Partida Rol por web

Kerr la sigue persiguiendo a toda velocidad.

Martha alcanza la linde del bosque, y los primeros árboles. Sabe que el primero de los monstruos continúa pisándole los talones, y escucha las pesadas zancadas del otro, cada vez más cerca.

"- Hice bien alejándome del otro... sabía que sería más rápido en reaccionar."

Sin embargo, en seguida aparta de su mente todo pensamiento relacionado con sus perseguidores. Sabe que están ahí, sabe que son más grandes y más fuertes que ella y que alcanzarla solo es cuestión de tiempo. No necesita saber nada más, de modo que sus ojos empiezan a escudriñar el bosque, tratando de encontrar las zonas en las que el follaje es más denso y estorbará más el paso a los bichos que la persiguen.

Kerr resopla. Este mundo está lleno de ese polvo marronáceo en el ambiente, esa especie de tierra que flota y que cada vez que hay un rayo de luz se puede ver en partículas. Tiene los pulmones llenos de esa porquería, se pega y dificulta la respiración.
Jodido planeta, jodidos bichos que corretean por él, jodido todo.
Kerr deja de correr, agarra una piedra y se la tira a la rata. Como la atrape, pagará muy cara la revuelta.

Al ver acercarse la masa de árboles, hago un pequeño sprint para intentar evitar que la rata se escabulla en la espesura.
Recortando poco a poco la distancia que nos separa, alargo el brazo para intentar detener la veloz carrera de la humana, pero, en el último instante, un pequeño tropezón me hace trastabillar. Agitando los brazos para no caer, mantengo el equilibrio, solo para ver cómo se interna en la espesura.

Martha consigue llegar hasta los árboles con poca ventaja. La densa foresta la favorece en el avance. Se pierde entre el matorral.

Los psyclos la siguen de cerca, pero les es dicícil avanzar por el tupido follaje.

Ves delante de tí unos árboles viejos, con grandes troncos y uno de ellos caído. Podría servir de escondrijo. Más adelante la espesura se cierra, hasta para ti sería difícil avanzar, pero seguro que sería infranqueable para los monstruos.

Me escondo detrás del tronco de un viejo árbol caído, desistiendo, de momento, de continuar corriendo. Creo que debo aprovechar mi pequeño tamaño y mi conocimiento del bosque para despistar a los bichos que me persiguen. Una vez llegados a este punto, la velocidad deja de tener tanta importancia.

La rata se interna en la espesura del bosque.

Corre rápidamente por la espesura. Se aleja y pronto la perdéis de vista.

Además es la hora a la que Ortneg os convocó en el angar de salidas de las lanzaderas.

Vámonos Schyferr. Esa rata morirá de hambre en medio de una charca rodeada de madera.
Tenemos suficientes esclavos.

Kerr deja de correr y resopla.

Le diremos a Terl que la rata murió en plena huída. Se cayó y se abrió su parte superior y le salió toda esa cosa gris. Por eso la dejamos abandonada en el bosque. ¿Qué te parece?

De cualquier manera, Kerr decidirá volver a la lanzadera.

Poniéndose en pie emocionado por el impresionante logro de Martha, el reverendo no puede evitar levantar la voz, y con los brazos hacia el cielo agradecerselo a Dios:

- ¡ Gracias señor ! Ahora entre todos estos demonios y horribles sucesos, alcanzamos a ver entre las nieblas de la ignorancia, tu mano salvadora que ha llevado a la libertad a esa muchacha inocente. Alabado seas...

Cayendo de rodillas el reverendo comienza a orar en un tono de voz demasiado bajo para entender lo que dice.

Poniéndose en pie emocionado por el impresionante logro de Martha, el reverendo no puede evitar levantar la voz, y con los brazos hacia el cielo agradecerselo a Dios:

- ¡Augunt moe! Monit, igter jugueda ya. Lomuntga nmeora.

Cayendo de rodillas el reverendo comienza a orar en un tono de voz demasiado bajo para entender lo que dice.

Tom se sienta en la jaula, frustrado:

- Pues espero que esa mano salvadora se acuerde de nosotros...- rebufa.

Tom se sienta en la jaula, frustrado:

- Quilombo makumba tantanka pepelui - rebufa.

Johnie observa la carrera de Martha con el corazón en un puño. Cuando parece que uno de ellos va a atraparla, su amiga entra en el bosque, donde seguramente podrá esconderse de esos seres. Aún así ve reducidas las posibilidades de que pueda sacarlos de allí. El factor sorpresa ha desaparecido, y seguramente ahora los seres están mas atentos. Johnie deja caer la cabeza hacia atrás, apoyándola en uno de los barrotes, y cierra los ojos.

uff al amenos alguien ha logrado escapar.

james al fin respira después de haber contenido el aliento ante la vertiginosa persecución.