Partida Rol por web

No tengo más pruebas que mi palabra y la de clara. Suspiro.

Sin embargo, si tienen a bien de concederme una petición se arreglará todo y me marcharé lejos, lo último que quiero es provocar problemas a nuestra casa, a fin de cuentas, si yo desaparezco los problemas desaparecen, Vincenç no me desea por aquí y yo no puedo cambiar esa obsesión que le ha entrado.

cierro los ojos y me quedo esperando la pregunta de mi hermano y mi cuñada.

- Gracias mi señor, tendré en muy en cuenta sus palabras... - Hice una cortés y pronunciada reverencia para con él. 

Bueno, ya sé su "opinión" y, en principio no podría negarse sin echar por tierra su honor... Espero que información como ésta pueda servirle a su majestad... 

Miré a mi alrededor, casi como si buscara algún espía o alguien que pudiera estar observándome e incluso que pudiera poner en peligro mi vida... Entonces me di cuenta que estaba sola... Que no tenía a nadie en quien apoyarme o que me protegiera... Y no pude evitar sentir cierto temor... Especialmente al saber que la guardia parecía apoyar a mi hermano...

Decidí regresar al castillo, prepararme para la tarde y comenzar a indagar entre el servicio si habían visto a Vicenç con alguna mujer en sus aposentos, paseando o cualquier otra cosa... También debía preguntar por padre, por nuestro invitado herido e intentar encontrarme con tío Manel... 

-¿Y cuál sería esa petición? -pregunté sin andarme con rodeos. Si tenía razón, algo tendríamos que hacer con Vicenç, perder a un hombre de probado valor para Alós como su cuñado no le parecía una buena solución, pero antes quería que todas las cartas estuviesen encima de la mesa, antes de tomar ninguna decisión precipitada.

No se me ocurre otra cosa que no sea irme lejos. Cojo aire antes de seguir.

Yo no soy más que un invitado, de hecho, algunas veces me da la sensación de ser un invitado incómodo para mis señores, aún cuando siempre he intentado dar lo mejor de mi y he intentado dejar el nombre de la casa Mormont lo más alto posible, pero ante esta nueva situación no creo tener alternativa, a no ser que a mis señores se les ocurra algo que a mi se me escapa he decidido afianzar nuestras relaciones con los señores de Rosellón, y, si me aceptan, irme con ellos como invitado para ofrecerles mis servicios como consejero militar.

Mi señora, si me permite. Se me ocurre una pequeña solución o más bien, una alternativa.

Me quedo mirándoles a ambos, antes de proseguir.

Hace un momento, hemos hablado de cierto tema y de que se requeriría de alguien que lo vigile, porque no Manel. Seria desplazado un poco de sus actividades, con lo que no estaría en contacto con vuestro hijo, y así no habría, necesidad de mandarle lejos.

Tampoco se me ocurre alguien mejor, para esta tarea que alguien que pertenece a la misma casa.

Me quedo a la espera de más detalles, se me ve bastante tenso con la situación.

El conde progresaba adecuadamente y, tras algunas promesas al servicio, descubriste que efectivamente una mujer se había alojado donde Vicenç, y que se la había visto salir esa mañana a hurtadillas. No obstante, Manel y Maria estaban reunidos con el Barón y Pèire.

Se estaba haciendo tarde. Había que ir al cementerio.

-Lo tendré en consideración, Peire, ya os dije que deseaba que este asunto que sugerís fuese del conocimiento del menor número de personas posible. Aunque no es descabellado pensar que ambos hechos estén relacionados. Aun así... -la idea era tan terrible, que me dolía en el pecho tan solo de imaginar la posibilidad. -Antes de tomar decisión alguna de la que podamos arrepentirnos -dije mirando primero a Peire y luego a Manel, en clara referencia a su intención de abandonar Alós -desearía poder hablar con mi hija. Quiero oír lo que ella tenga que decir al respecto de toda esta locura. Podéis estar presentes si así lo queréis, aunque me gustaría poder discutirlo con cierta privacidad. Por ahora, salgamos de aquí, dejemos descansar al Barón -dije, como una excusa cortés de que daba el argumento por concluido y de que no iba a tomar ninguna decisión por el momento, no de aquella forma tan precipitada.

Decidí regresar hasta mis aposentos para coger algo con lo que salir con Ponç. Quería acercarme hasta donde estaba tío Manel pero tenía miedo de los espías de Vicenç por lo que decidí subir hasta mis aposentos y, si alguno de los reunidos me veía o se percataba de mi presencia, entonces iría... 

Cuando llegara a mis aposentos tomaría una de las capas para protegerme del frío y entonces la vi... La daga que padre me había regalado... La tomé con mis manos, algo temblorosa... Sabía usarla, no era una experta pero sabía como usarla... Decidí esconderla y llevarla siempre conmigo, no sabía cuando podría necesitarla y, si había calado a Vicenç como creía hacerlo, quizás la necesitara más pronto que tarde... 

Una vez preparada, bajaría hacia el lugar en el que nos habíamos reunido... 

https://www.youtube.com/watch?v=1-jFNEvKSYs

El viejo cementerio se alzaba, como siempre, rodeado de viejos árboles en aquel recodo del camino. La luz, cálida, acogedora, se filtraba verdemente entre los árboles y daba a ese sitio una sensación de paz, de calma, que pocos otros lugares en aquel valle tenían. Quizá el jardín de rosales de la tía Joana, en aquella sección de muro del castillo, donde pasaba sus días sentada, siempre sonriendo y siempre afable.

Hablando de rosas, tu mirada vaga inconscientemente hacia la tumba dañada, aquella derruida adrede, donde está grabado el nombre Ge [...] M [...] t. Ves que, encima, la rosa está vieja, seca de hace varios días.

Pero no tienes mucho tiempo para pensarlo, porque justo entonces oyes un crujido detrás de ti.

https://www.youtube.com/watch?v=1-jFNEvKSYs

El viejo cementerio se alzaba, como siempre, rodeado de viejos árboles en aquel recodo del camino. La luz, cálida, acogedora, se filtraba verdemente entre los árboles y daba a ese sitio una sensación de paz, de calma, que pocos otros lugares en aquel valle tenían. Pero tú no habías venido a ser cálido y acogedor.

Oíste unos pasos, y te escondiste raudo entre los matorrales. Y ahí estaba ella, Clara, desagradecida hermanita, causante de todos tus males. Clara, esa flor sonrojada por el cansancio, todavía sin mancillar. Clara, vestida con su capa de viaje, y un vestido de color azul celeste.

Al salir de la habitación os encontrasteis con Caterina, la hermana de Manel y Carles, la más pequeña, apenas un año o dos mayor que Clara. Ambas se llevaban muy bien.

-- Buenos días, cuñada, hermano, maese. ¿Cómo se encuentra el barón hoy? 

>> Hermano, ¿podríamos tener unas palabras un instante?

En ese momento escuchasteis cornetas y son de tambores. Se acercaba un cortejo. Había heraldos en la sala principal del castillo.

¿Otro?

Te quedaste anonadado al leer el contenido de la nota. El mundo a tu alrededor parecía perder importancia. Ese era Vicenç ahora.

En ese momento escuchaste una gran conmoción en la taberna, y la gente salió a las calles. Al principio no entendías por qué, pero pronto empezaste a escuchar el sonido de cornetas y tambores, como una gran procesión acercándose.

-- ¿Señor? ¿Se encuentra bien, señor? --decía el desafortunado niño que debía llevar a cabo el encargo.

Aquel lugar siempre me transmitía una calma y una tranquilidad que no podía encontrar en ningún otro lugar pero ahora... Ahora mi corazón estaba inquieto y mi mente trabajaba sin descanso... 

Ponç estaba tardando mucho y sabía que ya no podía fiarme de nada ni nadie... Sabía que Vicenç quería hacerme daño de todas las maneras posibles e inimaginables para mi, aunque desconocía su motivación, quizás... Quizás simplemente estaba loco... ¿Lo había estado siempre? ¿Cuándo había perdido a mi hermano? ¿Cuándo se había convertido en aquel ser horrible?

Pasee con cierto pesar, con mi mano siempre cerca de la daga que llevaba oculta... No me fiaba ni de mi propia sombra... 

Me acerqué hasta aquella tumba con la rosa reseca

- ¿Quién eras? Fueras quien fueras, hay alguien que no te olvida... - Sonreí con cierta añoranza pues deseaba conocer más - Quizás algún día conozca tu historia... ¿Serás alguien de la casa Mormont? 

Permanecía atenta a mi entorno, a cualquier posible sonido... Podía ser Ponç pero también podría ser algún asesino enviado por mi hermano... Aunque... Él preferiría hacerme más daño aún... No había tenido suficiente con obligarme a separarme de quien más quería... Quizás... No, no podía ser eso...