeza de izquierda a derecha repetidas veces a modo de negación no... esto no nos ayuda nada... no discutáis..

El olor a carne parece recordar a mi estómago el hambre que tengo, pues éste comienza a quejarse notablemente

Comienzo a caminar de un lado a otro de la celda mientras mi mente comienza a pensar en que podemos hacer. Aunque rápidamente descubro que ya se ha intentado de todo, y todo ha salido mal... En ese momento de incertidumbre filosófica, casi tropiezo con Kathrina, la cual parece muy tensa... o algo.

Me acerco a ella y me coloco de rodillas a su lado. Poso una de mis manos en su hombro mientras que con la otra, le levanto la cabeza desde el mentón para que me mire...

- ¿Qué pasa? Todo saldrá bien, no te preocupes. -, le digo intentando calmarla, aún sin creer ni yo mismo lo que digo.

Vuelvo a la realidad al ver que empiezan a rebuscar entre las cosas de Johnnie. De mi Johnnie. Miro al recién llegado, como si acabara de verlo por primera vez y me levanto cansinamente de mi rincón.

- ¿Cómo te llamas? - le pregunto acercándome despacio, mientras agarro los harapos en que se ha convertido mi ropa, y procuro moverme con cuidado para evitar el dolor que me producen los varios huesos rotos que tengo en el cuerpo -. Yo me llamo Martha, y soy la única que ha conseguido escapar de esos monstruos. Son mucho más grandes que nosotros y corren más rápido, pero son torpes y no pueden introducirse en los lugares pequeños. Tampoco son muy inteligentes. Pero... son peligrosos. Tienen instrumentos que lanzan rayos, máquinas que vuelan y cosas más increibles todavía como la máquina en la que nos enseñaron a hablar. No conseguirás burlarlos con ese colmillo tuyo.

Hago una pausa y miro a mi alrededor. De repente todos mis compañeros de cautiverio parecen haber recobrado los ánimos.

- Estoy de acuerdo en que debemos escapar, pero no quiero más muertes entre nosotros. No quiero tener que llorar por nadie más ¿entendido? Los pscyclos nos quieren vivos para algo, y nos están instruyendo por algún motivo. Aguardemos y aprendamos todo lo que podamos de ellos. Si supiésemos utilizar esa máquina que vuela y sus armas, estaríamos en condiciones de enfrentarnos a ellos con alguna posibilidad de salir con bien ¿no creéis? Tened paciencia.

- Entonces hablas de esperar y de ver que es lo que se cuece... ¿eso es lo que dices? -, le digo a la chica funciendo el ceño. - No quiero ver morir a nadie, y mucho menos morirme yo... pero no creo que pueda soportar más este cautiverio. -

Vuelvo mi mirada a la chica que se encuentra agazapada junto a mí.

- ¿Estás mejor? Ahora comeremos algo y creo que podremos reponer fuerzas... -, le digo mientras le aparto el pelo de la cara.

Somos muchos, podemos con ellos... uno a uno... irán cayendo...

Asiento a las palabras de William sin decir nada, tan solo afirmando con la cabeza. Esbozo una pequeña sonrisa. Agradezco que intente animarme y darme esperanzas, pero realmente lo sigo viendo todo bastante complicado.

Me incorporo acercándome a la otra mujer - Será mejor que descanses si no quieres que tus heridas empeoren.. - Mientras le digo eso la sujeto y la ayudo a sentarse de modo que quede apoyada contra la jaula.

Archibald se sobresalta ante la vocecita de la muchacha y responde con severidad

Soy Archibald McDoll... soy cazador, el mejor de las Highlands... mi pueblo necesita la comida que esas malas bestias nos están arrebatando para pasar el invierno... así que no puedo quedarme sentado mucho tiempo o muchas personas morirán de hambre. He visto como usan sus armas esas malas bestias, he visto sus maquinas voladoras y también he visto morir a gente hoy así que no me des lecciones muchacha, hemos de trazar un plan para salir de aquí y si este cuchillo te parece un colmillo es que no me has visto usarlo. Sonríe lobunamente y se acerca al fuego. Dices que os están instruyendo... en que?

Un momento...

Me quedo pensando durante un instante al ver esa especie de cuchillo...

- La pieza de carne... es una pata... tiene huesos... -, digo tratando de hilar una idea. - Podríamos convertirlos en cuchillos improvisados y utilizarlos contra ellos... ¿no? -

Me dejo acomodar junto al fuego por Kathrina. Lo cierto es que la falta de comida me ha dejado bastante debiitada, y la experiencia con la máquina no ha ayudado a hacerme sentir mejor.

- Te daré todas las lecciones que considere necesarias, Archibald McDoll. No sé de donde vienes, pero en el lugar en el que yo vivía la gente moría sin necesidad de que intervinieran los monstruos. No creo que puedas decir que has sufrido más que yo, pero yo sí que puedo seguir diciendo que soy la única que ha logrado burlar a los psyclos. Si no hubiese regresado para intentar liberar a los demás, ahora sería libre. Así que es posible que tenga algo que enseñarte, después de todo.

Miro la pata de vaca y pienso en lo que ha dicho William.

- Cuchillos de hueso contra bestias que nos triplican en peso y pueden lanzar rayos... No me parece muy práctico. Pero podríamos intentar fabricar alguna herramienta para inutilizar la cerrardura de la jaula y así poder salir. Lo primero que tenemos que hacer es eso... aprender a liberarnos. Pero no sólo eso... si nos escapamos, irán a por nuestros amigos y familias en sus máquinas voladoras. Budalah nos ha traido hasta aquí por alguna razón, y yo digo que debemos aprender todo lo posible de estos monstruos para poder librarnos de ellos para siempre. No podemos conformarnos con huir como si fueramos animales: debemos asegurarnos de que no volverán a hacernos prisioneros.

JAJAJAJAJA descansa mujer ya te enseñaré yo a luchar y a esquivar a esas malas bestias. Bufa Archibald mientras se calienta junto al fuego cabecea al oir al mas cuerdo de sus compañeros de celda Es buena idea tener mas armas aunque sean de hueso. Hay algún artesano aquí?

Budalah... Pff o el cautiverio los ha vuelto locos o los demonios han capturado a los mas idiotas que encontraron.

Aun no me habéis respondido. En que os están instruyendo?

- Creo que nos instruyen para alguna clase de trabajo especializado para ellos, artesanos quizás, o algo similar. Es por eso que digo que esperemos. Cuando ese adiestramiento termine sin duda saldremos de esta jaula y la vigilancia será mnor sobre nosotros. No creo que ese adiestramiento dure mucho tiempo, al fin y al cabo nos enseñaron su lengua en apenas unos minutos, y cuando termine y salgamos de aquí será la ocasión para intentar escapar. Además quizá esos conocimientos nos sean útiles para planear la huida, e incluso quizás a la vuelta con nuestros pueblos. Lo que está claro es que el enfrentamiento directo no va a llevarnos a nada.

El reverendo parece desviar la mirada a la carne una y otra vez, el tambén ha pasado hambre y está débil, pues aunque no ha resultado más que magullado, no está acostubrado a los esfuerzos físicos.

Escucho las palabras de todos, mientras el olor a carne asada comienza a llenar mis fosas nasales. Estoy de acuerdo con muchas cosas de las que dicen mis compañeros de cautiverio, aún así, creo que tener un par de armas no vendría mal a nadie, ya sea para usarlas fuera, tanto como dentro de la jaula.