Partida Rol por web

Evidentemente preocupado por mi sobrina, por el jinete, por Roger y por el pacto más que sombrío de Vincenç, acompaño a Clara hasta sus aposentos, entro y cierro la puerta despacio, aunque no por ganas, me gustaría poder gritar, dar un portazo o reventar algo con mi espada. Tenía todo el derecho del mundo a sentir aquello pero no podía expresarlo de forma externa, y menos delante de mi sobrina.

Aquella noche iba a ser larga, sin ninguna duda debía hablar con Roger, en la taberna, en un lado de ella, en donde nadie escuche o quizás en mis aposentos, no, en mis aposentos no podríamos hablar, nunca habíamos podido.

Me acerco hasta la ventana un tanto ajeno a lo que ocurre a mi alrededor, me sentía a gusto con su presencia de nuevo, quizás demasiado porque no reparaba en que tendría que irme para no causar ningún rumor sobre nosotros. Miro el cielo, luego el horizonte y por último lo que ocurre abajo, todos parecían ajenos a lo que había ocurrido, ninguna alerta, nadie alborotado. Todo demasiado tranquilo.

Dime Clara. Miro a mi sobrina pasando mi mano derecha por mis ojos para secar mis lágrimas, no sabía cuanto llevaban allí pero ahí estaban, como dos lágrimas que no se atreven a salir de la comodidad del párpado y que se secan por comodidad, para que tu visión deje de ser vidriosa.

Mi señora, sé que es desconsiderado por mi parte y que a lo mejor puede dañas la reputación de esta gran casa, pero propondría en cancelar el torneo e ir mandando a los invitados de vuelta. Esto se está descontrolando demasiado, además de todas las circunstancias extrañas que están pasando. Y en mi sincera opinión esto puede ser peor que cancelar el torneo.

Pero como siempre la última palabra quedara en usted y el señor.

- ¿Por qué? ¿Por qué lo habéis hecho, tío?... Le habéis dado más poder a Vicenç... Al demonio... Habéis hecho que se saliera con la suya... Que pueda seguir tirándose a esa mujer mientras su prometido está... - las lágrimas comenzaron a sucar su rostro - muerto... Habéis hecho que perdiéramos a un gran aliado... ¿No os habéis dado cuenta? ¿No os parece todo demasiado "fortuito"? Padre se muere, mi hermano se ha marchado a las cruzadas... Todo converge para que Vicenç se haga con el poder... Y vos le habéis otorgado más poder... ¿No lo veis? Ha pactado con un demonio y seguro que él es la causa de la enfermedad de padre y de la partida de mi hermano... - Era extraño verla tan decidida y firme - Y vos... Vos habéis apartado de mi lado al único hombre que se ha interesado por mi... Vos tenéis a Roger, Vicenç a su cortesana y yo... Yo ahora no tengo a nadie... - Lo miró directamente a los ojos - Os amaba tío... Os amo... Y entiendo de vuestro afecto por Roger pero... Entonces... ¿Por qué arrebatarme a mi a Ponç? Sabéis que Vicenç no habrá cumplido su palabra, ¿verdad? A mi no me importa a quien améis, aunque no entiendo entonces las palabras de Vicenç... - Apretó los puños - No puedo perdonaros lo que habéis hecho hoy... Le habéis dado más poder y me habéis arrebatado a la única persona que ha sentido algo por mi... Al único hombre que se ha acercado a mi... No puedo odiaros pues aún nos amo demasiado... Aún así... Decirme... ¿Por qué tío? ¿Por qué?  

Clara, yo... No sabía lo que sentíais por Ponç. Miro al suelo e inclino un poco la cabeza hacia delante, ¿Arrepentido? Quizás.

Lo lamento. Yo... sólo soy un idiota que no sabe más que arreglar las cosas con la espada... Pero que también conoce la corte como la palma de su mano. Por eso te elegí como protegida a ti y no a ninguno de tus hermanos. Miro por la ventana de nuevo, esta vez tan solo para no mirar a Clara a la cara.

Si Ponç hubiera sobrevivido y hubiera dicho que Vincenç le disparó por la espalda con una ballesta... ¿Qué crees que hubiera pasado? No espero a que conteste y continúo.

El Papa Inocencio II prohibió las ballestas Clara, bajo pena de excomunión, ya que la santa sede la considera un artefacto del mismísimo Satanás. Pero, por si no fuera poca la mancha de la excomunión de Vincenç en nuestra casa, luego estaría la represalia de Empuries y sus aliados contra la casa Mormont, ¿Crees que serían indulgentes porque nosotros le salvamos la vida a Ponç? Resoplo.

No Clara, a los nobles no hay nada que les guste más que ver a una casa caer. ¿Sabes por qué?

Por la tierra, son como hienas al acecho de nuevas tierras, sólo les interesa amasar dinero y tierras para el futuro de su casa. Lo perderíamos todo Clara, tu madre lo más seguro es que acabara con su vida, conoce a la corte por dentro, sabe como son y como se comportan con los miembros de las casas caídas. Tomo aire unos segundos.

Creo que ya es hora de que lo sepas así que si quieres sentarte será lo mejor, te contaré algunas cosas que he vivido. 

Resoplé resignada mientras me sentaba sobre una silla, después de aquello debía solicitar un baño y... que tiraran al fuego el vestido que llevaba... 

- Adelante... Y, acabáis de demostrarme lo poco que confiáis en mi... En como hubiera conseguido a los señores d'Empuries como aliados... 

Su expresión cambió a una más seria, más adulta... Casi parecía haber madurado unos años en tan solo unos segundos... Su rostro era ahora frío como la piedra y su mirada era puro hielo. 

Confío en vos más que en mi, se perfectamente que conseguirías como aliados a quién tu quisieras, eres digna hija de María d'Olot. Es herencia de familia.

Cuando el rey te lo pidió no pude más que sentirme orgulloso de que lo hiciera, era la puerta que tenías que cruzar para adentrarte en la corte del rey, subir un peldaño más hacia la cima. Pero eso también conlleva que la caída puede ser peor y desde más alto. Cojo aire y toso un par de veces, en la mano que uso para taparme la boca de repente hay sangre.

Por eso no he empezado con mi propio cometido, porque necesitaba protegerte un poco más hasta saber como lo llevarías a cabo. no por desconfianza sino para que no cometieras uno de los errores que cometen muchas doncellas, ya sean de alta cuna o campesinas, a las palabras se las lleva el viento clara y como dice el refrán "una vez yacido, es ley del que ha metido, incumplir lo prometido".

No es falta de confianza es la experiencia.

Me sorprendió la respuesta de mi querido Pèire. Y me dió a entender que, como ya intuía, sabia mucho más de lo que contaba. No entendía ese comportamiento de alguien que siempre habia sido sincero conmigo. 

-Disculpadme, pero tengo quehaceres. Si no requerís nada de mí, tengo que ir a ver a Vicenç.

Mi señora, si no es mucho por venir, desearía retirarme. Tengo que ir, a atender unos asuntos con el padre, sobre unos registros. Y creo que con todo lo que ha pasado lo he pospuesto demasiado y al menos debería darle una explicación de mi tardanza. Aunque espero, que con la gracia del señor no me lo tenga encuentra después de toda esta locura.

Me retiro del lugar en busca del padre Rodrigo.

-Podéis retiraros, no requiero de la presencia de ninguno de los dos -me despedí de ambos, ignorando el comentario de Peire acerca de cancelar el torneo (una idea por otra parte que ni había ni iba a considerar), mientras esperaba la llegada de los castellanos. Aunque la presencia de Peire siempre me resultaba reconfortante, como un anciano que se apoya en su bastón, el médico probablemente tenía otros asuntos que atender. Los tenía, de hecho, a tenor de nuestras últimas conversaciones y más le valía ponerse a ello cuanto antes. Ya me encargaría yo de ver que querían nuestros nuevos ilustres invitados.

Miré a mi tío, esperando

- ¿Pensáis tardar mucho? Desearía darme un baño... 

Confío en vos más que en mi, se perfectamente que conseguirías como aliados a quién tu quisieras, eres digna hija de vuestra señora madre.

Cuando el rey te lo pidió no pude más que sentirme orgulloso de que lo hiciera, era la puerta que tenías que cruzar para adentrarte en la corte del rey, subir un peldaño más hacia la cima. Pero eso también conlleva que la caída puede ser peor y desde más alto. Cojo aire y toso un par de veces, en la mano que uso para taparme la boca de repente hay sangre.

Por eso no he empezado con mi propio cometido, porque necesitaba protegerte un poco más hasta saber como lo llevarías a cabo. No por desconfianza, sino para que no cometieras uno de los errores que cometen muchas doncellas, ya sean de alta cuna o campesinas. Las palabras se las lleva el viento clara y como dice el refrán "una vez yacido, es ley del que ha metido, incumplir lo prometido".

No es falta de confianza es la experiencia que me dan mis años.

Los nobles cuando cae en desgracia una casa se aprovechan de todo, las doncellas, las hijas de los nobles caídos, todo, he visto en demasiadas ocasiones usar a las hijas de un noble para ofrecerlas como si fueran un pedazo de carne a sus invitados Clara. Si nuestra casa cae... Tu serás quién más sufra.

En fin, no os molesto más sobrina, pronto tendremos noticias de lo que ha pasado, ya sean buenas o malas. Me voy directo hacia la puerta, la abro y me voy.

Miré como se iba y no pude más que sentir rabia y frustración... Estaba sola, totalmente sola y él me había juzgado y menospreciado como el resto... 

Me levanté y fui hacia la puerta, la cerré sin contemplaciones y llamé al servicio. 

Voy a los aposentos de Clara.

Llamé al servicio para que me preparara un baño... Deseaba sacarme toda aquella suciedad y vergüenza de mi cuerpo... Hoy me habían avergonzado demasiadas veces y me habían mostrado la verdad... No podía confiar en nadie... Especialmente en ningún hombre... Si quería conseguir algo lo haría por mis propios métodos... Demostrándoles cuanto valía y sabía cuál iba a ser mi mejor arma... 

Cuando el baño estuvo listo mandé que quemaran aquel vestido y el vestido rojo que me regaló tío Manel. me metí en el agua y dejé que las últimas lágrimas que derramaría salieran por mi rostro...

La joven Clara había muerto... En aquel bosque no sólo había muerto Ponç sino que una parte de mí misma se había perdido también en aquella oscuridad... 

Tras terminar el baño me vestí con un sensual vestido verde, haciendo que mis pechos quedaran algo más visibles de lo que era habitual en mi. Utilicé un poco de los cosméticos que tenía para darle un ligero tono a mis labios y me puse una poca fragancia. Debía hablar con el Conde cuanto antes...

Ellos caerían, ya lo verían... 

Me dirijo al castillo a ver a Vicenç. Imagino que estará muy atareado con la llegada de la comitiva de la casa de Lara, pero queria tener unas palabras con él acerca del encargo que me habia hecho. 

Llamé a la puerta y dije con voz alta:

-Soy Dionís. ¿Estás aquí Vicenç?

Mientras me dirijo al castillo, mi cabeza no deja de dar vueltas. Esa chica con la que Vicenç está tonteando, puede ser la causante de meter tan malos pensamientos en la cabeza de mi querido amigo. Ai! Don Claudio (el viejo gruñon de la taberna) siempre lo decía "guárdenos Dios de las mujeres, que del demonio ya me encargo yo"

Quizá Vicenç estaba sometido a algun tipo de embrujo por parte de la chica...

Adelante Dionís, pasa. Susurro.

Al entrar Dionís en mis aposentos puede ver a Teresa semi-desnuda encima de la cama.

Me acerco a mi amigo, ¿Que ocurre? No quiero despertar a Teresa, hablemos en bajo.